Partida Rol por web

El reino de Menegroth, algunos lo conoceis, otros solo habeis oido hablar de el en canciones y poemas antiguos, se hablaba de su belleza sin par, de la frescura de su aire, de los hermosos y frondosos arboles de un verde sin igual y del maravilloso cielo estrellado nocturno, podeis observar como las mansiones estan excavadas sobre la propia roca y que hay tallados dibujos de arboles a fin de que no desntone con el magnifico entorno que se aparece ante vuestros ojos. Buscais un lugar donde descansar y lo encontrais, al fondo un tanto apartado, veis un meson que tambien tiene habitaciones, "El sauce verde" reza en el cartel de madera que cuelga de la pared de l mismo.

Entre y saludé al posadero, ya lo conocía desde hacía algún tiempo, le pedí habitaciones para mis compañeros y yo y un lugar en la cuadra para los caballos.

- Un pueblo como otro cualquiera. Uno más de los miles que existen me digo al entrar en el pueblo.

Mis espaldas acumulan cansancio y polvo del camino, pero no estoy realmente cansado, dado que mi cuerpo está acostumbrado a los trances del camino.

Echando un vistazo a mi alrededor, intento encontrar algo especial en el lugar. Siempre hay algo especial.

- ¿Cuánto tiempo estaremos aquí? me pregunto dándome cuenta que hacía mucho mucho tiempo ya desde la última vez que mi camino no era seleccionado por mi mismo. Y ahora mismo estaba siguiendo una ruta, con unos completos desconocidos sin conocer mi destino.
 

Oh si claro, no hay problema, tengo unas confortables habitaciones con balcon que dan al rio, alli encontrareis descanso y en las cuadras vuestras monturas se recompondran del largo viaje desde Rivendel. Sentaos ahora os llevaran algo de comer.

Le puse una mano en el hombro a Valandil y le tendí una cantimplora llena de brandi

-Quizas quieras beber un poco mientras te presentas-

Dije sonriendole amablemente.

Cita Morannion cabalgando junto a Elrohir:

detrás del plateado yelmo unas palabras se deslizaron apenas perceptibles para oídos que no fueran élficos..

"Sólo mi padre, mi espada y el córcel.. Elrond suele elegir bién a sus enviados -dije asintiendo con la cabeza en gesto de respeto-. Será un honor luchar a vuestro lado."

..Los cascos chapoteaban en el barro del camino y sus amortiguados ecos resonaron con excesivo estruendo en el aire denso, húmedo que nos envolvía.

Por lo que su padre le había contado Menegroth era una antigüa ciudad-fortaleza secreta de los Elfos Grises de Doriath en Beleriand. 

Su nombre en Sindarin significaba "las mil Cavernas" y estaba excavada en los altos salientes rocosos de la ribera meridional del río Esgalduin, un afluente del río Sirion. Como los Sindar amaban -y amamos- los bosques, las estancias y cavernas de Menegroth estaban esculpidas con árboles, aves y animales de piedra, y llenas de fuentes, lámparas de cristal y tapices en los cuales estaba representada la historia de la Tierra Media y del Reino Bendecido. Se dice que era la estancia más bella que ha habido al este del Mar.

Mientras los jinetes cruzaban el puente de piedra sobre el río observaron que era el único acceso a la ciudad, muy fácil de defender en caso de ataque enemigo. Los antigüos escritos también señalaban que la mismísima Melian la Maia participó en la planificación de tan estratégicas defensas. Se decía que si no se tenía el beneplácito de tan poderoso ser, el visitante se perdería y moriría en un laberinto de árboles, confusión y cansancio.

Claro que de eso ha pasado mucho tiempo, incluso en nuestros términos (élficos).

-mientras, observo a los poderosos jinetes que me acompañan que parecen fundidos con sus corceles en movimientos perfectos, llegamos a la posada de la ciudad..-

Qué nos deparará el destino.. lo mejor de los "bien nacidos" me acompaña.. ¿estaré a su altura?

Cita:

Sonreí al escuchar a Elrohir

-También será un honor matar orcos a tu lado, pero no deberías tratarme con tano respeto, estamos entre hermanos-

Al reflexionar sobre mis palabras hice una mueca al recordar a Feänor.

Cita:

Pese a no gustarme en absoluto la bebida, cojo la cantimplora y bebo un corto trago. Por cumplido, obviamente. Pero no es bueno empezar una relación despreciando un ofrecimiento.

Tras beber de la cantimplora, miro a los ojos a su dueño, y me presento de forma distraida - Pues soy descendiente de una larga estirpe de conocedores de la naturaleza. Nuestro conocimiento, nos sirve para ser muy capaces en las expediciones por estas tierras.

- ¿Y tú, amigo? le pregunto de forma amable.

Miré a Valandil y dije

-Soy Morannion de la casa de Feänor-

Cuando él me dio la cantimplora le di un trago y se la ofrecí a Elrohir.

"Yo soy Elrohir, de la casa de Sáralondë.. ..es hermosa ésta ciudad y como buen Sindar noto el trabajo de mis antepasados en la roca.. -acaricio el suelo con el pie- esta ciudad parece conocer muchos secretos.. signos naugrim y Quendi escritos a la vez.. sin duda algo único y propio de los lejanos días.. -doy un sorbo pensativo de la cantimplora..-  ¿Alguno conoce la naturaleza de la misión? Elrond parecía preocupado y no suele inmiscuirse en los asuntos de los demás pueblos."

-Mientras paladeo la bebida observo a los dos Noldor. No es habitual que participen en asuntos comunes. Son descendientes directos de los Eldar y quedan muy pocos. Los Elfos Noldor son los más dotados intelectualmente de todos los Elfos, así como los más fuertes y los de mayor orgullo. Los Noldor eran el pueblo más valiente y poderoso entre los Hijos de Ilúvatar,  a veces observo en ambos una luz en los ojos similar a la de las estrellas que me fascina. Sus antepasados libraron las guerras más grandes de las que hayan oído los enanos o los hombres, por lo que son el pueblo más aguerrido de la Tierra Media. Nosotros los Sindar nos enamoramos de los bosques de la tierra media y en cierta medida eso nos enriqueció y diferenció de nuestros hermanos.. 

Miré a Elrohir y a Valandil

-Ambos pareceis jóvenes, debeis tener cuidado, sería terrible perder a dos jovenes-

Mientras hablaba admiraba los tallados, obra de enanos y elfos, representaban la fauna y la flora tan amada por los sindar, realmente me sentía envidioso, pocas obras de los noldor quedaban ya en pie.

Volví mi atención a Elrohir, sabía que había ocurrido con su prometida y me hubiera gustado entregarle una balada que compuse muchas lunas atrás sobre el tema.

Aldarien se sienta en la siguiente mesa. Saca su espada, la afila y la lustra. Mientras observa curioso a sus compañeros, y trata de escuchar todo lo posible. Acerca de la misión que se les encomienda. No teme enfrentarse a numerosos orcos, pues es parte de su vida, como los son los bosques.

Bebe calmadamente una jarra de hidromiel, y cuando la termina la coloca fuertemente en la mesa y se levanta. Se acerca a la mesa del grupo.

Saludos, mi nombre es Aldarien, y creo que no hemos tenido oportunidad de presentarnos adecuadamente.

Llega una bella camarera y os sirve unas grandes jarras de cerveza en la mesa en la que estais sentados. ¿quieren algo de comer? os pregunta con una enorme sonrisa.

- Es curioso oir hablar de juventud o vejez a un elfo. Los humanos, ignorantes, utilizan esos apelativos. Pero en labios de un elfo es cosa extraña

Mis ojos van saltando de uno a otro, reconociendo sus rasgos y sus actitudes. Y en ese conjunto, un elfo afilando sus armas llama mi atención. Cuando se acerca, le veo llegar hasta nuestra mesa.

- Gracias. Yo tomaré algo ligero. Algo de fruta, si no es mucho pedir. digo dirigiéndome a la camarera

Saque mi mandoble y lo coloque sobre mis rodillas admirando su brillo y su excelente manufactura, los caracteres elficos de la hoja ponían Gilraen

-Vieja amiga, dentro de poco te bañarás en sangre de orcos- la espada tenía un zafiro en la base de la empuñadura, lo que la hacía destacar aún más.

miro a la camarera pongame lo mismo que a mi compañero

espero que no estemos aqui parado demasiado tiempo...

Aqui teneis, vuestra fruta. Comenta la camarera con una sonrisa.

Escuchais un murmullo creciente en el exterior del meson, la gente murmura sin parar... De pronto, entra uno de los viandantes y exclama. ¡¡¡DOS ENANOS, DOS ENANOS Y UN MEDIANO.!!!

Justo cuando aquel elfo entra voz en grito y como anunciando a unos embajadores entran en la posada el grupo de tres extraños.