Partida Rol por web

"- Así es, será mejor aprovechar la luz del Sol como dice Manari- comento a las palabras de Mut".

Junto uno a uno los pocos pertrechos cargados y acomodo bien lo que llevo encima. No sé qué tan largo pueda resultar el camino y si en verdad esta noche podremos encontrar lugar relativamente cubierto para descansar.

Saludo a Groan y me despido agradecido por su hospitalidad. Ahora toca prepararse para seguir camino

-Sí, mejor salir temprano, y que la luz del sol nos acompañe sin ser muy nefasta. No he estado en el desierto, pero me lo imagino abrasador.. ¡Cuanto antes partamos, antes llegaremos!

Ser optimista era una virtud, ojalá los dioses nos fuesen propicios a la hora de evitar malos encuentros, y temperaturas extremas.

Me despido de nuestro anfitrión, Groan, agradeciéndole de nuevo su hospitalidad y su buen hacer, a la vez que de los conocidos en el campamento, y me dispongo a ponerme en marcha tras los demás.

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Tras una cordial despedida el grupo decisión aprovechar las horas de luz y partir temprano. Marani y Karmarac retomaron la delantera y el camino, por tanto siguieron en dirección norte.

Pasados unos kilómetros un camino partía del vuestro en dirección al bosque, internándose en él. Pero vosotros seguisteis en dirección noreste. Cerca del medio día el camino llegaba hasta un afluente del Rijesha que había que cruzar, en esta zona el agua tenía poca profundidad y por suerte no fue un obstáculo para vosotros o para el camello. Eso si, era un buen momento para recargar las cantimploras.

Tras cruzar el afluente, el camino seguía bordeándolo, en dirección norte por el lado oriental. Fue una suerte que no hubiesen más incidentes en todo el día, ya decaía el sol cuando al frente visteis una pequeña ciudad acuartelada.

- Llegamos a Avashar. No tendremos muchas más ocasiones de descansar en condiciones de aquí en adelante – Dijo Karmarac

- Una ciudad acuartelada... - murmuro mientras nos acercamos a ella - ...¿cuántos habitantes tiene?¿a qué se dedican sus gentes? - pregunto con curiosidad para saber a qué nos enfrentaremos dentro. La perspectiva de descansar bien de nuevo es alentadora pero en una ciudad poblada hay muchos oídos y seguramente rateros, además de que si son gente pobre la perspectiva de un tesoro para ellos es un sueño hecho realidad.

-Una ciudad acuartelada indica algo de lo que tener cuidado, posiblemente fuera de sus límites, pero no se sabe si dentro también. ¿Qué sabéis de ella, amigos? -pregunto a Marani y Karmarac.

Ardía en deseos de tener un buen y sosegado descanso tras la dura jornada de marcha, pero mejor que ese descanso fuese tranquilo, compartiendo ratos y vivencias con los amigos, en lugar de malos momentos y sorpresas inesperadas.

El día pasó y de nuevo el sol comenzaba a ocultarse. Afortunadamente llegaron a su destino antes de que la luz desapareciese. El hecho de poder descansar también a resguardo daba confianza a Eadar. No le importaba mucho la ciudad, ni sus habitantes. Sólo le importaba retrasar un día más el pernoctar a la intemperie.

- No muchos, tiene menos de la mitad de habitantes que Bozisha-Dar – Respondió Karmarac a las preguntas – Pescadores, comerciantes, poco más.

Os fuisteis acercando a la ciudad que contaba con una no muy robusta pero funcional muralla de troncos. Para pasar un guardia os preguntó por vuestras intenciones, pero vuestros patrones se encargaron de dar la pertinente justificación. Por lo demás no hubo problema.

También se encargaron de reservar una habitación para los seis y de pagar la cena. Ellos se retiraron pronto a dormir dejandoos libres de alargar la noche o de aprovechar para descansar. Mañana partiríais temprano y comenzaría la ruta por el desierto. Por el momento el viaje estaba resultando tranquilo y sin incidentes. Cualquiera diría que vuestra presencia no era necesaria.

En cuanto nuestros patrones se marchan a descansar les digo a mis compañeros:

- Creo que debemos extremar las precauciones, una ciudad amurallada como indicó Lorgan significa que hay ciertos peligros a su alrededor...y hasta ahora es la travesía más tranquila que hemos tenido... - bebo un sorbo de mi pinta de cerveza -  ¿qué opináis de esta aventura? ¿tenéis buenas o malas sensaciones?

-De momento me parece demasiado tranquila, para lo que yo esperaba. No quisiera pecar de pesimista, pero no confío del todo en nuestra completa buena estrella. Ellos nos contrataron como escolta, hay ciudades amuralladas por nuestro camino.. Me temo que la paz puede verse quebrada en poco tiempo. ¡Mientras tanto, disfrutemos el sosiego!- comento, bebiendo también yo de mi cerveza.

-Y brindemos por qué así continúe, amigos. Dijo Eadar levantando la jarra para brindar con sus compañeros. La verdad que el montaraz estaba contento. Por el momento se estaba dando bien. Eadar sabía que eso no duraría, pero como decía Lorgan, había que disfrutar por el momento, pues seguramente las cosas no fuesen igual de bien en cuanto se adentrasen en el desierto sin lugar seguro dónde pernoctar. 

El descanso vino bien. Estaba resultando una suerte el poder ir enlazando lugar en el que dormir con lugar en el que dormir. Pero vuestros “jefes” os habían avisado que a partir de ese momento las comodidades se habían acabado.

Tras compartir algún buen momento por la noche, tocaba retirarse para madrugar. Y así fue como ocurrió. Os disteis cuenta de que el camino hasta el momento había sido bastante agradecido, pero esto fue gracia a que estabais siguiendo el curso del rio.

Pero a parir de estos momentos la ruta partía en dirección este, alejandoos del rio, y a su vez de la vegetación dando de bruces en todo el desierto. La caminata a partir de estos momentos fue más lenta, los pies se hundían en la arena. Y poseer de un camello iba a ser una buena ventaja.

El sol caía como una piedra cuando Manari habló – A partir de ahora comienza la búsqueda de verdad. Buscamos cualquier tipo de construcción de piedra, mantened los ojos abiertos.

- Noto que nos están observando... - susurro a mis compañeros - ...deberíamos andarnos con ojo.

Observo a mi alrededor buscando cualquier indicio de que nos estén siguiendo o vigilando ya que esa sensación no me gusta nada de nada. Además tenemos que buscar esa construcción y encontrarla cuanto antes es fundamental.

-Yo también lo noto.. algo o alguien nos acecha. Estad atentos, por lo que pueda pasar.. Podemos hallarnos en peligro en cualquier instante -susurré a mis amigos.

No pensaba vender barata mi piel. Como en tantas ocasiones antes, me preparé para un ataque. Ser precavido suele ser una actitud acertada para sobrevivir. Miré de nuevo a nuestro alrededor, disimulando que buscaba para no alertar a quien nos vigilase. Esperaba descubrir su posición, o sus intenciones, al menos.

Y finalmente el grupo se adentra en el abrasador desierto. El montaraz observa atrás, en la lejanía, el último lugar de apacible descanso. A partir de ahora deberían andar con mil ojos. Varios metros llevaban andando en que Eadar había notado la misma sensación de la que hablaban sus compañeros. Sacando el arco para tenerlo a mano y recolocando el carcaj para no tardar mucho en disponer de una flecha sobre la cuerda del mismo, asintió a sus compañeros. Había que extremar las precauciones y sobre todo los sentidos. Algo había en el ambiente que no era del total agrado del grupo.

Caminar por el desierto no era fácil, interminables paisajes de arena y nada más que arena. Esta dichosa arena se tenía por todas partes, orejas, ojos, boca... Por suerte los pañuelos que compraron alguno de los integrantes ayudó a aminorar un poco la molestia, aunque no mucho.

El primer día comisteis bajo la protección de los sacos de dormir. Por la noche por suerte el viento amainó. Pero en cambio la temperatura descendió de forma brusca y la piel resentida por el día os hacía tiritar por la noche.

No ocurrió nada más digno de mención hasta dos días mas tarde cuando subiendo una gran duna de arena... De pronto Lorgan no estaba. Desapareció, se había esfumado.

Caminar por el desierto no era fácil, interminables paisajes de arena y nada más que arena. Esta dichosa arena se tenía por todas partes, orejas, ojos, boca... Por suerte los pañuelos que compraron alguno de los integrantes ayudó a aminorar un poco la molestia, aunque no mucho.

El primer día comisteis bajo la protección de los sacos de dormir. Por la noche por suerte el viento amainó. Pero en cambio la temperatura descendió de forma brusca y la piel resentida por el día os hacía tiritar por la noche.

No ocurrió nada más digno de mención hasta dos días mas tarde cuando subiendo una gran duna de arena... De pronto...

No te dio tiempo a reaccionar. La arena bajo tus pies sencillamente desapareció. Caíste como por un agujero. Por suerte había tal cantidad de arena que fue como deslizarse por un tobogán.

Varios metros más abajo, la caída se paró. Estaba oscuro y no verías gran cosa... Pero... El suelo era sólido. La arena daba paso a una superficie lisa y dura, estabas como dentro de una construcción y a pocos metros de ti había unos escalones que descendían, lástima no tener visión élfica para ver más allá, aunque tenías tu mochila, y tu magia, quizá podía haber algo que te pudiese ayudar, en cualquier caso la decisión era tuya.

-¡Cof, cof! ¡Por todas las arenas del desierto!, ¿¡pero qué demonios..!? -dije cuando pude articular palabra, sacudiéndome la ropa y la cara, aunque súbitamente me callé. El corazón me latía a mil por hora, y la arena se había introducido en mi garganta, haciéndome toser, aún aturdido. Bebí un sorbo para dejar de toser.

Recapacité lo acontecido, mirando a mi alrededor. La oscuridad era prácticamente total, y no se veía mucho más allá de donde había caído. Ni rastro de mis amigos y acompañantes. 

Estaba solo.

No sabía si intentarían buscarme, que sería lo más lógico. Pero al mismo tiempo, desconocía también si alguna amenaza se aprovechaba de la oscuridad para atacarme. Hubiera gritado a mis amigos, pero no quería atraer sobre mí a quien no se hubiera enterado de mi percance. Seguro que ellos me habrán gritado a mí, y no los escucho. Posiblemente estén lejos.

El suelo era pétreo, y me pregunté si éste sería el destino de nuestro viaje, el santuario oculto.. Rebusqué en mis cosas. Traía yesca y pedernal, también una antorcha. Tras encenderla, veo con más detenimiento las escaleras que descendían. 

No podía volver por donde vine, y quizás lo más sensato seria esperar el rescate de mis amigos. Esperaré un tiempo prudente a que den señal de rescate, vigilando las escaleras y lo que pueda subir por ellas.