Partida Rol por web

La oscuridad de la noche comienza a cernirse sobre la colina aunque la luna proporciona visibilidad suficiente para ver a los goblins correr despavoridos hacia la espesura del bosque colindante.

Sin embargo, los gruñidos que se antojaban lejanos parecen acercarse a gran velocidad acompañados por un cierto retumbar del suelo que pisáis y bruscos movimientos de la alta vegetación del bosque. La mayoría de los goblins se detienen entonces al igual que su general, y todos ellos comienzan a gritar algo al unísono que parece hacerles recobrar los ánimos.

- ¡¡BORG!!¡¡BORG!!¡¡BORG!!¡¡BORG!!¡¡BORG!!¡¡BORG!! - chillan con ritmo.

Entonces lo contempláis apareciendo tras los árboles. Fuerte y robusto, de casi tres metros de altura, portando con él un terrible y gigante mazo, se acerca velozmente hacia la posición de la guerrera, en quien parece haberse fijado especialmente.

Uhh! Pero mira quien tenemos aquí. - Murmuro para mi misma - Al pequeño Timothy.

Me muevo lentamente por los alrededores. Intentando no delatar mi presencia y al mismo tiempo permanecer cerca de Niké y Padre. Con migo me acompañan las criaturas de algunos cuentos, quienes observan al pequeño Timothy con emociones variadas.

Timothy no era un buen chico que digamos. Malcriado, cabezota y un tanto engreído. Cuando aquella anciana le advirtió de que no se adentrara en su jardín, que estaba maldito, Timothy desoyó sus palabras. - Mi voz, convertida en apenas un susurro, se propaga por el aire como el aroma de un perfume. Sutil, discreto, pero llenando todos los rincones. - Aquella noche Timothy salto la zanja del jardín de esa anciana, y entró donde nunca debía de haber puesto sus pies.
Miró a un lado y al otro, con sus pequeños ojos escudriñando en la oscuridad, cuando de repente, una sonrisa se le dibujo en la cara. En medio del jardín, había un melocotonero con los melocotones mas grandes que jamás había visto. Sin duda un manjar al que no pensaba renunciar.

En el momento que intento dar el paso pero algo se engancho en su pierna...

El ambiente a mi alrededor parece tornarse un poco mas frio y oscuro. Como si una gota de noche hubiese caído del cielo. La hierba del suelo parece un poco mas alta, y las marañas de espino surgen del suelo como si tuvieran vida propia. Enroscándose a las piernas de los goblins, su líder y especialmente a la gran criatura llamada Borg.

- Niké - Susurró para mí mismo. Con la temeridad que sólo la juventud puede proporcionar, avanzo decidido hacia la posición de Niké en un intento de ayudarla de la forma que me sea más efectiva. No podemos dejarla sóla contra todos los enemigos, la rodearían y ese sería su fin. Así al menos, podremos luchar espalda contra espalda.

El Vizir observó la aparición del ogro con una extraña sonrisa.

-Que tenemos aquí ... ¿un oponente formidable?- El anciano acarició su orbe, trazando un símbolo arcano con sus dedos y haciendo que este brillara con luz propia.

Una nube verde envuelve a la criatura llamada Borg, luces de distintos colores lo iluminan a la vez que este se be totalmente cubierto. Escasos segundos después, una suave brisa aparta la apestosa niebla y en el lugar del enorme monstruo solo queda un diminuto sapo con expresión atontada.

-... ¿O un pequeño estorbo?-

El brujo estalla en una carcajada hiriente mientras sus dedos chasquean y una voz aparece entre sus aliados.

-No ataquéis al sapo, romperíais el hechizo, primero derribad a los demás.-

¡Vaya! Estoy verdaderamente impresionado. Knoss es un mago formidable. Si me llega el mensaje de Knoss cambiaré mi objetivo, centrando las llamas de la explosión abrasadora en los goblins, lejos del ogro... perdón, quiero decir, la rana, jejejejeje.

Por lo demás, mi estrategia sigue igual, intentar llegar hasta Nike para cubrirle las espaldas.

Titiana, escondida en sombras consigues estar lo suficientemente cerca de los goblins como para que tu poder surja efecto sobre ellos. No obstante estos se ecuentran en los límites del bosque cercano, a punto de terminar de huir hacia el interior del mismo tras contemplar con expectante horror en lo que se ha convertido su baza más bruta.

Kaliber lanza su hechizo de manos ardientes una vez el antes enorme ogro se ha convertido en un simple sapo, aunque por suerte para todos erra en su hechizo y no logra impactar sobre el objetivo.

Tras las palabras del hechicero, Niké y Kaliber deciden dar caza al resto de espectadores goblins, pero estos huyen definitivamente bosque adentro dejándoos solos contra el "sapo" encantado.

Observáis a este último en medio de un silencio sepulcral, ahora que los goblins han huido. De repente, el sapo vuelve a metamorfosearse de nuevo en su horrible forma junto a su gigante mazo, soltando un alarido rabioso que os congela la sangre.

Lástima que haya durado tan poco el hechizo, si al menos nos hubiese dado unos segundos más para organizar nuestro ataque...
Ahora que los goblins comienzan a huir, me quedo a la espalda de Niké, intentando quedarme siempre lejos del enorme mazo del ogro. Sigo tirando proyectiles mágicos a ver si poco a poco, desmoralizamos a la bestia. Si algún goblin se acerca, intentaré tenerlos a distancia con onda atronadora.

¿Perspicacia? Me refería mas a algo físico ... quiero decir, algo sobre su raza.

Como los trolls que son vulnerables al fuego, o los vampiros a la luz. Que si los Ettin tienen mas de una acción por que tienen dos cabezas pensantes, o que los mantoscuros moran en los techos de las cuevas esperando para caer sobre felices ignorantes.

Dejo marchar a los asustados goblins, no sin tener que esforzarme por remprimir una zancadilla. Padre tiene razón que a menudo soy demasiado impulsitva y debería pensar tres veces antes de actuar. Ahora hay cosas mas importantes, como ese principito que se ha convertido de sapo a ogro.

El valiente príncipe se incorporó, aun aturdido por la magia del poderoso brujo. Sabia que tenía que darlo todo para derrotar a sus enemigos. Pero lo que no sabia aun, es que ya estaba muerto. Lo único a lo que podía aspirar era a no tener un final bochornoso.
La mente del ogro se empieza a confundír. Ni siquiera su limitada inteligencia le salva de las fantasías de la cuentacuentos.
Para sus ojos, el entorno parece distinto. Él mismo es distinto. Ahora es un hermoso principe que lucha contra un orgo de pelo rojo, y los brujos del infierno que le acompañan.
El príncipe se sentía agotado, derrotado y atrapado en un destino que no podía evadir. Tendría que habérselo pensado dos veces antes de adentrarse en las mazmorras del gran brujo. De repente lo vió claro, ahora si, el príncipe sabia ya que iba a morir.

Knoss observó como el ogro rompía su hechizo con facilidad. En realidad el viejo no albergaba muchas esperanzas ... pero maldijo que apenas durara unos segundos mas.

Suspiró resignado, miró en su orbe y murmuró mas palabras arcanas donde apareció la distorsionada imagen del ogro que empezaba pudrirse lentamente como si el tiempo hiciera mella en el a ritmo alarmante.