Partida Rol por web

La mujer mira a ambos lados, prestando atención en que alguno de los presentes haya escuchado tus palabras... Luego, sonríe ampliamente y te muestra un anilla de marfil en su mano izquierda, símbolo de su fe...

Es muy amable de su parte. Dígame ¿Verá pronto al remitente de dicha carta? Pregunta, y casi de inmediato niega con la cabeza  Sepa disculpar mis modales, no... no sabe cuanto esperaba la epístola... En fin, le agradeceré su inestimable servicio. Y, si acaso llega a ir rumbo al Este, no dude en pasar por el templo. Podremos disputarnos una partida de Ajedrez en honor a su dios. 

Dice absolutamente cordial. Al tiempo que espera le entregues la carta.

El placer es mio por haber ayudado a tan hermosa dama. Aquí teneis.

Magnus saca de su mochila la carta destinada a la sacerdotisa de Selune y se la entrega.

En principio mis caminos no me vuelven a llevar a la capital de Anm. Pero si es algo importante podría dar un rodeo. En cuanto a la partida de ajedrez, estaria encantado de disputarla si alguna vez me paso por su hogar.

No es que le hiciese mucha ilusión volver  a Athkatla, pero la visión de la hermosa dama le hacia decir ese tipo de cosas. E incluso cumplirlas.

En ese preciso momento, la puerta ante la cual esperaba la mujer cuando la viste se abre, salen dos hombres finamente adornados y emperifoliados, para tomar camino a la escalera descendente (por la que subiste). Asimismo, llaman a la sacerdotisa por su apellido, y esta con una reverencia  se despide de ti

No lo olvide, si va al Este, antes de Amnagua encontrará el templo en que sirvo... Es bienvenido cuando guste.

Dice sin más y, con un andar hipnótico (tanto más al verla de atrás) parte a su audiencia dejándote libre para lo que desees...

Con una ligera reverencia Magnus se despide de la sacerdotisa.

No lo olvidaré señora. Que la Dama de la Luna siga guiando vuestros pasos.

Se quedó unos instantes mirandola, hasta que se dió cuenta de lo que hacía. Luego se dio media vuelta y bajó las escaleras. Ya sólo le quedaba ir al templo de Helm y habría acabado.

Caballero Rojo dame fuerzas. Va a ser un largo y solitario camino. Sobretodo a aprtir de ahora.

Al llegar al piso inferior, ves como de la panadería (cuasi industrial) salen carros y carros con enormes bollos de pan. Estos son cargados a carretas para partir al oeste por la avenida de los graneros.

Sin duda, el movimiento en la acera te resulta casi frenético. Púrskul palpita al ritmo del grano, y del oro.

Caminas un buen rato mientras el día sigue su curso.

No deja de sorprenderte lo amigable del clima en Púrskul, y lo movido de su actividad económico productiva.

Toda el área a tu vista está correctamente urbanizada y organizada. Y, amén de los enormes graneros que arrojan sombra a ambos lados de la avenida, ves posadas, plazas, y comercios menores de camino al templo...

Una vez llegas a éste, descubres que, a diferencia del que vieras en Azkhatla, es un edificio ralo y pequeño... Quizá solo el guantelete con el ojo que todo lo ve te hace saber que es ese y no otra casita menor...

Los postigones están abiertos de par en par, y de una chimenea de latón en su techo sale una fina columna de humito.

Una vez en el templo de Helm Magnus lo examina antes de entrar. Extrañado por su siplicidad.

Mmmm. Parece bastante austero. Se que no es un templo de Tyr, pero aun así casi parece no querer hacerse notar.

Sin más llamó a la puerta, en espera de algun sacerdote le abriese y le pudiera atender. Estaba un poco ausente pensando en su próximo destino. Ojalá no tuviesen otra misión para él, así podría dirigirse al hogar de Noa.

Un sacerdote de corte marcial te abre la puerta, y, desde ahí mismo puedes observar que él se encontraba sentado en una espartana estancia con una chimenea rala, acompañado de otro hombre... Absolutamente distinto a si.

Buenas tardes. Dice calmo, al tiempo que te mira de arriba abajo. En qué puede servir un fiel de Helmo a un siervo del Caballero?

Y se corre a un costado de la puerta dandote lugar a que ingreses.

Al parecer, el templo era tan parco por dentro como por fuera. Magnus casi estaba arrepentido de haber venido.

Perdonadme las molestias. Pero he llegado al pueblo recientemente por encargo de un hermano de fe vuestro. Kileo del templo de Helm en Athakla. Debía de hacer un recado en su nombre y me dijo que al terminar pasara a veros.

Pero si estais ocupado puedo volver en otro momento.

Sin duda era el "templo" más pequeño y austero que había visto. Pero también sabia que eso no tenía que significar que sus feligreses fueran emnos devotos.

El hombre asiente con la cabeza

No es molestia. Adelante. Tome asiento. Te dice indicándote un taburete cerca de la chimenea.

El individuo allí sentado sonríe con los ojos semi cerrados al verte, y te hace una reverencia.

Si viene de la capital la morada del que todo lo ve en esta ciudad le resultará... Minúscula. Dice el sacerdote con amabilidad, cual si estuviera leyendo tu mente Nilarcor es mi nombre, y, si ha servido a nuestra fe, así como si transita por el camino de la rectitud tendrá lo poco que podemos... Je... Puedo ofrecer. Hace un breve impás y dice ¿Te? Pregunta mas, sin esperar respuesta busca un pocillo de tosca arcilla cocida para servirte...

El desconocido allí presente no habla en absoluto mientras el sacerdote prosigue con su diligente accionar de anfitrión que poca gente recibe

Es una agradable casualidad que haya venido en este momento. Justamente, el señor aquí presente estaba buscando un siervo de Helmo para una misión... Lamentablemente estoy solo en Púrskul, y los pocos fieles que aquí moran, o aparecen de camino, no pueden ser dejados como ovejas sin pastor...

Quizá seais la respuesta a sus plegarias... Culmina para ingresar a otra habitación, tras darte el té, y agarrar un inciensero vacío...

El sacerdote está en lo cierto señor. Estoy aquí para contratar los servicios de la fe. Quizá os interese?

Murmura el elegante individuo.

Magnus entra ante la invitación del sacerdote de Helm. Y devuelve el saludo al desconocido.

Sois muy amable maese Nilarcor. Mi nombre es Magnus Shale. Sirviente del Caballero Rojo, para serviros.

Me agradaría un poco de te, gracias.

Sí, la verdad es que el templo es pequeño. Pero la verdadera fe, como seguramente ya sabreis, habita en el alma de cada uno. Y ante ese no hay templo que compita.

Despues se despojo de su casco y su escudo y los puso a un lado de la chimenea, se sentó en el taburete que le ofreció Nilarcor y escuchó a ambos hombre hablar.

Bueno. Todo depende de qué servicios sean esos. Aunque si estais hablando con un siervo de Helm, no creo que deba preocuparme mucho, ya que los caminos de mi dios y los de helm suelen discurrir por senderos paralelos.

El hombre se inclina adelante, y asiente

Bàsicamente, un trabajo... No del todo sencillo, pero que, con algo más de apoyo se puede resolver. Mucho oro y el agrado a mi jefe, con el agregado de erradicar un mal... Que de momento nos resulta incierto dice ahora mirando tu escudo. 

Se acomoda lo mejor que puede en el taburete y comenta con tono serio

Mi jefe es un noble muy religioso, ¿Barón Firkraag puede que os diga algo?  murmura

Los templos de la capital dan fe de su respeto por la diversidad de credo. Quizá incluso podrìa hacer algún aporte importante a este humilde templo... Pero vamos a lo nuestro...

Dice antes de bajar la voz

Mi señor se siente sumamente ofendido con algo... Algo que, por medios màgicos le hizo saber una adivina. Puedo deciros que, donde otrora un templo se alzò, hoy un insulto a su persona tiene lugar. Sòlo sabe que hoy ese lugar està enterrado, y que una mazmorra màs que un sitio de culto parece. Hay peligro, segùn le dijo la anciana, pero no mucho más que eso... Quiere en primera instancia que se averigue qué ocurre allí abajo. Luego de eso, negociaremos otro contrato si vuestros servicios siguen en piè. ¿Què opina? Cincuenta dànteres.

Magnus miraba atentamente al hombre mientras hablaba. No sabría decir exactamente qué. Pero había algo extraño en todo aquello.

El joven clérigo no conocia el nombre del barón. Pero castigar las ofensas de los nobles no suelen ser acciones realmente importantes. Además normalmente suelen ser cosas banales que se tienen bien merecidas.

Además estaba el hecho de que eligiera un templo con tan pocos recursos. Si verdaderamente profesa un respeto por la dicersidad de religión, es seguro que tendría contactos con algún otro santuario más capacitado. A menos que quiera este exactamente porque no le va a decir que no.

No obstante, si verdaderamente hay algo maligno en un antiguo templo del bien, alguién debería hechar un vistazo. Alguien que realmente sea sincero y que averigüe qué está pasando.

Me habeis... intrigado con vuestra propuesta. Lamentablemente no conozco al Barón Firkraag, pero es que tampoco soy de esta zona. De hecho pretendia marcharme. Pero como he dicho me habeis intrigado. Iré a investigar qué es lo que asola a ese antiguo templo. Pero me gustaría saber primero un par de cosas. ¿A quién se adoraba en el antiguo templo ese? ¿Y cual es esa ofensa que debo remediar?

Cuando vuelve el sacerdote, el desconocido se rasca el mentòn de forma tal que parece un gesto elegante

Me temo, que poco es lo que puedo deciros... Como os comentaba, estas verdades le fueron reveladas entre enigmas por una adivina... Es por ello que me indicó contratar una partida para investigar. En suma, no sé què dios se adoraba, ni cuál es la ofensa... Mis disculpas, pero, eso os tocarà a vos, y al resto de la partida.

Carraspea, como avergonzado por la falta de respuestas

Si os interesa, podeis reuniros mañana por la mañana con el resto de los investigadores en la posada "Jarragrande"... Sino, os agradezco de igual modo por el tiempo. ¿Què decìs?

Magnus se quedó mirando al hombre unos instantes. Pero al final no había mucho más que decir. Estaba claro que iría. Por lo menos para asegurarse de que las cosas se hacían de la forma adecuada.

Está bien acepto. Pero me gustaría que subieraís la paga algo más. Si realmente hay algo maligno no será tan facil el "simplemente investigar". Luego, según lo que encontremos ya veremos qué es lo adecuado para terminar el trabajo.

Ante el primer "está bien" el contratista cae en la cuenta de que has de aceptar de cualquier modo...

Me temo, que estoy autorizado a este monto maese Magnus. Dice amigable y conciliador Ya veremos en la segunda etapa del trabajo... si la hay, cuales son las medidas a tomar. Sonríe y se pone de pié. Mañana en la posada Jarragrande. 

Hace una amplia reverencia al sacerdote Nilarcor, ha resuelto sin quererlo, mis problemas. Dice al tiempo que al pasar por el profundo plato de las ofrendas deja diez dánteres caer en su interior, produciendo un gran tintineo...

Quedan solos con el sacerdote.

Os ha gustado el te?

Pregunta el amigable sacerdote.

Forrado en paste el nota... Hum... No me quejo.

Como le sucede amenudo, la franqueza de MAgnus ha jugado en su contra. El clérigo del Caballero Rojo quería conseguir al más de dinero para poder repartirlo con el templo de Helm de este lugar, pero no pudo ser.

Sin más que añadir se despidió del asistente del barón, del cual no ha sabido siquiera el nombre. Y se queda a solas con el sacerdote de Helm.

Sí, muy bueno el te. Gracias.

Bueno, ¿podríais contarme algo más de lo que pasa? Me huele que hay algo más de lo que se ve a simple vista aquí.