Partida Rol por web

El mago parpadeó una vez. Aquel orco tenía alma de trilero.

- ¿Tres mil ahora? si estamos hablando del adelanto habitual de un 20% sobre el total, estamos hablando de 15 mil ¥ por el encargo... ¿Es ese el trato que ofrece?- Comentó, en tono porfesional, pero sin cerrar el precio.

El trabajo en si le parecía interesante. La búsqueda de personas no era su fuerte, pero no parecía un trabajo con mucha violencia, al menos en la fase previa de encontrarla.

Sacó su secretaria de bolsillo y empezó a teclear los datos que había dicho el fixer.

- ¿Qué ocurre si descubrimos que la arqueóloga ya está muerta?- Aquel fleco le parecía importante. No sería el primer contratante que se aprovecha de algo así para conseguir un trabajo casi gratis. Quizás ya sabía que estaba muerta y los quería utilizar para encontrar su cadáver y luego usar el hecho de estar muerta para no pagarles el resto del dinero.

Intercambió, a su vez, una mirada con aquellos runners, en busca de pistas sobre su interés en aquel trabajo. Matisse y el troll hispano parecían del tipo de gente más adecuada para un trabajo de más acción, pero tampoco se fiaba de los estereotipos. El decker podía ser un recurso muy valioso para aquel trabajo.

Un decker para la búsqueda de datos, un mago para investigación mágica y rastreo astral y dos samurais para eliminar los obstáculos entre ellos y la arqueóloga. McCallister parecía bueno montando un equipo.

Matisse de repente pensó que el mago aquel le caía bien. Probablemente MacCallister se descojonaría en su cara, pero le caía bien. Dispuesto a dejar la negociación de los honorarios en manos del tal Magosto, se centró en asuntos más inmediatos y enarcó una ceja -Perdona, pero si Don y yo estamos en esto es que alguien espera que haya jaleo. Mucho jaleo. A no ser que ahora nos llamen para dar paseos por Seattle, claro. No es que me importe mucho en qué andaba metida la arqueóloga, pero si nos dices quien es la oposición acabamos antes...

No es que esperase una respuesta útil de aquel cabrón, pero por preguntar no se perdía nada...

El orco arqueó las cejas.

—Me temo que he debido de explicarme mal. Son 3.000¥ por cabeza por el trabajo. Naturalmente puedo daros unos credistick sin certificar con un 20% de adelanto como es habitual. Es decir, 600¥ ahora y el resto hasta los 3.000¥ al final. En cuanto a si viva o muerta —dijo relajando el gesto y tras una conveniente pausa—, diría que la prefieren viva pero no han establecido nada. Si la encontráis muerta, se os pagará igual, no os preocupéis por eso. Pero si os pediría que no os mancharais las manos, ¿me explico?

Tras las palabras de Matisse el orco se encogió de hombros.

—No se nada más, en serio. Sabes que si tuviera más datos te los daría, Matisse. No me han hablado de posible oposición, ni de que esa Fiona tuviera que traer algo importante de Grecia. Ni siquiera se qué demonios hacía allí. Ese podría ser un buen punto de partida, ¿no creéis?

¡Qué diablos! Magosto había oído hablar de esa Fiona Craig. Hace poco había visto en un me-feed sobre la doctora Craig. Era una famosa arcanoarqueologa especializada en artefactos mágicos pre-despertar. Hace unos días se hablaba de un descubrimiento suyo en una excavación en Grecia. Al parecer un fragmento de obsidiana, pero no daban demasiados datos sobre el mismo. Al parecer la Dr. Craig sospechaba que era parte de algo más grande.
 

Por unos momentos dejó de teclear, miró al fixer al escuchar el precio y torció el gesto, como si fuera una inconveniencia.

- Una arcanoarqueóloga implica problemas mágicos.- Murmuró el mago. Lo que le hizo recordar la presencia del espíritu. Quizás un supervisor de los tratos del orco.- Los que están detrás de esto manejan recursos. Sin unos recursos adecuados para contrarrestarlo no podremos hacer frente al reto de forma adecuada, señor McCallister.- Razonó Magosto.

Se quedó en silencio, mirando a los runners. No deseaba poner voz como recién llegado a un grupo de runners que ya se conocían, pero por otra parte era una forma de que lo vieran como un recurso útil. A los recursos útiles no los dejás atrás.

Suspiró mirando otra vez al orco. No sabía si decir más de lo que sabía, pero quizás era un buen momento para hacer ver que trataba con runners por los que vaía la pena pagar más.

- Por lo que se dice, estaba detrás de algo más importante que el artefacto de obsidiana que encontró. Seguramente ahora mismo esté siendo interrogada. Lo mejor sería cerrar un precio al alza por este trabajo, McCallister. Cada minuto enfría el rastro.

- Estoy de acuerdo con el viejales.- dijo Loki74 - A mí me caes bien MacCallister pero tengo otra oferta más enfriándose en el terminal y, sinceramente, era más apetitosa que ésta. Ya sabes... sólo negocios. Con 3000¥ no tengo ni para pagarme una buena ampliación de software, y aún estoy capitalizando mis últimas inversiones. Aquí voy a tener que usar bastantes programas de búsqueda. Estoy seguro de que un fixer listo como tú tiene un equipo de reemplazo por si nosotros no aceptamos el trabajo pero ¿seguro que están lo suficientemente preparados? No creo que te hayan pedido que contrates fuerza bruta si no esperan problemas.

Sacó un dado de veinte caras que llevaba siempre en el bolsillo y lo hizo girar sobre la mesa:

- Venga. Antes de que deje de girar... ¿cuál es la oferta buena?

El orco ladeo la cabeza mirando el dado que cada vez perdía más inercia.

—Os he elegido a vosotros porque os conozco y se como trabajáis. Podéis creerme en que no tengo ni idea de la posible oposición pero, si hubiera alguna, ¿vosotros no llamaríais a... ? —arqueó las cejas señalando al troll—. Pero bueno, por trabajos anteriores y porque os conozco bien voy a echar, de mi bolsillo, 500¥ más por cabeza al credistick.

Con la mano izquierda deslizo cuatro credisticks al centro de la mesa. En la pequeña pantalla del dispositivo se podía leer: 1.100¥.

—¿Hay trato? —dijo recostándose sobre la silla.

No era mucho, pero era por adelantado. Cobrar 1100 por ir a ver un concierto no era mal negocio. Ojalá todos los meses pudiera pagar el alquiler tan facilmente.

El mago se encogió de hombros y miró al resto de runners.

- 1100 ahora y 2400 al final.- Murmuró el mago.- Aunque no se ajusta a mis tarifas estandard, el trabajo me parece interesante.

Por un momento iba a añadir "más gastos", pero el mundo de las sombras se regía por otros principios que el corporativo. McCallister no iba a pedir facturas para pasarlas al departamento de Economía.

Big Cojones prefirió dejar hacer al resto. Siempre que negociaba él, la cosa salía mal. Así pues, cuando el dinero estuvo sobre la mesa, extendió la mano y cogió el credistick.

Mientras lo miraba, el mago habló de que no era su tarifa habitual pero que podría valer…  Él no estaba muy seguro de qué hacía habitualmente, pero por sus pintas seguramente esto tampoco fuese su trabajo habitual… 

Bum Bum escondió una sonrisa con una mano mientras con la otra echaba mano al credistick. El mago le había sacado más pasta al cabronazo ese lo cual era algo novedoso. MacCallister no estaría muy contento ahora mismo... La cosa empezaba bien. -

-Vale oye tú vuelve a preguntar y si te enteras de porqué hacen falta una mala bestia y un repartidor de plomo para algo tan inocente como encontrar a una arqueóloga perdida, nos llamas y nos lo cuentas. Porque si "inesperadamente" la cosa se complica sobre la marcha, el precio se complicará también "inesperadamente" sobre la marcha. ¿Cierto chicos? Mientras tanto cuéntanos la historia de la tipa esta. Vuelo en el que vino, hotel en el que se alojaba... Esas cosas.

El decker cogió su credistick con una mano mientras con la otra guardaba el dado, que no había dejado de rodar, en uno de sus bolsillos.

- Bien. Tenemos trato. ¿Qué clase de runners seríamos si no pidiésemos más tras la primera oferta? Son costumbres que no deben perderse.

Decidió que era momento de ponerse manos a la obra:

- Está bien. Preguntas básicas: ¿sabían en que transporte vendría de Grecia? Ya nos has dicho que no sabes que hacía allí pero ¿quienes la esperaban aquí? ¿O eso también lo tendremos que averiguar por nuestra cuenta? Todo lo que nos digas nos ahorrara tiempo para encontrarla. Y si tiene algún problema igual podemos ayudar a salir de él en vez de recoger el fiambre. Aunque entiendo que cobraremos lo mismo siempre me parece mejor encontrar a la gente viva. Duermo mejor.

MacCallister esbozó de nuevo una sonrisa forzada.

—Veréis, no se mucho más. El que paga, y ya sabéis que no puedo deciros quien es, tenía una reunión con ella esta mañana. Un desayuno. Y Fiona no ha aparecido. Se que aterrizó ayer al medio día en el SeaTac¹ y supongo que tendría una reserva en algún hotel, pero ni idea en cual. Supongo que yo empezaría a buscar por Bellevue² pero no es más que una intuición mía. Al parecer tenía varias reuniones con corporativos pero no tengo más información.

Miró al grupo y abrió las palmas hacia arriba mientras se encogía de hombros.

En su fuero interno el mago asentía a lo que iban diciendo todos. El comentario del samurai sobre el precio extra que podía suponer unas complicaciones inesperadas, las preguntas lógicas y la moralidad del decker... Sin olvidar el mutismo del troll. La profesionalidad es básica en el negocio. Y opinaba como el decker. Prefería encontrar a la arqueóloga viva. Dormía mejor y vendía mejor imagen recuperar una mujer viva que un cadáver en una bolsa.

Suspiró ante la falta de datos del contacto.

-Poca cosa te ha dado el contratante. Por no decir nada.- Eso encendió algunas alarmas en la mente del mago. Seguramente no debía ser la persona que tenía una reunión aquella mañana, O era alguien ajeno de los promotores de la excavación. En realidad tampoco era asunto suyo. - Pero eso tampoco es culpa del mensajero. Si no tienes más datos útiles no te haremos perder más el tiempo. 

El orco arqueó y el grupo se levantó de las sillas dirigiéndose hacia la puerta. La música volvió a escucharse y ahora una voz de hombre algo desafinada calentaba el decaído ambiente.

El grupo atravesó el local y solicitó la devolución de sus pertenencias a la salida. Tras escanear las etiquetas magnéticas les devolvieron a cada uno su equipo sin problemas.

Era bien avanzada la noche y el exterior del local estaba algo más tranquilo que hacía unas horas. Todavía había gente por la calle que entraba y salía del Underworld 93.

En una esquina, un enano muy bien vestido no les quitaba ojo.

De repente el rugido de seis Harley Scorpion desgarró la aparente tranquilidad de la escena. Los cegadores faros de las motos iluminaron la calle y el sonido de unas Uzi alertaron al grupo. Parecía una banda callejera que estaba disparando desde la moto según bajaba la calle y los runners estaban en su camino.

Matisse iba muy callado. El puto espíritu le había dejado descolocado y, encima, aquello le daba mala espina. Un decker y un mago vale, pero si les llamaban a él y a Don es que alguien preveía jaleo y del gordo...

Aún estaba pensando en todo esto cuando el sonido típico de los problemas le devolvió a la vida real. Con una mano empujó a Loky y con la otra sacó su fusil mientras se lanzaba tras un coche. La seguridad del local debería responder al fuego, hacerlo ellos solo les convertiría en blancos más atractivos, mejor cubrirse y esperar.

Tras asegurarse de que Loky estaba a cubierto, echó un ojo.

El mago iba pensando en las opciones cuando se fijó en el enano elegante. Iba a decir algo pero las palabras murieron en su boca al escuchar el estruendo de las Harleys que bajaban por la calle pegando tiros.

Se tiró al suelo, detrás de la primera cobertura decente que vió, y esperó a que pasara la tormenta.

Loky74 se parapetó lo mejor que pudo tras el coche dejando el trabajo de campo a los que sabían del tema. Aún así desenfundó su uzi por si acaso. Como decía aquella canción 'mejor tener un arma y no necesitarla que necesitarla y no tenerla'. Era su mejor lema.

- ¡Gracias Matisse!

No es que no se hubiera dado cuenta del peligro pero desde luego no habría reaccionado tan rápido.

Antes de que el troll se diese cuenta, estaba en la calle, hablando sobre el pago y cómo debían proceder.

Hasta que unos insensatos se cruzaron en su camino. Y eran unos insensatos, porque a nadie se le ocurría cruzarse en el camino de Big Cojones.

Así, el troll preparó su gigantesca hacha. Era como él. Grande, pesada y nada sutil. Y por si fuese poco, no tenía nada de tecnología que pudiese estropear.

Mientras los motoristas venían, al guerrero le vino a la cabeza porque los aparatos electrónicos no le querían. Igual era algo que tenía que plantearse luego, cuando tuviese más tiempo. O igual no. Que solo eran motoristas con UZIs.

La lluvia de balas zumbaba por encima de las cabezas de los protagonistas y del resto de las personas que circundaba el Underworld 93. Una muchacha joven recibió un impacto y cayó al suelo sangrando por el hombro. Matisse recibió dos impactos de las balas de las Uzi en un costado mientras ponía a salvo a Loky.

Mientras tanto Big sujetaba su hacha en una mano en mitad de la carretera viendo las motos zumbar a su alrededor.

Las seis motos estaban haciendo una pasada de lado a lado de la calle y después se perderían en la distancia. Los protagonistas podían reaccionar ahora o las motos se perderían calle abajo.