Partida Rol por web

Mientras hablaba el grupo siguió a SUT por un estrecho túnel. Avanzaron durante unos cuantos metros antes de escuchar una explosión a sus espaldas, aminorada por los paneles metálicos que los rodeaban. La furgoneta había dejado de existir como prueba.

Finalmente el túnel desembocaba en una sala estanca en la que lo más llamativo era una trampilla en el suelo - abierta - por la que asomaba la entrada al batiscafo personal de SUT.

Los héroes se metieron en él y SUT tomó los mandos. Una pantalla se encendió y apareció el rostro amable aunque preocupado del Doctor Kaliópolis.

- Me alegro que todos estéis de una pieza. Iréis un tanto incómodos en el pequeño espacio que hay en el batiscafo, no está pensado para llevar a tanta gente, pero tenéis oxígeno de sobra como para llegar al UnderItak o a cualquier otro lado en Nueva York. Los noticieros ya empiezan a informar de que algo raro ha pasado en el Licoln Tunel... ¿Venís hacia aquí o tenéis otro destino?

-No sabes lo justo justo que nos ha ido, Doc. Eso era... no era... Vamos, que no parecía humano.

SUT se gira hacia sus dos compañeros. Están casi uno encima del otro, por el comprimido espacio que queda dentro del Mini-Sub. Sonríe, sin aclarar su expresión. Pero no es necesario.

-Bien, ¿qué decís? Vamos al UI o a otro sitio...?

La voz monocorde de Fredic retumba en la cabina. Ni tan siquiera se ha molestado en saludar al viejo. No es que le caiga mal, ni que le sea indiferente; simplemente no le importaría devorar su alma para estar en comunión con él.

A mi me parecía bien humano. Si miras esto.-Golpea el batiscafo.-Y lo ves con los ojos de un ignorante, puedes creer que es algo anormal o divino.

La voz cascada de Fredric ha hecho mella en su garganta por el paso de los años y por eso tose ligeramente.

Aun tenemos un par de pistas más que seguir. Milton O'Rourke es socio de un par de entidades deportivas.
Vayamos a ellas y averiguaremos más sobre su vida privada. Si encontramos su vivienda o a donde suele ir, lo encontraremos a él.

Me parece una buena idea, pero necesitaria hacer esa llamada a mi compañero, asi podria saber si la policia ha avanzado algo en la investigacion

Todo esto me parece una guerra entre bandas, pero me pregunto si hay algo mas, tanto supertipo suelto me huele mal ¿ donde demonios nos hemos metido ?

Adriana notaba el aliento de sus compañeros cerca suyo, podia oler su sudor y eso le trajo recuerdos de cuando estaba en las fuerzas especiales

-Bien. Doc, ¿con el número de teléfono que le ha dado la chica del gimnasio a Adriana, puedes averiguar la dirección? Sería otro hilo más a tirar.

El batiscafo avanza a toda máquina por los canales subterráneos del alcantarillado profundo primero, y enseguida en el Hudson, y el puerto. Una vez allí, en un lugar seguro, preparado como estación de atraque en tránsito, lo detiene y lo hace emerger, mientras acaban de perfilar su próximo destino. Abre la trampilla, y el aire cargado de sal y petróleo a partes iguales invade sus pulmones.

SUT se gira en su sillón de piloto, y les mira. En la pantalla, Kaliópolis parece estar tecleando frenéticamente en su ordenador.

-¿Próxima estación...?

Si doc no puede localizar la direccion yo si que puedo, peor mejor dejemos trabajar a Doc primero, cuantas menos teclas toquemos para averiguar lo que necesitamos mejor

Después de un largo silencio la voz del doctor Kaliópolis resuena en el pequeño batiscafo:

- Avenida Arlington 12, en New Jersey. He mirado el mapa y parece una casa. Hay un pequeño embarcadero cerca a cinco minutos de la casa. Desde donde estáis si vais hacia el sur podéis llegar a él en menos de media hora.

Muy bien viejo, sabes hacer tu trabajo.

Fredric se sienta en el reducido espacio de la parte trasera del batiscafo y se inmiscuye en sus propios pensamientos, mientras la máscara que lleva en la cara no deja de cambiar de formas.

-Muy bien. Allá vamos...

Tal y como calculó Kaliópolis el batiscafo arribó al muelle en menos de media hora. Escogiendo un punto oculto bajo uno de los pantalanes secundarios el grupo salió del claustrofóbico vehículo. Nadie parecía haberse percatado de la presencia de los enmascarados. Cerca de donde había emergido se encontraba un parking con varios coches, al lado de un centro comercial.

SUT se coloca su gabardina y se guarda el antifaz en el bolsillo, todo discretamente, entre dos coches, en el parking. Y veloz,.aunque eso cambia cuando se convierte em Liza. Agarra su bastón, y echa a andar hacia la dirección que Kaliópolis le ha indicado, mientras se gira hacia sus dos compañeros.

-Adriana, tú vienes sin traje de faena, imagino. Pero, ¿qué haces tú, Fredric? ¿te vienes con nosotras, o vas por libre?

Seguiremos en comunicación.

Fredric tiene en la mano el harpón de SUT que suele usar para escalar edificios y en la otra el comunicador que siempre lleva consigo. No le gusta la gente y menos pasear por la ciudad como uno más del rebaño. De momento ni siquiera sabe si él mismo es una persona, puesto que desde la discusión que tuvo en el interior de su cabeza consigo mismo en el gimnasio, parece como si hubiese matado a una de sus personalidades. El problema es que ni él mismo sabe cuál.

O por lo menos yo estaré en contacto con vosotras. Cof, cof.

Y lanza el garfio a una de las azoteas desde un callejón oscuro en el que sea difícil observarlo.

Con un poco de suerte le encontraremos en la casa, hay que ir con cuidado, puede que esos tipos tambien sepan la existencia de la casa, asi que antes de acercarnos, propongo observar los alrededores de la misma para que no nos encontremos con visaitantes inesperados

Mientras Fredric desaparecía por los tejados armado con el arpón de Liza, las dos mujeres caminaron por lo que parecía una calle residencial hacia la dirección indicada por el profesor.

Se trataba de una casa pequeña, con un jardincito en el frontal, de una sola planta. Una casa normal y corriente en un barrio residencial corriente.

Dejando atrás a las mujeres Fredric trepó hasta uno de los tejados del edificio más cercano con su arpón. Le gustaba aquel juguete, aquella violencia que transmitía el pulsador cada vez que disparaba la flecha.

Desde lo alto del edificio vio como Liza y Adriana caminaban por la calle del complejo residencial. Una urbanización socialmente aceptable con casas de una sola planta con sus correspondientes jardines. Fábricas de autómatas, de vagos social y mentalmente aletargados. ¿Allí tenía su guarida Quest? ¿Tendría esos ridículos gnomos de jardín adornando su propia casa? Frente a Fredric había unos cuantos edificios por cuyos tejados podría avanzar en paralelo a las mujeres incialmente, pero después, si quería ir hacia la casa, debería bajar a ras del suelo, ya que en aquella zona solo había casas de planta baja...

Fredric inhaló aire. Era el momento de sentirse libre y no sentir barreras, ni siquiera arquitectónicas. A pesar de que su cuerpo empezaba a entrar en años, su azarosa vida lo había obligado a estar siempre en forma. Calcó el pie contra el suelo y empezó a corrar.
Saltó a la azotea que tenía enfrente y cuando sus pies chocaron contra el suelo rodó sobre el tejado. Se dejó arrastrar, notando el viento en su cara tapada y se levantó para seguir corriendo. Cuando por fin llegó al borde del último edificio alto, saltó con los brazos en cruz y el harpón en la mano.
A media altura lanzó el harpón hacia una farola cercana y dejó a su cuerpo realizar el movimiento pendular que le llevaría hacia delante. Llegado al final de su órbita elíptica, soltaría el harpón y de nuevo lo lanzaría contra la siguiente farola. Así hasta llegar a una de las casas más cercanas, a donde saltaría al tejado.
Seguiría corriendo. Libre, sin ataduras y cuando está enfrente de la casa a la que tiene que llegar, simplemente salta desde el tejado del hogar adyacente a la misma hacia el jardín y rueda de nuevo.

Resopla y ríe por lo bajo. Hacía tiempo, o mejor dicho nunca, que sentía una libertad semejante.

-Bien, vamos, del bracito, Adriana, somos dos buenas amigas buscando un antiguo conocido... o algo así. ¿no?

Me dirijo a la casa como si estuviera paseando tranquilamente.