Partida Rol por web

Perfecto, pues tema decidido... Volver por el camino ya tomado a la ida tiene otra ventaja. No me necesitareis en caso de apuro porque ya lo conoceis, aunque espero que eso no sea motivo para dejarme atrás!!! jejeje.

Venga no demoremos más esto... iniciemos la marcha...

Primera etapa, terreno difícil, índice de peligro 3, 1d2 acontecimientos de viaje, 4 casillas.

   Van a pie, 20 millas al día, terreno difícil, x2, cada casilla son 10 millas (o 16 km), viajan una casilla por día. Tardarán 4 días de viaje.

Segunda etapa, terreno moderado, índice de peligro 2, 1d2 acontecimientos de viaje, 7 casillas.

   Van a pie, 20 millas al día, terreno moderado, x1,5, cada casilla son 10 millas (o 16 km), recorren 15 millas por día en vez de 20. Unos 5 días de viaje.

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   Os ponéis en marcha, tardaréis unos pocos días en llegar al Bosque que limita Lorien, Allister tiene la convicción de que si llegáis allí no es probable que os sigan los orcos.

   Pero hay más poderes que los orcos en estos terrenos desolados, parece ser. A poco de poneros en marcha gruesas nubes de tormenta empiezan a formarse. A las pocas horas una tromba de agua helada se desata, acompañada de terribles vientos helados que se llevan el poco calor de vuestro cuerpo, pese a vuestras mantas y abrigos. Los animales avanzan con lentitud.

   Durante tres penosos días continúa el viaje en estas condiciones, el tiempo no sólo mejora, sino que parece empeorar. Cada milla avanzada parece que fueran muchas más, avanzando entre el barro, al descubierto y deseando encontrar algún refugio. Si no fuera por los caballos estaríais exhaustos y agotados, pero las pobres bestias cargan con lo peor del viaje a la hora de cargar bultos, y en ocasiones, a vosotros. Lo bueno es que semejante aguacero y tormenta hará casi imposible que nadie os rastree.

   Ya no debe quedar mucho para el bosque, donde el terreno será más amable, tal vez un día, tal vez dos. Al menos, los árboles os cubrirán y es mejor caminar sobre suave hierba y tierra que sobre rocas agrestes y páramo desolado, la vegetación que recubre la ribera del río en esta parte no ayuda lo suficiente.

   Os preparáis para acampar, cuando los cazadores detectan rastros de alguna pieza de caza mayor. Tal vez ciervos o algún jabalí o similar. Es difícil saberlo. Pero una buena cena en vez de las insípidas y mojadas raciones de viaje que tenéis haría mucho por vosotros, pero un fracaso os agotará aún más, claro.

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Tenía el pelo pegado a la cara, y eso que llevaba tres capuchas. El agua de lluvia me había calado entero, no teniendo ninguna parte de mi cuerpo que no estuviera arrugada como una pasa. Odiaba estos días, a menos que estuviera en un agradable agujero hobbit o en una populosa taberna. Ahora estaba en medio de ninguna parte, rodeado de terreno baldío y sin un sitio dónde poder guarecernos. Llevábamos varios días de viaje y no pareciera que la tormenta fuera a desaparecer, ¡todo lo contrario! Tenía pinta de rasgar el cielo en dos y que cayera sobre el mundo un océano de agua. Marchaba callado, sin apenas hablar, y eso que me encantaba hablar. Los demás parecían igual de anodinos que yo.

-"Deberíamos de buscar un sitio para guarecernos y que nuestras monturas descansen. Comehierbas está muy cansada y casi no puede conmigo, y eso que no peso mucho." Dije, señalándome la barriga.

¡Esa era otra! Llevaba sin comer decentemente varios días y estaba famélico. Un par de buenas cenas, calentito ante una hoguera y sin mojarme, sería lo que más desearía en estos momentos. Ante la perspectiva de cazar algo, se me hizo la boca agua, pero...

-"Si alguien sale a cazar, puede que se pierda con este terrible tiempo y tendríamos que salir a buscarle, con el consiguiente peligro de perdernos también. Aunque me cueste decirlo, creo que sería mejor quedarnos juntos y comer las tediosas raciones..." Dije triste.

Para el pequeño Fosco la idea de cazar no le convencía pero Dastar sabía que él junto a Ceorl podrían encontrar una buena presa. 

—Preparen el campamento —mientras prepara arco y flechas especialmente—. Con Ceorl seguro que capturamos algo para cambiar el menú.

 —Cierto compañero —dice mirando al otro Rohirrim.

   Uno de los cazadores, el que quiera, debe hacer la tirada de cazar.

No soy exactamente un cazador, pero puedo servir a la partida de guía para devolverles al campamento, tanto si conseguimos cazar como si no... También yo puedo ayudar a cazarlo con mi arco largo, si es que lo considerais oportuno...

Por otro lado, aconsejaría descargar a los animales de su pesada carga. Deben de descansar, incluso plantearnos dejar parte del material que transportamos y que es más un lastre que útil en estos momentos. Al final perder nuestras monturas nos retrasará y agotará más si cabe.

El tiempo está recrudecido, pero hemos de reponernos...Un caldo caliente sería genial... con alguna planta y raices adecuadas, algunas setas, tendríamos algo con que calentar nuestros ateridos cuerpos... No creo que hacer fuego sea la mejor idea, pero al menos unas brasas sin llamas para calentar piedras y poder ponerlas debajo de nuestras mantas para entrar en calor...

Que me decis?

Es una buena idea- dice Ceorl- y si, podría intentar cazar algo. Llevarnos algo caliente al estómago y con condimento nos puede venir bien a todos. 

 - Yo me quedaré en el campamento, para ayudar a montarlo y custodiarlo. - Propuse a mis compañeros, mientras me disponía a comenzar a hacer los preparativos. - Debemos de asegurarnos de que el fuego de la hoguera no sea visto desde lejos ni que se pueda apagar por el clima, por lo que tenemos que encontrar la manera de resguardarlo.

Aegon, haz un agujero en el suelo para que las brasas queden por debajo del nivel raseado del mismo. Podeis poner a su vez un circulo exterior de piedras que proteja dicho agujero, no ha de ser muy pronunciado, así guarecemos las brasas de golpes de aire que pueden apagarlo o avivarlo en demasía y delatarnos...

Para calentar aconsejo cantos rodados del rio... Al ser planos son menos molestos cuando los pones debajo de las mantas, y las piedras transmiten el calor que han cogido del fuego, sin peligro de prender en la tela.

Mientras hablaba con Aegon, las manos y ojos de Allister entraban en comunión con el terreno. Analizaba cualquier rastro o huella, cagarruta, pluma, rastrojo roto, corteza de los arboles cercanos rascadas...

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   Mientras unos os quedáis preparando el campamento y el fuego en un lugar bastante resguardado que encuentran Fosco y Aegon, al final se decide por una partida de Caza. Ceorl agarra sus armas y parte tras las huellas, ayudado por Dastar. Mientras Allister, ha cubierto y sin la lluvia empapándole la vista, dedica un tiempo a examinar el terreno y sus recuerdos de los mapas y planifica la ruta para los días venideros.

   Siguiendo las borrosas huellas del terreno embarrado, Ceorl se encuentra con una vista inusual: una gorda oveja salvaje de montaña, prodigiosamente carnosa, se alimenta de la escasa hierba del yermo. Cómo ha llegado a un tamaño tan grande en tan inhóspitas tierras sin acabar en la panza de alguna criatura es un misterio, pero parece que el cordero va a volver a vuestro menú.

   Cubierto por el arco de Dastar, Ceorl echa la mano hacia atrás y arroja su lanza ensartando al animal antes de que se dé cuenta de su presencia y consiga huir. Llegáis con rapidez al animal abatido antes de que aparezca cualquier otro animal, águila, lobo u oso, que os arrebate la pieza. Aunque es raro que aparezca animal alguno en este momento, nunca se es demasiado precavido.

   Con gran esfuerzo, cargáis la presa de vuelta al campamento, y a la luz de la fogata, celebráis un gran festín. El cansancio parece disiparse y el ánimo ante el resto del camino mejora considerablemente, a pesar del tiempo. En un día o dos estaréis ya en el bosque y dejaréis el yermo salvaje. 

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Hambriento, cansado, ofuscado por no poder hacer mis tres cenas desde hace mucho tiempo, me había quedado en el campamento reordenando mis cosas. Ahora, lo único que me apetecía era llegar cuanto antes al punto de reunión y contarle a mi amigo todas las peripecias y aventuras que habíamos vivido; y de cómo gracias a mi se había resuelto todo de manera satisfactoria. Estaba pensando en cómo contar los relatos, cuando la partida de caza volvió con una presa digna de dar un buen festín, cosa que hicimos alegremente, llenando nuestros buches hasta casi explotar. Con la tripa hinchada como un globo, me fui a dormir feliz y satisfecho. El día venidero sería más alegre que ninguno de los últimos días. Ya casi estamos a punto de llegar al bosque y dejar estas inhóspitas tierras baldías... aunque viendo la hermosa oveja cazada, no tan baldías.

Una buena caza se vio recompensada con una excelente comilona, quizá era el hambre pero Dastar sintió que era lo mejor que había comido en mucho tiempo. Se sentía muy bien: el deber cumplido, los amigos que lo han acompañado desde hace mucho y los nuevos hicieron que aquella velada se quedara en su mente como un recuerdo grato de lo buena que podía ser la vida en algunas ocasiones. Su espíritu viajero se sentía a sus anchas en aquellos parajes, que aunque inhóspitos  no dejaban de entregar maravillas a un joven lleno de vida y expectativas.

 Definitivamente parecía que la fortuna, pese al mal tiempo, parecía sonreírnos. La comida se había convertido en un agradable y necesario respiro, después del duro viaje y las dificultades sufridas. Miré a mis compañeros y les pregunté, sonriente:

 - ¿Qué pensáis hacer después de que esta aventura termine, si todo marcha como hasta ahora?. Si no surge nada, creo que iré una temporada a Rivendel.

 Aunque me gustaba viajar y ver mundo, empezaba a necesitar un pequeño descanso antes de seguir. Podría pasar el invierno en la ciudad élfica y salir a los caminos en la primavera.

Al fin el grupo dedicado a la caza, regresó y no con las manos vacías. 

Menudo trofeo traéis!!! Sin duda alguna esa pieza fue el deleite que nos alimentó, no solo el cuerpo, quitándonos el hambre, sino también alimentando el espíritu.

Allister no había perdido el tiempo y se dedicó a optimizar la ruta...valoró que llevaban a los animales y su carga, el estado de sus compañeros y el posible tiempo de ventaja con el que contaban frente a posibles orcos...

Con las fuerzas renovadas y tras el refrigerio contundente, y el descanso merecido, creo que podremos seguir por el camino que decís, sin muchos percances... salvo los que nos salgan por delante, si es que hay... Yo por ahora no he visto nada sospechoso en la "madre tierra"

Aegón preguntó a los presentes cuales eran nuestros planes en un futuro cercano... De mientras Dastar, se le veía feliz rodeado de el resto y en medio de la naturaleza. Ese joven tenía buen porvenir... A Fosco, le fue cambiando la cara a cada mordisco que daba al manjar que nos cocinó...

Yo por desgracia no tengo donde volver... Todas las posesiones de mi familia, su poder o influencia han prácticamente desaparecido. Allá donde voy de Esgaroth o Valle, soy bien tratado y reconocido, pero me hayo desposeído de cuanto en tiempos fue de mi familia. Busco incesantemente poder devolver el esplendor del pasado a mi casa, pero necesito hallar alguna prueba que lo corrobore.

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   Han pasado ya 3 días desde que os internasteis bajo la sombra del bosque, cuatro, si contáis el último banquete, del que os quedan recuerdos. Gratos, eso sí.

   Fue una suerte espectacular que se consiguiera esa pieza, pues desde que habéis entrado en el bosque no habéis conseguido cazar nada, sólo habéis visto alguna ardilla raquítica que en cuanto se percataba de vuestra presencia, se apresuraba a ponerse a cubierto. Con este panorama, no os queda otra que apretaros el cinturón y tirar de lo que queda de las raciones de viaje y de la carne que conseguisteis preservar de la oveja salvaje en previsión de situaciones... como esta.

  Os preparáis para descansar, en 2 ó 3 días más, saldréis al punto inicial donde os encontrasteis con los enanos y podéis dar fin a este corto, pero a la vez, largo viaje.

   Llegáis a un claro cercar del río, rodeado de árboles viejos cubiertos de musgo y con el tronco ajado y en algunos casos podrido. Sin embargo es una visión bastante grandiosa, la edad de estos árboles. Veis algo más también. Las rocas cubiertas de musgo, parecen seguir un patrón, dibujar o delimitar... algo. Y parecen ser demasiado regulares, algo no encaja bien.

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El viaje estaba siendo algo duro, dado que estábamos cansados y no encontrábamos caza alguna. En pocos días llegaríamos al lugar donde se encontraba mi amigo Bain y donde sería el final de la compañía. Habíamos tenido éxito en nuestra empresa y tenía un montón de anécdotas para contar durante un año entero sin siquiera repetir alguna. Algo atrajo mi atención... las piedras que había alrededor llenas de musgo. Estaban colocadas de una forma que no era natural, como si hubieran sido traídas y puestas ahí por alguien hace mucho tiempo.

-"¡Qué extraño! ¿Os habéis fijado en esas piedras? Parecen que están colocadas delimitando algo, ¿verdad?" Dije en alto.

Bajé del caballo y me acerqué a una de ellas, la más próxima. Saqué la daga del cinto y raspé un poco la superficie para quitar el musgo. Quizás hubiera algún tipo de inscripción en la piedra...