Partida Rol por web

Bajo las luces de New York

New York, New York

Cargando editor
03/12/2012, 12:41
Thomas Jackson [Muerto]

En un momento de gloriosa iluminación su estómago comenzó a rugir, lo que hizo que Thomas se molestara en mirar el reloj para recordarle que aún era un humano atado a nimios procesos biológicos como el comer. Suspiró, había estado bien sentirse como "El Policía", un ser que vivía puramente para resolver casos y hacer que los culpables fueran llevados ante la Justicia... pero eso sonaba más a historieta barata del quiosco de la esquina a dolar cincuenta.

Se levantó de la mesa, oyendo como le crujía la espalda -Auténtico glamour de "defensor justiciero"-pensó con cierta sorna mientras recogía un poco los papelajos y notas de la mesa. Tras bloquear su terminal de ordenador y guardar propiamente el dossier salió al pasillo pensando qué le apetecía más a su maltrecho estómago. El local aquel abría a las 6, se llenaría una hora o dos más tarde por lo que, en principio, tenía tiempo más que de sobra para cubrir sus necesidades biológicas y decidir si se metía en la boca del lobo ese mismo día.

La parte reflexiva le recomendaba tomarse un día más de preparación, pero tampoco podía ignorar por completo el gusanillo en el vientre, no el hambre, que le agitaba ese sexto sentido de detective que ha olfateado una pista de un caso relevante. Antes de que pudiera darse cuenta, perdido en sus pensamientos, se vio nuevamente en su despacho con una hamburguesa doble con todo y un refresco.

-Poderes del "Policía"-sonrió torvamente mientras mordía con ganas.

Cargando editor
03/12/2012, 12:59
Director

Dejando a Adele casi paralizada por la emoción de tener el número de su escritor en la muñeca y con unas rayban nuevas que habían necesitado un gasto importante, David volvía a estar en la Cucaracha. La vuelta se hizo incluso más infernal que la ida, con cada vez más impaciencia por su parte. Las gafas actuaban de foco para el escritor, manteniendo bien sujeto en su nariz el poco autocontrol que solía tener el hombre. Que ganas de dar un par de volantazos, sacar a unos imbéciles a la cuneta y llegar a comisaria...

Mirando el reloj de reojo para ver si pillaría a los funcionarios en alguno de sus múltiples parones para comer, se dió cuenta de que sería complicado. Con todos los trayectos en coche hacía tiempo que había entrado ya la tarde, pero la subyacente ansiedad que sufría David se había olvidado de que los seres humanos, endiosados o no, necesitaban comer. Quizás lo mejor sería plantar la denuncia y picar algo para evitar que su estómago se devorase a si mismo hasta la cena. Si Clare hija seguía sin aparecer, lo último que necesitaba Clare madre era que el escritor llegase a la cena familiar con el estómago lleno.

Por fin, después de un par de pitidos y retahílas de insultos más tarde, pudo aparcar el coche frente a la comisaria de policia del barrio. Era un edificio bastante menos grandilocuente de lo que uno imaginaría. Su barrio no era un lugar con muchas incidencias y multas de tráfico aparte, David dudaba mucho que cualquiera de los que estuvieran ahí sentados engordando su culo hubieran tenido muchos casos de verdad últimamente.

Más les valía no haber perdido el ritmo.

Por dentro aquello parecía una consulta de médico moderno. Había sillas incómodas para esperar, alguna fotografía impresa a buen tamaño para llenar las paredes color hueso, y un despacho de madera de forma orgánica horroroso detrás del que había una secretaría más o menos igual de horrorosa, perdida en algún juego adictivamente cutre como el diamantes.

- Departamento de Policia de Nueva York, ¿en que puedo ayudarle?- preguntó de carrerilla sin nisiquiera mirarle a los ojos. De momento sus visitas esposado habían sido incluso más agradables...

Cargando editor
03/12/2012, 13:10
Scott Dawson.

El panorama desolador del que solo eran conscientes los dos jovenes se ocultaba tras las risas y el agradable olor a comida del restaurante. Kate había comenzado a comprender las horribles consecuencias que podían tener aquellos datos, el hecho de nadie estaba a salvo en la inmensidad de Nueva York. Quizás hasta alguno de sus vecinos había desaparecido, algún familiar de un compañero de trabajo, el chico que le servía cafés cuando almorzaban fuera de la oficina.

Y lo peor es que nadie era consciente, nadie se había dado cuenta. Y probablemente nunca se percatarían hasta que alguien lo pusiera por escrito y lo agitase delante de sus narices.

¡Miradnos! ¡Treinta y cinco nombres desaparecidos en un mes y subiendo!¡Vigilad a vuestros hijos!¡Cerrad vuestras chimeneas!

- No lo se...respondió Scott, agachando la mirada antes de dar un trago a su copa de vino. Yo no soy un experto en estos temas, pero podría ser. Desde luego el Sr. Black parecía muy preocupado cuando contactó conmigo, y se que no hubiera filtrado información confidencial de la policia si no fuese por una situación verdaderamente desesperada.

El secretario asintió torvamente al resto de los comentarios de Katherine, picoteando de su comida para mantener las apariencias. O al menos hasta que llegó su petición. Una pequeña mueca torcida apareció en los labios del chico, dejando muy claro de primeras que aquello no iba a poder ser posible. Sin embargo y, tras musitar algo durante unos segundos, echó mano al abrigo.

El vestido de Kate hacía que hoy fuese imposible decirle que no.

- El Sr. Black no sabe que he hablado contigo, y probablemente no querrá que esto transcienda a la prensa. Sin embargo...Scott sacó de manera rápida la PDA, antes de teclear en apenas unos segundos y volverla a guardar. Puedo intentar que me de datos para informar al alcalde y transmitirtelos. No podrás preguntarle personalmente, pero se que es un hombre meticuloso y muy organizado: seguramente no te haga falta. No se cuanto tardaré en conseguirlo, por que se había marchado de la ciudad para asistir a un familiar enfermo, pero avisaré en cuanto lo tenga.

Cargando editor
03/12/2012, 13:28
Director

Notas de juego

¿Entonces donde vamos ahora, Jefe? ¿Al taller, a casa?

Por cierto, dado que queda poquito para acabar el día (hasta el Jueves) te recomiendo que aceleremos alguna parte (tarde o noche) para que no te quedes a mitad de acción. Si quieres resúmeme que quieres hacer durante lo que queda de día, y yo lo condenso. ¿vale? ^^

Cargando editor
03/12/2012, 15:02
David Stanford [Superviviente]

Las neuronas de David chisporroteaban, furiosas, debatiéndose para no coger el monitor y estamparlo contra el suelo. Su hija desaparecida en vete a saber dónde demonios, y aquellos con esas. Si es que odiaba a la ley por algo. Aquel misántropo miserable sabía que, por desgracia, los demás podían ser incluso peores que él. No pedía que fuesen responsables, pues él era el primero en faltarse al respeto en ese tema, pero eficiencia le sobraba, y sabía fingir que había recibido una educación ejemplar pese a tener un padre que, por muy veterano de guerra que fuese, seguía siendo un referente pésimo.

- Mi hija ha desparecido- dijo al fin, tras una pausa de cinco segundos. Sabía que, si esperaba, llamaría más la atención que hablaba sin más. Esa gente estaba acostumbraba a hacer esperar, pero no a sufrirlo en sus carnes-. Ya han pasado veinticuatro horas- añadió, sin dejar por constatar aquello de taladrar con los ojos a la mujer, lo cual siempre supondría una carga psicológica-, así que quiero poner una denuncia.

No iba a andarse con rodeos ni sutilezas. Dudaba que una mujer así le conociese, y casi deseaba que no fuese así. No era el tipo de público que estaba orgulloso de tener. El físico daba exactamente igual, pero ese estilo de vida y de comportamiento se le antojaban aún más mortecinos que la vida mismo. Era un insulto al potencial del ser humano, el cual, en su magnífica imperfección, era capaz de alcanzar un desarrollo personal muy por encima de esa lástima viviente.

Con gente así sencillamente no podía sacar su vena romántica, en el sentido literario de la palabra. Era la clase de personas que mataban el ya de por sí maltrecho espíritu de David. Pero no importaba. Casi daba igual que aquella mujer no estuviese por la labor, pues dudaba que aquel cuerpo de policía pudiese hacer algo de provecho. Según los acontecimientos era capaz de montar un escándalo ahí mismo, de la pura indignación, pero ya pagaría alguien su fianza, como siempre. Lo malo sería el tiempo perdido, el cual necesitaba para encontrar de una vez a su hija. Aquella situación empezaba a írsele de las manos, y sabía que él no era ningún detective. Era un escritor, y no tenía las aptitudes necesarias para encontrar a nadie. Lógicamente, aquello no servía de excusa, pues por encima de su trabajo y sus habilidades estaba su condición de padre, la cual le obligaría a remover el infierno si era necesario.

Cargando editor
03/12/2012, 15:32
Director

La mujer levantó la vista del ordenador por unos momentos, que se clavó en los ojos de David. No era exactamente sorpresa ni exactamente compasión, pero si algo parecido a un me lo veía venir no verbal. Había un deje de derrotismo en aquellos ojos que sacó por completo a David, como si aquella vieja gorda insinuase con una simple mirada que su hija no iba a volver. El pasotismo era algo que pudría por completo la sociedad: había cosas peores que la indiferencia. Como el escritor ya había visto, a veces era mejor ser odiado pero al menos ser alguien.

Con desgana los dedos de la mujer dejaron el teclado de lado y se acercaron a un comunicador bastante más viejo que el resto de la instalación, que resonó con interferencias.

- Jackson, suben para tramitar una denuncia de desaparición. apenas había levantado el botón cuando, con aquella voz atonal y hastiada, indicó a David. Suba por las escaleras, tercer despacho a la derecha. Le tomará declaración el agente Jackson.

Y sin más, volvió a dar sentido a su vida recolocando aquellas piedras brillantes en grupos, como si cada uno de los puntos de aquella pantalla pudiera darle algo de felicidad. Ingenua.

Cargando editor
03/12/2012, 15:41
Director

La voz de su secretaria rompió el agradable almuerzo de Jackson. En su vida de policía sin apenas tiempo y nadie que le cocinase había aprendido a disfrutar de las pequeñas maravillas de la comida basura, y las hamburguesas después de recibir un caso sabían a victória. Hacía tanto que no disfrutaba de aquel único sabor que esa simple hamburguesa de restaurante de barrio le estaba sabiendo a gloria.

Pero no todo podía ser bueno ¿cierto? Llevaba un día demasiado completo como para...

- Jackson, suben para tramitar una denuncia de desaparición. Nunca pensó que la voz de esa petarda hastiada adicta a los minijuegos pudiera alegrarle el día. Thomas estaba convencido de que Jessica estaba ahí por orden explicita del comisario para amargarle todas y cada una de esus mañanas, y seguramente esperaba que el informe de esta desaparición se perdiese junto con los demás.

Se equivocaba.

Cargando editor
03/12/2012, 15:46
Director

Notas de juego

Bien chicos, compartís escena. Obviamente no está escrito en piedra y cualquiera se puede largar cuando considere oportuno y no volver a veros las caras. Hasta que uno de los dos se marche yo solo supervisaré sin intervenir: sois los protagonistas y podeis tomaros la libertad de describir lo que considereis necesario, aunque tampoco creo que os haga mucha falta.

Si surgiese cualquier duda, aquí sigo en el botón Solo para director :D

Cargando editor
03/12/2012, 15:52
Thomas Jackson [Muerto]
Sólo para el director

Notas de juego

No se ve la imagen U_U

Cargando editor
03/12/2012, 15:57
Director
Sólo para el director

Es una diliciosa hamburgüesa >:I

Cargando editor
03/12/2012, 16:00
David Stanford [Superviviente]

David, refunfuñando no sólo por dentro, subió las escaleras con pies de piedra, como si aquella escalera fuese un lago y él se hubiese metido con la mafia. Haría falta algo más que una botella de whisky y un pavo relleno con amor para alegrarle el puñetero día. Probablemente el beso de su a veces mujer y a veces condena apenas fuese suficiente como premio de consolación, y tenía muy claro que eso sólo tendría lugar si recuperaba a la cría de una vez.

Tercer despacho a la derecha. Llamó con los nudillos dos veces, a sabiendas de que había escuchado ya dos veces el nombre del agente. No le bastaba sólo con ser anodina y vulgar, por supuesto, no, esa arpía tenía que ser también repetitiva como los viejos CDs llenos de arañazos.

Ansioso y con la sangre hirviendo en sus venas de vividor sin vida, no pudo contenerse. El autocontrol nunca había sido el punto fuerte de David, y había muy pocas cosas que pudiesen cabrearle, pero aquel maldito día lo estaba consiguiendo. Dios tenía que estar meándose de la risa ahí arriba, desde luego, porque se estaba cobrando con intereses los pecados capitales de aquel triste hombrecillo. Sea como fuere, David abrió la puerta, revelando su apariencia. Barba de día y cuarto, el jersey que había improvisado en casa, viejo pero limpio como era menester en casa de su esposa, y con aquella marca de colilla en la manga mal disimulada, vete a saber en qué fiesta de qué década cosechada. Colgando de aquella prenda, a la altura del cuello, en total ausencia de sintonía, unas Ray Ban impecablemente nuevas, haciendo chirriar los oídos de cualquier modista.

- Encantado, Thomas... supongo- saludó el hombre, sin esforzarse en fingir, pues parecían estar entre hombres-. Se trata de mi hija. La parienta dice que tuvo que llegar anoche a casa, pero no fue así. Su vuelo llegó ayer, con éxito, pero ni rastro de la cría. Llevo toda la resaca buscándola- confesó, usando un lenguaje más propio para hablar con su padre que con un amigo o un desconocido. No en vano, estaba hasta las narices de tirar de la manta, y necesitaba unos segundos para apoyarse en una silla y descansar antes de seguir revolucionando el motor de aquella monstruosa carrocería.

Tenía claro que, desde luego, si ponía la denuncia no ayudaría a que apareciese para la cena, pero cada hora que pasaba comenzaba a apretarse los nudillos con más fuerza. Al acabar el día siguiente, si no había aparecido, su nochebuena iba a convertirse en el prólogo de su próxima novela. Desde luego.

Cargando editor
03/12/2012, 18:11
Thomas Jackson [Muerto]

Desde luego aquello volvía a parecer un despacho de un detective importante... casos a medio estudiar, comida a medio terminar y un inesperado visitante con una necesidad urgente, todos tenían prisa, al que habían dejado pasar.

Apenas habían sonado los golpes de la puerta cuando Thomas se levantó limpiándose las manos como buenamente pudo en un pañuelo usado de su bolsillo. Sin embargo no llegó a alejarse del escritorio pues la persona que su secretaria había permitido pasar ya estaba abriendo la puerta, todo él convertido en un torrente de palabras.

Thomas mantuvo una expresión seria e inalterable, profesional podría decirse, ante los hechos que exponía rápidamente el recién llegado. Le echó un vistazo rápido de arriba a abajo con precisión nacida de años de práctica: olía a periodista buscando una exclusiva, si bien cabía la posibilidad que hubiera algo de verdad en lo que decía y por ello tendría que preguntarle como haría con cualquier otra persona. De todas formas no le emocionó especialmente la informalidad del trato, a simple vista le superaba en una década en edad y Thomas pensaba que había que respetar las canas. Especialmente cuando era él quien las tenía alrededor de unas entradas que cada vez parecían más una calva.

-Tranquilo por favor, siéntese y permítame tomar nota de todo lo que ha dicho- lo cierto era que parecía tener relación con el condenado dossier que Thomas empezaba a sospechar que iba a volver su vida muy interesante-vayamos por pasos, si le parece adecuado. Soy el inspector Jackson- señaló levemente su placa, que asomaba por el bolsillo de la chaqueta raída que llevaba puesta- me gustaría saber con quién estoy hablando. También podría proporcionarme todos los detalles sobre la desaparición de su hija: nombre, edad, altura, descripción física, ropa habitual- y en una corazonada añadió-lugares por los que se solía mover en la ciudad... esta información será la base con la que empezaremos las labores de búsqueda.-

Hizo una pausa, dándole tiempo a asimilar lo que le pedía y él mismo tomó asiento entre tanto. Volvió a sacar su libretilla y un lapicero, de esos que tanto tiempo podía dedicar afilando, y se preparó para tomar las notas pertinentes. Si bien toda la información ya estaba dando vueltas en su cabeza, valorando posibilidades, la experiencia le había enseñado que la gente se sentía mucho más tranquila si veía que lo que decían quedaba por escrito.

Cargando editor
03/12/2012, 18:41
Nathaniel Scott
Sólo para el director

Me encontraba bastante enervado ante su actitud Ah, de acuerdo... y en tono irritantemente jovial dije: Nada más. Veo que lo tienes todo controlado. Un placer!  y colgué. Tenía la duda de si la invitación era para una sola persona, pero parecía obvio que se podía llevar acompañante, y no pregunté nada más. Quería acabar esa conversación en seguida.

Capullo... ... ... Puto tontoloscojones... Hay que ver lo que uno tiene que aguantar. Este cabrón necesita un par de ostias... y yo necesito otra cosa...  Previamente habiéndome asegurado deque no había nadie cerca mirando, saqué el costo de la cartera e inhalé una raya de cocaína. 

Me acerco al despacho de Nicolas, llamo a la puerta, y asomándome le comento: Están teniendo algún problema con la mensajería, o es que simplemente ese... capullo personaje no es lo suficientemente organizado. Las invitaciones nos llegarán hoy... murmurando o incluso mañana... otra vez con tono normal No se nada más. Ese Asthon García es un capullo intratable...

Quizá mi comportamiento hacia el jefe fue un poco brusco debido a los efectos de la cocaína.

Despues voy a hablar con Magda: Querida, ¿Me puedes hacer un favor? Tiene que llegarnos una invitación de la inauguración de cierta discoteca... ¿Me podrías avisar en cuanto llegue? Si no me encuentro en la oficina, llamame... Guiño un ojo. Esa última frase la dije de tal modo que, con no demasiada imaginación podía sacarse facilmente de contexto. (If you know what i mean)

Vaya, relajate Nathaniel, estás acelerado...

Notas de juego

Me estoy dando cuenta de que para narrar juego bastante con los pasados y los presentes, y con la primera y la tercera persona.  Es que a veces es más cómodo o queda mejor narrarlo en una u otra forma... Intentaré que no sea demasiado el contraste. Pero ¿Está bien como he escrito hasta ahora, o hay cosas raras? 

Cargando editor
03/12/2012, 19:21
Ulysses Brown
Sólo para el director

Notas de juego

Creo que lo mejor sería que Ullyses escuche con su hijo la grabación en casa, y que así le de alguna idea... Y ya podríamos empezar una jornada nueva con las nuevas pistas.

Te parece?

Cargando editor
03/12/2012, 19:35
Katherine Aldridge

-Vamos Scott, -Dijo Kate tratando de convencerle. - Ya sabes como funciona esto, necesito corroborar mis datos, tener acceso a las fuentes de primera mano... Si no puedo hablar con Richard Black me lo pones muy difícil. No puedo decir que alguien me ha dicho que le han dicho... eso es salsa rosa.

Ética periodística, para Kate era importante. Jamás había publicado algo sin corroborar las fuentes y sin que la información fuera de primera mano. Sí alguna vez le había llegado a oídos alguna historia o, como en aquel caso, alguien le decía que otra persona le había dicho tal cosa tenía que encontrar otras fuentes que de primera mano le contaran lo que sucedía, y eso a veces era un tedioso trabajo de investigación y largo y arduo tiempo dedicado a ello. Y muchas veces, las cosas no salían como uno se esperaba y tenía que desechar la historia. Había decenas de historias buenas que Kate había desechado por no poder corroborar sus datos. La veracidad y la verificación eran dos de sus normas más importantes, y para que algo fuera publicado con su nombre tenía que contrastar información y verificarla hasta quedar completamente convencida de que era veraz.

Kate tenía un suculento manjar delante de ella y no podía alcanzarlo con sus manos. Le daba mucha rabia cuando le ocurrían este tipo de cosas. Se mordió el labio y trató de tragarse su rabia, aunque ella no podía dejar aquello así, era muy insistente cuando se lo proponía. Se inclinó hacía Scott como la pantera que se abalanza sobre un pobre cervatillo y le miró directamente a los ojos con aquella profunda mirada oscura suya.

-Convéncele. - Le dijo sin pestañear su intensa mirada. -Tienes que hacerlo, si quiere que alguien haga algo por esas personas y el alcalde no mueve un dedo entonces tiene que salir en la prensa. Tú lo sabes, él lo sabe. No será el primer policía que nos cuenta algo ni será el último. Y te garantizo que sólo yo sabré su identidad. Ni siquiera Donna.

Cargando editor
03/12/2012, 21:29
Director

Nathaniel se dió cuenta que su dia iba de mal en peor: la coca se le había acabado con aquella raya. No se arrepentía, porque si no la hubiese tomado se habría acercado a partirle la cara a cierto subnormal dueño de una discoteca, pero tendría que ir a buscar mas. Maldito gilipollas. Bueno, le bastaría con acercarse al Lúmiere a tomarse algo y ya de paso comprar mercancía.

- Si, claro- respondió Magda con una sonrisa radiante. Al menos alguien intentaba alegrarle el día. Aunque su jefe no había sido tan amable...

"Espero que no hayas sido un borde...blah blah blah...porque alguien de su categoría podría hundirnos en la miseria blah blah y entonces me encargaré de que te hundas tú, pero en lo más hondo del mar"

¿Por qué estaba tan gilipollas la gente últimamente? ¿Les estaba helando el frio el cerebro o qué?

 

Notas de juego

No me gusta entrar en ese tipo de detalles porque cada persona narra como más cómodo se siente.  ^^

Yo, por ejemplo, escribo en tercera persona la mayoría de las veces y siempre en pasado, usando las cursivas para los pensamientos, pero es algo meramente estístico. Mientras mantengas una coherencia (si sería recomendable decantarse por un tiempo verbal u otro, por ejemplo ;) ) irás encontrando poco a poco tu estilo.

Se que no es decirte mucho pero...No quiero establecer unas directrices que se basan en mero gusto personal >_<

Entrando en otras cosas. El día se acaba este jueves. Te ofrezco realizar un pequeño resumen de la tarde de Nathaniel y pasar a tu visita al Lumiere. ¿Te parece?

Cargando editor
03/12/2012, 19:43
David Stanford [Superviviente]

Mierda.

David se había sentado en la silla, escuchando pacientemente al hombre. Gracias a un atisbo de suerte en aquel condenado mundo, parecía que el tipo sabía lo que hacía. Si alguien podía encontrar a la pequeñaja, era él, seguro. Parecía, al fin, un hombre de provecho. Quizá a la hora de moverse fuese un patán redomado, o una barriga de sofá, pero no tenía pinta. Parecía el típico policía pardillo de las películas, más por su ideología y forma de vivir. Para un hombre como David, con un estilo de vida tan alternativo, ese servicio y lealtad por la ley era algo totalmente disparatado, una palabra de la que él sabía mucho. Pero toda esa sarta de divagaciones no hacía que aquel poli pareciese un inepto más. Como mucho, un cuadriculado más.

Pero ese no era el problema. Al novelista le encantaba la idea de que pidiesen tantos datos sobre su hija. No tenía ni idea de si todo eso era el protocolo habitual o marca del dependiente, pero el hecho de que perdiese su tiempo en recopilar todos los datos ya era algo. Lo malo era que David no tenía ni puñetera idea de cómo responder a la mitad de las cosas.

Así pues, el hombre no pudo hacer más que resoplar, echando la espalda contra el respaldo de la silla y exhalando como si tuviese los pulmones llenos de nicotina. Sacó un paquete de tabaco, pero justo cuando fue a levantar la tapa, lo dejó sobre la mesa, cambiando de parecer por el momento. Aquel hombre que se sentaba enfrente no se merecía una falta de consideración así. No tras mostrarse como un profesional en toda regla, propia de las películas donde los polis buenos existen de verdad, como parecía ser. Casi le había tocado la lotería, aunque su escepticismo era arena de la misma playa, por desgracia.

- Soy David Stanford- aclaró recomponiéndose al tiempo que sacaba la cartera del bolsillo trasero derecho del pantalón, sobre a la nalga. La piel marrón, al abrirse, reveló la fotografía tamaño carnet de una mujer rubia, sonriendo, con la nariz algo aguileña pero no por eso menos bella. A su lado, en otra imagen, una niña pequeña, de unos doce años, morena y con la cara redondeada. Lástima que actualmente tuviese seis años más.

Aquellas eran las personas que más quería, y que por suerte, aún estaban a su lado, pero eso no lo hacía relevante de cara al hombre que sujetaba el bolígrafo. Junto al monedero de billetes verdes y la tarjeta donde asomaba una "T" mayúscula, inicial de un nombre, estaba el carnet de identidad de David. Sin muchos reparos, lo sacó y dejó caer sobre la mesa. Tras un giro con dos dedos, el carnet reveló toda la información sobre el novelista. Al parecer, aquel socarrón con la cabeza llena de nubes grises tenía ya 47 largos años, bien o mal aprovechados según el criterio.

Si no estuviese denunciando la desaparición de su hija, hubiese sonreído. Era agradable que no te conociesen, la verdad. Suponía un tremendo alivio poder dejar de sonreírle a un agente de la ley, pues en cuanto llegase a casa tendría que volver a mantener, no sólo su precaria calma, sino la de los demás. Y tendría que ser tan irreverente como siempre, pues dar más muestras de seriedad de lo normal cuando David se ponía serio hubiese sido un problema aún mayor.

- Mi hija es Clare, Duchovny por parte de madre- el apellido, por supuesto- 23 años, aboga... arquitecta- quería haber estudiado derecho, pero cambió a última hora, y al padrazo aquel siempre se le olvidaba-. Se saltó un curso- obvio, pues había terminado la carrera y estaba trabajando, pues no importaba la crisis económica cuanto tu padre es famoso y tú tienes las notas que hacen envidia en el pasillo-. Metro setenta, más o menos, como su madre. Es delgada, o lo era la última vez que la vi- se permitió sonreír de medio lado, ensimismado en su propio desconocimiento mientras negaba con la cabeza. Su propia hija, y ni sabía cuántos centímetros medía ni si había engordado tras las vacaciones. Desde luego, la madre de David no estaría muy orgullosa de su hijo, al menos en ese sentido, aunque era muy improbable que la niña hubiese engordado. Más que nada por haber crecido leyendo las novelas de su padre, criado bajo el lema de un abuelo que en su último año de vida osó decir, literalmente, que "la vida es demasiado corta para bailar con gordas". Valiente machista superficial.

Tras una pequeña pausa para dejar escribir y seguir poniendo en orden sus deshilachados pensamientos, David volvió a hablar mientras guardaba su documento de identidad en la cartera, a tiempo para revelar que aquella "T" era una tal "Tracy". David sabía con qué compañías juntarse, la verdad, y aquella tarjeta rosa con tal pseudónimo sugería bastante.

- Rostro alargado, más que delgada, poco más que anoréxica, la verdad- demasiadas mujeres bellas en demasiados libros autodestructivos como para no sembrar un complejo afectivo que afectase a su autoestima y patrón alimenticio, aunque el rostro ya vendría en sus datos junto con aquella melena rizada y morena, simbiosis de ambos progenitores-. Perdona- volvió a comenzar mientras se sacudía las últimas gotas de la resaca, al fin con las manos en los ojos-, medirá metro sesenta y ocho, o como mucho, uno o dos centímetros menos. Sí, seguro- la marca en el marco de la cocina no avanzó de ahí, centímetro arriba o abajo, pero sin alcanzar el metro setenta y poco que medía su madre-. Viste de etiqueta para el trabajo, pero hace años le encantaba vestir de negro- sin llegar a ser una pedante gótica como todas aquellas locas que escuchaban a Marilyn Manson y pegaban grititos al oír su canción en la radio. Ella hacía lo primero, pero no lo segundo-. Ahora creo que tendrá un punto hippie, como su madre- divagaba, mucho, pero era parte del complejo de escribir en quinientas páginas lo que podía decirse en cincuenta. Vamos, que se perdía en los detalles cuando tenía que hablar de algo que no sabía muy bien cómo describir. Le daba vueltas para que el lector se marease y olvidase todo, y aunque no se daba cuenta, aquello no debía de ayudar al pobre agente de la ley-. No lo sé, joder, eso y adonde demonios habrá ido lo sabrá su madre, pero no quiero preocuparla más.

Derrotado, levantó el paquete de tabaco.

- ¿Le importa que fume?- preguntó, necesitando recuperar el aliento mientras dejaba en su interlocutor la pesada carga de procesar aquella retahíla de mierda y pedirle que corrigiese todo lo que había hecho mal. David, por desgracia, era un hombre muy poco acostumbrado a dar explicaciones, por lo que le costaba un imperio describir algo así. 

Notas de juego

Un detalle del que me acabo de dar cuenta. David no sabe el nombre de pila de Jackson, así que, en lugar de llamarlo Thomas, supón que en lugar de esa palabra ha dicho el apellido. Algo nimio, sí, pero una puntilla para el roleo.

Perdona el tochopost, pero me ha salido del alma. Lo he parado por eso. Sé que es demasiada tralla, así que, mis disculpas.

Cargando editor
03/12/2012, 22:23
Rick Rogers [Muerto]
Sólo para el director

“En que cojones te has metido Thommy…”

Las desapariciones eran algo importante, pero no le hacía ni puta gracia que lo tuvieran en el punto de mira, siempre había evitado estas situaciones a lo largo de su carrera, pero esta le había explotado en la cara.
… O quizás no. Llevaba años buscando algo como esto… fuera lo que fuera esto…

-De acuerdo, ¿necesita algo más?- Ya investigaría por su cuenta, pero lo primero era lo primero.

Cargando editor
03/12/2012, 22:37
Director

- No. respondió la voz escueta. No podía saberlo, pero juraría que al otro lado ese cabrón estaba sonriendo. Muchas gracias por su atención, Sr. Rogers... declaró, antes de que colgasen por la otra línea. El teléfono dió un par de pitidos hasta que Rick lo dejó caer en su sitio. Por suerte con mejor tiento que el vaso.

Así que Thomas estaba también metido en esto. Rick sabía como tenía que sentirse el policia: siempre a la sombra del comisario, la eterna sombra a punto de ascender. Siempre en el penúltimo peldaño. Quizás no era solo lo que él necesitaba, quizás era justo lo que ambos hombres necesitaban. Volver a brillar de una puta vez, y que no fuese por que se consumían como una vieja estrella. Y lo peor es que solo un desconocido se lo había sabido dar, perfectamente cocinado y presentado en una bandejita de plata.

Ahora solo faltaba comprobar que aquella no fuese su última cena...

Cargando editor
03/12/2012, 23:40
Violet
Sólo para el director

La delicadas manos de la muchacha recorrían la cincelada musculatura de Ashton definiendo cada fibra muscular. Violet tenía tan manoseados aquellos músculos que podría esculpir una perfecta copia de ellos en mármol. De hecho podría cincelar toda la anatomía de su jefe, bueno, menos una parte... Aunque estaba segura de que su jefe podía dejar en ridícilo al David de Míguel Ángel en cuanto a virilidad.

-Necesito que repartas eso: son los últimos pases VIP que quedan- dijo Asthon mientras le entregaba varios sobres a la joven tailandesa, obligándola a despertar de su ensueño erótico-escultórico-. Está por ahí puesto nombre y número de quién es. Encárgate de eso, anda nena.

Nena, me ha llamado nena... No puedo negarme si llama así... Seré su mensajera. ¡La mensajera del amor! Pensó Violet mientras acariciaba con la yema de los dedos el delicado envoltorio de los pases.

-Déjelo en mis habilidosas manos, Señor García -respondió la joven mientras le guiñaba un ojo pícaramente. 

En otras circunstancias se habría acercado a su jefe para depositarle un leve beso en la mejilla, pero parecía tan cabreado que Violet prefirió no arriesgarse y salió del despacho con un sensual contoneo de caderas mientras Asthon continuaba bregando con su interlocutor.

Los operarios continuaban trabajando en el cartel cuando Violet salió a la calle, parecían demasiado ociosos. Con un rápido vistazo comprobó que el lujoso coche que la había recogido ya no se encontraba allí, así que tendría que coger un taxi.

Mientras esperaba a que alguno de aquellos coches amarillos hiciese acto de aparición, echó un ojo a las invitaciones.

La primera iba dirigida a un tal David Standford. ¿De qué le sonaba?

¡Claro, el escritor! Violet recordó al instante las tórridas escenas que había leído en algunos de los libros de aquel hombre (en más de una ocasión se imaginó a ella misma protagonizándolas, sobre todo aquella tan morbosa que tenía lugar en aquel asilo, delante de aquellos ancianos...), y los escabrosos escándalos que poblaban su vida. Sólo aparece el número... Le llamaré mientras me dirijo a la siguiente dirección para concertar una cita.

Dimitri Ivanovich era el siguiente afortunado. No tenía ni la más mínima pista de quién era ese hombre, pero le acababa de tocar la magnífica visita de una sensual transexual tailandesa. ¡Con todos los gastos pagados!

Un taxi apareció en la lejanía, pero una anciana, apostada varios metros más a su izquierda, lo llamó y el vehículo comenzó la maniobra de aproximación. Violet tenía demasiada prisa para permitir que una octagernaria le quitase el taxi, así que se colocó el escote y comenzó a llamar al taxista de la manera más llamativa que pudo.

El taxi dio un brusco volantazo y se alejó de la anciana para acercarse a la muchacha. Aquellos pechos de silicona se amortizaban a pasos agigantados.

Le dio al conductor la dirección del señor Ivanovich y continuó observando el resto de sobres.

Una simple inmobiliaria y... NO PUEDE SER. NO. OH MY GOD. ES ÉL. EL SEÑOR BRAWL. Peter Brawl era el modisto encargado de confeccionarle un vestido maravillosoespectacularpreciosofantásticoestupendo para la inauguración de Electro Sand, aunque  no había vuelto a saber nada de él desde que le tomó las medidas. Aprovecharía aquella oportuna visita para preguntarle si ya tenía listo su modelito.

El último era un sobre sin nombre. Qué misterioso.

Espero que no sea un violador que me ate, me desnude con sus fuertes manos y me fuerce sobre un sillón de cuero... ¡Agh, tenía que  haber elegido ir allí en primer lugar!

Pero mientras Violet tenía esos pensamientos el taxi llegaba a su destino: un barrio de las afueras compuesto por grandes viviendas más parecidas a mansiones que a chalets. La muchacha creyó recordar que el famosísimo artista Lew Rock vivía por allí. Hecho que le confirmó la música rock que sonaba en uno de los jardines cercanos.

-Hemos llegado -anunció el taxista.

Violet bajó y le pidió que esperase. Por aquella zona no pasaban muchos taxis y le sería necesario para volver.

El señor Ivanovich vivía en una enorme mansión de tres plantas con un jardín lleno de estatuas.

Podría haber puesto una plantita o algo. Opinó la joven al observar el sobrio césped que creía en el enorme jardín de manera asalvajada. Voy a aprovechar para llamar al señor Standford antes de llamar a la puerta.

Con presteza y agilidad sacó el móvil de sus ceñidos vaqueros y marcó el número que figuraba en la invitación.

-¿Señor Standford?