Partida Rol por web

Cansados y con algún herido, volvéis río abajo hasta la costa ( no sin un gran esfuerzo y su consiguiente dolor de brazos ), muy cerca de la desembocadura del río os espera La Sauvage, al veros aparecer observáis como puntitos negros en la cubierta empiezan a moverse. A medida que os acercáis ya podéis ver como vuestros compañeros de armas os saludan y os dan bravos desde la cubierta.

Finalmente, cuando llegáis al barco unos cuantos brazos se encargan de tiraros una escala para que escaléis a cubierta.

Una vez allí, un grupo de piratas da vivas y corean vuestros nombres mientras que el capitán en persona baja a recibiros.

Baja las escalerillas de la cofa de popa y con gesto sonriente se acerca a vosotros.

- Veo que habéis traído el tesoro! Bravo!- se gira hacia sus hombres y les hace gestos para que os animen. - ¿ Dónde está el Marsellés y los demás?

 -Muertos, capitán. O en algún lugar en la selva. Nos atacaron unos indígenas, y muchos huyeron. -se ahorró la comparación con cualquier tipo de roedor infecto- El Marsellés... cayó también.

Diego estaba deseando tirarse en su hamaca, pero no podía relajarse hasta que el capitán los dejara a su aire, así que permanecía tenso, mirando con preocupación al herido Juan.

El corazón me da un vuelco al pisar la cubierta del navío, nunca creí que me alegrase tanto de estar a bordo de un barco pirata.

Podremos descansar un poco y disfrutar del tesoro, aunque como recién llegados, no creo que vayamos a participar mucho en su reparto, veremos los resquemores y avaricias que crea entre la tripulación.

Unas palabras de elogio hacia el Marsellés comienzan a aparecer en mi cabeza, pero considero preferible callar, no es bueno posicionarse en un bando aun antes de saber cual es preferible, me limito a asentir con el gesto las palabras de Diego.

 *En silencio y aguantando el dolor, observo a mis compañeros y al capitan, esperando cualquier cosa, hasta que por fin nos deje descansar...

Sonríe satisfecho y se atusa el bigote, sin importarle lo más mínimo la pérdida de su segundo. Son cosas que pasan...

Se acerca a los dos cofres y pasa su mano derecha sobre la superficie del cofre , después se gira hacia el timonel mientras coloca sus manos alrededor de la boca en posición de bocina.

Levad anclas!! volvemos a Isla Tortuga! coge a uno de los marineros por la pechera Abre un barril de ron, esta noche lo celebraremos a lo grande.

Diciento ésto vuelve al interior del barco, a su camarote privado no sin antes, hacer un gesto a varios de los piratas para que lleven los cofres an interior.

El bigotes, cansado después de llegar a la cubierta escucha lo que hablan, y se sienta en plena cubierta a respirar tranquilo después de tanto estrés.

Chicos, parece que hemso sobrevivido.....

Llegando al Sauvage me limite a dejar que otro fuese el portador de malas noticias.Diego se ofreció rapidamente.Buen tipo,siempre arriesgandose por su grupo,un mercenario realmente memorable.

Aunque un poco sorprendido de la facilidad con la que el Capitán tomó la muerte del Marselles y parte de su tripulación,ya podía saborear el amargo y exquisito ron en mi boca,y celebre con el resto de la tripulación las ordenes del Capitán

Poco despues me acerque a Diego y los demas,le puse la mano en el hombro en un gesto amistoso.
Buen trabajo muchacho.

Miré a los demás a paso seguido.

Ustedes también gente.Hoy logramos una gran victoria! Dije subiendo el puño en el aire en forma de celebración.

Toda la tripulación se congrega en cubierta ( menos el capitán que se encuentra en popa junto al timón) y abren el barril de ron. Pronto el ron comienza a hacer efecto y varios de los piratas empiezan a tocar intrumentos variados amenizando la velada mientras otro grupo de piratas no deja de cantar y bailar. Cuando ya ha anochecido y la mayoría de los piratas están borrachos como cubas, la rejilla de la bodega se abre y de ella sale la veintena de extraños hombres, sin expresión en la cara que visteis hace unos días. Todos van armados con unas espadas curvas de hoja ancha y como un sólo hombre empiezan a atacar con sus espadas a todos los presentes.

ha sido simple coincidencia.

Un grupo de cinco de esos tipos se dirigen ,con las espadas en alto y con ánimo de atacar, directos a vuestra posición.

Dada mi habilidad manifiesta con la espada, trato de usar el ron que quede en el barril a modo de barrera de fuego, o incluso si se pudiese lanzar a los bichos que vienen con algún frasco tipo frascos de fuego que se usaban en combate. Importante, ésto sólo es posible si hay alguna lámpara o similar que proporcione fuego, si no, trataría de cortar los cabos de alguna vela para que reduzca el espacio por el que se pueden acercar a nosotros y reducir el espacio de lucha para que sólo pueda entrar en acción un número asequible.

- Malditos siervos del demonio, no se podía esperar de piratas mas que la traición.