Partida Rol por web

Belaya (Incompleta)

Aldea de Lenora

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13/01/2010, 06:13
Director

La Aldea de Lenora es la más cercana al desierto negro, esto hace que el clima en ella sea mucho más extremo, aún cuando sus veranos son muy cálidos y sus inviernos muy frios, la tierra, de aspecto desértico, esconde humus negro bajo la arena muy propicio para ciertos tipos de cultivo, la vegetación más resistente ayuda a mantener las bases de la aldea, impidiendo que la arena se filtre por las calles, las casas más alejadas del núcleo de población suelen verse engullidas por las cambiantes dunas del desierto tan próximo.

 No muy lejos de allí se encuentra el Bosque de Noctar y la Gran Llanura que conduce al Bosque Mancillado y finalmente al Sacro Reino de Silmar.

Pese a su aspecto, existe un pequeño rio que desciende desde las montañas y los grandes lagos y da vida a ésta y otras aldeas de la Triple Alianza.

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13/01/2010, 06:15
Stanislav

- ... ... ... ... ... hay que joderse -

Aquellos recuerdos estaban grabados a cuchillo en lo más hondo de su mente. No había nada, pero absolutamente nada en la tierra que lo convenciese de que aquello solo fue un mal sueño en una noche inquieta. No, el dolor aun estaba muy fresco en su memoria, los gritos, el sufrimiento, la impotencia, todo. Estaba muy lejos de olvidar todo aquello, y el tacto ardiente en su mano le recordaba más que nunca una promesa hecha ante la boca del infierno.

No controlaba su cuerpo, tenía reacciones que desconocía, demasiado "humanas" para alguien acostumbrado a la inhumanidad. Pero debían ser fruto del trastorno, del sueño y su mal recuerdo. Fueron unos minutos muy largos, hasta que la última porción de aire escapó de sus pulmones, ya que el aire solo le era necesario para hablar, luego la ensoñación del despertar se desvaneció por completo y todo su cuerpo dejó de pesarle.

Cerró el puño con todas sus fuerzas. Y ni siquiera cuando el dolor y la sangre aparecieron cesó por un solo momento la presión de su mano sobre al amuleto. Al detenerse parte de la piel cortada se desprendió en ceniza, y la herida se cauterizó ante sus ojos para luego dejar carne inmaculada. Ni siquiera una ridícula cicatriz.

Su casa, su familia, su vida. Todo había vuelto tan súbitamente que era incapaz siquiera de expresar el gozo que lo invadía por sus adentros. Si todo había sido una noche inclemente de pesadillas no podía explicar el calvario que había sufrido en sus carnes. Y aunque pudiera, no deseaba preocuparles.

Abandono la cama, lo bastante sigiloso para no despertar el plácido sueño de su mujer. No se molesto en taparse lo más mínimo mientras se acercaba a un lecho que le resultaba muy familiar. Allí sus dos mayores alegrías en su vida maldita dormían con la placidez que solo los críos y bebes podían. Ignorantes por completo del malnacido que se había atrevido a ser su padre.

El herrero besó la frente de cada uno antes de retirarse de nuevo a la cama. Se coloco detrás de su mujer, dejando que toda la espalda descansará sobre el. Sus manos no tardaron en recorrer cada familiar y añorada curva, mientras su sexo volvía a la vida tras un largo periodo de abstinencia forzosa. Le costaba no comportarse como un animal, pero no había nada que le garantizase que había salido de un sueño para caer de nuevo.

No recordaba cuantas veces ya había hecho el amor con semejante belleza. Pero en esa precisa ocasión incluso el tiempo pareció detenerse por unos instantes, otorgándole unos momentos de compasión que nunca antes había recibido.

Pero el amuleto era la pieza final en un largo rompecabezas. En su mente había sido hace apenas unos minutos, quien sabe el tiempo que habría transcurrido realmente. No había olvidado una última promesa que hizo antes de caerse al abismo para siempre.

- Los peques y tu debéis iros a casa de tus padres, tengo que devolverle algo a su legítimo dueño. -

Notas de juego

Intento forjar en unos días un par de cosas.

Camisa de Mallas Ligera

Tetsubo
Es un arma japonesa. Intenté buscar una en metal que también las hay pero en la web no encontré nada. En está página puedes ver fotos de uno artesanal en madera.

http://www.nihonzashi.com/japanese_weapons_tetsubo...

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19/01/2010, 02:40
Calliope

 - ¿A casa de Padre? - Preguntó en su inusitado silencio la mujer cuyos mechones de cabello surcaban su semblante húmedos aún en su temprano despertar. Los niños jugaban en el interior de la casa cuando apenas la luz del sol había conquistado el firmamento, cuando aún la bendición del Dios Sol no había caído reconfortante sobre sus cabezas. Se antojaba una mañana poco cálida, que pronto se tornaría en un calor casi insoportable, por ello, Calliope vestía ropa que allí se supondría de abrigo, blanca y mullida, como lo era su suave y tersa piel pálida.

  Sus ojos, de grandes pupilas negras e iris verdes marino, envolvieron con su mirada al herrero mientras sus dedos apretaban en un movimiento reflejo la ropa a la altura de su corazón, como si se temiese lo peor. No podía entender la razón, sin embargo asentiría, como buena esposa. Preguntaba, si, más no en busca de razones para irse, sino por mera cuestión de preocupación.

  El  frio tacto de las heladas manos de Calliope arañó la siempre cálida espalda del herrero, aquella que nunca mostraba el sudor del esfuerzo, sólo la tensión, dificil de turbar, de sus poderosos músculos. La yema de sus dedos acarició su omóplato, cuando la diestra se detuvo.

  La siniestra tiró de la ropa para cubrir el cuello, portaba unas sandalias, que no hacía mucho había fabricado ella misma, algo en lo que podía repararse cuando se acercó unos pasos más.

 - ¿Te....encuentras bien? - No necesitaba atreverse, ella siempre lo haría, preguntaría sin temor, aunque utilizase aquel frágil hilo de voz, era una mujer fuerte y entregada.

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19/01/2010, 11:56
Stanislav

No, no estaba bien, dudaba de poder alcanzar ese estado en lo que restara de vida. Es difícil despertarse sabiendo quien eres y que has hecho, aun más complicado seguir viviendo como si nada con ese conocimiento. Muchos recuerdos se desvanecen, otros son escasos sueños o más extrañas pesadillas, para Stanislav su pasado es una sombra acechante en cada esquina, buscando con la paciencia del que tiene toda la eternidad el momento de abalanzarse sobre su víctima.

Era incapaz de fijar la vista en esos ojos inocentes, incluso el tacto tan familiar de esas manos inocentes le hacía sentirse sucio por dentro, aunque... realmente lo estaba o al menos recordaba que lo estaba. Su fiel esposa era como mirar a un ángel. No tenía el coraje para mentirle, no podía hacerlo, pero no podía dejarla ignorante ante el ser que llamaba marido.

Stanislav estiró su brazo hasta posar la mano en la mejilla de Calliope, tenía la piel suave, fresca por el frío ambiental a diferencia del ascua maldita que era el herrero. Bajo la mano despacio por el cuello, hasta los hombros, mirando a la mujer con los ojos de un niño, un crío lleno de ira y odio atrapado en un cuerpo y una vida que no era suya. Incapaz de explicar el mal que lo aquejaba.

El silencio los acompañó durante unos minutos. No había palabras en ninguna lengua que le sirvieran para explicar su aflicción. Solo podía mirar a ese cuerpo perfecto, a su fiel esposa que siempre despertaba sus deseos y acallaba sus miedos. Era un remanso de paz que llenaba por fin recuerdos verdaderos y evocaba a su vez otros, muy viejos, meros borrones en su mente fragmentada a los que no podía dar forma.

Ahora tenía ambas manos en su mujer, bajaban lentamente por los brazos, marcando el contorno del cuerpo. Desechaba ideas libidinosas que estaban asaltándole como solía ser costumbre. Se detuvo en las manos, aferrándoles con las suyas. El herrero estaba temblando, había cerrado los ojos queriendo despertar de un mal sueño pero ese deseo jamás sería concedido. Parecía tan vulnerable como un bebé, su fortaleza inhumana parecía haberse desvanecido en un suspiro.

Cuando los abrió solo podía contemplar ese rostro angelical, preocupado como cabía de esperar. El mundo de Stanislav se acababa en esa mujer, una promesa hecha en otro tiempo y un alma que ni siquiera reconocía su propia imagen en los espejos.

- Tuve otra pesadilla, la peor que he tenido jamás. Era más que un sueño revuelto, mis... mis memorias. Parte de ellas han vuelto. -

No podía mantener más tiempo esa mirada, Stanislav bajó la mirada a sus pies, con la resignación de un reo que camina al patíbulo.

- Siempre supimos que era "especial"... no... no soy especial mi amor, no soy un buen hombre... ni siquiera soy... siquiera soy... humano... -

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25/01/2010, 23:15
Calliope

- Mi buen esposo... - acaricio su mejilla y su mentón, coloco mi pulgar sobre sus labios y flexiono ligeramente las rodillas buscando con mi mirada sus ojos que miran con aquello de lo que creía prescindir el arenoso suelo...

 - ¿Qué es lo que hace a alguien humano? ¿Acaso no tienes dos ojos, como yo? ¿No tienes dos fuertes brazos, y manos? - Acarició con sus manos sus hombros, desnudos, incansables, suavemente con tan solo la yema de los dedos, llegando a sus manos trató de apartarlas de todo trabajo y tomarlas entre las suyas para que sus dedos se entrelazasen. - ¿Acaso no te late el corazón en el pecho cuando ves a tus hijos? ¿No darías cualquier cosa por proteger lo que amas? Si eso...no es ser humano, entonces prefiero que no lo seas.

 Buscó con sus labios sus labios y colocaría la diestra sobre su pecho, acercandose en un retozo tranquilo.

 - Eres un buen hombre para tus hijos, para tu esposa, siempre lo has sido. No has pensado que...quizás, no sea culpa tuya, sino de aquellos que no saben que sólo eres un herrero, un hombre que sabe la importancia de lo bueno y de lo malo y por eso se preocupa de actuar correctamente.

  Parte...si es lo que has de hacer...pero no digas que no eres un buen hombre, porque con...nosotros lo has sido. - Lo observó, sin retirarse, no quería hacer de una despedida algo más doloroso sólo quería que si su esposo marchaba lo hiciera en paz con ellos y consigo mismo, aunque lo segundo...puede que no lo hubiese conseguido en toda su vida...

 Lo comprendía, había visto como lo miraban algunos varones en el pueblo, pero también sabía que muchos le aceptaban como era, ¿era, quizás, que el no se había aceptado aún? ¿Era qué...no podía soportar ser bombardeado con recuerdos que hubiese preferido no vivir?

  La ignorancia a veces es la base para la felicidad, pero para Calliope era una felicidad falsa...hueca...

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31/01/2010, 22:23
Stanislav

Aquel beso podía robar su alma y hacerle dudar si realmente valía la pena cumplir una promesa que podía costarle perder absolutamente todo por lo que había luchado y sufrido. Algo tan natural podía tambalear la voluntad de alguien que se había reído en el rostro del maligno.

El paraíso le parecía poco acogedor teniendo a su mujer a la distancia de un latido. Deseaba olvidar todo y vivir como un hombre cualquiera. Pero un pasado ignorante le perseguía, y aquel bebe y ese amuleto le había salvado de la parte más oscura de si mismo. No sabía quien era pero si quien nunca sería.

Dejó la mano en el pecho izquierdo de su mujer. Conocía la forma y turgencia a la perfección, era generoso y firme a pesar de arrastrar ya un parto. El corazón latía nervioso tras esa piel tersa. Otro recordatorio que el suyo jamás se pronunciaba.

- Querida, mis ojos no son un buen ejemplo. Tengo un pasado que he podido olvidar, pero el no me ha olvidado a mi.

Dios sabe que he cometido muchos errores, ahora solo me queda hacer las cosas bien y esperar que él me otorgue una segunda oportunidad © -

Se puso la armadura sin dificultades. Había sido medida con precisión y forjada con tino. Lo bastante sólida para evitar una cuchillada o un golpe traicionero.

El arma era más pesada y extraña, pero brutal. Un mazazo de ese artilugio podía reventar una cabeza con facilidad. Puede que el herrero no entendiera de esgrima, fintas ni complicadas maniobras de combate. Pero había manejado una maza durante muchísimo tiempo. Horas y horas golpeando el metal en el punto preciso hasta poder darle la forma adecuada. Podía soltar golpes precisos y violentos, aunque esperaba usarla únicamente como disuasorio.

- Iré directo a Silmar, es donde probablemente este la persona dueña del amuleto. Viajaré sin descanso y planeo volver con la misma celeridad.

Pasé lo que pasé te amaré siempre mi fiel esposa. -

Notas de juego

Parto raudo a Silmar. Capital del Imperio.

May the light bless Queen Silenia.

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31/01/2010, 23:24
Calliope

- Y aquí os estaré esperando, mi esposo.

 No necesitaba promesas, sólo su palabra para saber que así sería, y ella estaría allí esperando, cuidando del fruto de su unión con la misma calidez o mayor de la que tenía ya por costumbre. Sonrió aunque sus ojos se humedecieron, no lloraría por la marcha de su esposo, pues no tenía motivos para dudar de su regreso...

  Los caminos eran peligrosos para un hombre caminando solitario, los bandidos acechaban en las lindes del bosque, los depredadores en la llanura en busca de alimento para subsistir, y las leyendas de maldaz que contaban sobre el bosque mancillado, largo era el camino a Silmar, aunque mucho más corto que hacía apenas un año...

  Calliope recordó la primera vez que vio llegar a los caballeros del Sacro Reino montados en corceles blancos con armadura, parecía anteayer cuando llegaron proclamando que aquellas tierras estarían bajo su cuidado y protección, bien poco hacía, también, que los bandidos y los asaltantes de las selvas en la Tierra de los lagos no hacían racias destructivas en Lenora y las otras dos aldeas de la triple alianza...

 Recogió su vestido entre los dedos, como si tratase de aferrar su propio corazón bien dispuesto a serguir a su amado si este lo pidiera.

  Tardaría minutos en despedirse de la imagen de su marido que ahora se adentraba en las hierbas altas de la llanura, su voz sería arrastrada por el viento como último recordatorio de su dulzura para el herrero que ahora marcha hacia el destino...¿Por qué podemos recordar un posible futuro...y no el verdadero pasado?

  - Vamos niños, iremos a casa de los abuelos. Venga...no hagais que me enfade.

Notas de juego

Continuamos en las llanuras (en breve te abro escena)

PD: bonito avatar