Partida Rol por web

Con una mano en la pared, con tiento, cada paso guiando el del siguiente

Bajais iniciando una discusión cuyo volumen se ve mil millones de veces aumentado

Sentís como si el propio sonido fuera a salir de las paredes para aplastaros

Pronto descendeis en silencio, interrumpido por el escandaloso gotear de las humedades de la costa

Realmente está muy muy oscuro, y sólo sabeis que estáis todos cuando al tantear la pared rozais vuestros cuerpos y manos

Sobrepisáis vuestros pasos, y hacéis de la marcha algo extenuante

Descendéis y descendéis por aquellas escaleras de caracol

Por aquel silencio inquebrantable

Por aquella oscuridad insondable

Durante veinte minutos descendeis hasta llegar a alguna parte

No parecia posible que algo tan profundo fuera el sótano de una atalaya

Aún menos lógico es pensar que esto existe a la orilla del mar

Pero ahí estais

Y al descender llegáis a un lugar en el que el agua os cubre hasta la cintura

Cuando el último de vosotros desciende el último escalón, y retrocede para notar su propia presencia en el espacio

Para notar que existe

No están

No hay modo alguno de encontrar los escalones de regreso, aún habiendo descendido por ellos

Y al frente una luz, no una luz como la que conocéis

Una luz oscura, una luz negra, una luz proveniente de una luna invisible, en un cielo profundo

Bajo ésa siniestra luz podéis distinguiros unos a otros

Podeis ver el pantano en el que os habeis metido, extendiéndose en todos los horizontes

Pero.... no podéis ver las escaleras de regreso

Comienzo a comprender la situación.
Somos carne de cañon.
Un enesimo intento de Aiximeno de conseguir un libro que dudo que alguien logre llevar a la superficie.

Espero que las cosas no se tuerzan, no pienso morir en vano.

- Avancemos. -digo mientras avanzo lentamente entre las aguas-

El agua se cuela por las rendijas de la armadura... es una sensacion incomoda. Aunque ese quizas sea el menor de mis problemas. El peor de ellos, es que no se donde estamos, quizas sea el mismo infierno...
 

Una curiosa situación. Una en la que era esperable que no me respondieran. Nadie puede responderme. No humano, al menos.

Y entonces, un lugar... Tétrico.

Poco a poco comienzo a hacer mis músculos temblar, pero hago como si estuviera moviéndome, para mantener la calma.

Trato de decir algo en voz alta, alguna broma, de mis clásicas, para relajar el ambiente.

- ...

Pero no digo nada. No me sale.

Y ahora... Una luz.

Un sol oscuro.

Sol que amenaza...

Mi vida.

¿Podré ver a través de dicho?

Dolbare está impaciente y sigue a los demás a la espera de algún imprevisto o algo que le pueda dar una pista de cómo conseguir el libro.

Al terminar de bajar las escaleras Sarkash nota algo extraño y casi ni se lo cree cuando descubre que los escalones han desaparecido pero efectivamente ya no estaban allí, así que hizo acopio de fuerzas y respiro mientras bufaba de solo pensar todo lo que habían bajado y como lo harían para subir otra vez...

Pero empezó a prestarle atención a su alrededor y dejó de pensar en las musarañas...

Es repulsivo y un escalofrío recorre toda tu espalda al percibirlo

El lugar es tenebroso.... pero lo que notas es demasiado macabro para ser real

Sin embargo... pasas la mano bajo el agua, para corroborar tus sospechas

No estáis pisando suelo, bajo el agua, un mar de cadáveres fríos y duros

No puedes verlos a través de las oscuras agua, pero puedes sentir su gélido tacto

Incluso palparlos bajo el agua

Parece que ninguno de tus compañeros se ha percatado de ésto

Sin embargo, es imposible no percibir la tensión y sobrecogimiento por el oscuro lugar

Alzas la barbilla para evitar las náuseas, y allí delante, consigues ver un islote

Entre la bruma negra un pequeño islote de tierra oscura

Viasu rechina los dientes ante su descubrimiento y se cubre la boca compulsivamente para detener las arcadas... consciente que ninguno de sus compañeros se ha percatado de su alrededor o quizas no les afecta de la misma manera... Con la cara algo más pálida y un poco más intranquilo señala hacia delante Lucian... en aquella dirección... veo tierra firme... un pequeño islote es la meta que busca el marinero que cada vez esta más pálido con el pensamiento de quien puede ser el artifice de esto... Solo espero que el islote sea de tierra...

Me fijo en la expresión de Viasu, parece afectado por la situación.
Espero que no se ablande, es el único que parece de fiar, los otros dos son unos lunaticos en busca de demonios y seguramente nos traigan más problemas que ventajas, como ya se ha visto antes.

-Vayamos a tierra firme, no me gusta nada estar empapado.

Sigo andando en la direccíón que me marca Viasu, una vez en tierra planearemos mejor la busqueda del libro.
 

Dolbare está nervioso sabe que aquí no podrá utilizar sus alas, no le gusta estar en desventaja.  Los nervios acaban apoderándose de él. 

Mala... mala...

De un rápido gesto de cabeza vuelve en sí, sabe que no siempre luchará en las mejores condiciones, tiene que hacer lo que sea.

Con una voz entre decidida y nerviosa

Sigamos

Agarra fuértemente su cayado, no quiere imprevistos. 

Las palabras de Viasu le tranquilizan, le sigue.

Lugar... Oscuro... Terrible... Vacío... Lleno... Nada... Terror... Demencia...

Silencio

Avanzaba, pasos daba, se negaba, se agazapaba, se contraía, sin expanderse, se perdía. ¿Quien había? Nadie había. Solo estaba. Perdido se encontraba. Nadie le ayudaría. Tal cual espacio. Nadie oiría sus gritos. ¿Quien le salvaría? Aislado, completamente se hallaba. ¿Soportarlo podía? No lo soportaba...

Desolación

Mentiras. Traiciones. Tronos. Memorias. Todo volvía. Todo se iba. Agua pegajosa, sobre debajo sus pies, aplastandole encima, mirándole. Pero él, Lexnaedar, no era un Dios, no, no era superior, a ese pisar apestoso, pegajoso, doloroso. A su alrededor la oscuridad circundante, negante, asfixiante. Una mano como del Diablo, atrapándole, ahí donde mirara. Mirar no podía. Ciego estaba. Cegado estaba. Segado estaba. Devastado estaba.

- Ah..aha.aha.-ah..h..aha.aaha....

Poco a poco comenzó a desesperarse. No podía negar la sensación, así era como se llamaba. ¿Como se llamaba?

Desesperación

Simplemente, gritó

- ¡Ahhh!

Tras eso, a moverse, comenzó. Trató. Sus pasos, torcidos, iban, como árboles que habían crecido mal, curvados, deslizándose, moviendose como un monigote, una marioneta con malas articulaciones, tratando de dirigirse hacia donde decían que la tierra firme era. Pensó, se tentó de lanzarse hacia el piso, y arrastrarse, como el gusano que era, convulsionar cual pez fuera del agua, paradojizando la situacion, ya que el era un ser terrestre, que estaba dentro del agua. Costabale moverse, temblante lo hacía, tiritante, azaroso, desazonado, pero intentando...

Llegar hasta el lugar.

Alcanzar.

En efecto, entre la visible oscuridad podéis ver un islote, pequeño, que casi no sobresale del agua, pero suficiente para poder tratarse de un sitio donde ubicaros en este húmedo lugar.

Avanzáis hacia él, murmurando y mascullando

Lucian y Lexnaedar sienten que algo se aferra a su pierna, un alga quizás.

Tratan de dar un paso más pero en torno a su pierna algo se ha aferrado y trepando semi-emergen del agua

Como resortes se alzan

Criaturas que no deberían existir

Criaturas que no deberían seguir moviéndose

Sus rostros están desfigurados y su piel cuelga separada de su cuerpo

Muerden el torso y arañan las piernas en un gémido gutural proveniente de una carencia total de sentimientos

Dos criaturas cuya verdadera naturaleza no podéis discernir, atacan a Lucian y Lexnaedar trepando desesperadamente por ellos

Rompiendo el silencio del hasta ahora calmado lugar

-¡Mierda!

Mis ojos se abren como platos... Contemplar a esos horripilantes seres me deja practicamente paralizado y no me da tiempo a reaccionar.

Los dientes de la criatura se clavan en la pernera de cuero pero apenas logra traspasarlo. He tenido suerte, podría haber pillado cualquier infección... Ha sido peor el shock que el daño recibido.

Intento zafarme de la criatura pero sus correosas manos no me sueltan.

Me muevo por las aguas en vano... me empiezo a poner nervioso... me desespero... estallo...

-¡Que haceis ahi parados! ¡Quitadmelo de encima! ¡Quitadme este asqueroso bicho! ¡No puedo golpearle!

Dolbare mira inquietante y bastante nervioso por la situación a Viasu y se dirige a él con voz un tanto nerviosa y entrecortada.

Viasu, en mi opinión... deberíamos... de ayudar... a nuestrooooosss... compañeros,... yaaa que sin ellos no podreeee...mos conseguir...el libro. Yo, por lo menos me quedaré a ayudar...les.

Se para un momento y piensa que debe de serenarse para que salgan mejor las cosas, aunque sigue frustrado porque no puede utilizar sus alas para poder defender a los compañeros que están en una situación un poco complicada.  Ahora se dirige a a Lucian y a Lexnaedar com tono y actitud decidida.

Tranquilos, aguantad que yo haré lo que esté de mi mano para poderos ayudar.  Lo mejor es que guardéis la calma porque sin serenidad las cosas salen peor.

Se arrastró por mi pierna.

Agarró mi tobillo.

Se subió por mi torso.

Llegó hasta mi hombro.

Nada en orden, nada era coherente.

¡Todo era una locura! ¡Locura!

Al final, el Zombie mascó secamente a Lexnaedar Wrong, aquel miserable intento de viajero y forjador, en medio del sector entre el hombro y el cuello. Si no hubiese sido por su armadura de placas, que justo llegaba hasta el cuello, habría sido infectado, y convertido en un zombie morador viviente de las malas existencias contador de malos chistes y tirados de rayos por el trasero. Terrible destino.

Tratando de apartárselo, se lanzó hacia adelante, y estuvo a punto de caer al agua, de manera estrepitosa.

Aprovechó aquel giro, para tomar su daga... ¡Y atacar!

- Muere! Muere! Muere! ¡No me volveré en un no-muerto cuenta-malos-chistes! ¡Soy tan chistoso que el mundo me merece en plata de bandeja! ¿Arhguhgueerjehrwjihriwehriewhgriuwegrweirhwghrwigriwgh!

Pronuncio, mis ojos desorbitados, mi consciencia... Desconcentrada. Hasta que mate al Zombie, o durante el tiempo que dure la pelea.

Utilizo mi magia, aprovechando que estamos en la oscuridad, potencio el filo de mi daga, y ataco al Zombie del mal. O sino simplemente afilo mi daga, y aparento estar preparando un buen movimiento.

"Oscuridad... ¡Ayudame!"

Al marinero se le terminó de poner la cara blanca... pues era algo de lo que temía... que esto pudiera ocurrir, el grito del pykariano lo sacó del shock, vaciló un poco, agarró su hacha y se lanzó a la ayuda de sus compañeros, no se consideraba muy diestro con la enorme hacha, pero hizo lo que pudo, usó el pincho de la base para intentar romper la ferrea presa que unian a Lucian y la zombi.

Sarkash y Lucian

El golpe del marinero pasa muy cerca de su objetivo, pero éste, en un golpe de suerte, se aparta para abalanzarse sobre Lucian que, en un intento de escapar, tropieza con algo bajo el agua. Es muy dificil moverse con el agua llegandoos hasta la cintura, y si no fuera por la misma torpeza sufrida por las criaturas, esto sería una batalla perdida.

Sea lo que sea lo que ha golpeado a Lucian, ahora le agarra la pierna, le muerde, y otros dos zombies emergen casi sobresaliendo del agua, mordiendo con ferocidad y desesperación al Pykariano

Sarkash cada vez más atónito, observa con impotencia como algunos zombies más aparecen en torno a sus compañeros, envolviéndoles, siendo Lex el más sumergido en la marea zombie.

Dolbare

Se prepara, listo para ayudar, y se encamina hacia quien lo necesite.... unas manos tan frías como la propia muerte se ciernen sobre sus hombros y le dan la vuelta para encarar al feísimo hombre sin ojos, de mandíbula totalmente desencajada que hay tras él. Su piel es gris y correosa, podrida hace muchos años, y unas largas uñas le arañan la armadura tratando de arrancársela para llevarse al alado bajo el agua del pantano.

Lex

Lex entona su mágico cantico y prepara u brutal ataque. Grita y maldice a la oscuridad y maldad que le envuelve.

Desesperación ante un enemigo que no debería matenerse en pie.

Pero cundo las cosas van mal, siempre pueden ir peor

Y otros tres zombies se alzan para golpear con rudeza al enmascarado que, a duras penas podrá contenerlos

Dolbare, al unirse con Viasu para atacar a los zombies, ve que se le abalanza uno para intentar atacarle. Intenta salvarse por todos los medios y no puede esquivarlos, por lo que decide lanzar su armadura. De manera agresiva se dirige a sus compañeros,

¡Tenemos que aguantar! ¡Esto no tiene que acabar con nosotros!

La mayor de las angustias se apodera de mi... el agua me ahoga... los seres de ultratumba apenas me dejan respiro.

No pudo más que moverme de un lado al otro perdiendo la noción del espacio mientras intento zafarme de las horripilantes criaturas.

Sujeto el martillo con las dos manos, fuertemente, pero no me sirve, no puedo golpearlos, necesito espacio, necesito oxigeno...

-¡Necesito ayuda!

Me siento avergonzado de tener que pedir ayuda, pero no me queda más remedio, de nada me sirve el orgullo si acabo muerto.