Partida Rol por web

Aventuras en los Reinos Olvidados

Histórico del primer grupo.

Cargando editor
25/02/2013, 16:52
Ark

Durante el primer día de marcha camino penosamente presa del frio , y observo que la elfa no lo pasa mucho mejor que yo. Escucho interesado lo que cuenta Bronas de su vida , aunque no comparto mi historia con ellos de momento , aunque si que le doy una buena clase de catecismo ya que veo que se muestra interesado. El segundo día de camino no se muestra mucho mejor que el primero , y el frio comienza a hacer mella en mi animo y en mi salud que no deja de moquear ,lo que me lleva a tomar una decisión. Cuando amanece el tercer día me antes de partir me dirijo a mis compañeros:
-Bueno , esta claro que a este ritmo tanto Mitheithel como yo acabaremos por enfermar y retrasaros a los demás , de manera que mientras estemos en un terreno tan agreste , o hasta que encontremos algo con lo que abrigarnos voy a sacrificar los dones curadores me mi diosa y le voy a solicitar en cambio que nos proteja a ambos del frío. Por ello creo que debemos apretar el paso ya que si esta zona es tan peligrosa como escuchó Ugdush , ¿se dice así ?- digo girándome hacia el semiorco- bueno lo que quería decir es que si nos encuentran solo contaremos con nuestra propia suerte para salir al paso

El resto de viaje aunque fatigoso , al menos no es penoso protegidos como vamos por la bondad de mi diosa. Finalmente llegamos hasta el pórtico de piedra donde nos detenemos mientras Bronas nos lee la inscripción.Cuando el Semiorco decide ir a investigar la torre me levanto para acompañarle.
-Espera voy contigo , puede que haya algo que podamos usar, ademas que si me detengo me dala impresión de estar desperdiciando la ayuda de mi diosa para un alegre paseo por el monte.

Notas de juego

pues eso , de momento cambio mis dos conjuros de nivel 1 por soportar los elementos y acompaño al semiorc de expedición.

XDD : me acabo de dar cuenta que Ark no habla ningun idioma conocido en los reinos XDDDD

Cargando editor
26/02/2013, 00:21
Silbido

Los días pasaron. No muchos, solamente cuatro o cinco, pero a Silbido le parecía que el sol tardaba cada día más en recorrer el cielo. Los días eran, pues, interminables. Sentada con la espalda contra el muro, las rodillas apretadas contra el pecho, haciéndose un ovillo para reducir la pérdida de calor. La poca fuerza que tenía la debía guardar para los momentos en los que se desataba una batalla campal en sus tripas, y tenía que dar la vuelta al muro, al mismo tiempo refugio para su intimidad y muleta para su renqueante avanzar, bajarse las calzas y acuclillarse sobre el agujero que debían haber cavado el sacerdote o el semiorco el primer día. Y todo ello debía hacerlo a toda prisa, para evitar que la mierda semilíquida se escurriera por sus muslos y echara a perder la única ropa que traía.

Las noches, por fortuna, eran tranquilas. Frías, pero tranquilas. Con la ropa y la manta completamente secas, y la fiebre remitiendo lentamente, era capaz de dormir sin temor a despertar en peor estado que cuando había cerrado los ojos. Las conversaciones no eran frecuentes, y Silbido se alegraba por ello. Nunca había tenido ocasión de aprender todas las palabras, y el paso de los años le había arrebatado muchas de las que sabía. Y por encima de todo, se le había pegado la vulgar forma de hablar de los hermanos, y en su inactividad, se sentía ridícula abriendo la boca delante de hombres que, pese a su rudo aspecto, al menos eran capaces de vocalizar apropiadamente. Podía haber conversado en élfico con Mithethel, lengua que había aprendido hasta dominar, gracias a Quelnaas, pero la joven hechicera pasó aún bastante tiempo inconsciente.

Bronas habló al resto de su viaje. Decía ser un príncipe entre su gente, recorriendo la tierra en busca de cualesquiera peligros que su dios pusiera frente a él, hasta ser digno de reclamar la corona de su padre.

—Un mataor de dragones y un príncipe —rió Silbido, que pese a su vergüenza, no se sentía incómoda con esos hombres—. ¿Cómo hemos acabao tiraos en una choza medio caída, perseguíos por la guardia, con dos personas asín entre nosotros?

Los alabarderos, confirmando la predicción de Ugdush, no dieron señales de vida. Con suerte, habrían caído todos presa de los orcos de las montañas.

 

Y finalmente, todo el grupo se había repuesto. Bronas y ella podían correr y saltar de nuevo, Mitheithel ya no tenía un agujero horripilante en el cuello, Ugdush empezaba a acumular roña y Ark tenía ocasión de entretenerse hablando de su diosa al bárbaro, que tenía pinta de disfrutar de la conversación. Silbido no lograba entender la devoción de los dos hombres. Para ella, la religión consistía en dedicar una oración a Mielikki, para que le proporcionara protección cuando se encontraba en peligro; a Malar, para que le ayudara a comprender a su presa cuando se mostraba especialmente astuta o escurridiza; y a Silvanus, para que disculpara sus excesos cuando había cazado más allá de sus necesidades. No sentía especial afinidad o afecto por ninguno de ellos, y no tenía ninguna duda de que, cuando volviera a vivir entre los hombres, sus oraciones irían dedicadas a los dioses del comercio, la agricultura o lo que quiera que estuviese haciendo para sobrevivir. Pero, de momento, su paso por la civilización había sido demasiado fugaz para cambiar de deidades.

El grupo, con el bárbaro a la cabeza, se internó en las montañas, avanzando por viejos senderos trazados por el paso de animales, colina arriba, colina abajo. La chiquilla no se encontraba tan fuera de su elemento como en Paso de Ashaba, pero estaba descubriendo rápidamente que los años pasados en Cormanthor no la habían hecho mejor. Era más fuerte, más rápida y más hábil, pero blanda. La cría que había dejado atrás el hogar familiar había sobrevivido en un entorno hostil, en solitario, con escasas aptitudes. La joven en la que se había convertido se había convertido en una parte del bosque, y fuera de él, incluso en esta tierra agreste, era tan vulnerable como un pez de agua dulce en medio del océano. Tal y como había hecho al llegar a la ciudad, se prometió abrir su mente, desterrar sus malos hábitos y aprender de nuevo lo necesario para salir adelante.

El segundo día tras la partida, al amanecer, descubrieron restos de la existencia, ya lejana en el tiempo, de seres inteligentes en la zona. Los restos de una torre al borde del abismo, y un impresionante arco de roca, cubierto por relieves de guerreros y doncellas de raza enana. Bronas sorprendió a todos explicando la naturaleza de las runas grabadas junto a los relieves, el alfabeto que comparten, como si de una cruel broma se tratara, enanos y gigantes. Y los sorprendió aún más leyéndolas, y tratando de interpretar las sutilezas del mensaje  

—Es solo una advertencia —replicó Silbido, prosaica—, que los dioses guarden al desgraciao que entre.

Mientras Bronas meditaba sobre el mensaje enano, y Ark y Ugdush exploraban la torre, Silbido hincó la rodilla en tierra, junto a la entrada de la cueva, en busca de señales de movimiento reciente de animales y, especialmente, humanoides o criaturas que no reconociera. Cuando terminó, repitió la operación junto a la entrada del paso que habían encontrado, desde el que se podía ver el Bosque del Arkho en toda su extensión. Y en su interior, invisible desde aquí arriba, los cadáveres de decenas de personas  pudriéndose en sus carros y caravanas.

—Podemos usar la torre —dijo al cabo—, y cazar bastantes piezas. Estacar las pieles pa que se sequen, limpiarlas y coser capas y ropas pal frío. No podremos curtirlas, pero durarán una temporada, aunque huelan mal. La carne aguantará si la ahumamos, con las piedras de la ruina, apilándolas con cuidao, y unas maderas cortadas en tablas, podemos hacer uno. Si cazamos dos, entre tú, Ugdush y yo, y el otro, con el cura y Mitheithel se ocupan de lo demás, no tardaremos más de un par o tres jornadas.

Decidieran el camino que decidieran, oscuridad o eterno invierno, iban a necesitar estar preparados si pretendían sobrevivir.

Notas de juego

Silbido busca indicios del paso de animales, personas o criaturas por las entradas del paso elevado y el subterráneo. Por cierto, si alguien usa la acción ayudar (es decir, a efectos del juego, echar una mano a la cría), con tomar 10 probablemente sea suficiente, incluso si el terreno es firme.

Cargando editor
26/02/2013, 09:56
Bronas

 El ilushkano no pudo evitar reirse del comentario del mestizo acerca de la teta, pero no añadió más durante el viaje.

 Ante la sorpresa del resto, cuando les leyó que ponía en las runas del arco, Bronas les comentó.

 - No, no me lo invento.- Dijo.- El guía de los Pielescarcha no tiene que ser solo un buen guerrero, también debe saber leer su idioma y los de sus vecinos. Por eso Borateo nombró a Arbor el Druida para que fuera mi tutor y aprendiera a leer las palabras escritas.  

 Asintió distraídamente a las palabras de Silbido. Pero puntualizó.

- No me gusta la torre, tal vez nos de refugio, pero si nos atacan estaremos acorralados. Prefiero la espesura del bosque para guarecernos mientras nos preparamos para continuar el viaje.

Notas de juego

 Ayudo a Silbido buscando rastros. Elijo 10.

Cargando editor
26/02/2013, 12:07
Silbido

Silbido chasqueó la lengua, y respondió, sin dejar de comprobar el suelo.

—No es pa nosotros —explicó a Bronas—. Las pieles se estropean si les da el sol. Y pa ahumar tenemos ya una pared del horno hecha, aunque igual se puede hacer por fuera.

Cargando editor
26/02/2013, 18:34
Miteitel

Al ver que no es mi perra quien me hace sombra, ni es en mi sueño, sino que es real y es Ark quien me esta mirando, intuyo que es él quién me ha curado. Al principio, sólo le veo en una penumbra y poco a poco empiezo a verle mejor hasta que definitivamente adquiero la plena consciencia de que estoy viva y le veo nitidamente, y a mi alrededor, una cabaña en ruinas que conserva algunas paredes y parte del tejado. Agarro las manos de Ark y se las beso - gracias... gracias... - sale de mis labios en lengua común y le miro, no sé qué más decir por ahora mientras de mis ojos brotan lágrimas incontroladas, los demás están dormidos, mi perra duerme junto a Bronas que la abraza sonriente y dormido a pierna suelta y resoplando entre ronquido y ronquido.

Ark me mira de forma extraña y después, él se aparta al mirarme y se va afuera de la cabaña - he dicho algo que le ha molestado? - entonces, me miro y entiendo su reacción, me he destapado y al verme desnuda doy un respingo llena de vergüenza, e instintivamente me cubro con la manta con la que dormía, la miro, me fijo en que no es la mia y luego, busco mi mochila, que esta a mi lado y cojo mis mudas y me visto lo más rápido que puedo con un vestido rotundamente élfico que usaba sólo en fiestas y ceremonias especiales, de color azul turquesa y con unos magníficos bordados de manufactura élfica sin ningún atisbo de duda, las que ya me he puesto son de un tejido demasiado fino para este frio, y aqui hace mucho y con viento - me pondre esto hasta que se sequen mis ropas - me percato de que están colgadas en una pared al viento, así que uso la manta como abrigo. 

Los demás estaban dormidos, mi perra se despierta al verme moverme, me levanto medio tambaleándome, me siento débil y tengo mucha hambre y me pregunto - cuántos dias llevaré inconsciente - de mis ropas colgadas, miro el cielo, y entonces, junto a mi leotardos colgados me percato de que hay un pájaro posado que me está mirando, y le miro alucinada, me doy cuenta de que es como la urraca de mi sueño... me acerco a ella y le digo - eras tu...? gracias - y entonces, el animal estira las alas como para echar a volar al viento y le digo - no te vayas... muy lejos... te necesitaremos - y entonces, la urraca me mira con sus negros ojos, levanta el vuelo y desaparece, me quedo extrañada siguiéndola con la mirada hasta que ya no la veo.

Me peino con mis utensilios básicos para asearme de mi tierra natal, un peine con unos dibujos muy elaborados, y me paseo investigando donde puede haber agua pero no veo ninguna fuente cerca y el río estaba inaccesible así que decido esperar a mejores tiempos y lugares para poder bañarme.

Al de un rato, se levantan Silbido, Bronas, Ugdush... miro a Ark que sigue en su meditación, me doy cuenta de que ha fabricado una tosca representación del símbolo de Selune con madera, que le ayuda para estar en contacto con su diosa, y pienso preocupada - y Nailo? donde está? se habrá levantado ya? quizá se ha ido...  

Silbido y Bronas durante todo el día tiritan febriles tumbados y adormecidos - estoy preocupada, que puedo hacer... - acerco a mi perra para que se ponga sobre ellos para darles calor y cuando están despiertos, me ven pero no me dicen nada porque están enfermos, y yo les doy agua porque sudan mucho y les cuido pero apenas dicen nada, aún tienen que contarme lo que ha pasado, la verdad es que estoy deseando hablar de lo que ha pasado con los cuatro.

Al día siguiente, casi al anochecer, ya se van recuperando Silbido y Bronas pero estoy tan cansada, que me quedo dormida al igual que los demás, y al siguiente día se pone a llover, y el bárbaro se dedica a arreglar el techo de la cabaña en ruinas, Ark se pone a sanar y poco más, estamos aburridos, compruebo que alguno de ellos ha ido marcando cada día con una raya, sólo hablamos del tiempo, la comida y Bronas habla de él, su origen y su pasado, le escucho con interés, parece que enseguida llega la noche y nos disponemos a dormir, yo desde que me curó Ark duermo junto a mi perra un poco alejada del grupo, duermo intranquila por el ruido de los truenos y los molestos ronquidos pero al menos sé que me puedo despertar cuando quiera, me aparto de los demás y me arrebujo con mi perra que es como mi manta para esquivar el frio, aunque aún llevo la manta de Bronas a modo de abrigo sin saber todavía que es suya.

Al amanecer del siguiente día, me despierto fuerte y con ganas de hacer cosas, contemplo un precioso arco iris que se ha formado desde el río, es una mañana especialmente bella y serena, me pongo a juguetear con Naessa tranquilamente un poco alejada de la cabaña, me siento en una roca caliente por el sol pensando - no quedan provisiones... habrá que hacer algo... ahí viene Ark se lo diré... - veo que el clérigo se acerca directo hacia mi y dice algo sobre lo que yo quería hablar bruscamente y enfadado:

-¿Se puede saber qué demonios te pasaba por la cabeza cuando decidiste lanzarles un conjuro a todo un pelotón de guardias?

Le miro incrédula - qué? - me levanto ignorándole sin contestarle nada y decido no hablar con nadie, me siento mal y ya no tengo ganas de hablar.

Decididos a irse de allí señalan hacia el oeste, yo no opino, me parece una locura tal como estamos ir hacia los nevados Picos del Trueno, hay que atravesar la cordillera hacia Cormyr... El frío parece aumentar, y yo sigo con la manta de Bronas sin saber que es suya para cubrirme y evitar el frio como puedo, debido a que apenas nos quedan provisiones se levanta el campamento siguiendo el camino que sale de la cabaña en ruinas y se interna en las montañas.

Ahora dejamos atrás todo - que pena, era un buen sitio pero...aqui no hay comida para los cinco, tengo que preguntarles que pasó después, no lo sé pero paso de hablar, Ark ha herido mis sentimientos... - pienso mientras subimos por la cuesta cubierta de helechos, que cambian a pequeños pinos y luego, a grandes pinos hacia la falda de las montañas. Escucho lo que cuenta el semiorco para olvidarme del frio.

Tras una mañana subiendo me siento cansada y siento frio en los pies y en las manos, encima ya no queda comida pero cuando parece que no hay esperanza llegamos a un bosque al atardecer, Bronas decide que hay que dormir aquí, le miro y como no entiendo si es adecuado o no el lugar, obedezco sin decir nada, ayudo a montar el campamento, hacer un fuego, etc... al rato, compruebo que hay un arroyo y decide lavarme aprovechando un momento en el que Ark reza, y los demás se han ido a cazar o a otros quehaceres.

Vuelven con un par de conejos, los iba a limpiar, les quito la piel y luego, Bronas decide cocinarlos en su propia grasa, bien churruscaditos al fuego como dice él, me sabe a gloria mi ración para cenar, le doy los restos y los huesos a mi perra que me observa en silencio y que escucha los sonidos del bosque siempre alerta y me guardo las pieles de los conejos - no se curtir pieles...pero me las guardo, necesito hacerme un abrigo. - Luego, pronto nos vence el sueño y yo sigo con mi voto de silencio.

Al día siguiente, continuamos viaje, levantamos campamento, gracias Ark ya no siento el frio, me mira y escucha mi silencio porque no pienso hablar con Ark, sigo molesta - ya tengo yo mi hechizo para soportar los elementos - le doy una parada a una piedra que sale rodando y al poco de avanzar nos topamos con una torre derruida como la cabaña que nos sirvió de refugio, y un arco de roca, lo contemplo atonita, Bronas y Silbido las traducen, el bárbaro dice que son runas enanas, yo intento leer lo que dicen aunque no me gustan los tuneles recordando uno en el que casi muero y pienso - yo no entrare ahi, un tunel que esconde orcos, esqueletos, arañas gigantes y vete a saber que otras criaturas... -

Miro los tojos en la falda de la montaña pensando - ni a la torre en ruinas ni al tunel, el mejor camino es por la nieve y la montaña prefiero combatir el frio que con pieles se puede llegar a conseguir que contra muertos vivientes o esqueletos en el tunel... no gracias¡¡ yo ya he escarmentado¡¡ el mejor camino es por la nieve, de los tres caminos. -

Mientras el semiorco y Ark se van a investigar a la torre, yo me quedo con Silbido y Bronas, le entrego las pieles a Silbido que parece saber curtirlas y empiezo a coger leña, busco trozos de madera de los pinos y pregunto a solas con la arquera y el bárbaro - Nailo se marchó? - asustada les miro como si supiera la verdad, temiendo que dijeran que había muerto...

Cargando editor
27/02/2013, 00:23
Silbido

Silbido levantó la cabeza para observar a Mitheithel. La elfa se había pasado el día anterior en silencio, con la cabeza gacha y los labios fruncidos. Creía que se debía a la pérdida del petimetre. Para los demás no había significado nada, como probablemente tampoco lo hubiera significado la muerte de cualquier otro de ellos. Ni se conocían ni se gustaban demasiado, simplemente habían llegado a la ciudad en el mismo día y habían aceptado un trabajo para el mismo hombre. Pero Mitheithel se había marchado de la entrada de la ciudad junto a ese joven, quizás fuera más cercano para ella. Si no sabía qué había sido de Nailo, de todas maneras, no era capaz de entender de dónde provenía el mal humor de la elfa.

—Ese chico, Nailo, lo que pasó... —comenzó, insegura de cómo explicarlo. Al menos, no en la lengua en común, pero sí era capaz de decirlo en élfico, por lo que prosiguió en la lengua materna de Mitheithel—. <Después de que cayeras inconsciente, conseguimos acabar con los guardias, pero casi todos fuimos heridos, y Nailo perdió también la consciencia. Más guardias nos persiguieron, así que escapamos cruzando el río. Bronas te cargó todo el trayecto, pese a sus propias heridas, y Ark cargó a Nailo. Nos dispararon con ballestas desde la orilla, y una flecha se clavó en Nailo. Cuando salimos del agua, ya estaba muerto. Tuvimos que dejarlo atrás para seguir huyendo, pero vimos a los guardias que nos perseguían enterrar su cadáver>.

Aunque apenas sabían los unos de los otros, la chiquilla sentía que la situación había cambiado. Se había formado un vínculo entre los cinco difícil de definir, al menos para alguien como ella, que se había pasado tantos años prácticamente sola. Si uno de ellos fallecía, su muerta probablemente pesaría más que la de ese desafortunado desgraciado.

Notas de juego

<En élfico>

Cargando editor
27/02/2013, 06:50
Miteitel

Cuando escucho lo que me dice Silbido tan bien pronunciado y ya alejados Ark y Ugdush, le digo a la arquera en lengua común pues estaba Bronas delante - gracias Silbido... estoy molesta porque Ark me echó en cara hace 2 o 3 dias que si no hubiera hecho lo que hice en fin... puede que los guardias no nos hubieran atacado... - triste continuo haciendo un ligera pausa y me acerco a Bronas - entonces, son tuyas las atenciones y tu manta, tu me salvaste la vida, te la debo... te doy las gracias por lo que hiciste por mi... - acerco mi mano a su cara y le doy un beso como hacen los élfos de manera amistosa y en señal de agradecimiento, luego, les digo a ambos - habeis hecho alguna oracion por el? supongo que no os habra dado tiempo... rezare por su alma... - dejo los leños a un lado, y cojo un puñado de tierra y la levanto en el aire elegantemente, lo acerco a mis labios, una lagrima se desliza hasta mi boca, beso el puñado de tierra y lo lanzo al viento en una plegaria a Mystra, mi diosa por el pobre Nailo.

Átaremma i ëa han ëa
na aire esselya
aranielya na tuluva
na care indómelya cemende tambe Erumande,
ámen anta síra ilaurëa massamma
ar ámen apsene úcaremmar sív' emme apsenet tien i úcarer emmen.
Álame tulya úsahtienna mal áme etelehta ulcullo,
násie.

 

Notas de juego

>>es una oracion por Nailo<<

Cargando editor
27/02/2013, 09:09
Director

Después del trayecto para llegar hasta aquí, os encontrais frente a la entrada de los túneles y subterráneos que horadan las montañas, y decidís dividir el grupo. Bronas, Silbido, Mitheithel y su perra se quedarán en el bosque; buscarán huellas alrededor de la entrada, y se encargarán de cazar y preparar el viaje.

Por otra parte, Ugdush se marchaba hacia la torre derruida que se levanta en el extremo de la terraza, a poco más de un kilómetro y medio. Ark decide acompañarle.

(Sigue...)

Cargando editor
27/02/2013, 09:16
Bronas

 Bronas buscaba rastros mientras escuchó a las mujeres hablar, sin prestarles demasiada atención. No obstante le sorprendió la muchachita con esas palabras ininteligibles para él, cosa que le llamó la atención y se centró en ellas. Por la reacción de Féllala, Silbido la puso al corriete de lo acaecido.

 La pelirroja elfa se le acercó para agradecerle el que la salvara, el hombretón asintió levemente. 

 - Puedes conservar la manta mientras no tengamos nada mejor con que abrigarnos.- Dijo sin saber muy bien que decir, luego asistió a la oración de Mitheithel para con el fallecido.

 Sin tener mucho tiempo para más, regresó a su búsqueda de indicios acerca de los movimientos recientes que puedan haber hecho criaturas salidas de la cueva...

Cargando editor
27/02/2013, 10:36
Director

Notas de juego

Todos los pj ganan 35 px por postear.

Próximo turno, viernes día 1 de marzo.

Bronas: Como una rosa, gracias a sus pieles y experiencia como bárbaro.
Mitheithel: Pasando frío.
Ark: Pasando frío.
Silbido: Como una rosa, gracias a su ropa resistente y experiencia como exploradora.
Ugdush: Como una rosa, gracias a su ropa resistente y experiencia como explorador.

Cargando editor
01/03/2013, 10:13
Director

Notas de juego

Todos los pj ganan 35 px por postear.

Mitheithel gana 25 px por conseguir información importante y 10 px por post largo y oración en élfico. Oo.

Ugdush gana 5 px por actitud graciosa.

Ark gana 5 px por actitud valiente.

Silbido y Bronas ganan 5 px cada uno por cazar una cabra con maestría. Más o menos.

Próximo turno, lunes día 4 de marzo.

Bronas: Como una rosa, gracias a sus pieles y experiencia como bárbaro.
Mitheithel: Pasando frío.
Ark: Pasando frío.
Silbido: Como una rosa, gracias a su ropa resistente y experiencia como exploradora.
Ugdush: Con un mordisco en la cabeza (6 daños).

Cargando editor
05/03/2013, 11:04
Bronas

 Con grandes zancadas el norteño se dirigió hacia la torre para ir al encuentro del felino, quien parecía estar solo ante Ark, con quien sentía que tenía una asunto pendiente. Miró al mestizo con sus heridas sangrantes y pasó de largo. Mientras saacaba el hacha y el escudo de madera.

Cargando editor
06/03/2013, 00:59
Silbido

No solo fue incapaz de alcanzar al bárbaro, sino que apenas consiguió mantenerle a distancia visual sin perder el resuello. Ni siquiera cuando el semiorco se cruzó en su camino, la cabeza empapada en sangre y gritando algo sobre un león de las montañas, detuvo los pies Bronas. Simplemente aflojó el paso para armarse, y se internó en las ruinas, donde debía encontrarse todavía el sacerdote. El mestizo había huido para salvar su pellejo, dejando a Ark como cebo. Podía entender el instinto de supervivencia, y la cobardía de Ugdush bien podía ser lo que los había salvado, pero quedaba claro, una vez más, que no se podía confiar en ese hombre.

Silbido pasó corriendo junto al semiorco y alcanzó la entrada de la torre, donde se apoyó con la espalda en el umbral, el arco presto para disparar al animal que había hecho de la ruina su refugio.

Cargando editor
06/03/2013, 08:47
Director

En el interior de la torre, el terrible combate sigue su curso. Ark, en solitario, hace frente a la fiera que está dispuesta a destriparle para proteger su guarida. Sabiendo que si se voltea y echa a correr el depredador le saltará encima, retrocede poco a poco saliendo al exterior a través de la puerta de la torre, mientras el león de montaña le lanza dos zarpazos que él aparta golpeando las garras con la cabeza del mangual. La bestia, harta de paños templados, se impulsa con sus cuartos traseros e impacta contra el sacerdote, clavándose a su cuerpo y lanzando una dentellada que se lleva algunos fragmentos de la armadura del hombro del héroe, así como algo de su carne, (5 daños).

En la distancia, Bronas, Silbido, y Mitheithel pueden ver la figura de Ark saliendo a trompicones de la torre. El semiorco, en cambio, puede verle desde más cerca; Ark se revuelve, y cuando el león baja de su cuerpo lanza un amplio arco con su arma, y la cabeza metálica y llena de púas de su arma se clava en un costado del animal, que lanza un rugido entre amenazador y quejumbroso, (6 daños).

Girando la cabeza, la bestia puede ver a los compañeros lanzándose hacia ella. Por un momento, parece decidir si merece la pena luchar por su guarida contra tantos enemigos, pero al final el león entrecierra los ojos y se retira con una rápida carrera hacia el bosque, a demasiada velocidad como para que cualquiera pueda alcanzarlo. El único que logra hacerlo es el sacerdote, que a pesar de estar casi tirado en el suelo aprovecha la huída del animal para calzarle un tremendo mazazo que le machaca los cuartos traseros, (6 daños), antes de que el animal huya a toda velocidad.

Silbido está muy lejos como para alcanzarlo con su arco, y la distancia también es excesiva para los conjuros de Mitheithel. La bestia escapa entre los árboles, aunque si lo deseais podríais intentar seguir su rastro. (Dote: Rastrear).

Pronto, os reunís todos de nuevo. Buscais en el interior de la torre; sólo hay un piso, (el primero), accesible. En la penumbra de la sala, encontrais:

- Una mesa, un armero, unas sillas y una alfombra. Todo podrido, arruinado y ya sin ningún valor.

- Huesos antiguos de tres cadáveres: dos guardias y un goblin. Huesos y despojos de varios animales, recientes.

Además, Silbido localiza en su exploración, (que para eso es exploradora), una trampilla. Al levantarla véis unas escaleras de mano que bajan hasta un pequeño sótano; al parecer no fue encontrado por los incursores que atacaron la torre. En él encontrais:

- Una lámpara de aceite y una docena de botas con aceite para lámpara.

- Ropas de abrigo para ocho personas, adecuadas para el frío helador de las montañas.

- Una brújula.

- Una daga mágica +1, con el pomo tallado en forma de león de montaña agazapado.

- Una enorme provisión de carne y pescado en salazón, la mitad de él en buen estado. Es comida para todos para dos semanas, si os lo llevais todo.

Parece que habéis terminado con la torre. ¿Qué haréis ahora?. ¿Elegiréis atravesar las montañas por debajo, o por arriba?. Es vuestro turno ;)

- Tiradas (9)

Notas de juego

Todos los pj ganan 35 px por postear.

Todos los pj menos Ark y Ugdush ganan 5 px por derrotar un león de montaña.

Ugdush gana 10 px por derrotar un león de montaña que le mordisqueó la jeta.

Ark gana 25 px por derrotar un león de montaña casi en solitario.

Silbido gana 5 px por encontrar una trampilla.

Próximo turno, viernes día 6 de marzo.

Bronas: Como una rosa, gracias a sus pieles y experiencia como bárbaro.
Mitheithel: Como una rosa mágica.
Ark: Con un mordisco en el hombro (5 daños).
Silbido: Como una rosa, gracias a su ropa resistente y experiencia como exploradora.
Ugdush: Con un mordisco en la cabeza (6 daños).

Cargando editor
06/03/2013, 16:37
Bronas

 Bronas maldijo entre dientes cuando vió escapar el león de montaña entre la espesura, pero no todo era malo. Por lo menos no había bajas que lamentar.

 Una vez en la planta de la torre derruída, y ver los restos de aquellos trasgoides, se mesó un poco la barba mientras miraba como Silbido daba con una trampilla oculta.

 - ¡Bien hecho!- Felicitó a la exploradora.

 Resultó ser todo una hallazgo, comida, ropa de abrigo y combustible para bastante tiempo. Mientras los unos se atendían las heridas y otros terminaban de comprobar el estado de la comida dijo.

 - Voy a por la cabra, antes no vayan carroñeros o la carne se estropee. Esta comida nos irá bien, pero siempre es mejor la carne fresca.

 Dicho lo cual partió para ir en busca de la cabra abatida.

Cargando editor
06/03/2013, 20:20
Ark

Sosteniendome el brazo herido del que aun manaba sangre observo como el leon finalmente decide que no soy una presa adecuada como para jugarse el pellejo hincandome el diente , y probablemente la llegada de los demas ha sido providencial. En silencio rezo una plegaria de agradecimiento a Selune por permitirme pasar un dia mas en esta tierra.

Una vez terminado mi ruego hago un gesto de saludo a los demas dandoles a entender que me encuentro bien , aunque decido no comentar nada , ni del encuentro con el Leon ni de la asombrosamente astuta estrategia del Semiorco.

Cita:

Uff menos mal que avisé ¿eh? más vale cobarde un día que muerto para toda la vida

-Es probable que te deba la vida Ugdush - digo consciente de que a pesar de su acto cobarde , con toda certeza ha sido su aviso a los demas lo que realmente me ha salvado el pellejo. Despues de hacer unos movimientos para comprobar que mi brazo aguantara , entro en la torre con los demas , mas por no volver a quedarme solo , que por tener ganas reales de entrar alli de nuevo , aunque los hallazgos pronto me alegran el dia.
-Parece que Nuestra situacion ha mejorado un poco , Buen trabajo Silbido-

Cuando veo que Bronas se dirije hacia afuera voy con el. A pesar de mis anteriores palabras , quiero poner algo de espacio entre el Semiorco y yo , al menos durante un rato , para evitar cambiar de idea. Comprendo bien lo que es el miedo ya que lo he sentido ams veces de las que me gusta recordar.
[/B]

Cargando editor
08/03/2013, 00:29
Silbido

Silbido observó con escepticismo lo que encontraron en el sótano. Prendas de abrigo, en buen estado, más que suficientes para todos ellos; carne y pescado en salazón, suficiente para más de diez jornadas de viaje, incluso retirando la que se encuentra en peor estado; una linterna y aceite, una brújula... solo faltaban un mapa de la región y otro del paso subterráneo para hacer el juego completo.

No tenía por costumbre rechazar los regalos de la naturaleza, o en este caso, de los hombres. Pero no se sentía bien aceptándolos. Vivir del esfuerzo de otros te convertía en un ser dependiente, débil. Y la debilidad conducía, tarde o temprano, a la muerte.

Sus compañeros la felicitaron por el hallazgo, algo innecesario, pues probablemente lo hubiera encontrado cualquier otro de no haberlo hecho ella. Mitheithel le ofreció una brújula que había encontrado entre los trastos inservibles. Silbido la rechazó con un gesto.

—Quédatela —dijo—, mientras no nos metamos bajo tierra, no mace falta pa saber ónde está el norte.

Y no iban a meterse bajo tierra. Todos parecían coincidir en que el camino de montaña era la mejor opción. Ella no añadió nada porque estaba de acuerdo. Bajo tierra se encontrarían a merced de cualquier criatura que pudiera ver mejor que ellos en la oscuridad, mientras que ascendiendo, pese a las dificultades, se encontrarían en igualdad de condiciones que cualquier oposición que se encontraran. Probablemente mejor que los alabarderos, si encontraban un rastreador y decidían perseguirlos hasta allí. Y en cuanto al frío y los peligros naturales, Silbido no los temía, había convivido con ellos toda su vida.

—Las mochilas —respondió Silbido cuando Mitheithel preguntó cómo iban a llevar toda la comida—, aunque tengamos que tirar otras cosas.

Bronas se marchó a buscar la cabra. Ya no necesitaban cazar más de una, así que Silbido ascendió al primer piso y se concentró en vigilar desde la ventajosa posición los alrededores.

Cargando editor
08/03/2013, 09:12
Director

Hacéis los últimos preparativos para atravesar la montaña. Bronas despieza la cabra que habéis cazado, y ahuma la carne en un agujero con una hoguera debajo para que no se llene de gusanos. También os hacéis con lo que podéis salvar de las provisiones de la torre destrozada; un montón de filetes de pescado y de carne en salazón, secos, tiesos y duros, pero comibles. El agua, teniendo en cuenta la cantidad de nieve que podéis ver en los picos, no será un problema.

Ark y Mitheithel aprovechan las mudas de ropa de abrigo que la guarnición de la torre tenía preparadas: unas abultadas pieles de lana de colores blancos, con anchas capas y capuchas, que también servirán para ocultarlos en el albo paisaje. Los demás prefieren seguir llevando sus ropas, aunque es posible que más arriba se arrepientan de su decisión.

Mitheithel se hace con la daga mágica +1, con empuñadura en forma de león. ¿Tendrá algún poder para atraer bestias salvajes?. ¿O sólo era una casualidad que el animal hiciera allí la guarida?. Quién sabe; la hechicera guarda el arma en su cinturón; ella no es una buena luchadora, pero con una hoja como esa siempre tendrá más oportunidades para luchar.

Esa noche, el grupo descansa agradablemente junto a las ruinas de la torre, sin incidentes de ningún tipo, y Ark reza para obtener nuevos conjuros la fría mañana siguiente. Preparados para ascender, cuando os dirigís al paso natural, los nubarrones negros que se han ido posicionando a lo largo de la noche comienzan a desprender flotantes y esponjosos copos de nieve, que se derriten sobre vuestras ropas. Comenzáis la andadura, adentrándoos en las montañas, después de que Ark sane a los heridos.

El primer día transcurre frío. Ugdush, Bronas y Silbido comienzan a sentir la mordedura helada penetrando en sus botas, resistentes para el camino pero no tan adecuadas para caminar entre nieve cuajada; Mitheithel y Ark, por otra parte, llevan los pies envueltos en gruesas botas de montaña, protegidas por grasa de cabra y con el interior forrado en lana. No tienen problemas.

Tras unas horas escuchando el crugir de la nieve bajo vuestros pasos, hacéis una parada junto a un arroyo de montaña, en el que cocinais la carne de cabra y bebéis abundantemente. La comida es deliciosa y reparadora, y os da fuerzas para continuar hasta que Bronas encuentra un buen lugar donde descansar, bajo un repecho en la ladera de la montaña.

Al día siguiente, la caída de la nieve se recrudece, y los copos revolotean en un viento congelado frente a vuestros ojos. Seguís subiendo, y la nieve cuaja sobre vuestras propias ropas, además de en el paisaje, congelándolas. Caminais sobre una capa de diez centímetros de nieve, sobre rocas y campos rodeados de coníferas, siempre hacia el oeste, y desde os encontrais podéis observar una impresionante vista del bosque de Arkho y del río, que se pierde entre las neblinas propias del invierno.

Cuando llega el mediodía, Bronas localiza en la distancia un buen lugar para el descanso; un refugio formado por varias enormes rocas apelotonadas junto a la ladera montañosa. Os dirigís allí para comer algo, pero en el momento en el que penetrais entre las rocas veis varios camastros de ramas y hoja de pino, (vacíos), los restos de una hoguera y algunos huesecillos de ave. El lugar estaba ocupado, al menos, hasta hace poco.

No pudistéis ver a los atacantes, que os toman por sorpresa. Salen desde detrás de las rocas; seguramente os vieron llegar, ocultos entre ellas. Son media docena de pequeños goblins, malolientes y gruñones, que os lanzan varias jabalinas en cuanto aparecéis; las criaturas abren sus enormes ojos al ver a Bronas y a Ugdush, a los que identifican como poderosos guerreros, y deciden acabar con ellos primero, aprovechando que todavía no han alzado sus escudos y están sorprendidos. Afortunadamente, no reconocen a Mitheithel como practicante de magia, embutida en tantas capas de borrego, ¡de lo contrario arremeterían contra ella, ya que los goblins temen la magia!.

¡Tres goblins arrojan sus jabalinas contra el gigantesco bárbaro!. Él consigue apartar una con un manotazo, pero las otras dos se clavan profundamente, una en su muslo izquierdo y otra en su hombro (7 daños). Los monstruitos se ríen maliciosamente, hasta que ven Bronas sigue en pie, y entonces aprietan sus dientecitos amarillos y contrahechos, y sacan toscas mazas de armas.

Los otros tres centran sus jabalinas en el orco de aspecto guerrero, Ugdush, pero éste reacciona rápidamente y se agacha; las tres armas pasan sobre él, aunque una de ellas le rasga la espalda, (1 daño).

Los goblins están a distancia de combate; podéis moveros y golpear, si lo deseais, o utilizar un arma a distancia o un conjuro, (o salir corriendo, Ugdush XD). Ellos podrán hacer lo mismo. ¡Vuestro turno!.

- Tiradas (17)

Notas de juego

Todos los pj ganan 30 px por postear.

Todos los pj consiguen "Comida para diez días".

Ark consigue: "Ropa de abrigo". (Apúntalo).

Mitheithel consigue: "Ropa de abrigo". (Apúntalo).

Mitheithel consigue: "Daga mágica +1 con pomo de león". (Apúntalo).

Bronas consigue: "Carne de cabra ahumada". (Apúntalo).

Próximo turno, lunes día 11 de marzo.

Bronas: Hace un poco de fresquito. 4 daños por jabalina en hombro + 3 daños por jabalina en muslo.
Mitheithel: Cómoda.
Ark: Cómodo.
Silbido: Hace un poco de fresquito.
Ugdush: Hace un poco de fresquito. 1 daño por rasguño en la espalda.

Iniciativa.

Ugdush 20.
Mitheithel 18.
Bronas 17.
Ark 17.
Goblins 11.
Silbido 6.
 

Cargando editor
08/03/2013, 10:40
Bronas

 El monótono paisaje blanco había hecho que el norteño bajara la guardia. Cosa que pagó con creces al sentir las dos jabalinas clavarse en su cuerpo. Pero por suerte, toda una vida pasada en la brutal sociedad bárbara rodeada de incursores, hace que el ilushkano reaccione rápidamente.

 Al ser tomado por sorpresa por las criaturas, sin hacha ni escudo en las manos, no le da tiempo a sacar ambas y atacar al mismo tiempo, pero una existencia dura le hizo un hombre preparado, el hombre emprende una corta carrera mientras saca el escudo para ofrecerle protección a la par que su diestra se encoje hacia atrás para impulsar un potente puñetazo blindado con sus guanteletes armados.

 El incauto goblin poco esperaba que le arrearan con el puño, creyendo que tal vez vendría del escudo o que sacaría alguna arma, así fue como el topetazo le alcanzó de lleno en todo los morros, dejándole aturdido con la nariz y algunos colmillos rotos en un amasijo de sangre.

- Tiradas (2)

Notas de juego

 Jefe, tenía pensado llevar una muda de ropa, aunque solo fuera de recambio por si se le mojaran sus prendas o así.

 Lo dejo a 0 pv, con lo cual no es directamente fuera de combate, por eso no hago hendedura.

Cargando editor
10/03/2013, 10:57
Ark

Sabia que no iba a durar , pero todos casi cometimos el error de confiarnos , el entorno era tan agresivo , que yo al menos por mi parte no penseque pudiéramos encontraron con ninguna cosa mas alla que algunas fieras , lo cual dice muy poco de mi experiencia en montañas.
Trato de no distraerme y divagar descolgando mi maza de armas aprestandome al combate , cunado de repente Ugduh me pasa por el lado como una exhalación. Casi podria decirse que veo un patron en la actitud del orco , pero la verdad es que eso mina un poco mas mi confianza hacia el por las cosas que ello implica. Distraido en mis propios pensamientos noto como una de esas criaturas esuiva mi golpe con una agilidad asombrosa.
Mas vale que te concentres Ark o las pasaras canutas

- Tiradas (1)