Partida Rol por web

Ichiro saludaba contigo, te das cuenta que hay mucha presencia policial y militar en el desfile, al cabo de media hora, llegais a la plaza centras de tokio, enfrente de la sede del gobierno central, allí os detenéis y veis una alfombra roja que lleva hacía unos hombres trajeados rodeados de muchos miembros de la prensa.

El único en abandonar su coche, es Takumi que se acerca a vosotros

-Solo puedes ir tú, así que pórtate bien-

bajé del coche y escuche las palabras de Hiretsu sin dejar de mirarle a los ojos, entonces los cerré y di un primer paso, abriendo los ojos seguí en ritmo lento aquella alfombra, intentaba mantener la mirada alta y una posición recta, disimulando el agobio, miedo y nervios que me transmitía toda esa gente. De vez en cuando se me escapaba una mirada de reojo, discreta, en dirección a los flashes o las voces llamándome pero no me detuve "quiero que esto acabe ya..."

Conforme te acercas ves las figuras más definidas, hombres maduros, de más de 50 años, con canas en los pocos sitios donde les queda pelo. Rien y bromean entre ellos mientras te miran, notas que estan satisfechos y todos te reconocen y posiblemente hayan visto los 3 días del "juego".

Al llegar todos te estrechan la mano y se hacen fotos de protocolo, sus comentarios son felicitaciones y comentarios sobre las muertes de tus compañeros, nombran a Aya y Hidemura, así como la última batalla con Oku todo pasa de forma muy confusa hasta que reconoces una voz: -Buen trabajo Oka, recuerda mi promesa- es la voz que escuchaste por teléfono. Pertenece a un hombre de unos 45 años con entradas bastante pronunciadas y su pelo castaño ya esta casi cubierto con canas, viste con un traje gris muy protocolario.

A tus espaldas sigues notando los flashes de las cámaras y oyes muchas personas hablar muy fuerte y muy rápido, sabes que son preguntas pero no distingues ninguna en particular.

Hiretsu no se separa de tu lado en ningún momento, aunque no dice ni una palabra.

nunca había estado en una posición como aquella, siendo el foco de atención de un evento de tal magnitud, saludé uno por uno y intenté ignorar todo lo que me decían con tal de mantener la compostura, dejaba que las palabras volaran lejos de mi y ignoré muchas de las barbaridades que llegaban a mis oídos. Con una permanente y discreta sonrisa en la cara fui estrechando las manos de todos ellos, sin pronunciar palabra fingiendo una falsa atención a todo lo que me decían; y de pronto unas palabras me devolvieron a la realidad, esa frase no pude ignorarla, se coló en mi y cambió mi expresión un instante, haciendo inevitable que mis labios se separaran ligeramente como muestra de aquel hecho algo inesperado y fijé mi mirada en él, esta vez prestando atención, eran las palabras de aquel ministro, disimulé mi sorpresa como pude y retorné a esa discreta sonrisa  optando por seguir sin articular palabra.Cuando aquel hombre dejó paso al siguiente dirigí una corta mirada a Hiretsu intentando entablar un contacto visual con él, pero inmediatamente otro hombre apareció para felicitarme así que volví a optar por perderme en mi misma y dejar que las palabras se escaparan sin prestar demasiada atención,saludando."¿Cuantos mas son?"

La cola de políticos y gente de poder no cesa pero todos se quedan en silencio cuando Hiretsu se aclara la garganta y dice: 

-Ya esta aquí, haceos a un lado- mantiene un tono seco y autoritario, lo cual te sorprende ya que parece tener más poder o al menos más autoridad en este asunto que todos esos peces gordos.

Los hombres trajeados se hacen a un lado y los periodistas cesan las preguntas aunque los flashes se mantienen. Ves como se abren las grandes puertas de la sede del gobierno central de tokio y aparecen las dos personas más importante del país, el primer ministro Shinzo Abe y el emperador Jinmu.

Hiretsu se dirige a ti y te dice en voz baja: -te recomiendo que a ellos si que les respondas-

escuché las palabras de Hiretsu mientras observaba la situación con atención, y seguidamente le miré a los ojos mientras le dije en un tono leve -me enseñaron que es mejor guardar silencio que decir algo fuera de lugar- después de decir eso devolví mi mirada a aquella escena y tras un segundo de silencio dije de forma discreta y mirandole de reojo -aun así gracias- y sonreí con un gesto sincero al primer ministro y el emperador, aunque yo sabía muy bien que esa sonrisa estaba dedicada a Hiretsu y no a ellos dos. "No se si realmente se preocupa por mi o sólo es por su posición, no se si le gusta todo esto o solo cumple con sus ordenes... él siempre me ha inquietado"

Los mayores representantes del poder japones se encuentran ahora frente a ti, es primero en aproximarse es el primer ministro, un hombre que has visto en incontables ocasiones en televisión. Posee un aire confiado y desenvuelto, te estrecha la mano y posa para las cámaras.

-Vamos niña! sonríe y saluda, esto les encantara al pueblo, no siempre el ganador es tan "apetecible", para la prensa me refiero- dice riendo de forma despreocupada.

Notas su mano parcialmente sudada, luego te coge del hombro y te acerca a él mientras saluda con su mano libre

-Conciudadanos, os presento a la ganadora de la edición de Battle Royale de este año, mi más sincera enhorabuena-

seguí sus instrucciones y saludé con una sonrisa -gracias- contesté a sus felicitaciones y opté por no dar un paso en falso, no haría nada fuera de lo estrictamente necesario, no necesitaba mas problemas, los flashes me molestaban junto a toda esa aglomeración de gente pero intenté disimularlo "¿cuanto mas tendré que fingir?"

El primer ministro mira atrás y se aparta unos metros, se pone recto y hace una gran reverencia hacía el emperador, el cual no se la devuelve.

El emperador es un hombre muy mayor, su atuendo esta compuesto por un vestido tradicional y las ornamentaciones típicas de la nobleza antigua. Al acercarse a ti te sonríe de forma afable, se te queda mirando y dice:

-Muchas felicidades niñita, tienes valor en tu corazón... antiguamente los samurais justaban con sus mejores amigos y los supervivientes servían a mis antepasados, actualmente lo que tu has vivido es lo más similar a ese código de honor hacia nuestro glorioso país- hace una pausa para respirar- recuerda que la batalla nunca termina del todo, has demostrado tu valía en una ocasión, pero a lo largo de tu vida deberás enfrentarte al miedo y al sufrimiento en incontables ocasiones más, espero que seas igual de tenaz en todas ellas-

El emperador se queda parado mirandote durante unos 30 segundos, como si quisiera memorizar tu rostro

vi al ministro hacer una reverencia y al instante inicié una yo.Al alzarme escuché su parlamento, era un honor para cualquiera que el propio emperador te dirigiera unas palabras, y mas tratándose de una felicitación. Sus palabras parecían llenas de un gran valor, llenas de bondad, transmitían una verdadera enseñanza, pero no podía dejar de verlas como un arma de doble filo "si mis tradiciones se remontan a conseguir honor matando a seres que aprecias...entonces no quiero honor" seguí pensando "tiene razón, la batalla aún no ha terminado..." podría alzarme ahora y seguir luchando, sin embargo... seguía siendo una cobarde pese a que nadie parecía poder verlo, el miedo a lo que le pasara a mi familia si actuaba por mis ideales me impedía actuar, o quizá simplemente no tenía el valor para decir mis verdaderos sentimientos a toda esa gente

No perdí mi sonrisa en ningún momento, quizá mi mirada se había perdido en mis pensamientos un instante, pero al volver en si sonreí con un poco mas de intensidad viendo los ojos del emperador clavados en mi.Quería decirle algo pero no sabía si podía entenderse como una falta de respeto así que abrí ligeramente una separación en mis labios como dándolo a entender y dirigí una corta mirada de reojo a Hiretsu como si intentara buscar en él la solución, después devolví la mirada al emperador..."Hiretsu dijo que no guardara silencio ante ellos" recordé en ese instante y entonces empecé en un tono delicado:

-gracias- paré un segundo para dedicarle una sonrisa-seguiré luchando, tengo algo por lo que vale la pena hacerlo, por dura que sea la batalla o grande el dolor que tenga que soportar... estaría dispuesta a arriesgar mi vida por ello porque él me enseño a vivir y le debo mi vida- me paré un instante y dije en un tono algo mas bajo y pensativo -sacrificaría todas las vidas que fuesen necesarias por su bien, incluso la mía- suspiré-pese a todo esta vez no era su vida la que corría peligro, pero si me necesita tanto como yo a él estoy segura de que ha valido la pena, se que le he causado daño, pero más daño le habría causado perderme- le sonreí y la frase siguió en mi cabeza "yo cargaré con el dolor que sea necesario para aliviar el suyo... dentro de lo posible" pese a eso dije unas últimas palabras-algún día todos tenemos que caer en batalla, procuraré que sea luchando; no intentando escapar.-

tras acabar de hablar me paré a pensar "espero no haber metido la pata, espero que no se malinterpreten mis palabras..."

Tras acabar de hablar ves como el primer ministro hace una mueca de enfado y da un paso hacía ti, al instante Hiretsu hace un amago de ponerse en medio pero ambos se detienen al oír un sonido que te desconcierta.

-Jajajaja- ves al emperador reír con jubilo enfrente tuyo- tienes valor pequeña y tus valores te honran, el honor es muy importante para mi y mi familia y tu lo tienes... y espero que no lo pierdas o esa persona tan importante se pondrá triste.- tras decir eso te guiña un ojo.

El primer ministro vuelve a su sitio y vuelve a reírse con los demás miembros políticos y a las camaras y Hiretsu recupera su semblante serio.

sonreí y me incliné una vez mas -gracias- "casi monto un escándalo, he visto la reacción del primer ministro... por eso es mejor mantener la boca cerrada"

El emperador alza la mano y todos hacen un reverencia, notas que dura más de la cuenta y no levantas la cabeza hasta que escuchas al emperador reír por lo bajo. Te das cuenta que la reverencia no va orientada hacía el emperador sino hacía ti, levantas tu cuerpo y ves no solo a los políticos, sino también a los cámaras, periodistas, militares y a todos los ciudadanos inclinados.

Miras a tu alrededor sorprendida pero hay algo que te perturba, el emperador no es el único que no se ha agachado. Hiretsu también sigue en pie.

sentía una gran sorpresa viendo a mi alrededor a toda esa gente inclinada y no pude evitar que mi rostro lo transmitiera, me giré para contemplarlo parecía una niña pequeña, de esas que se sorprenden con el mas mínimo detalle, no creía merecer todo aquello pero eso no cambió la emoción del momento, entonces vi a Hiretsu tan alzado como yo y el emperador y no pude evitar preguntarme "¿quien es realmente él?¿es mas importante que el primer ministro?"

-Mereces mi respeto, hacía más de 15 años que ningún vencedor lo merecía- el emperador hace una pausa mientras te mira- dime niña, hay algo que desees que yo pueda ofrecerte?-

había algo que quería, pero sabía muy bien que no podía pedirlo, sería una ofensa para el emperador que veía con buenos ojos aquel juego, aquel recuerdo de unas antiguas tradiciones adaptadas al presente, le miré y le sonreí-¿sabe? se de alguien que debe estar preocupado por lo que pudiese decir ahora- y dirigí una mirada de reojo a Hiretsu dándole a entender al emperador que me refería a él -pero la realidad es que no necesito nada, no necesito nada mientras aún le tenga a él, y tampoco podría encontrar nada que le remplazara- dije mientras le devolvía la mirada y una sonrisa al emperador -agradezco el ofrecimiento de todas formas- murmuré agachando la cabeza ligeramente en señal de respeto y agradecimiento.

Hirestu se pone a tu lado y se inclina muy ligeramente hacía el emperado.

-Sera mejor que dejemos a la joven volver con su hermano- dice Hiretsu sin alzar la cabeza

El emperador sonríe y asiente.

-Si si tienes razón Takumi jejeje- para un segundo y se dirige a ti -ha sido un placer conocerte pequeña, te deseo la mejor fortuna en esta vida y en la siguiente-

tras esto todos alzan su cuerpo y el silencio desaparece, notas como el primer ministro te mira con cara de pocos amigos, peo Hiretsu se apresura en acompañarte al coche, tenéis que esquivar las cámaras pero lográis refugiaros en aquel coche blindado.

entré en el coche y sentía miedo, vergüenza.No pude mirar directamente a la cara de mi oniisan "te quiero tanto que me siento avergonzada de después de todo lo vivido aún ser capaz de fingir esas sonrisas" me habría gustado decirlo, pero no podía, miré el techo del vehículo y puse las manos ocultando mi rostro a los poco segundos, tenía miedo de lo que podría haber pensado de mi, tenía miedo de que no lo entendiera, tenia miedo de esos ojos que podía sentir clavados en mi "pero era lo mejor para él, lo mejor para mamá" y se me escapó una lágrima que nadie pudo ver, escondida en la oscuridad que provocaban mis manos sobre mi rostro.

Hiretsu sube al coche con vosotros y da la orden de arrancar.

-Onee-chan? estas bien? como ha ido?- Ichiro parece algo ansioso por saber lo que te han dicho, al fin y al cabo lo ha visto todo desde lejos