Partida Rol por web

Veo moverse algo entre las piedras en un lateral del camino, e instintivamente miro hacia allí. No identifico qué puede ser, pero Eadar confirma que es una serpiente. Parece que no representa peligro alguno, pues se aleja de nuestra senda, pero no hago caso omiso al consejo de nuestro nuevo amigo, sobre apurar un poco el paso.

-Sí, sería conveniente llegar con luz del día a nuestro destino, y como veis, no falta compañía indeseada.. Mejor será poder verla a lo lejos.

No pensaba que la serpiente hubiese representado un gran problema, pues son animales que suelen atacar sólo al verse amenazadas o por hambre, pero nunca conviene subestimarlas. Mi maestro utilizaba su veneno en algunas pócimas, y para ello, ví cómo las capturaba y extraérselo haciéndoles el menor daño posible, para luego dejarlas ir.

Como bien decía él, "la naturaleza es sabia, Lorgan. Conviene respetarla y tenerla a favor".

Si bien me percato también de la presencia de la serpiente, viendo que se aleja de nosotros hago caso omiso. Miro en derredor igualmente, pues la serpiente puede alejarse o escapar de algún otro animal que pudiere perseguirle. Sin embargo, las palabras de mis compañeros hacen que me concentre nuevamente en la caminata.

"- Es verdad, yo también preferiría llegar antes que anochezca- comento ante la charla de mis compañeros y observo la reptante bestia que se va separando del camino, mientras continuamos la marcha".

El avistamiento de la serpiente no tuvo más consecuencias, pues el animal quizás tenías más miedo que hagas de atacar a campo abierto. Tampoco parecía haber más animales que quizás algún alacrán pequeño.

Una hora más tarde llegasteis a la desembocadura del Rijesha, vuestro camino lo atravesaba con un rudimentario puente de madera. No cada mucha confianza el puente, y aunque las aguas parecían profundas, el agua iba sin velocidad. Al otro lado visteis por primera vez el Bosque. Era impresionante, kilométrico, enmarañado y algo tenebroso. Contrastaba una barbaridad con las tierras amarillentas y pardas que lo bordeaban.

Hicisteis un alto para comer unas raciones y proseguir sin mucha más dilación por vuestra decisión de llegar antes del anochecer. El camino seguía ahora la vertiente norte del río y a vuestra izquierda quedaba el bosque, a cierta distancia. La tarde fue cayendo y el sol se ponía ya a vuestras espaldas cuando de frente y algo a la izquierda visteis lo que debía de ser el campamento.

Una pequeña columna de humo se elevaba desde allí. Había un edificio construido de troncos y también algunas lonas colocadas sobre cuerdas y postes a modo de tienda. No fue difícil observar aun par de figuras de forma humana moviéndose por el lugar.

- Parece que hemos llegado... - les digo en voz baja a mis compañeros - ...deberíamos presentarnos al capataz y buscar un sitio donde acampar...habrá que comer algo antes de cenar y ver cómo afrontamos el día de mañana... 

Llegar al campamento me levanta la moral tras un día de caminata. Mañana empieza la verdadera aventura y eso siempre alegra a un hobbit como yo.

-Cierto, Mut. Me apetece ya descansar del largo camino que hemos hecho, y quién sabe lo que nos aguarda mañana. Vayamos a buscar al capataz, entonces.

Observaba el campamento mientras hablaba, y supuse que posiblemente tendríamos que montar nuestra propia tienda, si no había sitio para nosotros, así que eso también nos iba a llevar un rato. Cuanto antes fuésemos, mejor.

Eadar observo como por fin llegaban al campamento. La alerta que había mantenido todo el viaje logró relajarse. Tal y como habían dicho sus compañeros lo mejor era presentarse allí, cenar y pasar la noche. El siguiente día sería interesante.

"- Si, demasiada caminata para un día... en verdad creo que el suelo aquí hace que uno se canse más. Lo mejor será buscar un buen catre y descansar para mañana, que no sabemos qué nos deparará el camino- comento a lo que hablan mis compañeros-. Bueno, jornaleros... ¿verdad?... vayamos a hablar con el capataz como bien dicen- agrego".

Recuerdo las palabras de Min Oturna y la idea de hacernos pasar por simples trabajadores. Sin embargo, ganas no me faltan de consultar si hay novedades sobre la gente desaparecida. En cualquier caso, esperar un poco y ver qué sucede mañana no vendrá mal.

Efectivamente se trataba del campamento base indicado por Min Oturna. El mapa y las indicaciones fueron realmente de gran ayuda. Eso si, habíais caminado por 12 horas y había algo de cansancio, pero nada que no se pudiese recuperar tras unas buenas noches de sueño.

Uno de aquellos hombres al veros fue a decirle algo al otro y este último es que se adelantó un poco. Se trataba de un hombre de edad media, moreno y frente despejada. - ¿Sois los nuevos? Me llamo Groan y soy en capataz de esta explotación, espero que tengáis más éxito que los anteriores jornaleros

A simple vista el campamento estaba casi vacío, seguramente preparado para los jornaleros de turno, en este caso, vosotros. Así que no habría que preparar nada. El señor Oturna debía de ser un hombre concienzudo.

El capataz parecía un hombre rudo y decidido, y le tendí mi mano.

-Sí, nos envía Min Oturna. Mi nombre es Lorgan, hijo de Cylion. Mis amigos y yo hemos venido a trabajar, como ya sabréis, y caminamos largas horas para llegar aquí, pues venimos directamente desde Bozisha-Dar. Si os parece, descansaremos para recuperarnos y comenzaremos la jornada en plena posesión de nuestras fuerzas.

Descansar al menos un poco nos vendría muy bien a todos, sobre todo sin saber qué se nos vendría encima mañana.

- Mi nombre es Mutfast Lanudo, y como le ha comentado mi compañero nos gustaría descansar unas horas antes de empezar a trabajar... - miro a mi alrededor - ...¿hay alguna tienda vacía o sitio dónde podamos montar las nuestras?

Prefería que nos asignaran una tienda ya montada ya que así podríamos descansar cuanto antes; además de poder inspeccionar la tienda de alguno de los trabajadores desaparecidos y saber si estaban trabajando en algo o envueltos en algo especial.

-Eadar Elvendil. Correspondió el montaraz ante la presentación de sus amigos, asintiendo a las palabras de sus predecesores comentó:

-Comer algo no nos vendría nada mal. El calor ha sido agotador.

Asiento con la cabeza y me presento como los demás. "- Y... mi nombre es Angainor- le digo viendo que los demás ya habían consultado por un lugar donde asentarnos".

Miro la zona y el hecho de que esté tan vacío no me agrada. Hubiese esperado más gente, gente encargada en diferentes quehaceres. Pero bueno, si bien a pie está lejos, tal vez mediante un vehículo el ir y venir al poblado sea mucho más rápido y no haga falta tanta gente.

Espero a que mis compañeros hagan sus consultas y, al pasar y tratando de ver qué puede sumar a lo que Min Oturna nos dijo, menciono rascándome la barba: "- Más éxito, ¿eh?... ¿qué hay de los anteriores jornaleros?".

- Jumm – El hombre asintió y fue estrechando manos - ¡Si, ya sé! ¡Un viaje largo! – Se notaba que no es que gritara por algo especial. Sino más bien tenía ese tono de voz -  Ocupad la tienda que más os plazca. Mañana a las primeras luces del alba os despertaré, hay que aprovechar siempre al máximo las horas de luz.

- Si, en aquella olla hay un poco de estofado – Dijo respondiendo a lo de la comida y señalando en dirección al utensilio y a los rescoldos de una hoguera.

La última pregunta os dio la sensación de que no le había sentado muy bien - ¿Os ha dicho algo Oturna? Jumm Bueno, pues no se sabe. Pero vosotros permaneced con los ojos abiertos, y proteged al pequeñajo – Dijo refiriéndose al Hobbit – Creo que uno de los mosquitos que mora por la noche en el lugar podría atravesarlo de extremo a extremo.

- Coged fuerzas y descansad, si necesitáis algo me encontraréis en la cabaña de mareda, buenas noches.

Sus palabras indican que claramente no conoce a los hobbits, somos duros como viejas raíces de árbol. Hago caso omiso de lo que dice hasta que escucha la palabra clave: estofado. La verdad es que las raciones de viaje no están mal pero donde esté un estofado calentito...que se quite cualquier pan de viaje.

- Dejemos las cosas en la tienda y comamos algo...luego podríamos inspeccionar el campamento antes de acostarnos...¿os parece? - sugiero a mis compañeros de aventuras.

-No creo que ningún mosquito se atreva a acercarse siquiera a estre bravo hobbit -digo al capataz antes de que se vaya-, o se lo comerá, jaja..

Esperé a que se fuese para seguir hablando con mis amigos, pues había cosas que mejor no fuesen escuchadas por oídos ajenos.

-Me parece bien lo que Mut propone, pero yo no pienso desprenderme de mis armas en este sitio hostil, por lo que sabemos. Al menos las que no son evidentes vendrán conmigo, pues no quiero parecer sospechoso ni desconfiado ante nuestros nuevos compañeros de trabajo.

Ni bien se retira Groan, miro a mis compañeros. "- Hay estofado, no necesitamos armar tiendas y se han referido a la altura de alguien sin que la mía tenga algo que ver en ello... la verdad que el viaje no ha sido tan malo- menciono echando a reír por lo bajo y llevando una mano a mi barriga".

Rebusco en mi mochila un momento y saco la pipa, y en un instante me pongo a disfrutar de un poco de tabaco aprovechando la tranquilidad que momentáneamente tenemos.

"- Si bien yo tampoco estoy de acuerdo en desembarazarme de mis armas, aún así creo que Mut tiene razón... lo mejor sería relajarnos un poco y ver el lugar de paso... la cara del capataz al hablar de los otros jornaleros no me ha gustado mucho... espero equivocarme si pienso que alguien aquí podría tener que ver con lo que les ha pasado- les comento a los demás, bajando levemente la voz para que la conversación quede entre nosotros".

La noche caía y delante a ellos se les ofrecía comida, descanso y abrigo. Eadar sonrió y estuvo de acuerdo con sus compañeros. 

-Me muero de hambre y si hay un estofado esperándonos es de mala educación ni hincarle el diente.

Eadar comenzó a despojarse de sus pertenencias y avanzar hacia el lugar de descanso.

No es que hubiese mucho de comer, aunque tampoco hacía mucha falta pues ya comisteis una ración de viaje (Excepto para los siempre hambrientos hobbits). Pero comer algo de caliente siempre sentaba bien, incluso con climas calurosos.

Sólo había tres mochilas que parecían abandonadas, posiblemente de los anteriores trabajadores. El otro tipo que pululaba por ahí hacía de vigía y mensajero y su presencia también hizo que no pudieseis husmear más a fondo. Al menos por el momento.

La noche cayó con rapidez y con ella, un extraño sonido procedente del bosque, pájaros y un zumbido de fondo, como de insectos. Daba ganas de meterse ya en las tiendas y cerrarlas como se pudiese. De todos modos ya iba siendo hora de acostarse si además tocaba madrugar.

- No sé si queréis hacer guardia o preferís que durmamos todos a pierna suelta... - les digo a mis compañeros - ...si hay un vigía en el campamento podemos aprovechar para dormir bien ya que a partir de mañana tendremos doble trabajo...

Digo mientras preparo una almohada improvisada con una vieja manta que veo en la tienda. La verdad es que me apetece dormir a pierna suelta de noche pero considero que debido a la naturaleza de nuestra misión sería de sentido común que uno de nosotros se quedara siempre despierto o por parejas para evitar que uno se duerma. En la granja solíamos hacer eso para evitar que de noche atacaran a las ovejas los lobos que bajaban del Norte.

- Si queréis me muestro voluntario para hacer la primera guardia...

Un bocado tras otro, y el estofado simple y caliente que nos han ofrecido me deja tanto satisfecho como contento. Y mi estómago y fuerzas acompañan con creces esos sentimientos.

La noche sigue y si bien no podemos ojear como quisiéramos el lugar, por lo menos estiramos las piernas un poco y acompañamos la digestión con tabaco como para irnos a dormir los suficientemente a gusto; preferible aprovechar este momento de tranquilidad pues no sabemos qué se vendrá.

Mi ojos se pierden entre la negrura de la arboleda oculta por la noche. La umbra se acompaña de a momentos por las ínfimas nubes que la pipa dispara, las que se disipan al instante por el aire que sale de mi nariz. Pero los sonidos rompen la extraña calma y el recuerdo del rasgar de ropas, del aleteo constante y monótono, del atacar insistente, por todos los flancos, difíciles de atacar, difícil defenderse. Aquella vez las avispas resultaron enemigos extrañamente feroces... una incertidumbre se asienta en mi estómago; tal vez sea el propio estofado, tal vez un mal augurio.

Las palabras del hobbit me sacan del sopor y me acerco al resto tratando de ocultar mi preocupación.

"- Yo diría que nos tiremos a descansar todos. Hay un vigía en el campamento y hemos de tomar en cuenta que estos hombres están hace tiempo aquí... es decir, los problemas los han tenido los que se han adentrado en el bosque, ni Min Oturna ni Groan han dicho nada respecto a peligros en el campamento, y no veo por qué obviar algo así ahora, pues en cualquier caso la noche ya estaba cercana e íbamos a quedarnos de cualquier modo- le digo a Mut y agrego-. Opino que lo mejor será estar frescos y mañana hacer los honores... si los Valar nos acompañan, hay hombres que podrían volver a casa".