Partida Rol por web

 Diego encoge la cabeza, confundido. Poco después ve varios muertos y heridos. Es espectáculo del capitán le sobrecoge, pero se tira al suelo junto a Lan, muy herido pero aún vivo. La herida (parecía broma llamar "herida" a un brazo arrancado) era grave, pero no era la primera vez que Diego veía algo así. Algunos compañeros suyos ya habían sufrido heridas parecidas, y sabía lo que había que hacer. Lo agarró del hombro que le quedaba y lo arrastró hasta algún lugar más a cubierto, pero en el extremo opuesto del barco a donde el capitán hacía sus tratos con el diablo (algo de lo que Diego ya no tenía duda). Una vez allí, arrancando un jirón de la camisa de Lou, comenzó a hacer un torniquete en torno al muñón.

-Tranquilo, compañero. Es la siniestra. Vas a salir de esta, y vas a poder seguir tocando a las mozas con la diestra.

Mientras apretaba el nudo, miraba alrededor, e hizo una pregunta a voz alzada que debería haber hecho mucho antes.

-¿Hay un médico en este barco?

Mierda!Grité mientras las balas rebotaban tronantes sobre el Sauvage.

LAN!!Por un momento pensé en dirigirme hacia él pese mi incompetencia medica.Sin embargo,Diego fue en su ayuda,despues de todo,talves no podría lograr nada,le habian arrancado un brazo despues de todo.

Mantube la concentración,y continué siguiendo las ordenes del capitan,que demoniaco truco habia sacado de su manga?

Balas y astillas saltando por todos lados, gimoteos de algún herido y sangre salpicada por cubierta. Al lado, uno de los peores espectáculos para cualquier hombre y en especial para un marino, Lan mutilado de uno de sus brazos, todavía no se ha repuesto de la impresión, menos mal que Diego corre presto a atenderlo.

El marsellés grita órdenes, y éstas sí me resultan fáciles de cumplir. Pasando al lado de mis compañeros les intento animar.

- Venga chicos, ánimo que pronto saldremos de éste brete. No he querido mirar el muñón, tiempo habrá que sin querer lo tengamos que ver.

Me dirijo a las velas para poder desplegarlas y dejar lejos los cañones españoles.

Una impresión gravísima y dolorosa reccorrió todo mi cuerpo.

Una situación a la que a nadie desearía que estuviese, un dolor inaudito y exhacerbo que anulaba mi capacidad de pensamiento.... solo era capaz de musitar un simple...

Ahhh ahgggg...............

Gracias a la destreza y veteranía de la tripulación el bergantín empieza a ganar velocidad. Al ser más marinero que la galeaza, la nave española pronto queda atrás.

Véis como se desdibuja la imagen de la galeaza y finalmente se pierde en el horizonte.

La situación en cubierta es preocupante, siete de los vuestros han muerto y el propio capitán ha sido herido en una pierna, además del pobre Lan que ha perdido un brazo.

Poca cosa se ha podido hacer, gracias al torniquete de Diego, se ha podido detener la hemorragia y Lan no ha muerto desangrado.

Habéis bajado a Lan medio desmayado al camarote de enfermería, donde el médico y dos de sus ayudantes atendían a Lan y a varios piratas más con heridas leves.

El capitán no ha consentido que el médico le viese y se ha hecho un vulgar torniquete con un trapo.

A los demás os ha tocado ayudar a tirar los cuerpos por la borda y echar una mano para reparar los aparejos del barco que han quedado sumamente dañados.

Santiago ha sido uno de los que más han ayudado, primero en hacer navegar al barco y en las reparaciones después. Ganándose la felicitación de algunos camaradas.

Los ánimos están bastante caldeados, muchos hombres gruñen que el capitán se ha vuelto loco y que hará que os maten a todos.

Además del rumor ya conocido por todos, que es un brujo que practica magia de los negros isleños.

En algún momento, el capitán os reune en cubierta ( Lan sube del camarote por su propio pie, con la herida cauterizada y un brazo menos ).

¡Hasta mis oídos han llegado vuestros ladridos, perros del mar! ¿Qué demonios queréis? ¿Que oigan vuestros gruñidos en Sevilla? ¿O es que ya no os fiáis de vuestro capitán?

Os habéis quejado de que no abordábamos ningún barco. El motivo de ello es que nuestra presa es mucho más rica, casi tan rica como podría serlo la captura de uno de los galeones de la flota de la plata: ¡Vamos en busca del tesoro del Bartholomeu, el portugués!

Ya sabéis que navegué con él cierto tiempo, y que naufragó en costas españolas, volviendo enfermo y miserable a Jamaica. Lo que pocos saben es que al naufragar su barco estaba cargado con un rico botín, un botín que escondió en la misma isla en la que naufragó, al no poder llevárselo consigo...

¡Una isla que está a apenas un día de viaje, amigos! ¡Y lo único que hemos de hacer es ir allí y coger las riquezas que contiene! ¿Aún queréis regresar? ¡Pues los que quieran hacerlo ya pueden arrojarse por la borda y volver nadando, porque yo y los que quieran morir ricos seguimos!

El discurso ha hecho mella en la tripulación , las palabras han brotado de su boca como ambrosía del paraíso.

Parece haberse ganado de nuevo la confianza de la tripulación, pues los hombres han estallado en vítores

¡Viva el capitán! ¡ Nos hará ricos ! ¡ contad con mi sable capitán !

Si hay alguno que no está de acuerdo con el discurso lo ha disimulado tan bien que no se ha notado.

El único que no parece muy contento es John, que susurra entre dientes algo relacionado con la magia de los negros.

 Diego había decidido que quería bajar de ese barco. No le gustaba su capitán. En el próximo puerto, lo haría. De momento, sin embargo, lo mejor era tener la boca cerrada. Por otro lado, si esas riquezas fueran tan fáciles de conseguir como Stephen decía... 

La promesa de riquezas animó a Diego que, quizás sin tanto entusiasmo, coreó también los vítores. Al fin y al cabo, aunque su capitán fuera un poseído, que el se enriqueciera gracias a él no era pecado.

 *Tras lo ocurrido salgo un poco exaltado de entre lso camarotes tras que me puse a cubierto cuando empezo el bombardeo, y escucho al nuevo individuo con deseos de riquezas...

Me gusta la idea del tesoro, pero no la de seguir ordenes, en fin me esta bien empleado por su subir a este barco, pero bueno ya mirare una solucion ami que no me den muchas ordenes, porque estoy de los nervios despues de lo ocurrido...

*Tras eso voy junto a los compañeros haber que tal le ha ido tras el bombardeo..

Muchos sudores para conseguir escapar, pero lo hemos logrado al fin. Las velas empujan el barco lejos del peligro y con más tranquilidad se organiza una pequeña reunión en cubierta.

 La promesa de mucho oro y fácil de tomar, entre piratas, hay trigo sucio.

- Chicos, ese oro no será fácil ganarlo, y quién sabe para quién, si sólo fuese recogerlo, el capitán no precisaría de más tripulación que con la que ya contaba.

Trato de susurrar para que ningún miembro veterano de la tripulación me oiga y mucho menos el capitán.

Ja!Suena increible!Viva el capitan!

Digo en favor a la moción mientras las velas trazan nuestro veloz escape,de todos modos,negarse sería un suicidio.Espero sin embargo que Le Pierre tenga un plan en caso de que más sucesos como el anterior ocurran,de que sirve el oro si no tienes brazos con que llevarlo?

Al amanecer del día siguiente de amanecida, el vígia os despierta gritando:

¡Tierra a la vista! ¡ Tierra !

Todos subís a cubierta, desde donde divisáis el contorno de una pequeña isla que se va haciendo cada vez más grande a medidas que os vais acercando.

Según dicen los piratas se trata de la isla del Portugués!

Había pensado ir yo mismo a por el tesoro de Bartholomeu... ¡pero esta maldita herida en la pierna me lo impide! Así que en mi lugar irá Chandanag, junto con doce de vosotros, mis diablos del mar.

Desembarcarán con la chalupa y remontarán el río, siguiendo las indicaciones del mapa que ahora os daré. El resto costearemos la isla hacia el sur. Según me dijo el portugués allí hay una pequeña cala, donde fondearemos el barco, y quizá podamos recoger algo de fruta fresca para el viaje de vuelta.

El bigotes, se colocó una mano en el muñón que le había quedado después de el altercado con los españoles. Dios que mál se sentía, tenía unas inmensas ganas de vomitar, quizás debido a los flujos o reflujos, pero era una sensación pintoresca sin duda.

¿De acuerdo, que más puedo perder, jefe?

 Diego por fin veía tierra firme. Demasiado húmeda para su gusto, pero sin duda la prefería a ese cascarón de nuez bamboleándose sobre las olas. Así que cuando empezaron a organizar a los hombres que iban a bajar de expedición, Diego trató de ser uno de ellos, acercándose al grupo.

Camina entre los hombres aliniados tocando a los afortunados en el pecho.

Vale tú y tú. Sí tú el calvo! vamos cabroncetes!

A ver a ver... sí tú el Manco, tu vendrás con nosotros, ya eres un hombre y por lo tanto puedes venir.

Vaya vaya así que el brecha se ofrece voluntario. Excelente!

Venga más gente, el gordo de allí el de la camisa amarilla ven para acá!

Después de examinarle:

Tú nos hundirías la barca cabroncete , así que buscaré a otro. Fuera de mi vista.

El gordo sale corriendo mientras El marsellés sigue buscando hombres.

- También a mí me gustaría pisar tierra, puedo ayudar en el manejo de la barca.

¿cúantos hombres de confianza meterá el capitán para vigilar que no tratemos de llevarnos el oro?. Aunque dónde se podría huir acosados por el navío pirata. Una vez con el oro, habrá que ir con pies de plomo porque seguro que salta el motín que se estaba fraguando.

 *me acerco al capitan con actitud firme y decida, y cuando llego digo...

Capitan, me ofrezco voluntario para este viaje a tierra, ya estoy harto de tantas olas y tantos cañones

Eh tú! el de la capucha. Yo no soy el capitán idiota. Soy su contramaestre. Pero joder qué clase de gente tenemos aquí dentro!

Muy bien muy bien, tú el calladito, también vienes. Señalando a Rodrigo.

Se mueve de aquí para allá alistando " voluntarios " hasta que reune trece contando con vosotros.

Ya somos catorce estupendo! A ver vosotros dos, Bajad la Chalupa y montadla una culebrina. Coged vuestras armas y munición suficiente muchachos. En cinco minutos nos vamos.