Partida Rol por web

  Gelroos interpuso la espada, cubrió su flanco y retrocedió un paso, ya era más de lo que le había concedido nunca al joven semielfo y posiblemente a ningún luchador ante, pero su intención no era matarlo...¿o si? Apartó su espada y contraataco, los movimientos eran gráciles pero no mejores que los de un humano parecía que el sol le afectaba y aún así se trataba de un magnífico espadachin.

  Era de suponer que Pwyll podría detener su estocada pero también que la superioridad del drow acabaría de una única forma, sujetando al semielfo con el propio filo de su espada acariciando su cuello.

 -Haha...

 No le falta valor...pero eso es inútil...

Gelroos lo soltó, le faltaría mucho...

 - Te falta mucho para alcanzar mi nivel de día, uno o dos ciclos lunares. Tu padre lo consiguió en dos días.

 Se encogió de hombros después de haber lanzado aquel reto y se separó con la espada hacia el suelo.

 - Practicaremos usando las matemáticas. Círculos, - Su brazo dibujó uno en una especie de estocada, útil para desviar una estocada -  ángulos - dijo mientras colocaba sus piernas, muy juntas, en un ángulo perfecto de treinta grados de separación-, más ángulos, - Cuando su codo formó un ángulo de noventa grados- movimientos... y posturas. - Como si se tratase de un bailarín realizó movimientos fluídos que acabaron con una estocada con dirección al corazón del semielfo, demasiado alejado como para suponer una amenaza.

 - Hazlo.

 Y se puso en guardia. Le había enseñado cinco pasos fundamentales para aguantarle más de diez segundos...

 Imito los movimientos del drow.

Una y otra vez... escuchando sus dañinos comentarios y sus burlas...

Una y otra vez... una y otra vez...

Mi padre lo logró en dos días... yo también lo haré...

La testarudez se convierte en mi arma. Repito los movimientos, escucho como el drow me corrige una y otra vez... 

Cada vez mis movimientos son más elásticos, más naturales... Comienza a pesarme el brazo...

Repito los movimientos del drow... otra vez...

En cada movimiento, obligo a mis músculos a que memoricen la posición, que se fortalezcan...

Dejar de ser un niño...

Una vez más, trazo círculos, ángulos, movimientos y posturas... estocada al corazón...

-"Maestro", prefiero llamarle así... "drow" es demasiado frio, y me está enseñando, por fin, "si Eltharon quiere verme muerto, ¿por qué me entrenais? ¿Para que le divierta más tiempo?"

Lanzo la pregunta como quién no quiere la cosa... repito los movimientos... cada vez más líquidos, cada vez más lógicos, cada vez más inconscientes...

 - Si te distraes, el enemigo...te raja el cuello. - Gelroos aprovechó su pregunta para colocar su acero junto al cuello del pupilo, después, bajó la espada, le dio la espalda, mirandolo por encima del hombro, por el rabillo del ojo...y suspiró...

- La verdad en el mundo de los mortales es un néctar prohibido, híbrido. - sonrió...le gustaba el dolor, la ira, la furia...

 - ¿Quién te ha dicho que quiera matarte como para que lo creas tan ciegamente? ¿Acaso no eres tu el que mueve tus propios hilos, marioneta?

 Claro que no....

 Piensa sobre ello.

 Por otro lado... - lo encaró...a distancia.

 - Me alegra que me digas eso, distraer al enemigo puede ser la base para ganar. Los insultos, golpear el punto débil de su moral, hacer que se enfurezca o que se parta de risa, que te subestime o que quiera verte muerto cuanto antes, todo eso...corre a tu favor si logras mantener la calma.

 Quizás por eso...le insultaba constantemente aunque...viniendo de Gelroos podía ser puro sadismo.

 - ¿Te preguntas que es destreza...?

 gelroos alzó de súbito la espada y lo señaló.

 - Pues destreza es el arte de la lucha.

 un paso con el pie derecho en un pequeño salto, fluído, ágil, la espada va hacia el hombro del semielfo, de arriba a abajo con fuerza, suficiente para partirlo en dos. No preguntó si tenía fuerzas, si no lo detenía con su propia arma sería herido.

 - ¡Arrebatar!

 la posición pasiva después del golpe sería con la espalda curvada, mostrando el pecho, las piernas separadas en un ángulo amplio.

 - Insistiendo en la espalda.

 alzó la pierna de nuevo, la más retrasada avanzó, la espada cortó a la altura del vientre, tendría que esquivarlo o contemplar como su estómago se desparramaba por el suelo.

 - ¡Medio tajo! - Decía mientras lo hacía, sus brazos estaban flexionados, muy pegados al torso. - insistiendo en el codo. Decía señalandose el codo del brazo que sostenía la espada.

 Sin darle tiempo para respirar, la espada se alzó de abajo arriba, imparable. Pero no avanzó dandole espacio a Pwyll.

 - ¡Mandoble! ...insiste en las muñecas.

 Luego volvió a retirarse dandole la espalda.

 - intentalo tu...escoria. ¡En guardia!

 Gelroos era su oponente.

 - "Sí, maestro..."

La Destreza... el Arte de la Lucha... son palabras que para mi son una nueva forma de ver el mundo... los cristales del color exacto a través de los cuales he querido ver el mundo siempre...

La Destreza me dará La Venganza...

Sé que no debo obsesionarme... de hecho, la respuesta que me ha dado sobre mi padre apenas me impresiona... ya he oído muchas cosas parecidas... de Neriah, de Oropher, de Tundar... ¿por qué este drow iba a ser diferente? Todo el mundo me ha advertido... menos List...

Nunca lo supo...

Poco a poco, todo encaja como en un puzzle... los movimientos y sus insistencias... espalda, codos, muñecas... las cosas que me han ido diciendo... paciencia... crece... todo llegará...

Y está llegando...

Gotas de sudor comienzan a caer por mi frente... intento acorralar con sus propios movimientos al drow... movimientos que, al realizar, observo cómo me cubren, cómo me protegen, qué dejan descubierto, cómo aprovechan la fuerza incipiente de mis músculos de 12 años...

12 años... ya ni recuerdo una fiesta de mi día... quizá ya tenga 13...

Medio tajo...

Me invade una pequeña ola de nostalgia por mi hogar... no puedo evitar pensar en mi madre por una fracción de segundo...

Yo sí volveré...

Mandoble... el leve instante de desconcentración ha sido suficiente para que no estuviera atento a la fuerza de mi golpe... giro acompañando a la espada, pero...

- "¡Auch! ¡¡Mierda!!", grito mientras suelto mi espada y me agacho al suelo agarrándome un tobillo, "Maestro... creo que... no puedo moverme..."

El dolor es insoportable... hago todos los esfuerzos para que él no se de cuenta...

Maltida rata...

 - Oh...vamos...¿qué es lo qué te ocurre?

 ¿Se ha lastimado su majestad la princesa de Silmar? - Dijo satírico y vanagloriandose de su propia condición, bajando la guardia a propósito e incluso reverenciandose ante él poniendole a la altura de una niña de dieciseis años, aunque quizás Pwyll no tuviese consciencia de dicha información.

  Avanzó hacia él, y Lloth sabe que estuvo tentado a propinarle una fuerte patada en el costado mientras se mantenía allí tirado, pero no lo hizo, simplemente fingió preocupación...a su manera...

 - Tengo demasiado trabajo contigo, maldito. Más del que pensaba...y creeme, no te tenía ningún aprecio antes, ni te lo tengo ahora, pero subestime tu capacidad de arruirnarme la existencia.

 Espetó con veneno en la lengua mientras se puso a su lado, en pie y bajó su arma.

 Bien hecho chaval. Aprendes rápido.

 Aunque para que Gelroos dijese eso Pwyll aún tendría que hacer mucho más.

 Observo de reojo los movimientos del drow mientras sollozo levemente y sigo agarrándome el tobillo...

Vamos, vamos...

"¿Se ha lastimado su majestad la princesita de Silmar?", dice el elfo con sorna...

¡¡Ahora!!

Rápido, mientras el drow se burla de mí con una reverencia, recojo mi espada y desde el suelo, me lanzo sobre él espada en ristre. Intento placarle, tirarle al suelo y dejarle inmovil con mi espada en su cuello...

Por supuesto, mi tobillo está perfectamente...

Distraer al enemigo, que me subestime...

  La carrera de Pwyll hizo que las pupilas de Gelroos se convirtiesen en puntos negros diminutos, podría ser, su expresión, similar a una de sorpresa, los dos cuerpos chocaron con fuerza y con un sonido sordo la espalda del drow impactó contra el suelo...el semielfo se encontraba libre sobre él y pudo colocar su espada en el cuello del que era ahora su adversario.

  Su mirada estaba clavada en sus ojos casi como si le retara a acabar con el trabajo que tenía entre manos, no obstante sus mejillas empezaron a contraerse, como los extremos de sus labios y sonrió, sonrió más ampliamente hasta mostrar sus caninos afilados...y posteriormente soltar una carcajada, no se veía miedo alguno en el drow.

 - jajajaja....JAJAJAJAJA.....

 Bien...bien...

 - ¿Asique...Destreza es el arte de matar al enemigo?

 Le preguntó sin resistirse, extendiendo los brazos, a su mercez.

 - Si... - Dijo con tono sádico... - Cuando el quiere morir...jah..jah..jah...- La aspereza de su risa podía producir escalofrios.

 Parecía tener algún as bajo la manga...

- "Destreza es el arte de ser el primero en elegir", digo tras meditar un rato, "Luchar, matar, perdonar la vida... eso depende de otras cosas... sentimientos que no creo que un drow tenga... amor, fe, deber... curiosidad..."

Aparto mi espada del cuello del elfo oscuro...

 - Oh...ya entiendo...

 Gelroos hablaba mientras se reincorporaba sin esfuerzo...

 - ¿Y de qué sirve tu fe, tu amor, tu deber o tu curiosidad sino para proporcionarte una muerte más rápida? Puede que inspiren el corazón de un guerrero, no te lo voy a discutir, híbrido, pero cuando se trata de gente como tu...o como yo, eso sólo trae problema.

  El enemigo jamás acepta la muerte, lucha por todo eso que has mencionado o por puro egoísmo, el enemigo quiere morir...porque sabe que ha estado comentiendo errores. - Aunque jamás lo reconocerá..

 Esa es...la lección de hoy.

 Dio un suspiro, apoyando los codos sobre sus rodillas, aún sentado en el suelo, y haciendo un esfuerzo se levanto...

 - Ahora...pongamonos manos a la obra. Hay trabajo que hacer...Hay algunos cometidos de bajo nivel para probar tu audacia...que podrías realizar para no resultar tan patético.

 Envainó sus armas y se preparó para partir aunque no había dicho donde.

 - Quien sabe, igual nos topamos con ese inútil amigo tuyo.

 El mismo que debería de estar muerto...

- "¿Gente como tú o como yo?", pregunto sorprendido, "No creo que nos parezcamos en nada, salvo en que los dos olemos como una cabra y que llevamos demasiadas manchas de sangre...", añado levemente enfadado. Yo no soy un drow. Al menos, tengo amigos...

Si, uno que te abandonó y otro al que has enviado lejos, posiblemente a la muerte...

¡No! Uno que igual está en E'lesseea buscándote o incluso en la cañada, y otra que simplemente siguió tus órdenes ciegamente...

Me calmo un poco... tener pensamientos tan "drow" no me ha gustado ni un poco...

- "Maestro... ¿se puede saber quién quiere medir mi audacia? ¿por qué yo? ¿qué pinta mi padre en todo esto?"

Mierda, no debería haber hecho esa última pregunta... ahora aprenderé otro montón de insultos nuevos...

- "Lo que quiero decir es que, bueno, yo estaba HACIENDO cosas para la Suma Sacerdotisa cuando me encontraste...", le tuteo intencionadamente, "y de pronto, todo son conspiraciones, persecuciones... la Orden de Protectores... te elijo como maestro... aprendo cosas... pero necesito saber a dónde me lleva esto..."

Necesito saberlo, maldito seas...

Y entonces, como siempre, las últimas palabras del drow destilan gota a gota en mi cabeza...

- "¿Un amigo mío? Pero... quién... cómo... Sólo tengo un amigo que hubiese venido a buscarme, y está en Silmar... ¿cómo sabéis que yo...?"

Un instante de terror. List... List peleó contra un drow... y casi le mata... no... no puede ser...

- "¿Has estado hace poco en Puerto Gris?"

- Es importante ser discreto, híbrido. Pero también es saber porqué te pagan y no me han pagado para guardar silencio.

 Así es, he estado en Cabo Delka por un tiempo, de forma casual en Puerto Gris. Y vamos a volver allí, tendrás que empezar con algo más sencillo...puede que los elfos te deseen la muerte o confien más en ti de lo que nunca lo ha hecho nadie, desconozco sus motivos, pero sé que los tuyos serán los que yo decida. Por el momento...

 Gelroos golpeó su espalda con fuerza, ¿era un gesto de camaradería o una simple muestra de hostilidad? Como fuere...se adelantó.

 - Quitemonos este olor. Sino acabarán rastreandonos por tu culpa. - Jamás reconocería que el semielfo había tenido buenos reflejos en ese asunto...

 - Y hay que conseguirte equipo. Dime ¿Tienes algún problema con vestir ropa de los muertos de una guerra que no es la tuya?

 Espetó con total naturalidad mientras se disponía a avanzar, el río estaba cerca, parecía el sitio indicado para abandonar su olor y también hacer que perdiesen el rastro de las huellas de pwyll, a pesar de su poco peso, el adolescente no era tan sigiloso como los elfos o los drow, sin embargo su constitución pronto podría ser superior...

 ¡Puerto Gris!

- Es precisamente una parte fundamental de tu entrenamiento.

  Le contestó con total naturalidad. Aquel drow era evidentemente un buen asesino y un buen superviviente, pero sería una locura pensar que pudiese proteger al semielfo de una incursión directa por las calles de Puerto Gris.

 - No te restriegues demasiado, lo único que lograrás es afianzar el olor. Deja que el agua haga su trabajo.

 Gelrroos no se deshizo de su ropa, se adentró en el rio lentamente siguiendo a su aprendiz de cerca como si esperase que fuese a intentar algo, después de todo, seguía siendo muy desconfiado.

 Negó observando al semielfo, tampoco tuvo ningún pudor en contemplarlo mientras permanecía desnudo...él, por su parte se cruzó de brazos quizás incluso con cierta curiosidad, aunque conociendole estaría analizando algo, quizás un punto débil, quizás sólo pensase en todas las formas que existían para poder matarle.

 - Pasar desapercivido en el bosque es más complicado que en las ciudades, es probable que no lo consigas nunca. Almenos en la ciudad podrás moverte con algo más de libertad.

 Ahora dime. ¿Si tuvieras que entrar en Puerto Gris para reunirte con uno de tus futuros contactos, cómo lo harías? Ten en cuenta que te acompaña un asesino, pero no sería prudente acabar con la vida de demasiados agentes hostiles, en pos de tu seguridad en el futuro, que a ambos os buscan y han puesto precio a vuestras cabezas, incluso han hecho bonitas representaciones de tu cara y tus lindas orejas. - Escupía los elogios de forma que parecían insultos. - Lo primero que no se puede hacer en una situación así es...improvisar.

Sonrio ante la preocupación del drow por mi limpieza.

¿Acaso se cree que no sé lavarme?

No me importa... en el agua me siento como el niño que pescaba en Puerto Gris... buceo un buen rato para poder sentir con toda la intensidad posible esos recuerdos...

Salgo del agua y me tumbo un rato en la orilla al sol, para secarme. Mientras, pienso en la pregunta de mi maestro.

- "Bueno...", explico al elfo oscuro, "...mientras estaba en el Gremio de Ladrones aprendí algunas cosas. Recuerdo una taberna... allí me llevó List para encontrar cierta información..."

Se me humedecen un poco los ojos... Parece que todo eso ocurrió hace mucho, a otra persona...

¿Qué estará haciendo ahora?

Pero intento que no el drow no se de cuenta. Seguro que me llama débil, o memo, o princesita otra vez...

- "Vaya, se me ha metido agua en los ojos...", digo mientras me los froto, "...sí, supongo que era un sitio fiable... todo el mundo parecía esconder algo... se respiraba camaradería..."

Sonrío al pensar en el miedo que me dió entrar en ese lugar.

- "Sí. Empezaría por ahí..."

Además, no sé que ha pasado con el Gremio de Ladrones de Tirohs... pero Pit iba a ese bar y Pit quería acabar con Tirohs... por lo tanto, Pit, aunque no me caiga bien, es mi amigo... no me venderá a Tirohs...

Y como creo que el drow estará satisfecho con mi respuesta, me quedo tumbado al sol, disfrutando un rato.

- "Por cierto... ¿de dónde voy a sacar una armadura de mi talla?", digo despreocupadamente al drow mientras contemplo el montón de mi ropa sucia.

- Aunque puedas tener una imagen de ti mismo algo más infantil, mi pequeño híbrido, tu constitución no es muy diferente a la de un elfo adulto. Es posible que te desarrolles muscularmente más que cualquiera de ellos, en realidad, es uno de tus puntos fuertes como aberración de la naturaleza, y como no, uno de tus puntos débiles comparado con un elfo.

 Un elfo también me consideraría aberrante a mi...Tsk...

- ¿Y sabes? Debe de haber unos cuantos de tus amigos muertos no muy lejos de aquí.

 Nos pondremos en camino enseguida. Intentaremos ser un tanto oportunistas en la guerra que se está desarrollando. Pero...

 Clavó la mirada en él sin pudor alguno, no parecía en absoluto turbado por el cuerpo del semielfo, a decir verdad, puede que tuviese otras preocupaciones más serias.

 - Has de recordar que no es tu guerra, no de momento. Asique no tratas de involucrarte.

 Luego bufó ante la parsimonia del muchacho y lo observó con una mirada que parecía calcular la distancia entre el filo de sus dagas y su cuerpo.

 - En pie. No es momento para descansar.

 inspiró de forma que su nariz se arrugó visiblemente.

 - Y será mejor que te cubras con un poco de barro.

Se está tan bien al sol... 

Pero las palabras del elfo oscuro me sacan a la realidad. Hay que ponerse en marcha.

La idea de cubrirme de barro no la entiendo.

Haré como que no le he oído...

Cojo mis ropas sucias, y me las vuelvo a poner... no pienso ir desnudo a buscar una armadura...

- "Maestro...", hablo mientras me anudo los pantalones, "¿hacia dónde iremos? Si nos dirigimos a Puerto Gris, pasaremos por E'lesseea... y cruzaremos un río donde se produjo una emboscada... ahí murió un elfo un poco más mayor que yo... seguro que su armadura me estará bien..."

Murió y me mandó avisar a Oropher del desastre... Espero que Iris haya llegado a tiempo...

Me quedo pensando. Es curioso. El drow tiene razón. Ese elfo era mayor que yo, pero yo no soy elfo. Mi sangre humana me está haciendo más fuerte que ellos... esa armadura podría estarme perfecta... No puedo evitar mirarme los brazos con una sonrisa, mientras me imagino llevando esa armadura...

 Almenos tiene buena memoria.

 - Encomiendate a los Dioses...te hará falta.

 Dijo para si enercando una ceja. El sol le cegaba y forzaba el rostro casi siempre colocando la mano por delante de su rostro. Era una maldición, repulsivo, le hacía sentir mal, y aunque el sufrimiento era algo delicisioso, sufrirlo de manos de los haces de luz, nunca acabó por convencerle.

 Quizás ese fuera el verdadero motivo de queder desplazarse.

 En el bosque no se encontraba mucho más agusto. Era lugar de elfos, no de drows, pero almenos disfrutaría de algo de sombra. Habría que quemar todos aquellos árboles, pero por el momento, le resultaban casualmente útiles. Jamás lo reconocería.

 Ascendieron de nuevo, de vuelta al lugar donde pwyll casi había perdido la vida. Gelroos no parecía cansarse con facilidad, pero el ascenso no fue fácil y tropezar significaba morir. Parecía pesar poco, se movía con una destreza que para el semielfo sería dificil de evitar. Sus músculos pesarían lo mismo, pero la constitución era diferente. Cuando Pwyll fuese adulto su musculatura sería dos veces más pesada que la de Gelroos, o almenos una.

 El bosque los acogería sin rechazo, nisiquiera para el drow, que siempre mantenía la cabeza algo gacha, como si fuese un animal de presa al acecho. Y pronto tanto Pwyll como él se dieron cuenta de que no estaban solos.

 Llegando al lugar donde deberían reposar numerosos cadaveres de elfos había alguien más.

 - Agachate.

 Musitó Gelroos y él hizo lo propio.

 Humanos.

 Uno de ellos observa, guarda al grupo, muy dificil de ver entre los árboles y la maleza. Pwyll podría contar un grupo cerrado de unos ocho soldados con armadura de cuero y partes de armadura metálica pesada, su movimiento es lento.

 Si forzase la vista vería un gran número de cadaveres de elfo y también un par de cadaveres de drows, ambos varones. Uno de los soldados humanos recoge las espadas, cuando recoge una de las dagas de los drow esta se consume en el aire haciendose polvo. el humano parece asustado, es joven, y otro gruñe detrás suyo.

 - Ten más cuidado Aryos, o te unirás a estas aberraciones.

 Asentiría forzado y continuaría recogiendo el armamento.

 Otro recogía alguna de las flechas y también los arcos. No parecían simples mercenarios. Sino más bien miembros de un ejercito regular. ¿Silmar tal vez? No portan bandera o identificación simbolica alguna.

 Un riachuelo recorre el lugar, y el sonido del agua oculta la respiración del drow y del semielfo.

 Si alzasen algo más la vista, contemplarían como detrás del grueso de soldados uno de ellos tira de una cuerda. Tres elfos maniatados caminan tropezando, débiles y malheridos. Pero no es lo peor, ese mismo humano lleva algo en la mano libre, un saco de cuero que luce de forma extraña, como si conteniese fuego en su interior, y se agita, igual que si conteniese una pequeña alimaña.

  El mismo hombre que amenazó a Aryos, habla con él.

 - Se los llevaremos. Al engendro de la bolsa también. Alguno servirá como ejemplo de castigo.

 Ninguno de ellos debería existir.

 Gelroos se mantenía inexpresivo, observando. Y nisiquiera reparó en que Pwyll podía no estar acostumbrado a aquellas situaciones.

 Observo tenso la escena.

No la prepares... no la cages...

Pongo toda mi atención en comportarme como el drow espera... ya me ha enseñado a luchar un poco, creo que poco a poco ya va confiando en mí...

¡Ja!

Me identifico automáticamente con el tal Ayros... se le ve tan perdido como a mí... me sorprendo pensando si podría ganarle en combate...

Entonces, me llama la atención el movimiento de la bolsa... y los comentarios de los humanos... otra vez escucho palabras que me irritan, noto esa casi olvidada sensación de rabia subiendo desde el estómago... los elfos prisioneros, drows muertos... y los humanos riéndose... "ninguno de ellos debería existir"...

Mi mano se tensa y busca el puño de la espada... dioses, la rabia...

Cálmate... cálmate...

Respiro despacio... 

Lentamente, vuelve el sentido común... agacho la mirada...

Miro al drow y me encojo levemente de hombros, preguntando qué hacer...

Le indico por señas que no llevo armadura... que espere a que se marchen, y así poder coger una armadura... y luego... paso el dedo por mi cuello... señal inequívoca...

Debemos matarles... liberar a los elfos... no nos respetan, ni a los elfos, ni a los drows, ni mucho menos a mi... ni al contenido de la bolsa, sea lo que sea...

Pero no mataremos a todos... No mataremos a Ayros... tendré que convencer al drow, pero el muchacho no morirá... le limpiaré el odio, por las buenas o por las malas... y si no puedo, lo mataré con mis propias manos...

Gaia, estarás contenta...

 La esclavitud. A Gelroos bien podría notarsele aquella melancolía propia de su mirada fría ante aquel singular escenario, y aunque pudiera parecer que no le prestaba demasiado atención a su acompañante. Gelroos ya había calculado como intervenir, había medido las distancias, ya había clavado mentalmente sus armas en los cuerpos de aquellos humanos, de todos ellos, numerosas veces, en diferentes posibilidades y cursos de acción...Gelroos era un drow, y de ellos contaban poco más que el hecho de que eran asesinos a sangre fría sin corazón. Él no parecía diferente.

 Hostigados los elfos caminaban. Uno de ellos hizo ademán de escapar y los dioses saben que casi lo consigue si no fuera porque un látigo se aferró a su cuello estrangulandolo unos instantes hasta que cayó arrodillando deteniendo nuevamente la marcha.

 carroñeros.

 vocalizó el drow ante Pwyll dedicandole poco menos que una mirada de soslayo. Luego...negó.

 Gelroos no iba a jugarse la vida del semielfo tan rápido, y mucho menos la propia por aquella carne de esclavistas.

 Observo atónito al drow.

¿Es que no vas a hacer nada, maldita sea?

Aprieto la mandíbula. Agacho la cabeza.

Mi cuerpo en tensión comienza a dolerme. Las ganas de saltar sobre los humanos...

Pero es evidente que el elfo oscuro no está por la labor.

¿Qué ve? ¿Por qué no los matamos a todos? ¿No es un asesino, de la "orden de los protectores"? ¡Ja!

Pero una cosa está clara. Con mi edad y mis conocimientos de esgrima no pienso meterme donde un drow no se atreve.

Pero el no meterme exige todo mi autocontrol. Mis ojos se enrojecen de pura impotencia. Espero a que los humanos se alejen. No me moveré hasta que lo haga mi maestro.