Partida Rol por web

Sé que mi actitud parece sospechosa o al menos resulta extraña, pero le prometo que es sólo fruto de mis despistes con los puntos cardinales. Lo que le conté es totalmente cierto, fue un tipo al que no conozco el que me encargó este viaje, y mi único motivo para hacerlo es cumplir la palabra que le dí a ese hombre y cobrar mi salario si logro completar la tarea. Aún así, es cierto que omití un detalle, pero sólo por precaución, si logro encontrar a ese huidizo personaje debo entregarle una carta que llevo conmigo. Esa es toda la verdad, así que usted decidirá si desea que cada uno marchemos por nuestro camino o si le agradará un poco de compañía.

-Muy bien seremos compañeros durante esta travesia, pero deberá describirme el hombre que le contrató y contarme como fue el trato "Seguro que ha sido engañado, me andaré con mucho ojo, ya que aunque es buena persona también parece ajeno al mundo"Saco la pipa y empiezo a prepararla, mi tabaco no es muy bueno pues en mi región no hay mucha tradición y yo no dispongo de dinero para traerlo de fuera. Aunque si me cuido de llevar una piedra de arcilla desecada para mantener humedo el tabaco.

Con ese acuerdo, ambos tomaron camino hacia el sur, hasta las tierras de Tharbad, la unica poblacion grande que aun estaba en pie desde Bree hasta Rohan.. Y en pie, era una expresion generosa para el estado que aquella ciudad, que antaño brillo tanto. Era un lugar casi desierto, olvidado por el hombre y caido en desgracia por voluntad de los orcos. En otro tiempo fue una bella ciudad, luego con la llegada de los Anillos de Poder y la furia desatada por Sauron en esta region, fue asediada, saqueada y despues dejada en el olvido.

Durante años, fue guarida de bandidos, mercenarios y gente de poca nobleza. Tambien los orcos la habitaron y llegaron a extraños acuerdos con sus vecinos. Por suerte para los dos aventureros que se acercaban a sus puertas, los Montaraces alidados con las fuerzas de Rohan los habian expulsado y ahora solo quedaban aquellos que trataban de vivir en paz, aquellos que sin causar mal alguno habian aceptado cuidar de la vieja y destruida Tharbad.

Asi pues, su llegada no fue tomada con excesiva alegria, era gente pobre la que vivia alli. Gente que solo se preocupaba de sus asuntos y que no guardaban secretos, salvo para venderlos a un mejor postor.

Encontrar a alguien que les aconsejara y les diera guia sobre esta region era algo dificil, pero despues de horas de busqueda y visitas a las tabernas, encontraron a alguien que si les sirvio de ayuda.

- Si, paso por aquí hace ya algun tiempo – dijo aquel caballero, que a pesar de tener un aspecto desaseado no tenia un mal corazon y hablaba siempre con la verdad. En realidad, estaban hablando con un antiguo Rohirrim y esta gente no gustaba de la mentira, pero los asuntos que lo llevaron hasta aquí son otra historia que nada tiene que ver con la nuestra – como les decia paso por aquí, hace ya algun tiempo, tal vez tres meses si no recuerdo mal. Vino de pasada y no hablo mucho, pero lo reconocí, lo llaman Trancos en el Norte, por su rapido paso. En el sur, quizas lo llamen de otra manera, no se bien donde estara, pero de aquí partio en compañía de los Señores de la Frontera. - hizo un breve silencio y al ver que ninguno de los dos os decia mucho ese nombre prosiguio – Los Señores de la Frontera, es una compañía de los hombres de Thengel, Rey de Rohan, que cuidan las tierras al Oeste del Reino. Su labor, es evitar que los Orcos y o los bandidos se fortifiquen y creen una nueva fortaleza.

Eso fue todo lo que el hombre pudo de decirles y no encontraron a nadie mejor para obtener noticias, asi pues, su camino se desviaba al oeste. Salvo que no prestaran oidos a las noticias del caballero retirado.

Terminando la pipa perdiendome en el humo. Atuso a Arlen para salir de la taberna. -¿Arlen qué camino propones.?Le digo mientras asiento la grupa fuera de la taberna.

Bueno, - digo con aire despreocupado - A falta de otras pistas mejores, yo me inclino por ir hacia el oeste como decía este tipo. La verdad es que su forma de hablar me ha parecido digna de confianza, y sinceramente no tengo ganas de dar más vueltas por este sitio. - terminé con un gesto de hastío y cara de cansancio.

La posición de Arlen parecia razonable. En cuanto a si seguirle hacia done el iba estaba claro que no le seguiria. Le habia dado la confianza para que me acompañara, por lo que podia elegir.-Yo me encaminaré al sur siguiendo el camino verde hasta perder el camino al este.Levanto la cabeza esperando su respuesta.

Umm - pienso un momento decidiendo entre las dos alternativas, y finalmente tomo una decisión. - Entonces creo que nuestros caminos se separan aquí. Quiero ver a dónde me lleva esa pista del oeste, aunque no sea gran cosa. Ha sido un placer viajar con usted, debo decir; así que le deseo que todo le vaya bien. Quien sabe si los hados decidirán que nos encontremos de nuevo en algún momento.

-Bien Arlen entonces ha llegado el momento de que me describas como fue el trato que hiciste, no puedo dejar que marches sin una explicación, ¿lo entiendes?. Suavizo el gesto y mientras salibo las palabras al pronunciarlas las voy dejando caer.

Sí, lo entiendo, y quiero empezar por dejar claro que no oculto nada.
Yo había vuelto a Bree tras un tiempo fuera en el que los negocios no me habían ido nada bien, y entré en una posada. Allí estaba tomando algo cuando ví a un hombre encapuchado que se despedía de otro con el que estaba hablando. Mis ganas de encontrar algún trabajo que me permitiera obtener algo de dinero con el que vivir me hicieron acercarme a él. El viejo confirmó que tenía un trabajo para mí. El único trato que hice con dicho hombre fue entregar una carta a la persona que os nombré cuando nos encontramos por primera vez. Dicho hombre se mostró poco deseoso de repetir el nombre más de una vez, aunque me dijo que el hombre al qe busco era "un buen compañero y amigo de los montaraces" y me advirtió de que esta no sería una grata misión. No tengo ninguna idea sobre el contenido de dicha carta y sólo espero no haber cometido un error al aceptar la misión. Yo sólo quiero que ganarme la vida y vivir en paz. Ah, y el hombre me pagó por adelantado, así que no necesito volver a verlo.

-Bien Arlen, tu sinceridad es reconfortante. Me subo a la montura, cojo las bridas y dirijiendome por prímera vez de forma directa a Arlen murmuro..-Acompañame, pues creo que nunca llegras a entregar el mensaje a su destinatario. Yo no conozco las tierras que hay que atravesar, ni tampoco el lugar de destino y será de gran ayuda el arropo de un amigo.

Arlen puso cara de no entender demasiado de lo que su compañero de viaje había dicho, pero montó y comenzó a seguirle. De acuerdo, pareces saber lo que haces así que iré contigo.

Pues después de aclarar la situación y con las cosas mas claras sobre Arlen estoy preparado para tomar rumbo Rohan por el Paso de Rohan siguiendo el camino Norte-Sur hasta el mismo paso. Acaricio el cuello de Asi'Jar, nos conocemos de hace poco pero siento como empezamos a estrechar lazos, y con un golpe suave de muñeca le indico que ande.

No se demoraron demasiado en las tierras de Tharbad, al siguiente dia dejaron aquel lugar y se desviaron hacia las tierras de Rohan. La salvaje y desolada region de Enedwaith no les dio complicacion alguna.
Tardaron tres dias en dejar atras las montañas y un dia mas en cruzar hacia el este, lo que quedaba de la region. El quinto dia, llegaron al paso del Isen, que les daba la bienvenida a las tierras de Rohan. Alli, los puestos fronterizos eran minimos y solo con pasar cada cierto tiempo les bastaba para saber si alguien habia cruzado o no la frontera a sus dominios.

El sexto dia desde que dejaran Tharbad, encontraron la primera señal de gente. Lejos a una distancia de varios kilometros se levantaba un pequeño humo. Por la distancia era facil saber que no se trataba de una hoguera, pero el hecho que el humo fuera a la luz del dia y pareciera estar en campo abierto, tambien descartaba que fuera una fuerza Orca.

Aun les quedaba como minimo dos dias de viaje antes de llegar a las tierras del Rey, el Señor de la Tierra de los Caballos, a la ciudad de Oro, como la llamaban, aunque el nombre que tenia en realidad, no lo conocian.

-Arlen ¿qué opinas sobre la situación? Por mi parte sería conveniente acercarse a ver quien está detrás de ese humo, pero manteniendo cuidado pues podrían ser bandidos.

Sí, eso creo yo, deberíamos investigar qué es lo que produce ese humo, pero sin arriesgarnos mucho. Lo ideal sería buscar un lugar desde donde pudiéramos observar lo que ocurre sin ser vistos, como por ejemplo una colina o un bosquecillo a una distancia adecuada.

Los dos hombres descubrieron enseguida que el humo no era una buena señal. Demasiado lejano para ser un chimenea, salvo que fuera una tan grande como los hornos de los antiguos elfos.

Avanzaron rapidamente y cuando estuvieron cerca, continuaron con cautela. Alcanzaron una colina y desde ella observaron la causa del humo que ya ahora, era apenas una pequeña estela grisacea.

Lo que provocaba aquel humo, era una tierra calzinada. Una granja reducida a cenizas. Unos campos cuya cosecha habia sido destruida y dentro de aquella destruccion, dos soldados, vestidos con armaduras doradas, escudos con emblemas verdes y un caballo blanco, cabalgando libre en el centro. Tenian ambas monturas cercanas a ellos y parecia que charlaban tranquilamente, despreocupados de lo que sucedia alrededor. Eran jinetes de Rohan, hombres del Rey, que por alguna mision se encontraban alli, no muy lejos de la frontera de su reino y bastante lejos de la ciudad de su Rey.

Arlen observó la escena sin saber muy bien cómo interpretarla. ¿Habría por los alrededores enemigos tan peligrosos como para haber hecho eso? o, lo que era aún más inquietante, ¿habrían sido los propios jinetes de Rohan los que hubieran provocado esa situación?
Volviéndose hacia su compañero de viaje dijo ¿Qué te parece? ¿Quién crees que habrá podido hacer algo así, enemigos o ... tal vez ... los propios jinetes de Rohan? y, lo que es más importante, ¿crees que debiéramos acercarnos a preguntar qué ha pasado?

-Arlen, creo que deberiamos acercarnos, pero sospecho de que algo turbio ocurre en estas tierras y que estos jinetes puedan ser los perpetradores de esta desolación. Seria conveniente asegurarse e intentar sacar información. Además son solo dos y nosotros también dos, es el mejor momento para enfrentarse a una situación de conflicto. Podia acercarse uno y el otro desde esta posición cubrirle con el arco.Mido la distancia y me detengo a observar el comportamiento de los jinetes, buscando ademanes hostiles y gestos burdos y soeces, como los que harían los responsables de esto.