Partida Rol por web

Mut (35): Junto a Angainor

Eadar (20) [45 de 45]: Se mueve a la sala 5

Angainor (15) [59 de 59]: Enciende la antorcha, no le da tiempo a más

Lorgan (10): Se mueve y se concentra magia

Karmarac (10) [45 de 45]:

Manari Akaji (10) [35 de 35]:

Viendo que el grupo ya se movía, Karmarac y Manari se quedaron cerca del centro de la sala. Ya que os habían pagado por ello que menos que asegurarse que no había en la zona peligro alguno.

Mut fue en apoyo de Angainor, y este se puso a encender una antorcha, se acercó a la de karmarac y volvió a su posición, no le dio tiempo a más, pero al menos consiguió prender su antorcha.

Eadar se interna en la sala de la derecha con su antorcha y Lorgan le sigue de cerca, Tratando de concentrarme por si alguno de sus hechizos es necesario.

La sala contiene un ataud de piedra vacío, parece que nunca llegó a usarse. De la pared cuelgan unos pequeños ganchos, y algunos jirones de lo que antaño debieron de ser bellos tapices, de lo que ya no queda prácticamente nada. Sobre el suelo hay una fina capa de arena, bueno, como en casi todas las estancias. No parece haber nada más de interés aquí.

Observo la sala con interés, a la luz de la antorcha. El sepulcro está bellamente tallado, pero sin uso, lo cual es curioso. Pero no determina nada.. ¿Para quién sería, que no llegó a ocuparlo?

-No parece que haya nada que ver aquí, parece una sala vacía. Asegúrate con la antorcha que no hay más mensajes escritos en las paredes, ni nada que nos ayude, y no siendo así, me parece que podemos salir de aquí y seguir avanzando en esta intrincada construcción -dije a Eadar, ya más tranquilo al ver que la sala estaba desierta.

Espero a que el maestro enano logre encender la antorcha e intento ayudarle si puedo hacer algo. En cuanto la encienda el accederá primero y yo le seguiré de cerca. 

Ambos compañeros entraron en aquella sala. Parecía un lugar de enterramiento, pero curiosamente nadie ocupaba aquel sitio. El montaraz siguió el consejo de su compañero y acercó la antorcha a las paredes e incluso al ataúd por si algún escrito diese alguna pista sobre el cuerpo que debería acoger.

El suelo parecía indicar que ningún ser vivo había entrado en aquel lugar al menos en mucho tiempo. Eadar limpió con la bota parte del suelo por si hubiese algo que pasase desapercibido a los ojos de ambos y con la escasa luz, no sería diíicil.

Agradezco a Karmarac por brindarme su antorcha y me vuelvo hacia el pasillo. Eadar y Lorgan se mueven bajo la tenue luz hacia el camino opuesto y no puedo más que echar una mirada y girarme para ponernos manos a la obra con Mut.

"- Mis piernas son un tanto más torpes que las de un mediano y lo mismo mi ojos, pero trataré de moverme con cautela- contesto riendo a mi compañero".

Sin más dilación, me adentro por el pasillo con atención y prudencia.

Tras encender la antorcha Angainor accede al corredor y yo marcho detrás de él a un par de pasos como buen escudero.

- Ve con tiento...con la suerte que tenemos es posible que haya alguna trampa, aunque espero que no...

Mut (35): Sigue a Angainor

Eadar (20) [45 de 45]: Inspecciona, no ve nada

Angainor (15) [59 de 59]: Se adentra

Lorgan (10): habla

Karmarac (10) [45 de 45]:

Manari Akaji (10) [35 de 35]:

Lorgan y Eadar siguen inspeccionando la otra cámara, pero no ven nada más que resulte de interés.

Angainor y Mut se internan en la otra sala. El enano lleva una de las antorchas en la mano. En esta sala parece ser que se ha derrumbado la pared del fondo y la arena lo ha anegado casi todo, al fondo la arena llega hasta el techo, y por delante llega hasta cubrir los pies de nuestros intrépidos aventuraros.

Por el suelo, mezclada con la arena aparecen monedas de oro sueltas ¿La sale del tesoro? El metal brilla a la luz del fuego y casi os distrae de ver como algo se mueve en la arena. Algo blanco y delgado... Huesos. Ante vosotros dos esqueletos Lesinavi salen de la arena. Quizá antiguos ladrones que murieron en este lugar. Esgrimen oxidadas espadas y os miran con las cuencas vacías de sus ojos. Razonar con estos seres no parece una opción.

Tras ver que dos esqueletos de antiguos incursores se ponen de pie y se levantan para atacarnos me preparo para el combate. Descuelgo mi arco y cojo una de las flechas mientras retrocedo hacia el pasillo por el que hemos entrado.

- Angainor, creo que no somos bien recibidos por lo que olvídemonos de las presentaciones y que nuestras armas hablen por si mismas...

Cargo la flecha e intento apuntar a la que tengo enfrente. Cuento con la pericia del guerrero enano para que se encargue de la otra.

El fuego de la antorcha ilumina el pasillo y al ingresar en la habitación el brillo de las monedas en verdad llaman mi atención.

"- Bien, Manari debe tener aquí suficiente dinero como para costearse los gastos que le ha generado el buscar este lugar- me digo por lo bajo".

Casi pienso en darme la vuelta cuando de entre la arena observamos levantarse dos esqueletos. La voz de Mut me saca de una cierta sorpresa, pues si bien nos hemos enfrentado a varios peligros no es fácil ver moverse amenazantes a un grupo de huesos.

Hago unos pasos hacia la entrada de la estancia y lanzo frente a nosotros la antorcha, sólo para ocupar mi mano ahora con mi querida maza. Mi otro brazo, ataviado con el escudo, se levanta al frente y me dispongo a enfrentarlos... como bien dice el compañero hobbit, no somos bien recibidos aquí.

-¡Problemas! -dijo a Eadar, cuando escucho a nuestros dos amigos prepararse para la lucha. Comienzo a concentrarme para usar mi magia, atravesando la habitación que nos separa con más lentitud, procurando que mi concentración aumente, y dejando pasar a mi amigo más ´rapido ante mí, para que pueda acudir en su ayuda.

Dos esqueletos surgidos de una magia antigua y poderosa se yerrguen amenazantes ante mis amigos y yo. Cierro los ojos y noto el poder del conjuro surgir de mi interior, llenándome de fuerza, pero aún no es suficiente..

Al ver ambos compañeros que aquella sala nada contenía dirigieron sus pasos de nuvo en dirección al centro de aquel edificio. Entonces Lorgan percibió que sus amigos se encontraban en problemas y ambos se dirigieron en su ayuda. El montaraz sacó su espada y escudo y avanzó hacia sus compañeros.

Mut (35): Retrocede y apunta a Lesinavi 2

Eadar (20) [45 de 45] A: Desenvaina y se mueve

Angainor (15) [59 de 59]: Tira antorcha, saca maza y retrocede

Lorgan (10): Se concentra y se desplaza

Karmarac (10) [45 de 45] A: Se concentra y se desplaza

Manari Akaji (10) [35 de 35]: Se concentra y se desplaza

Lesinavi 1 (-5) [40 de 40]: Se mueve y se prepara para atacar

Lesinavi (-5) [40 de 40]: Se mueve y se prepara para atacar

Mut retrocede unos metros, lo que le permite tensar y puntar al esqueleto que tiene justo enfrente. Eadar, alertado por su compañero Desenvaina su espada y cruza la estancia principal dispuesto a ayudar a sus compañeros, este sigue portando una antorcha en su brazo izquierdo. Angainor arroja la antorcha al suelo, embraza el escudo, saca su maza mientras retrocede lo máximo que puede quedándose casi a la altura del mediano. Lorgan comienza a concentrarse y cruza la estancia a paso más lento para no romper su concentración.

Los enemigos no parecen tener ni sentimientos ni temor se adelantan dispuestos a atacar de forma inmediata, uno de sus puntos débiles parece ser su lentitud.

Los enemigos se mueven lentamente pero igualmente nos alcanzan. Miro de reojo hacia atrás, hacia el pasillo y mi compañero, e inmediatamente observo a ambos seres que se acercan.

Sin pensarlo mucho, mantengo el escudo al frente para intentar mantener un margen de defensa y lanzo un ataque al esqueleto que avanza hacia Mut, intentando desestabilizarlo lo suficiente como para que el hobbit pueda hacer su ataque más cómodo.

Tenso el arco y disparo contra el esqueleto que tengo casi encima sin pensarlo dos veces. O es él o yo...y aunque morir dos veces sea algo muy jodido espero lograrlo en el menor tiempo posible.

- Angainor encárgate del otro... - digo mientras suelto la cuerda de mi arco.

Dicho esto retrocedo tres metros para poder recargar en el siguiente asalto. Y poder seguir luchando.

Camino despacio, para que mi concentración no se vea mermada.

Mis amigos responden al ataque de esos seres con contundencia, haciendo gala de su valentía una vez más.

Continúo mi avance hacia ellos, concentrado, silencioso, y pendiente de lo que suceda para lanzar mi hechizo si es necesario.

Eadar avanza pero el pasillo no es lo suficientemente ancho para que combatan más de dos personas. El montaraz entonces opta por cambiar de arma, y dejando la antorcha en el suelo saca el arco y coloca una flecha sobre la cuerda de la misma y se prepara para disparar en el siguiente asalto.