Sin hacer demasiado caso a las sospechas susurradas del halfing, que puede tener razón pero dudo que esas dos estuvieran con el otro grupo, cargo mis cosas al hombro y me giro hacia todos
-bueno, me voy a ver al mago Nielan, a ver si resuelvo mis asuntos con el. Nos encontraremos mas tarde en.. ¿El descanso del Mercader o la Sombra del Dragon?- pregunto al grupo antes de irme, mejor si nos ponemos de acuerdo
Atravesais las puertas de Penhaligon y suguiendo a las carretas de los mercaderes llegais a la plaza del mercado, bastante abarrotada por cierto, y en uno de los laterales de la misma podeis ver lo que parece una posada con un cartel encima de la puerta con el dibujo de la silueta de un dragón.
Quizas un clerigo u otro mago mas poderoso te pueda decir algo mas acerca de el amuleto aunque quizas tengas que tener cuidado ya que el clerigo que lo llevaba adoraba a Thanatos, uno de los dioses mas poderoso y malvado de todas las esferas.
-¿Que tal aquí?-dijo señalando el ladrón.-Parece tener buena pinta. Yo también me voy..-cogió de la mano a Sarrah- a otros asuntos mas mundanos. Nos vemos luego.-
Voy a la casa del placer :D
Romualdo miró el cartel de la posada - Este parece un buen sitio, volved aquí cuando hayáis acabado- les dijo al resto - Yo voy a dar una vuelta por el mercado y luego me remojaré el gaznate con una buena jarra de cerveza.- añadió, para girarse hacia el halfling -QUe te parece pequeño, te apuntas?-
Claro, me encantan los mercados, ahí puedes encontrar un montón de cosas curiosas, una vez encontré unos cristales que aumentaban el tamaño, y un zorro disecado, y una vez vi como era una trampa para osos, estuve apunto de comprarla pero después pensé que en mi vida me había tropezado con un oso, y a lo mejor no me caen tan mal como para hacer que metan su pata en aquella horrible trampa, a parte de que era muy grande y pesada, aunque yo estoy fuerte para llevarla no te creas......
-muy bien, la sombra del Dragón. Nos veremos aquí esta noche a la hora de la cena- y con un gesto de la mano me despido de mis compañeros y me encamino hacia la torre del mago
Asi que mientras Raangar parte en dirección a la torre que se divisa a lo lejos y Duncan se aleja junto a Sarrah en busca de algo que solo ellos conocen el resto del del grupo se dispone a caminar por el mercado dispuestos a disfrutar del bullicio y de la mezcla de los olores: especias, cuero, animales, chorizos y carne asandose, y como no humanidad.
Te diriges en dirección a la torre de Magnus, la cual no tiene perdida, y tras unos diez minutos caminando llegas hasta la puerta principal. Golpeas el llamador y tras el golpe en la puerta de madera surge un ojo que te mira y una enorme boca que te habla.
- ¿Quien llama a la puerta del poderoso Magnus Nelaine? ¿Quien osa molestarlo en su humilde morada y cuales son sus intenciones? -
Contemplo con interés el despliegue a la puerta de la torre, pensado sin duda para mantener alejada a la plebe, miro con altanería al ojo inquisitivo y respondo sin amedrentarme en lo mas mínimo
-Soy Raangar el mago, y mi nombre no es desconocido para tu señor Nelaine. Retorno tras completar el encargo que me encomendó, sin duda querrá recibirme cuanto antes-
Una vez alejados del resto de los compañeros Duncan pregunta a un ciudadano por la casa de Madam Alicia. Prefería darle ventaja al mago y sus quehaceres. Ya iría mas tarde el ladrón para valorar parte de su botín. Pero primero era conseguir información. Toda la que pudiera y que mejor sitio que la casa del placer.
En cuanto repondes la voz de la puerta cambia
- ¡Ah Raangar! ¡Por fin has vuelto! Sube, sube no te quedes ahi parado - y la puerta se abre a un pequeño recibidor que ya conoces y a una escalera de caracol que asciende hacia los pisos superiores - ¡Estoy en mi biblioteca, en el segundo piso! - escuchas a traves de la boca de la puerta ya a tu espalda.
Tras alejarte del grupo junto a Sarrah te acercas a un tendero y tras comprale un par de manzanas le preguntas por la Casa del Placer de Madame Alicia.
- Claro que si caballero. No tienen mas que llegar al templo y torcer por la calle de las joyero. Buena elección - te dice - aunque un poco cara quizas. Pero desde luego alli encontra todo tipo de atenciones para usted y para su acompañante -y te giña el ojo.
- Bueno, bueno, aqui estamos paseando tranquilamente despues de habernos enfrentado a la muerte con valentia y bravura - os comenta la bella ladrona mientras caminais entre los puestos - Y que sepas bravo Siriel que te he escuchado antes. Comprendo tus deudas y se que con simples palabras no podre convencerte pero espero que mis actos te hagan cambiar de opión y disipen tu resquemor acerca de mis intenciones -
"no es un siervo, es el propio Magnus" noto dudando sobre si he sido un poco demasiado pretencioso, pero como es algo sobre lo que ya no puedo hacer nada dejo el tema y me encamino a buen paso a la biblioteca del mago, sin dejar de observar aquello que vamos encontrando, quien sabe cuantos prodigios tendrá aquí dentro
-Es usted muy amable.-Tras la charla dirijo mis pasos hacia la casa de madam Alicia.
Comienzas a subir las escaleras y atraviesas el descansillo del primer piso para subir por otras escaleras que dan al segundo piso pasando al lado de dos puertas cerradas, una de ellas no tiene nada raro pero la otra cambia de color constantemente y extrañas formas y runas se forman en su superficie cambiando constantemente de una forma un tanto mareante. Apartando la mirada continuas subiendo y llegas al siguiente descansillo en la cual ves tres puertas, dos de ellas cerradas y otra abierta que da paso a una sala con estanterias repletas de libros e iluminada por dos bolas de cristal colgadas del techo que proveen a la sala de una luz clara y uniforme. En el medio de la biblioteca hay un pequeño escritorio con dos sillas de aspecto comodo y en una de ellas se encuentra el dueño de la torre: Magnus.
- ¡Bienvenido Raangar! Viendo tu porte erguido y ese saco manchado que llevas al cinturón deduzco que has tenido exito en la misión que te encomende. - exlama poniendose en pie y acercandose a saludarte - Ademas han llegado rumores procedentes de Stallanford que hablan de orcos y de un poderoso nigromante que los dominaba. Supongo que son exageraciónes pero algo habra de cierto en todo ello asi que toma asiento y cuentame - y te señala la silla meintras el toma asiento en la suya y haciendo un extraño gesto con la mano derecha un anfora de vino y dos copas de cristal entran volando por la puerta y se depositan en la mesa - ¿Te apetece un poco de vino? -
Es difícil no sentirse impresionado por todas las maravillas de la torre de Magnus, pero procuro mantenerme inconmovible, como si estuviera acostumbrado a ver esta clase de cosas continuamente
-Deduces bien Magnus- digo mientras dejo sobre la mesa el saco manchado que contiene el corazón de necrofago que me encargo
-Lo del nigromante es cierto, aunque era mas bien un sacerdote maligno- tomo asiento donde me dice y asiento hacia las copas -te aceptaré ese vino mientras te cuento lo que he visto mientras conseguia ese corazón-
Como siempre que podía, Romualdo se adentro unos pasos entre el bullicio y tomó una profunda bocanada de aire, dejando que los intensos olores le llenaran.
- Esto es vida-dijo exhultante - Mirad toda esta gente ajena a los males que hemos combatido- agregó mientras centraba su atención en Erren.
La mujer se vuelve hacia Romualdo con una sonrisa algo forzada - Ajena a los males y a las recompensas que acarrea. Por cierto, y no os gireis por favor, hay un tipo bastante delgado y de aspecto siniestro junto a la puerta de la posada que lleva un buen rato observandonos, especialmente a ti, Ataulfo. No se si sentirme ofendida o extrañada, ¿quizas os conozca? -