Partida Rol por web

El aturdimiento materno, una terrible enfermedad que ve su auge en invierno y periodos vacacionales, se soluciona por suerte con cualquier cosa que ayude a uno a despejarse. El paseo por la ciudad, que se encontraba bajo un sol radiante aunque frío, y el olor a pan recién hecho y bollería bastaron para que Kate volviese renovada. Y por supuesto, un buen café siempre remata la faena.

Le iba a hacer falta.

En la vacía bandeja de entrada de su correo electrónico había un nuevo mensaje, remarcado en amarillo. RE: W.S. Al parecer, Grendell había visto su correo y había respondido con bastante rapidez. Los pocos segundos en los que el navegador tardó en cargar el correo fueron lo suficiente tensos como para hacer que Kate se debatiese a vida o muerte entre quedarse ahí o ir a por un cigarrillo.

Lo que vino le hizo desear que hubiera ido a por el cigarrillo. Un correo absolutamente breve, sin saludos ni ninguna cordialidad mediante. Solo una frase, cortante y directa, que hubiera sido mascullada entre dientes en persona, los ojos fijos capaces de petrificar a la joven.

No se como ha conseguido esos datos, pero no se meta en asuntos que no le incumben.

Desde aquel e-mail en si mismo no tenía mucha información, pero una cosa estaba clara. La particular misiva de Jack tenía al menos unas leves motas de veracidad, las suficientes para lanzar a la defensiva a un importante hombre de la cultura americana.

Y es que, como periodista, ahora esos asuntos si que incumbían a Kate.

Llegar a casa -Home Sweet Home- y sentirse entre los suyos hizo que Ulysses se sintiese reconfortado. Una mezcla de embriaguez por la cerveza y de aturdimiento por toda la información recibida le dieron pie a irse a la cama y dormir plácidamente como hacía ya muchos años. Maggie se acostó a su lado y se acurrucó entre los brazos de su oso; él le musitó al oído un "tengo que contarte algo muy importante y no se por donde empezar..." y sin darse cuenta empezó a roncar suavemente, dando paso a una noche de placidez sin igual. Maggie lo besó suavemente, sonrió para sí misma y cerró los ojos muy despacio.

-Bingo. -Una sonrisa triunfal aleteó durante unos segundos en los labios de Kate, se sentía llena de orgullo, como cuando era pequeña y sacaba una buena nota en un examen o como cuando logró publicar su primer articulo. Había dado de pleno en el clavo. Había tirado la fachada de perfección del profesor Grendell. No sabía que podrían significar aquellas palabras, ni tampoco que relación podían tener con él, pero si habían hecho enfurecer a aquel hombre, tenían que ser algo importante.

Sin pensárselo cogió el teléfono y marcó el número de su editora y cuando descolgó le habló con voz acelerada.

-¿Donna?, soy Kate. ¿Cuándo inauguran la nueva exposición del museo?. Ya sabes esa de la muerte... Sí, esa. ¿La va a cubrir el periódico?. ¿Quién va a ir?. - Apenas recibía la contestación de una pregunta cuando ya estaba disparando la siguiente. Kate no descansaba ni en domingo. -Déjamelo a mi. -Finalizó de modo rotundo.

Cuando colgó el teléfono, fue a buscar a su chaqueta el paquete de tabaco y regresó a su despacho. Encendió el cigarro y al soltar el humo cogió la carta que le había dado Jack y la miró al trasluz como si allí esperara encontrar algún mensaje secreto o algo así.

-Jack, eres un genio. -Murmuró al tiempo que releía la carta de nuevo buscando alguna cosa más en aquellas letras tan diestramente escritas y cuyo contenido resultaba ser tan incendiario. Colocó la carta en el scanner y le hizo una fotocopia. No estaba de más tener aquellas pruebas por duplicado, por si ocurría algo.

La estridente voz de Donna apareció al otro lado del teléfono, respondiendo con tranquilidad aunque algo de suspicacia la imparable línea de preguntas de Kate. Se conocía, y la afroamericana sabía perfectamente que su pupila se traía algo entre manos. Algo muy gordo, a juzgar por la velocidad de hilado de las preguntas, más propia de un telar industrial que de un ser humano.

- No se que estás pensando, nena, pero al menos deberías dar una buena razón a tu redactora para que le quite la cita a Michaels. No es que Dona no se fiase de Kate, ni mucho menos: tras tiempo revisando su trabajo, se había dado cuenta perfectamente de que el instinto de sabueso de la joven llevaba a buenas noticias. Pero Dona no había llegado a su puesto solo por confiar en instintos: al igual que su subordinada, no quería nada que no tuviera fuentes fiables. Sabes que sacará su malhumor más gay e insoportable si le expulso de ese branch de culturetas. Y más el día antes. Por que eso de la muerte -las comillas verbales quedaron muy claras - que dices tu es precisamente el Lunes 26. Mañana, nena.

- Dame un solo motivo que merezca el rencor semanal de la pareja de mariquitas del momento y tendrás el artículo. Dona sonaba seria. No tenía nada contra Michaels y Rick, su pareja. Ambos eran unos redactores muy profesionales de la sección de ocio, pero lo cierto es que sus maneras no podían ser más estereotipicas. Sobre todo Michaels. Y entre ellas se encontraba la perfecta y única "mariquita mala".

-Me ha llegado algo, Donna. Algo gordo. Si le das el articulo a Michaels sabes que hablará de lo bonito que conjuntaba todo y de los vestidos de los asistentes, y eso seguro que está bien para las amas de casa, pero yo he olido algo sucio en todo eso y quiero comprobarlo. - Kate tenía un buen hueso y no estaba dispuesta a soltarlo así como así, y tampoco quería enseñarlo antes de tiempo. -Mira, si me equivoco haré una crónica como las que a ti te gustan de la exposición y si estoy en lo cierto... tendremos una gran noticia.

Mientras esperaba la respuesta y deseaba que fuera afirmativa sin tener que dar muchas más explicaciones, Kate apretaba impaciente los dedos de la mano que le quedaba libre sobre la mesa de su escritorio. 

El silencio inundó el otro lado de la línea. Donna seguía ahí, pero desde luego se estaba tomando su tiempo para pensárselo. Al final, con un suspiro de resignación, accedió.

- Aunque sea solo por ver si puedes de verdad escribir un artículo de ocio si las cosas no te salen como creías. dijo la redactora con algo de picardía, aunque Kate sabía que en realidad sus palabras estaban llenas de fe en la chica. Y es que no había pedido más explicaciones, cuando lo normal es que Donna y su profesionalidad embutida en leopardo necesitase casi una orden divina para hacer algo tan fuera de la norma como cambiar de responsable una cita del día siguiente. La mujer podría ser muchas cosas, pero era una profesional de pies a cabeza. Eso sí, más te vale mandar mañana la caja más jodidamente grande y cara de bombones que encuentres a la oficina. Y con una disculpa gay friendly, ¿eh?

Kate se había salido con la suya. Tenía un pase de prensa al museo, y pronto tendría una fotocopia de seguridad de la carta, ahora bajo la potente luz del escaner que avanzaba haciendo su trabajo. Jack le había dado a Kate una gran pista de la que tirar pero...

La impresora escupió poco a poco un fiel reflejo de la carta con la curvilínea letra del vagabundo, esa carta que nunca debería haber salido del sobre. Al menos según Jack. ¿Y si el vagabundo también tenía razón en lo peligroso del caso? ¿Sería la paranoia del hombre u otra verdad oculta?

Y otro día mas le golpeaba en la cara. La luz del día se colaba por la ventana e incómodamente, se intentaba colar por sus retinas. Dolor de cabeza. Se quedó dormido con la ropa puesta. Entraba demasiada luz...

....ngggg.... ...... ¿que........hora es? Dios, ya pasó el medio dia.

Bajó a comprar un periódico.. Mientras comía y se arreglaba, miraba el telediario a la par que buscaba la cartelera en el periódico... No le apetecía morirse del asco en su propia casa el domingo. Iría a ver teatro... o una peli o

"yo que se..."

La cabeza de Nathan comenzaba a zumbar, no era resaca, ni siquiera un pequeño resfriado, recordaba muy bien aquel sentimiento y no le estaba haciendo ninguna gracia. Frente a él,en el periódico, una entrevista  al famoso dueño de Electrosand, él había estado en la inauguración, pero todo aquello ahora le importaba poco mas que una mierda. Era incapaz de pasar de paginas por el temblor en las manos y sabía que solo era el principio.

Unos segundos mas tarde el temblor paso, esta vez había sido corto, pero cuanto mas tiempo pasase sin meterse algo iría a peor. A un lado de la mesa estaba el teléfono estaba en silencio. Se suponía que Jonhy tenía que haberle llamado, se suponía.

-Gracias Donna, no te arrepentirás. Y si al final tengo que escribir una crónica de ocio lo haré tan sumamente bonito y divino que Michaels no tendrá queja. -Se pudo adivinar la sonrisa incluso al otro lado de la línea. -Y ya buscaré una caja de bombones con una foto de un macizorro.

Por un segundo mientras escaneaba la carta, Kate temió por las palabras de advertencia del vagabundo, sobre lo peligroso que podría resultar aquello. Sin embargo Kate no era una chica que se dejara amilanar tan fácilmente. Estaba decidida a ir al museo y pedir todas las explicaciones posibles, no le asustaba que aquello se terminara convirtiendo en algo muy escabroso. Temía más tener que escribir la crónica al estilo Michaels...

Ahora Kate tenía dos cosas entre manos, por un lado estaba el tema del museo y por el otro el de las desapariciones. Quería seguir investigando ambos, aunque sabía que tarde o temprano tendría que centrarse a fondo en uno. No sabía en cual. Puede que lo del museo al final no acabara en nada y por ello lo de las desapariciones era su primera opción. Pero también podría acabar siendo al revés. En esos momentos todo estaba muy verde aún.

Buscó en el bolsillo de su chaqueta el papel que le había dado Derek el día anterior y lo miró fijamente. Apuró el cigarro hasta terminarlo y lo apagó contra el cenicero rebosante de filtros arrugados. Cogió su teléfono y marcó el número que había apuntado el anciano al tiempo que exhalaba el humo por la boca lentamente.

-¿Thomas Jackson?.- Preguntó cuando descolgaron al otro lado.

Domingo perrero. Es así como lo llamaba Nat. El domingo que no te apetece hacer nada... y muchas veces le pasabas con un crisis existencial, y viendo la tele. Además, esta vez con un mono de la ostia. 

Como no tenía nada mejor que hacer, llamó a Jonhy. A ver que le podía decir.

(si me consigo comunicar:)

Hola Jon. ¿Que andas haciendo?

Thomas descolgó ya bien sentado en un aparte, seguro de que nadie podría oírle.

-¿Sí?-dijo cautamente- Al habla, ¿quién es?- el número no le sonaba ni le tenía en agenda. Aquello no quería decir mucho a decir verdad, no es que fuera un gran usuario del teléfono personal ni tuviera en mente toda la, poca, gente que le llamaba.

Su olfato le decía que aquello no era casual pero tampoco sería descabellado que ahora se pusieran a venderle un seguro, un cambio de compañía telefónica o cualquier chorrada que se le ocurriera al comercial de turno.

-Buenos días, señor Jackson. - Dijo con voz calmada mientras jugueteaba entre sus dedos con uno de los bolígrafos de su escritorio. - Mi nombre es Katherine Aldridge, soy amiga de Derek Avner, de hecho él me ha dado su número.

Kate dejó que el hombre asimilara sus palabras y relacionara el nombre que acababa de darle. -Verá... hay un asunto del que me gustaría hablar con usted. - La muchacha hablaba con voz suave y dulce. -Derek me dijo que usted sería la persona indicada.

El teléfono sonó repetidas veces, cada sonido desesperando más y más a Nathan, destrozando la poca entereza que le quedaba tras aquel ataque de mono. Y lo peor es que la voz del méxicano ni siquiera sonó en la otra línea. Maldiciendo a toda la familia de Jesucristo, sus dedos volvieron a marcar el número con ansiedad y, gracias al cielo, la voz de aquel puto yonki que era su amigo sonó al otro lado, completamente adormilada.

- ¿Que es lo que quieres, mano?- preguntó la voz de Jonhy, totalmente ronca, como si sencillamente hubiese olvidado la charla de ayer. Putas neuronas destrozada por la puta cocaína del demonio, joder.

¿No tienes nada que decirme Jon?... La verdad es que no tenía nada que hacer, así que decidí llamarte... estoy aquí de domingo perrero... me acabo de levantar.

Un tenso silencio se apoderó del aparato hasta que Jonhy soltó un par de improperios en español junto con un resoplido.

- Ah, sobre tu mierda. Nat podría jurar que el chicano estaba asintiendo con vehemencia al otro lado de la línea, orgulloso de haber recordado las cosas por si mismo. Solo me han dicho que se han avisado a todos los locales de la ciudad de que ahora no se pasa por allí. Al parecer las mafias no se lo están tomando a bien. No se quienes serán los chingones, pero la cosa va a estar bonita en unos meses en adelante, te lo digo yo.

¿Las mafias? Esa mierda si que era gorda.

- Pero en las calles si que siguen moviendo algunos. confesó el mexicano. Si estás muy necesitado puedo enviarte allá, pero...una breve pausa. bueno, creeme que cobrarán un plus de peligrosidad...

Thomas no pudo evitar enarcar una ceja ante el nombre, por lo que parecía aquella misteriosa voz venía de parte del bueno de Derek

-Qué será de él, hace unas semanas que no se pasa por la oficina- pensó rápidamente antes de responder.

-Dígame pues señorita Aldridge, no seré yo quien haga quedar mal a Derek, no me lo perdonaría- no pudo evitar un amago de sonrisa al decirlo- entiendo que es un asunto urgente, así que tiene usted toda mi atención-

De hecho aquello tenía pinta de ser algo gordo para que el bueno de Avner lo redirigiera y no se hiciera cargo extraoficialmente él mismo.

Tio... estoy temblando, hacía mucho tiempo que no pasaba tantos días sin nada... Pagaré lo que haga falta... 

A ver ¿podrá quedar a las 17:30? ¿Donde le pilla bien? no creo que se sienta muy incómodo en Central park. Así que en los bancos de la entrada de la zona norte me encontrará. Si no le parece bien, me avisas...

Por cierto, a cuanto estaba? a 80$ el gramo? Pediré 5 gramos...  joder... 5 gramos... a unas 7 rayas por gramo que me salen... intentaré que me llegue a las 2 semanas... no puedo seguir gastando tanta pasta. Mmmm probaré mierda más barata... la heroina suele estar a mitad de precio... y el speed es de lo mas barato...

¿Tambien pasa heroina? Dile que tambien quiero probar una raya.

¿Tu crees que le bastarán 550$ por el plus de las narices?