Partida Rol por web

Bajo las luces de New York

New York, New York

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29/11/2012, 20:49
Director

Notas de juego

Vaya. Bueno, en realidad esa tirada debería de ser oculta. Ya sabes, el secretismo judeomásonico de los directores de juegos tras sus omnipotentes pantallas. Así que haz como si no la hubieras visto ;)

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29/11/2012, 21:03
Director

Ulysses se sentó. ¡Al fin! Le avergonzaba pensarlo, pero sus viejas piernas agradecieron el descanso después de la carrera nerviosa y la subida de las escaleras. Su cuerpo ya no era tan agil como antes y sus rodillas habían empezado a quejarse de manera repetitiva, pero la tranquilidad que se respiraba en el parque ayudó a que se relajara. Uno no estaba ya para muchos trotes...

La grabadora, por desgracia, no tenía ninguna nota aunque si lucía una pequeña pegatina en la parte trasera que se había llenado de barro casi despegándose. Cuando el hombre retiró la mancha de barro con el dedo, apareció algo cuanto menos...peculiar. Unos enormes ojos de negros le miraban fijamente en un rostro demasiado raro para ser humano. Aquella era, sin duda, una imagen de uno de esos hombrecillos grises tan propios de las películas de ciencia ficción americanas. Desde luego el contenido de la grabadora podía verse venir...

Cuando Ulysses presionó el botón, algo extrañado, la grabadora comenzó a ronronear sutilmente y pronto una voz alterada ligeramente por la radio comenzó a hablar con una cadencia tranquila. Sonaba como un hombre de cierta edad, aunque era imposible precisar muchos más datos trás la fachada de anonimato que confiere un MP3.

Aquí Ned grabado una nueva sesión para La Verdad que Nos Ocultan. Hoy nos encontramos en un rincón de la línea 8 del metro de esta gran ciudad que es NY, en un lugar muy cercano a donde la mafia siliciana solía tirar sus cadáveres en los años 50 cuando el rio no era algo disponible. Vamos a intentar comunicarnos con unas de estas almas en pena, asesinadas a sangre fria por los ganster de aquel momento.

Lo siguiente fue lo suficiente como para sacar de quicio al pobre Ulysses. Minutos y minutos del aire vibrando en los túneles del metro entre la frecuencia de la radio, arrastrando lo que al aturdido trabajador a veces le parecían voces. No era extraño que el tal Ned de repente hiciera algun comentario o alguna pregunta, y el audio estaba en general fragmentado en varias partes.

¿Eso que oigo es alguien?

Efectivamente, Ulysses pudo oirse a si mismo preguntar y a Ned empezar a correr jadeando como un perro. Poco más adelante resonó el ruido metálico de la grabadora cayendo contra el suelo, seguidas sus pregguntas que había lanzado al aire. Aquel parapsicoólogo o lo que demonios fuese había salido corriendo, dejando detrás su pequeño y tétrico secreto con Ulysses.

El hombre miró con renovada incomodidad aquel aparato. ¿Que hacer con él? Después de haber oido todo eso su presencia le resultaba demasiado desagradable en su supersticiosa mentalidad, pero estaba claro que era de una persona a la que seguramente le encantaría recuperar todo el esfuerzo invertido en aquel..."hobby" o lo que demonios fuese. Incluso aunque a él no le gustase...

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29/11/2012, 21:20
Director

El taxista, un italoamericano que corrió como si le fuera la pensión en ello, se dedicó a darle la vara a Kate durante todo el trayecto. El nombre no paró de hablar ni un solo momento, agitando las manos hasta el punto de llegar a soltar el volante para pavor de la periodista. Que si las subidas de impuestos, que si la poca seguridad ciudadana, que si hoy había llevado a un escritor famoso con la ropa de juerga del dia anterior...Aquello hubiera sido interesante si Kate fuera una periodista del corazón, pero ella tenía su dignidad. Al menos el taxista tuvo algún comentario amable sobre lo bien que le quedaba el vestido y, por suerte, no sonó baboso. Que era lo que le faltaba, vaya.

En resumen: llegar al Datboka fue un auténtico alivio. El punto positivo fue que, gracias a la carrera del taxista se había ahorrado suficientes dolares para comprarse una cajetilla de tabaco. La otra cosa agradable fue ver que Scott ya estaba allí. Impoluto, como siempre, enfundado en un abrigo negro mientras revisaba con cierto aburrimiento su PDA. Kate sabía que gracias al intento de hit and run del taxista llegaba puntual, pero Scott era así. Siempre un paso por delante.

Pareció percatarse de repente de su presencia, alzando la vista con cierta sorpresa. Kate se dió cuenta de que le había dado un rápido vistazo con aire ciertamente incrédulo, antes de disimular medianamente azorado. Ya conocía las intenciones del chico, pero el secretario distaba mucho de ser aquellos cazadores salvajes de la selva. Sabía que podía estar a salvo de estupideces.

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29/11/2012, 21:29
Scott Dawson.

- Justo a tiempo. dijo el joven con una pequeña sonrisa, algo avergonzado todavía por el gesto que se había pillado haciendo. ¿Vamos entrando? le preguntó a la periodista, mientras guardaba la PDA en le bolsillo y le sostenía la puerta abierta.

El local estaba, como siempre, bastante lleno. Pero al fondo se veía una pequeña mesa para dos personas, algo apartada del resto. Parecía tener, incluso, un cartel indicando que estaba reservada. El lugar perfecto para una cita...ya fuera romántica con una chica o discreta con un capitán de la policia.

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29/11/2012, 21:48
Director

La chica pareció disfrutar enormemente con la dedicatoria, dedicándole a David un mudo gracias de la emoción mientras volvía a guardar el libro. Sin embargo, la pregunta de David pilló a Adele de completa sorpresa. Lo pudo ver en su cara. La tensión de poder quedar como un genio o como una completa gilipollas delante de uno de sus ídolos se hizo sentir como una pesada losa. Pero al cabo de unos segundos de tenso silencio, la chica dijo:

- Hubiera ido a comprarle un regalo sorpresa a mi padre. Por felicitarle por la serie en proceso y esas cosas. una tímida sonrisa apareció en su rostro, como si no supiese si aquella era una respuesta válida. Quizás aquello era una especie de oscura metáfora del escritor y estaba haciendo el ridículo....- Al fin y al cabo, es un día para pasarlo en familia ¿no?

Seguramente aquello no fuera suficiente, pero si aquella azafata hubiera sacado un mapa para señalar un puto exacto todo se hubiera tornado demasiado surrealista, un humor demasiado inglés para el oscuro interior de David. Tendría que arrastrarse un poco más en el barro y en la desesperación para poder conseguir sus objetivos. Pero se veía que la intención de la chica era buena y, quizás, no fuese tan descabellada.

Bueno, al menos ya podía ir a por aquella Rayban antes de marchar de nuevo a la Cucaracha y donde la gasolina le llevase. Y por el precio que pedían, más valía que fueran originales...

Notas de juego

¿Y donde marcha ahora el bueno de David?

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29/11/2012, 22:04
David Stanford [Superviviente]

Sí, claro, tú hubieses hecho eso.

Suspiraba por dentro pero sonreía por fuera. Era normal que aquella pequeñaja respondiese algo así. David, con las premoniciones a flor de piel, se agarraba al primer clavo ardiendo, pues por momentos tenía más claro que la desaparición de su hija iría para largo. Pero no podía dar una sensación de nerviosismo, y menos en público con los hechos tan recientes, por lo que sonrió, señalándola con el dedo de forma intermitente mientras se pensaba la respuesta.

- Debieras tener razón, querida, cómo no- concedió sin creérselo realmente, pero intentando mantener a la chiquilla con su autoestima intacta mientras, arrepintiéndose, la cogía por la muñeca, escribiendo nueve dígitos en el dorso de la mano-. Si lo descubres, llámame.

Y con esas, soltando tanto el bolígrafo como la muñeca en el sitio, se giró en redondo mientras esbozaba una media sonrisa divertida. Aquello había sido manipularla, o al menos un intento de tal vil arte. Sabía que no le serviría de nada, pues ni Dios ni la suerte necesaria para un milagro así estarían de su parte, pero aunque fuese de lo más improbable, debía de intentarlo. No le importaba bloquear un número más en el teléfono, como tantos otros ya, o incluso cambiarlo, pero sí que le importaba no usar cualquier oportunidad, por mínima que fuese, de dar con su hija.

Esa pequeña abogada seguro que se había metido en algún lío. David, por momentos, mientras se probaba las Ray Ban frente al cristal, no sabía muy bien si desear que el lío incluyese a hombres o no. Los hombres solían dar problemas, pero habían cosas infinitamente peores, de esas que salen en su telediario.

Apagó esos sentimientos sacando un puñado de billetes verdes de la cartera, mientras hacía girar las llaves de su cucaracha en el dedo índice de la mano contraria. Aquella cría aparecería antes de cenar. David no podía dejar que a su esposa le diese un infarto, porque tendría uno, y bastante letal. Menos mal que tenía a su fantástico médico a una llamada de distancia.

Divagaciones aparte, era hora de ir a la comisaría y poner la puñetera denuncia. Aquello le daba escalofríos, pues David ni recordaba haber entrado ahí sin esposas, pero debía de hacerlo. A veces había que aceptar que a tu hija, por doloroso que fuese, le había pasado algo, y que unas gafas de sol y una sonrisa de vividor insalubre no iban a salvarte de ese destino.

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30/11/2012, 00:58
Katherine Aldridge

Aquel taxista hablaba como si fuera a cobrarle por palabra y cada vez que se giraba para mirar a Kate, la joven periodista le señalaba a la carretera nerviosa y con el corazón encogido, sobretodo cuando algún coche de delante se cruzaba o veía gente cruzando. Llegar al destino, y hacerlo de una pieza, fue comparable a un aterrizaje complicado que sale con éxito, casi se le escapa un suspiro de alivio y todo. Al menos se llevó un piropo y le salió algo más barata la carrera gracias a la presteza del italiano.

Scott levantó la vista de su PDA justo cuando ella bajó del taxi y su mirada sincera delataba que había quedado sorprendido. Eso y el piropo del taxista le confirmaban que había acertado con su apariencia para esa noche. No pudo sino sonreír ligeramente, halagada.

-Sí, he venido volando... - Dijo lanzando una mirada furibunda hacía el taxi que se alejaba. No se molestó en explicarle la broma a Scott.

El joven secretario era todo un caballero, le sujetó la puerta para que pasará y Kate se lo agradeció con un leve movimiento de cabeza y se adentró en el bar. Allí al fondo, estaba la mesa reservada para ellos algo apartada del gentío que inundaba el bar y más pequeña y intima de lo que Kate se había imaginado.

-Vaya Scott, -le dijo con una picara sonrisa dibujada en el rostro, - no sabía que fueras tan romántico con los capitanes de la policía...

Tal vez fuera una simple puya para bromear con él, o realmente lo que pasara es que no lograba quitarse aquel asunto de la cabeza. Ya se había resistido a no preguntarle sobre ese tema de primeras pero sentía curiosidad por todo. Kate no era de las que preguntaba banalidades primero, ella no te decía: ¿qué tal la familia? ¿cómo está tu gato?. No. Ella iba siempre al grano, concisa, directa. Ese era su estilo en las entrevistas y era un reflejo de su manera de ser. 

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30/11/2012, 22:16
Rick Rogers [Muerto]
Sólo para el director

Rick suspiro…

“Así que mi cliente es de ese tipo de personas…”

-Veo que me parece conocer bastante bien, entonces también sabrá de mi pasado y habilidades. Acepto el encargo, no se preocupe por la dificultad.-
Además de sobre el caso, Rick ahora tenía bastante interés ahora sobre saber quién era su interlocutor.

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01/12/2012, 12:52
Scott Dawson.

El comentario de Kate pareció pillar de relativa sorpresa a Scott, que tardó pocos segundos en recuperar la compostura. Al fin y al cabo, Kate era una periodista y más que capaz de encontrar información, y él era un secretario que tenía que saber recomponerse y estar estoico ante cualquier estupidez de sus jefes. Se lo tenía que haber visto venir.

Apenas habían entrado cuando una chica con el delantal del restaurante atendió a la pareja de manera amable y servicial, guiándoles hasta la mesa. El chico parecía haberse guardado la respuesta para un momento más tranquilo y, una vez la camarera les dejó con la carta y tiempo para decidirse Scott respondió.

- El Sr. Black quería un sitio discreto donde no se llamara la atención de la prensa o alguien pudiese oír algo incómodo. dijo en voz baja, aunque no sospechosa. El resto de la gente del local estaba cenando entre risas y comentarios amables, y aquello bien podía pasar como un tono de cariño reservado. Desde luego aquel era un buen sitio: no lo bastante famoso para tener periodistas al acecho, y no lo bastante sórdido como para preocuparse de que alguien no deseado les escuchase.

Scott cogió su carta y comenzó a curiosear por encima. Kate se dio cuenta de que, aunque sus ojos paseaban sobre el papel, ni siquiera lo estaba leyendo. O sabía muy bien que quería o su mente estaba en otra parte. O ambas cosas.

- Si tienes buen estómago para el picante, te recomiendo la comida hindú. dijo, antes de bajar la carta y satisfacer las dudas de la chica. Sabía bien a lo que había venido la periodista, y era a por información. El Sr. Black tuvo que ausentarse por un asunto familiar, pero venía a comentarme algo.

Era difícil saber si aquello era una intuición de Scott o el chico de verdad sabía el tema de conversación de antemano, pero el chico se calló sutilmente justo cuando la camarera vino a recogerles el pedido. Eso sí, manteniendo una amable aunque fría sonrisa. Tras pedir una ración de pollo tibetano, volvió a la carga. Y con una frase explosiva.

- En Nueva York está desapareciendo gente.

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01/12/2012, 14:15
Director

Notas de juego

Voy a tardar un poco en responderte, porque tengo que cuadrar la linea temporal de un personaje para que cuadreis en una escena. Supongo que para el Lunes pueda y así acabas el día en comisaria ;)

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01/12/2012, 14:16
Director

Una vez sentado en el despacho, con el dossier y las escasas evidencias que figuran en la caja, Thomas por fin pudo ponerse a trabajar en serio.

Lo que el viejo policía tenía delante eran, básicamente, casos de desapariciones. De todo tipo, a decir verdad. Mujeres, hombres, de un rango de edad que iba desde los 17 hasta los 53. Diferentes clases sociales y, a juzgar por las fotografías adjuntas en el dossier, sin ningún aspecto común.

Y como suele pasar en las desapariciones, no había demasiadas pruebas. La mayoría eran testimonios y declaraciones de la gente, que venían a decir poco más que "mi hijo/sobrino/amante ha desaparecido". La lista de nombres ascendía a once desde la primera, localizada el 21 de Octubre. La última: apenas hacía dos días. 

Lo que si pudo encontrar el ojo crítico del policía es que la mayoría de las personas habían desaparecido "por que no llego a la hora a casa". Era probable que las desapariciones sucedieran por la noche, en los jóvenes en las horas de fiesta, pero eso tampoco significaba demasiado. ¿Quién va a desaparecer a plena luz del día?

Sin embargo si que había algo llamativo. Varías cosas, en realidad. Tres de las desapariciones implicaban un bar, el Lúmiere.Ni siquiera sabía donde estaba ese antro, pero si algo bueno tenía el siglo XXI era la posibilidad de mirarlo todo por internet. Podía ser pura casualidad, pero el alma policial de Jackson hacía tiempo que había dejado de creer en la bondad, en Papa Noel y en las casualidades.

La segunda es que varias personas denunciaban "el móvil daba línea cuando llamamos al principio, pero luego ya no". Alguien había apagado esos móviles, y o la gente se iba a un lugar secreto donde no querían que les molestasen, o alguien tenía acceso a aquellos aparatos.

 

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01/12/2012, 14:32
Director

Una breve risa se oyó al otro lado del teléfono. Rick no supo si se reía por dar por hecho que supiesen sobre él o por decir que sería capaz de llevar el caso por sí solo.

- Me alegra oir eso, Señor Rogers, pero ya le hemos buscado un compañero para usted. Créame, somos plenamente conscientes de sus capacidades, pero el caso es...-un silencio incómodo invadió el otro lado de la línea. Peliagudo. El Sr. Jackson, de la policía metropolitana, tiene un dossier en su poder con todos los datos que hemos podido recopilar. Póngase en contacto con él y comentele que va de parte de A.D.

La voz no hizo ningún comentario al respecto, pero Rick supo que aquello no era casualidad: la escasa relación que seguía manteniendo con Thomas Jackson era de conocimiento pleno para fuese quién fuese su cliente.

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01/12/2012, 14:39
Asthon Garcia

- La mensajería es cosa mía, replicó Asthon de malas maneras. Estaba claro que era un capullo con el ego muy subido. Muy al nivel de Nathaniel. Ya os llegará la puta invitación, no os preocupeis. ¿Alguna mierda más antes de que vuelva a mi trabajo? Aquello hubiera sido un buen sarcasmo, si no fuese porque iba tan exagerado que resultaba hasta molesto.

Estaba claro que el agente inmobiliario no tenía mucho que hacer salvo esperar. Eso, o soltarle una buena contestación a ese subnormal, aunque no parecía muy buena idea si pensaba acudir a la inaguración de su local al día siguiente...

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01/12/2012, 15:54
Asthon Garcia

Los finos y delicados dedos de Violet se cerraron sobre la fuerte musculatura, casi marmórea, de su Gastón, que seguía en un duelo verbal con algún idiota que le había llamado para a saber que tontería. ¿A quién se le ocurría molestar así al objeto de devoción de la tailandesa? Tenía suerte de no encontrase con él en la calle, o se iba a llevar un buen pisotón de su mejor tacón de aguja...

- La mensajería es cosa mía, replicó Asthon de malas maneras. Estaba claro que el imbécil al otro lado de la línea era un capullo con el ego muy subido ¿No sabía que estaba hablando con el dueño de una de las discotecas más prestigiosas del país?. Ya os llegará la puta invitación, no os preocupéis. ¿Alguna mierda más antes de que vuelva a mi trabajo? 

Sin esperar a la respuesta Asthon se apartó el auricular con un bufido, antes de coger un fajo de sobre y tendérselos a Violet, que se vio obligada a soltar aquellos exhuberantes hombros para sujetarlos. Allí habría a ojo seis sobres, que parecía ser su trabajo de la bien entrada mañana. Todos tenían el logo de la discoteca, y parecían portar dentro un pequeño y fino papel.

- Necesito que repartas eso: son los últimos pases VIP que quedan-dijo, escueto, mientras comprobaba de reojo al teléfono, que no se atrevía a sonar más. Al parecer su interlocutor se había achantado. Al menos un poco.

Se veía por el tono de voz que su jefe estaba más que cabreado con esta última llamada. Y si algo sabía Violet es que, por encantador que fuese su pequeño gran príncipe de barrio, era mejor no enfadarle a riesgo de que se convirtiese en una auténtica bestia. Y es que le había visto dejar inconsciente a algún borracho demasiado baboso de un puñetazo.

- Está por ahí puesto nombre y número de quién es. Encárgate de eso, anda nena.

Aquel comentario se deshizo en los oídos de la bailarina como si fuese miel, aunque cualquier otro hubiera visto lo basto de su tono. En ese particular estado de trance, casi de iluminación, Violet dejó la sala mientras Asthon volvía a cargar contra el teléfono en un duelo digno de Jersey Shore.

Había trabajo por hacer, y todo fuese por su Gastón. Los sobres (que al final resultaron ser cinco) rezaban los siguientes nombres, y a su lado un teléfono o dirección de contacto:

David Stanford (Teléfono): Violet ha leído alguno de sus libros a raiz de una película que se publicó basado en un escándalo sexual. Son novelas muy tórridas, y más de una vez se ha imaginado protagonizando aquellas escenas...con su querido jefe.

Dimitri Ivanovich. (Teléfono y Dirección): Ni idea. Pero suena muy ruso. Será uno de estos magnates con mucho dinero que solo beben una marca concreta de vodka que vale 1000 euros la botella.

Nicolas Memphis (Teléfono y Dirección): Al parecer la dirección es de un buffete inmobiliario. Dado que le suena al nombre, probablemente sea quienes vendieron el local a Asthon. Todo un gesto de generosidad por parte de su jefe invitar a unos mindundis de una inmobiliaria a un evento tan boyante.

Peter Brawl (Dirección): ¡EL MODISTO! *gritos de fangirl* Estaría bien darle las gracias por el vestido, que Violet no volvió a verle después de darle sus medidas...

Y el último de ellos donde, sin ningún tipo de nombre al que dirigirse, figuraba una dirección de una oficina que incluía hasta el piso y el número de despacho. Era imposible que Violet pudiera saber si era un despìste, pero viendo el estado de humor del Jefe, era mejor no entrar a preguntar. Quizás era solo alguno de esos "tímidos" empresarios con los que trataba a veces su jefe y que preferían no ver su nombre escrito.

Tenía suficientes datos para hacer llegar aquella invitación, por suerte.

Así que...¿por donde empezar? 

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01/12/2012, 20:00
Katherine Aldridge

-Oh no, por favor... Algo más ligero. - Respondió ante la sugerencia del picante y la comida hindú. Lo cierto es que no quería pringarse demasiado. Ensuciar su elegante vestido con salsa curry después de haberse tomado tantas molestias en elegirlo y en ponerse guapa sería como tirar todo el trabajo por la borda. Para eso podría haber acudido con su indumentaria normal.

Scott miraba la carta distraídamente, como si no le hiciera falta y tuviera claro lo que iba a pedir. Kate en cambio la miraba abrumada por las posibilidades, intentando elegir entre un sinfín de platos de los que de la mayoría no sabía ni qué eran. Solo veía nombres raros y se temía que fueran ancas de rana... o algo peor.

Aquel que hubiera elegido aquel lugar lo había hecho muy bien, era lo bastante tranquilo y discreto para poder hablar en privado y, pese a tener bastante clase, se alejaba de los lugares donde los paparazzi iban a devorar carnaza. Y, a pesar que sería muy tentador para los gacetilleros de la salsa rosa que un joven secretario del ayuntamiento y un heroico capitán de la policía queden para cenar en una mesa tan romántica, la clase de conversación que estos dos tendrían atraería a periodistas de otro tipo, y aquel lugar también mantendría a raya a estos últimos. A Kate jamás se le hubiera ocurrido ir a buscar una fuente a un lugar así.

Lo más irónico es que Scott había invitado a la periodista pese a las molestias de elegir el lugar adecuado para mantener la discreción, era como invitar al lobo a cenar en casa de la oveja. Por la mente de la joven seguían surgiendo las preguntas, estaba claro que a pesar de haber aparecido disfrazada para una cita Kate seguía siendo la perspicaz periodista indagadora que era.

Ya iba a lanzarle un par de preguntas sobre el motivo de aquella cita entre el capitán y él cuando Scott se adelantó y le reveló el titular de la noticia. Dejándolo caer como una bomba. Kate frunció el ceño, torció la boca y arrugó la nariz, como hacía siempre que algo le escamaba, por un segundo fue a llevarse la mano al flequillo pero recordó que se lo había recogido y miró todavía con el ceño fruncido al joven secretario.

-Bueno,- Dijo poco sorprendida por el dato, -eso es normal en una ciudad con un índice de criminalidad tan alto. - Si Kate arrugaba el ceño era porque sabía que Scott era consciente de que aquella información de poco le valía a Kate. Desaparecían personas constantemente, todos los días, niños, abuelos, traficantes, adictos, adolescentes, vendedores de seguros... Muchas de esas personas llevaban años desaparecidas, e incluso la documentación sobre sus casos se habían perdido en el archivador de la policía. Si Kate arrugaba el ceño era porque sabía que había algo más...

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02/12/2012, 13:26
Ulysses Brown
Sólo para el director

Ya un poco más tranquilo al descubrir que su fantasma era muy humano -"Aquí Ned grabando una nueva sesión para La Verdad que Nos Ocultan"-, Ullyses se relajó en el banco del parque, dejando caer los brazos a los lados del cuerpo y soltando un "Fiuuuuuuuuf" que a todas luces apuntaba a todo lo extraño que le había sucedido esa mañana: la presencia que intuía en el metro, el fugaz encuentro con la sombra, la misteriosa grabadora, la escalera aún más misteriosa y su desorientación ("eso nunca antes me había pasado, joder!!"), y la no menos extraña grabación que contenía aquella cinta....

Aquella cinta.... aquellos ruidos ululantes entremezclados con sonidos fácilmente identificables para él, que conocía cada crepitar de los raíles, cada paso de rata y cada gorgeo de alcantarilla... Aquellos misteriosos susurros, ¿a qué pertenecían? ¿eran reales o fruto de la imaginación.....? De nuevo se le erizó el vello de la nuca al pensar que llevaba toda la vida conviviendo con aquello, con aquella realidad o irrealidad que ahora, un loco, había grabado en una cinta de cassette...

Quizá su cabeza le estaba jugando una mala pasada y no todo era tan certero cómo ahora mismo a él le parecía. Sí, eso tenía que ser: "estoy aturdido por la carrera, ya estoy viejo, y entre eso y el susto...". Pero en el fondo albergaba sus dudas...

Tenía que volver a escuchar esa grabación, pero no ahora, sino luego, más tranquilo; incluso si lo hacía junto a alguien, mucho mejor... "pero claro!, alguien de mi confianza, no quiero que piensen que estoy loco...". "Margie, sí claro, ella, quien si no, con quien duermo desde hace ya 45 años a su lado...ella me entenderá...o no?". "George, mi pequeño, cuando vuelva del taller hablaré con él. Eso es, es un tío hecho y derecho, y seguro que sabe de estas cosas, y...bueno, esto es una cosa entre hombres..." "Jajajaja, cosa de hombres! Uffff, cuántas tonterías!"

Por un momento su sonrisa se mantuvo brillante, y en menos de un segundo se trocó en un amplio signo de preocupación. Estaba allí, a solas, enmedio del parque en horario de trabajo, con una grabadora llena de fantasmas en la mano, sólo, hablando sólo, riendo sólo... Se estaría volviendo loco? 

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02/12/2012, 20:46
Thomas Jackson [Muerto]

Thomas echó un vistazo largo y somero al dossier cotejándolo con lo poco que había referente a esas desapariciones en la caja que le dio el novato. No estaba seguro si el crío la habría cagado o si no había nada más. 

-Aunque, pensándolo bien... si este dossier no tiene señales de la policía era de esperar- pensó para si mismo, maldiciendo entre dientes al imbécil del alcalde y su puñetera normativa anti humo. Le vendría bien un cigarro en esos mismos momentos en su despacho, pero el detector de humos le disuadía.

Planteándose seriamente taparlo durante un rato se percató de una especie de factor común a todas las desapariciones... el club "Lumiere". No lo conocía y, siendo la hora que era, estaría cerrado sin lugar a dudas. Pero eso no quería decir que se fuera a quedar de brazos cruzados.

Encendió el ordenador de su despacho, el brillo actínico del monitor iluminó su cara y se vio reflejado en él; sorprendido de ver una sonrisa torcida en el reflejo. Decía muy poco a su favor que hiciera falta algo tan horrible como esa serie de desapariciones sin pistas para hacer que se manifestase alguna emoción positiva. Pero maldita fuera su estampa, estaba disfrutando aquello, sintiendo de nuevo lo que era ser un policía.

Y, como les dijeron en aquel curso de nuevas tecnologías... había que hacer uso de la web esa para su trabajo. Había un par de buscadores maravillosos que le darían toda la información que buscaba sobre el sospechoso club nocturno aquel. Sentía que podía tener mucha importancia en aquella investigación poco oficial, y eso sólo lo hacía más dulce aún.

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02/12/2012, 23:55
Director

A Thomas le costó encontrar alguna referencia del Lúmiere, lo que dejaba claro que seguramente entrase en la categoría de antro. Consiguió localizarlo en el mapa de la ciudad y, poniendo el muñequito ese a andar por las fotografias de aquella zona, pudo ver que aspecto tenía. No parecía un local muy grande, pero tampoco demasiado escabroso: un bar de clientela relativamente familiar, que distaba mucho de ser lo mejor de la ciudad. Eso si: mételos en los barrios bajos y no durarían ni cinco minutos. Malos de la burguesía, le gustaba llamarlos.

Un lugar en el que yendo de paisano no le costaría mucho entrar.

Por suerte, un par de adolescentes amantes de la vida nocturna lo habían recomendado por ahí entre blogs y foros con muchas fotos de jovenes con cantidades tan ingentes de alcohol que hizo que a Thomas se le cerrase el estómago. Al parecer aparte de su clientela más madura el bar tenía alcohol muy barato y muy poco control de la edad de los crios que querían ir a un sitio resguarecido para emborracharse. Concordaba con los adolescentes desaparecidos. A lo mejor solo estaban pudriendose en algún callejón tras caer en un coma etílico.

Otra buena noticia es que el bar abría a las seis de la tarde. Y, volviendo a activar su sentido del tiempo, el estomago del policia rugió. Thomas se dió cuenta de que llevaba trabajando más de tres horas seguidas sin darse cuenta, y que eran prácticamente las cuatro de la tarde. Hacía años que no le pasaba aquello: la adrenalina había vuelto a su cuerpo por fin.

Y tenía la sensación de que no se iría en cierto tiempo...

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03/12/2012, 00:30
Scott Dawson.

La conversación se paró durante otro par de minutos cuando vineron a tomarles nota. El camarero, un chico bastante atractivo que dedicó a la pareja una sonrisa que dejaba bien claro que todos opinaban que aquella cena rozaba la petición de boda, les recogió el pedido. Pollo himalayo para Scott, una ensalada árabe recomendación de la casa para Kate, y una botella de vino después de que el secretario insistiese. Quizás para tratar los números que venían a continuación.

- Treinta y cuatro personas en un mes. dijo Scott en cuanto el camarero volvió a distanciarse. Desde luego, la cifra se escapaba bastante de lo normal. Y el Sr. Black cree que más de diez de ellas podrían tener un denominador común. No son adolescentes fugados ni abuelos con alzheimer, Kate. - desde luego, el chico parecía entre asustado y consternado por los datos que le habían dado. Hay empresarios, universitarios...

Scott se removió en el asiento con un resoplido incómodo. Sabía bien el valor de la información que estaba dando a la periodista era valiosa y un dolor de huevos: era casi literalmente tirar piedras contra su propio tejado.

- El Sr. Black se sentía mal por filtrar la información, pero creo que esta noche quería intentar convencerme para que el alcalde cambiase la situación del caso. Sus ojos, frios y temblorosos por el tic activado casi frenéticamente por la tensión, dejaban claro que no aquello no podía darse: no sabía si porque el chico se negase a llevarlo hasta su jefe, o porque este ya le había dado largas. Espero que entiendas lo mal que me sabe traicionar su confianza, pero si la policia no se mueve alguien tiene que investigar esto. Y eres la mejor periodista de investigación que conozco.

El halago sonaba verdaderamente sincero, igual que la verguenza personal que sentía el chico confiando aquella información. Pero si aquellos datos eran ciertos era comprensible que hubiera sacrificado su honra: aquello era verdaderamente preocupante.

- No se si quieres coger o no los datos que te tiendo pero, hagas lo que hagas...por lo más sagrado, no nombres al Sr. Black.

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03/12/2012, 11:48
Katherine Aldridge

Kate miraba concentrada con toda su atención a Scott. Su preocupación era sincera, al parecer no se trataba de los casos corrientes de desapariciones en una ciudad tan grande como New York. Aquello se salía de las gráficas, rompía los límites y era entonces cuando la preocupación llegaba. En primera instancia el dato que le había dado Scott no era nada alarmante, la gente desaparecía en New York constantemente, pero tanta gente en tan poco tiempo era demasiado. La preocupación de Scott se fue contagiando hacía la muchacha.

-Si hay un patrón común podría tratarse de la misma persona... Oh Dios, ¿crees que hay alguien secuestrando gente?. -Preguntó consternada lo suficiente bajo para que nadie la escuchara. No podía ni imaginarse lo que le harían a la gente secuestrada. La empatía natural que todos llevamos dentro le hizo verse en el papel de aquellas personas, imaginarse a chicas torturadas, sodomizadas, o cosas peores.

Lo cierto es que aquello le hizo pensar, New York era una ciudad demasiado rápida, llena de vida incluso por la noche. Luces, tráfico, un trasiego de gente continua, poca gente se para a mirar el paisaje. Incluso a ella misma le había pasado. Salía de casa e iba corriendo a coger el metro, para seguir corriendo hasta el edificio del Day, después vuelta a hacer el recorrido a la inversa. Un día le dio por alzar la vista y se quedó fascinada por la arquitectura del edificio que tenía enfrente. Llevaba allí todo ese tiempo, había pasado todos los días y no se había dado cuenta hasta ese momento. Aquella situación era equiparable, ¿cuánta gente con la que se cruzaba todos los días dejaría de hacerlo al día siguiente? ¿Y de cuántos se daría cuenta?.

A Scott se le veía nervioso, incluso su tic había tomado el control de su ojo por unos momentos. Pobre chico, si quería triunfar en la política tendría que controlar aquello o se pegaría la vida siendo un secretario. Un tic como aquel te alejaba mucho de la vida pública. Había un sinfín de políticos que habían perdido su credibilidad por guiñar un ojo en un momento poco adecuado.

-Entiendo. -Aquel caso era gordo. Era lo que andaba buscando, aquella era la noticia que necesitaba para su reportaje. Lo sabía, lo olía. Tenía el olor de ser uno de los mejores reportajes de investigación que jamás hubiera escrito, y sin embargo, también tenía el olor del peligro. Por un momento llegó a asustarse, pero a Kate eso jamás le detendría. -El miedo era bueno.- Se decía. -La policía está en otras cosas... - A los alcaldes nunca les interesaba gastar demasiado dinero en el buen trabajo policial, simplemente lo justo para que se detuvieran a un par de camellos de poca monta, solo se gastaban recursos cuando la atención social era grande y había preocupación por el caso. Una noticia de seis negros asesinados en la zona mala del Bronx estaría en la página treinta y cuatro ocupando un cuadro minúsculo y a nadie le importaría. Sería papel de envolver. Ahora, si la noticia apareciese en portada, la atención se desbordaría y el alcalde pondría a trabajar a sus mejores hombres. Rueda de prensa inclusive para demostrar su preocupación y de nuevo todo el motor de la farsa política puesto en marcha. Ni siquiera quiso preguntarle a Scott en qué estaría preocupado esta vez el alcalde.

-No te preocupes Scott, ya sabes que jamás traicionaría a una fuente. Me conoces. Su nombre no saldrá, pero necesito hablar con él. - Corroborar, siempre hay que corroborar. -Para investigar esto voy a necesitar un montón de datos e información sobre los desaparecidos.