Partida Rol por web

Belaya (Incompleta)

Sacro Reino de Silmar

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04/07/2009, 02:51
Director

  Silmar, una de las grandes ciudades de Belaya, sus murallas reforzadas en los últimos años hacen de sus calles unas de las más seguras en todo el mundo a pesar de encontrarse cerca del Bosque Mancillado. No muy lejos de la costa dispone de un puerto propio, actualmente sólo a disposición de la casa real. Es un reino amplio que se encuentra en expansión y a él pertenecen las aldeas que reciben el nombre de "La Triple Alianza". Es famosa por sus templos al único Dios católico, grandes iglesias y catedráles, así como el gusto mostrado por su realeza y los nobles para la construcción de vastas bibliotecas y colosales palacios adornados con grandes estatuas de ángeles que dan la bienvenida a todo aquel que desee visitar la región sin intención hostil.

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04/07/2009, 02:55
Director

 

En el palacio...


   Los pasos de silenia alimentaron el silencio de palacio, traspasando los pasillos practicamente vacios ante la orden de permanecer a solas. Los guardias custodiaban cada una de las puertas de aquel inmenso lugar, y era la guardia templaria la encargada de los lugares más conflictivos, aquellos en los que Silenia solía permanecer cuando estaba en Silmar. Había tenido pocas ocasiones para hacer tal cosa, y junto a muchos otros deberes que no había asumido aún su estancia en aquel lugar era como poco extraña a su condición humilde después de haber sido criada entre los muros de una iglesia.

  Nadie reconocía a Arael como alguien de confianza, pero la joven reina sólo tenía que levantar su guantelete derecho, de brillos dorados, para que las alabardas se alzasen y cediesen paso sin impedimento alguno a aquel que recibió el nombre de vagabundo. Paso a paso recorrieron las estancias hasta llegar a una gran antesala, con una delicada alfombra de tonos rojizos que guiaba el camino hacia sus aposentos. Las puertas permanecían cerradas, pues desde que había abandonado silmar por última vez, nadie más había utilizado aquel lujoso lugar. A pesar de ello, permanecía impolutamente limpio, bajo el atento cuidado de los criados que trabajaban en palacio.

  Las velas permanecían encendidas, pues era de noche y no se molestó a Silenia con peticiones, si deseaba algo sabía que tan sólo tendría que pedirlo. Era una reina querida pero a la vez desconocida, ya que aunque su relación con el pueblo se mantenía su vínculo no era para nada estrecho. El mármol del suelo reflejaba su rostro y su cuerpo envuelto en aquella armadura, con su espada y su capa mostrandole en que se había convertido.

  Una mesa disponía aperitivos, fruta fresca y frutos secos, como no también había cómodos asientos donde descansar o mantener una conversación sin necesidad de entrar a los aposentos privados donde se  encontraba un gran lechoy ventanas con vistas a la ciudad y al mar. Arael la seguía en silencio, con una expresión rutinaria, almenos en él, pero en cierto modo agradable.

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14/07/2009, 00:10
Silenia
Sólo para el director

Una etapa del viaje había terminado, otra comenzaba sin apenas tiempo para parpadear, sin apenas tiempo para sentarme a recapacitar acerca de los pasos que dejo atras ni tampoco los que estoy por dar. Si bien el tiempo había hecho mella en mi persona, me había hecho mas fuerte, tanto fisica como psicologicamente, pero nunca se es lo suficientemente fuerte para enfrentar la cruda y complicada trama de la realidad.

El pulido marmol devuelve la imagen de una mujer, sin dejar un solo centimetro a la niña que siempre fui, aquella imagen muestra un rostro que ha aprendido a no crisparse como lo hiciera antaño, una mascara de entereza y determinacion que las circustancias me habían obligado a adoptar, una mascara que oculta algo tan humano como las dudas, el temor, la inseguridad, pero todas ellas conducidas y apaciguadas por un sentimiento de amor, amor a todo lo que es importante para mi. Cuyo resultado es un rostro invariable pero en constante melancolía que con el tiempo me había habituado a portar.

El tintineo de mis grevas es constante y armonico, mis pasos no dudan, al pasar al lado de la guardia templaria asiento mas a modo de saludo que de orden, al llegar a mis aposentos no puedo evitar quedarme parada observando mi alrededor. Estoy... ¿en casa?. No camino hasta el balcon sino ke me quedo al lado de uno de los asientos del centro y mi mano va despació al frutero hasta cojer una roja manzana, la cual lejos de subir hasta mi boca, es acariciada por las yemas de mis dedos, ahora libres del guantalete que yace encima de la mesa. Mi mirada se pierde al frente en un gesto que me hace vistima del millar de sensaciones y pensamientos que recorren mi cabeza y mis sentidos. Arael está conmigo, y su presencia hace que incluso ante la gravedad de los ultimos acontecimientos pueda sentir una pequeña luz de esperanza que en algun momento puede recordarme a la felicidad.

Finalmente me siento, pero la manzana permanece mimada por mis dedos, tan solo he retirado un guantalete, y hasta mi espada permanece en mi espalda.

-Ha escapado...

Eso derrumba toda explicación logica y favorece una explicación mucho mas dificil de entender y explicar.... lo pienso, pero no lo digo, no me hace falta, no ante Arael.

-Como es posible que semejante mal haya permanecido tanto tiempo en nuestro hogar... aqui estoy, sin poder ofrecer una explicación a mi propio pueblo y bajo una amenaza letal que no sabemos cuando se cumpirá, ni siquiera si estamos preparados...

Penasaba en alto, no esperaba que siquiera me contestase a algo asi, pero al fin y al cabo es con la unica persona que puedo descargar mis dudas...

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26/07/2009, 21:25
Arael

 - No es culpa tuya. - Pronunció en voz baja, sereno, tranquilo, como lo hubiese hecho un niño, entrando en aquella alcoba sin timidez pero con el respeto propio que siempre mostraba ante lo que merecía su respeto. A pesar de estar empapado, no se deshizo de ninguna de sus ropas, ni tampoco de su armadura, que de metal frio brillaba reflejando la luz de las velas y antorchas, pulida y perfecta en plata y platino, en oro...y sus ropas, blancas, se tornaban algo más grises, por la humedad de aquella noche, de aspecto suave y de costura habilidosa en manos de algún habitante de Trelammir.

 - No puedes evitar los problemas que se tienen por errores pasados, cuando apenas eras una niña, o quizás antes, pero si está en tu mano cambiarlos, hacer de Silmar una nación más fuerte, como lo has conseguido hacer contigo.

   Confiaba en ella y posiblemente en muy pocas personas más, no había pasado por alto su madurez, como había crecido tanto, no sólo físicamente ya era toda una mujer, sino en su forma de hablar, en su forma de pensar, puede que también en su forma de actuar. Caminaba con más seguridad. Aunque tuviese dudas, no las mostraba, sabiendo que mostrarlas, junto con sus debilidades, la convertiría en invencible. Incluso con los conocimientos de Arael sobre Silenia, era complicado elegir las palabras adecuadas, refrenarse, había pasado mucho tiempo, y con él, quizás, demasiadas cosas.

  Deseaba abrazarla, pero no lo hizo, sólo la observó, poco después de traspasar el umbral de la puerta, acariciando la manzana sin poder evitar una leve sonrisa de complicidad.

  - Eres preciosa.

 Puede que pensase que había cosas más importantes que tratar, pero Arael sabía bien porqué decía y hacia cada cosa, era algo a lo que le había dedicado buena parte de su vida. No tenía miedo de que Silenia lo interpretase como algo negativo, más después de haberla fallado, pero estaba preparado para enfrentar su enojo con la mejor de las sonrisas.

  Estas en casa...por fin...sólo intenta disfrutarlo...

 

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27/07/2009, 01:36
Silenia

Por alguna razón que no entiendo en este momento, las palabras de Arael, me hacían daño, casi ignorando su significado mi mirada se entristeció, y mis cabellos empapados cayeron hacia delante ocultando mi rostro parcialmente.

-Arael...

Poco a poco, sin que pudiese evitarlo se hacia mas y mas patente el conflicto de mi interior.

-... cuando te fuiste... encontramos a Athor, me reuní con ella y me dijo que había tenido un hijo, que sería criado en Trelammir, creí que debías saberlo.

Mi mirada se alza hasta sus ojos, con timidez, poco a poco perdiendo la compostura por el envite de la tristeza del recuerdo.

-En esemomento apareció Ragnar, dijo que te había matado y que Athor sería la siguiente, yo.... yo... no pude protegerla, Ragnar me venció y mató a Athor, sin que yo pudiese hacer nada, sin embargo me dejó con vida... me dejó con vida para que este tormento me persiguiera el resto de ella.

Mi mirada no aguantó en sus ojos mucho tiempo, volviendo a la manzana.

-No soy lo bastante fuerte... ni siquiera puedo proteger a aquellos que me importan, siento que llega el final, siento que todo acabará pronto y que Silmar desaparecerá junto a todo lo que amo, tengo miedo, tengo mucho miedo...

Justo en aquel momento mi mente atravesó mi corazón con al imagen de Selene, con la cual había estado hace tan poco, con al cual tenia que estar separada en una tortura que parecía no tener fin, había perdido la cuenta de las veces que había intentado hablarle de ella a Arael, de hacer algo que estaba en la obligación de hacer pero que no había hecho, en el que era consciente era el peor error de toda mi vida.

-Arael....

Mi voz comenzó a temblar...

-...antes de que volvieras... est.. estaba...

Mi voz se bloqueó, incluso despues de darle por muerto y descubrir cuanto me arrepentiría si algo llegase a pasar y no se lo hubiera contado, ¿Como iba a explicarle los motivos por los que no lo había hecho hasta ahora? ¿Que clase de madre o mujer pensaría que soy? ¿Que pasaría si al revelarle algo asi pusiera en peligro a Selene y a la vez le pusiese en peligro a él? mirara por donde lo mirara, no había forma de comaprtir con él tan pesada carga.

Mi mano suelta la manzana, la cual rueda por la mesa unos centimetros, luego va rapidamente hasta mi rostro, ocultando como se desencaja en un llanto que ya no puede ser contenido, el llanto mas agonico que había emitido en mi vida, que me hace temblar y estremecerse mi alma de la impotencia, me inclino cada vez mas cubriendo mi rostro con ambas manos mientras mi pelo cae hacia delante y gotea la poca agua que aun porta. Pronto abundantes lagrimas se mezclarían con el agua bajo el ritmo de una respiración entrecortada.

Sentía verguenza, no quería llorar ante él, me prometí que no lo haría, que seria fuerte, ¿porque lo estoy haciendo? ¿Que maldición es esta? pronto el llanto se mezcló con la ira, un enfado con mi propia persona que nunca había experimentado, el cual me paralizaba y me impedia siquiera respirar. Sin embargo, quizá todos esos sentimientos pasasen inadvertidos de alguna manera para Arael, pues una y otra vez en mi mente se repetía la misma orden, la misma palabra que actuaba como un martillo sobre mi conciencia, tal era su magnitud, que quizá no la palabra, pero si su sentimiento, su significado, si llegase hasta Arael.

Perdoname... perdoname... perdoname...

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27/07/2009, 19:02
Arael

    

   Arael enmudeció...esperando su continuación, pero no lo hizo por mucho más tiempo, observando su reacción, y en parte, su debilidad....La debilidad propia de alguien que pretende ser fuerte, pero no lo es, de una persona que trata de hacer las cosas bien y sólo consigue observar como la mayor parte de lo que le rodea cae en el sufrimiento y en la muerte sin pararse a pensar, un solo segundo, en lo que tiene, en lo que ha conseguido, por si y por los demás. Había madurado...pero en algún lugar, dentro de ella, seguía siendo aquella niña...y no había nada malo en ello.

  Los motivos por los que caía ante el llanto podían no ser del todo desconocidos para el paladin, puede...que, en cualquiera de los casos, estuviese demasiado equivocado al respecto y su amor por ella, su confianza ciega hiciesen que no se diese cuenta, que no pudiese ver más allá de lo que tenía delante de él...a decir verdad, desde que conoció a Silenia, Arael era muy diferente, tanto...que todo su mundo había cambiado, y ahora tenía el nombre de aquella bella reina, su vida le pertenecía, y sin palabras, pues nunca fue muy hablador, entendía que Silenia podía sentirse sola en todo esto...pero él estaba allí.

  Equivocado o no, dio un par de pasos acercandose con sutilidad, ya con los brazos abiertos la rodeo sin encerrarla, acariciando sus hombros para que se diese la vuelta. No la obligaría a mirar sus ojos de iris grisaceos, aquellas pupilas pequeñas que escrutaban la belleza de su tez, la suavidad y el brillo de su piel, la perfección de sus cabellos, sino que ofrecía su pecho para recogerla en un cálido abrazo...un abrazo sin palabras, al son único de su respiración siempre tranquila...

    Sé fuerte...amor mio....

  Pues pensaba el paladín que cualquier cosa podrían afrontarla si permanecían juntos...y ante aquellos dias, largos días, que sumaron semanas y meses, pudo sentir, más que nunca, que sólo estaría completo junto a ella. Y ningún deber habría de separarlos...no...ya no..

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28/07/2009, 20:54
Silenia

Aquella escena no fue agradable ni esperanzadora, tampoco fue corta en lo que a tiempo se refiere, pues me aproveche de sus brazos para esconderme, para hacer como que nadie me veia, la parte mas agradecida de una soledad  fruto del propio autoengaño que durante el abrazo me produjo paz durante el suficiente rato como apra poder articular palabra, y con suerte, que cesaran mis lagrimas.

-Arael... me alegro... de que hayas vuelto....

Poco a poco busqué la linea de visión con él de nuevo y mi mano acarició su mejilla, con suavidad, hasta que no sin esfuerzo mis labios dibujaron una sonrisa.

-¿Me contarás que has hecho todo este tiempo?...

Formulé la pregunta intentando quitar peso a lo sucedido, consciente de quesi realmente Ragnar creia haberle matado, es porque lo ha pasado mal, muy mal...

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01/08/2009, 12:42
Arael

- Todo cuanto desees saber.

 Su diestra se deslizó con delicadeza por su cuello, apartando cortesmento su impresionante cabellera dorada, acercandose lentamente mientras sus párpados descendían, como si aquel hombre se sumergiese en un sueño del que no deseaba salir. Sus labios, inmoviles, se habían separado el uno del otro para encontrar los de Silenia, acariciarlos, para probar el dulce néctar de su boca.

  Recorrió su cuello con una caricia extensa, cálida en la noche y, tras unos segundos compartiendo su aliento con el suyo, sintió su respiración cercana y miró sus ojos, cara a cara, cuando su nariz rozaba la de la mujer.

 - Creo que deberiamos descansar...mañana daremos una vuelta por Silmar, y disfrutaremos del tiempo perdido.

 Le sonrió con cariño y una mirada que se mantenía sincera, esperando que accediera a un descanso bien merecido.

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01/08/2009, 20:07
Silenia

Aquello era reconfortante, el solo hecho de que estubiese tan cerca calmaba mi corazón, quizá si pudiese disponer de ese descanso, si el estaba a mi lado.

Me quedo estatica unos segundos y mi mano va hasta su cuello, para acercar su rostro y besarle de nuevo, tan solo una caricia con mis labios a los suyos.

-Si...

No salieron mas palabras de mi boca, acto seguido me separo y me acerco al busto que hay en la habitación cuya función es sostener la armadura, una armadura que nunca dejaría de ser pesada y cuyos puntos de apoyo dejaban aun marcas en mi piel blanquecina. Poco a poco y bajo el tintineo de los enganches voy retirando todas las piezas, luego, aun con la ropa mojada, camino hasta la mesita que hay al lado de la cama con el estuche que contiene el libro que porto siempre, en el cual escribo a menudo y cuyo contenido nunca había sido revelado a nadie, ni siquiera a Arael, lo normal es pensar que se trata de la santa Biblia, pero esa ya va impresa en mi cabeza, no necesito llevarla conmigo. Dejo el pesado estuche encima de la mesita y retiro mis dos anillos, uno es el que me regaló Arael, el otro es el sello de Santa Catalina, cuyo significado tampoco conoce Arael almenos de momento. Ambos los dejo encima del estuche y termino retirando las ultimas ropas mojadas que me quedan, quedando desnuda.

-Voy a darme un baño, cambiate y ponte comodo si lo deseas, supongo que tendran ropa seca en tu habitación, pero vuelve ¿vale?.

Hice un guiño casi imperceptible que acompañé con una calida sonrisa, aprovecharía una de las pocas oportunidades de darme un baño en un lugar tan... lujoso.

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09/08/2009, 19:10
Director

   

   El agua caliente estaba preparada, pues los deseos de la reina eran órdenes para los sirvientes del castillo, jovenes en las que nadie reparaba, invisibles, preparando cada detalle, sin filtrar un sólo ápice de información, nisiquiera conocería sus rostros, pero mantenían su baño con agua humeante al gusto de cualquier alma noble. Silenia no estaría acostumbrada a los placeres de un buen baño, pues nació y creció en la humildad de la iglesia...y poco tiempo había permanecido en palacio como para depender de algo tan vanal, sin embargo era relajante...muy relajante.

  El agua, fluida, cálida, abrazaba la piel desnuda de Silenia, y sin embargo...encontró frio. El fuego alumbraba la estancia y con ella daba pie a mirar la oscuridad de la ventana, más allá de los tejados de las casas, que podía ver desde allí, sobre la roca. Pocas viviendas reflejaban movimiento en su interior, pero las torres de la guardia en las murallas brillaban con un fulgoroso fuego, siempre vivo, y se distinguían las sombras de aquellos que pasaban frente a ellas, con sus lanzas, protectores de Silmar.

  La montaña, fria...recordaba al gélido abrazo del enemigo, las nubes, negras, sobre ella, clamando tormenta podían hacer que la paladina imaginase el sonido de los truenos en las gargántas de roca. Cuando...un relámpago lejano surcó los cielos, rompiendo el telón de un magnifica obra en la que pudo contemplar dos figuras aladas, de grandes dimensiones entre las nubes, lejos, muy lejos de silmar. Los ojos de Silenia se tornaron de fuego, pues era el fénix el que le regalaba aquella aguda vista. Aquellos que llamaban dragones...

 Decenas de rayos cayeron al unísono, tan alejados que los truenos se perdieron entre las cumbres montañosas, y el cielo se cerró, terminando aquella obra...Cuando Silenia terminase, encontraría una habitación vacia, una mesa de madera, la mesita, junto a la ventana, alumbrada por las tenues luces de tres velas en un candelabro de oro, la puerta cerrada, y, en el fondo de la habitación...aquella estancia vacia, se llenó con su presencia, pues sólo fue un sentimiento pasajero, en verdad no estaba sola. Arael la esparaba en una silla, con una leve sonrisa que apenas difuminaba la comisura de sus labios, vestía de blanco, y nunca...lo había visto con un atuendo tan humilde.

  No dijo nada, pero en sus ojos tempestuosos, grises claros, se adivinó asombro por la belleza de aquella gran mujer.

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10/08/2009, 17:41
Silenia

Había notado el poder del fenix en mis ojos, pero la sensación fue mas como un breve sueño, o una alucinación, cuando salgo de la ducha no puedo evitar la duda de si lo que había visto era fruto de mi imaginacion (o la del fenix) o había sido real.

Cojo la toalla y seco mi cuerpo con cuidado e intento lo mismo con mi pelo, aunque este queda todabía bastante humedo. Luego me pongo ropa comoda para dormir y un cepillo con el que empiezo a ordenar mi cabello dorado. Al entrar mis ojos miran a Arael, pero mi mente aun está puesta en lo que acaba de ver... ¿dragones?.

-Arael, ¿has visto... ahora ... por la ventana...? nada, no es nada.

"¿Dos dragones volando en las cumbres de las montañas nevadas?" sonaría ridiculo.Finalmente me siento frente a él y comienzo a cepillar mi cabello cuando recaigo en sus ropas, lo cual me hace esbozar una sonrisa.

-Nunca te había visto vestido asi. Vaya hacía tanto tiempo que no tomaba un baño caliente... sienta tan bien...

Digo a la vez que lucho por terminar de desenredar mi humedo pelo. Estaba ansiosa por escuchar su relato, pero no quería caer pesada tampoco, puede que no sea algo facil de contar, ademas creo que Arael sabe perfectamente escoger el momento, o almenos eso espero.

Aquella sensación de comodidad y tranquilidad resultaba tan gratificante, estar con Arael en mi habitación sin aparentemente mas preocupación, como si nada sucediera, a la vez me recordaba lo mucho que tengo que perder, y la alegría se mezcla con el temor, sin embargo, mi rostro solo tiene una sonrisa para Arael, aquellos sentimientos volverían a quedar encerrados en mi, en favor de escuchar los suyos.

Me quedo espectante, él sabrá por donde empezar... tambien sabe que espero... la verdad.

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10/01/2010, 01:37
Arael

- ¿Quieres que te ayude? - Dijo Arael acercandose cuidadosamente, sus movimientos eran firmes, sólidos, los de un guerrero pero su inusitada sutilidad siempre contrataba con su porte y también con su piel pálida, sus dedos buscaron acariciar el cabello de Silenia apenas atreviendose a hacerlo, y su pulgar, rezagado, acariciaba apenas rozandola, su mejilla.

  La miraba a los ojos, los suyos, ya no tempestuosos sino calmados como un cielo de nubes blancas se desviaban de un lado a otro observando cada rincón de su rostro, sus ojos, su nariz, sus mejillas, su mentón, su cabello, y como no, sus labios que brillaban húmedos y hacían que ansiase por instinto unirlos con los suyos para beber de ella.

  Se contuvo, pero quizás no lo suficiente, su diestra acabó rodeando la diestra de la reina acariciando el dorso de su mano como nunca ante, y guiandola con firmeza para peinar cuidadosamente su cabello que dificilmente encontraría resistencia ahora con la firmeza de sus actos. Su siniestra, alzada, se encontraba suspendida frente al rostro de su amada, y la yema de sus dedos apenas si se atevía a rozar su perfecto mentón redondeado.

  - ...Eres realmente hermosa...¿Has disfrutado del baño? - Le sonrió, mientras compartian el aire que respiraban, se acercó a escasos centímetros, como si desease besarla, puede que pronto lo hiciese o puede que ella rechazase o aceptase antes.

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10/01/2010, 01:51
Silenia

Seguí con la vista a Arael hasta que se colocó detras de mi, y aunque no pudo verlo mi rostro reflejó cierta tristeza durante unos segundos, al notar su tacto mi piel se pone de gallina, finalmente cuando se acerca, no termino de besarle, sino que me levanto para encararle, mi rostro esta serio, pero no muestra rudeza alguna.

Me acerco despacio mirandole a los ojos, rodeo su cintura con mis manos y le beso, puede notar fuerza en aquel gesto, puede notar el fuego en mi que solo el conoce, pero a los pocos segundos me separo para quedarme mirando sus labios y psar mi mano en su rostro.

-Has cambiado, pero en algo sigues siendo igual, llevas ocultandome multitud de cosas desde que nos conocemos, y creo que de algun modo soy capaz de notar cuando lo haces. Arael, debes comprender que no puedo seguir asi, no puede ser que la persona que amo sea la que me oculta mas cosas, que parezca solitaria aun cuando la estoy abrazando, creía que con el tiempo confiarías en mi para compartir esa carga invisible que portas, puede que en el pasado no fuese lo suficientemente fuerte, pero ahora creo que estoy preparada, no puedes seguir manteniendome al margen de lo que consideras peligroso, si estoy junto a ti, estoy para lo bueno y para lo malo, lo mismo que espero yo de ti.

Finalmente desvío la mirada de sus ojos, nunca fui partidaria de "presionarle" de esa forma, pero tambien mi gesto le dijo que aquellas palabras estaban muy lejos de ser una exigencia, que unicamente supiera lo que siento, o mas bien, "como" me siento.

 

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10/01/2010, 02:32
Arael

- ...Sabía lo que me has contado, lo sabía mucho antes de que ocurriese. - Arael, aunque su expresión no lo reflejara, se avergonzaba de haber sido tan tonto como para pensar que él, a poseer la espada de Gaia iba a ser diferente, que podría cambiar algo. - Su nombre es Belaya. Es el Oráculo de Trelammir, el Oráculo predestinado a ser la guía espiritual de toda Gaia durante milenios. Su espiritu ahora reside dentro de una joven.

  Entendió que no necesitaría dar muchos más detalles, y sujetando a Silenia con las manos en su cuello, con las yemas de los dedos sobre sus mejillas y cabello, la miraba a los ojos fijamente.

 - Por eso traté de detener a Ragnar. Sabes que apreciaba a Athor, tanto como para confiarle lo más amado que he tenido en esta vida, tanto como para confiarle la tarea de que cuidase de que no te ocurría nada. Fue ella quien quiso hacerlo...fue ella quien insistió y estoy seguro de que por eso, por la pureza de su corazón tiene un lugar en nuestros corazones. Por ello guardaremos su recuerdo siempre, y así lo harás nuestros hijos.

 Arael acercó sus labios a la frente de la reina, y depositó allí un único beso.

 - Pero...querer detener a Ragnar sólo aumentó sus ganas de acabar con el presente que se había construído. Es un alma torturada...un alma enloquecida que no sabe lo que hace, y aunque sus actos son imperdonables y no se olvidarán hasta que sean juzgados justamente él tiene una función en el destino de este mundo...

  Por eso no pude destruirle, por eso corrompí mi ser y tuve que renunciar a la espada. La misma espada que día a día me ha alejado y me aleja más de ti...

  Existe un templo en Trelammir, el templo del Dragón Blanco. Sus paladines perecieron en la lucha por la neutralidad en este mundo, y vieron la espada de Gaia como una amenaza que podría acabar con la balanza de poder en el universo en un instante. Temiendo lo peor, enviaron muchos a buscarla. Cuando yo apenas era un niño, heredé, como último de los mios esa responsabilidad.

 Hizo una pausa, sus sienes se colocaron en paralelo, su piel rozó su piel, y con los ojos cerrados quiso sentir su cercanía a escasos centímetros de su rostro.

 - Criado por la soledad me vi influído por otras filosofías, que no compartían el verdadero valor de la neutralidad. Así fue como murió mi orden, con mis actos. Así es como se extingue un legado de siglos, con mi fracaso como paladín.

 Se separó unos centímetros para observarla inspirando por la nariz muy lentamente, no era algo fácil de contar aún así demostraba su fortaleza haciendolo sin derrarmar una sola lágrima, sin conmoverse.

 - Renuncié a la espada, aunque mis actos mientras fue mia siguen siendo parte de mi responsabilidad. Gaia se debilitaba, se la entregué de vuelta, más esa...no es su espada, lleva su nombre pero su historia es bien distintas, sólo entonces lo comprendí, sólo entonces comprendí que cualquiera que la empuñe, con cualquier fin, sólo empeorará las cosas.

  Antaño fue destruída...Thobak....Thobak El Grande fue uno de los que fallaron en aquel cometido. - sus palabras eran duras, Silenia debía comprender que a Thobak, a aquel que podría considerar un padre, no era apodado El Grande, sólo podía tratarse de otro, o de su juventud.

 - Incluso Uldariel, uno de los Arcángeles de Dios. Pero...

 Negó ligeramente y cerró los ojos.

 - También Ragnar. Ragnar contribuyó a tratar de que este arma jamás volviese a ser forjada. Todo este tiempo, he estado investigando, he estado visitando las bibliotecas más ocultas y secretas de todo este continente, y ...a cada paso, todo se vuelve más complicado.

 sonrió, dandole un poco de espacio a su amada...y cediendole la oportunidad de hacer alguna pregunta, no tenía intención de alargar aquella historia por mucho más tiempo, y lamentaba no tener que confiarle ninguna clase secreta para derrocar a Necros, un enemigo que no tenía mucho que ver con su carga sino porque muchas manos y muchos corazones exigían el uso de aquel arma contra el demonio.

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10/01/2010, 03:23
Silenia

Mis brazos cubiertos de seda blanca se cruzan bajo mi pecho al final de su relato. Cierto era que ahora entendía "algo" mas acerca de esa espada y de él mismo. Pero sin duda, el hecho de que me confiara esa información  fue lo que mas significó para mi.

-Quizá aquella orden de paladines no muriera, solo cambiara.

Sentencié con una ligera sonrisa en el rostro. No comentaría mas al respecto.

-Lo cierto es que a lo largo de estos años he llegado a odiar esa espada, aun cuando no sabía lo que era, sin ni siquiera ver su hoja.

Las razones ya habían sido mecionadas.

-A lo mejor no es mas que un pálpito, pero no creo que en esa espada esté la respuesta para vencer a Necros, aunque claro, el problema de ese demonio no tiene absolutamente nada que ver con ella... creo.

Luego me quedo pensativa, Belaya... cuando Arael pronunciaba la palabra "Oráculo" me venían automaticamente a la cabeza multitud de recuerdos (muchos de ellos desagradables) de la niña que tambien se hacía llamar de esa forma.

-Si tal guía existe, sería el objetivo de cualquier "fuerza" que quiera arrasar este continente, asi como fue la niña de Orfeom.

Arael sabe por mis creencias solo puede haber Una Guía, pero sería estupido por mi parte negar a estas alturas un "poder" asi.

- ¿Crees que... Belaya, podría sernos de ayuda con Necros?.

El hecho de que mi mente estaba ocupada en su mayoría por pensamientos acerca de este problema, era algo evidente para Arael, sé que lo sabe, y no dejo de sentir cierto arrepentimiento por mencionar su nombre cuando se supone que estamos en nuestro merecido descanso, y pensandolo mas detenidamente aun, sacar el tema que concierne a los hijos de Gaia tampoco sería necesario, almenos de momento.

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10/01/2010, 03:53
Arael

- El Oráculo es caprichoso. - Creía que eso Silenia lo intuía - sus predicciones suelen ser ambiguas, esa ambiguedad es lo que lleva a que ocurra lo que ocurra parezca predestinado. Muchas veces arroja luz a nuestras decisiones ahorrandonos el sufrimiento de comprobarlo por nosotros mismos.

  El Oráculo ya ha sido consultado, pero la interpretación de sus profecias es diferente, existe una versión por cada uno de los oidos que la escucharon. Belaya no tiene poder para cambiar el mundo, ni tampoco para cambiar el futuro, el oráculo no debería ser consultado, el Oráculo debería hablar sólo cuando los dioses o su don la inciten a hacerlo.

 Almenos aquella era la visión de Arael sobre el asunto, puede que su experiencia, al haber hablado con ella se redujera a eso, puede que Silenia lo comprendiese bien si había conocido a otro de los Oráculos.

 - En efecto la espada no tiene nada que ver con Necros, nadie duda de que sea un arma de gran poder, pero usarla cambiaría el mundo conocido. Según el Oráculo Necros ansía que alguien use la espada en su contra, perezca o no, si esto ocurre conseguirá lo que desea para este lugar. Para...un ser como él, no existen individuos, no existen hogares, ni reinos, no existen continentes, para Necros, como para los entes divinos existen planetas, sistemas de planetas, universos y diferentes planos. Por eso seguimos aquí.

  Cuando el planeta muera...no tendrá que preocuparse por nosotros.

 Si Ragnar había colaborado en la destrucción de la espada de Gaia hacía más que siglos, la reina podría deducir  que jamás estuvo entre los intereses del demonio usarla contra nadie, aún cuando sus lealtades no habían quedado demasiado claras...

 - Belaya podrá o no ser una ayuda, pero eso no está en nuestra mano, sólo en las suyas. Será objetivo de muchas miradas, de muchas ansias de poder, algunos la querrán muerta, otros la querrán para su propio uso, pero en Trelammir estará segura por un tiempo.

  Nuestros pasos ahora deberían ser orientados hacia la preparación para tiempos peores, tiempo para hacernos más fuertes, tiempo para que puedas ver crecer a tu pueblo, para estrechar lazos con los antiguos aliados, para que renazcan así alianzas ya olvidadas. Tiempo...aún tenemos tiempo para aún dentro de nuestras preocupaciones no olvidamos de lo cortas que pueden llegar a ser nuestras vidas y de lo mucho que significa cada uno de nuestros actos.

  Asintió mirandola, tratando de transmitirle su apoyo. Ella era la reina de Silmar, tenía muchas responsabilidades pero también tendría la satisfacción de ver crecer a su reino, alimentado por una moral alta con su apoyo, contribuir a la felicidad de las decenas de personas, sino cientas, que habitaban entre las murallas de Silmar y más allá.

  Tiempo...tiempo para recordar nuestra propia historia...pues sino, estaremos condenados a repetirla.

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10/01/2010, 04:15
Silenia

Era cierto que entre mas miro al horizonte mas corta me parece la vida que Dios me ha dado, la tierra es tan ... grande, y parece haber tanto por ... hacer. Cada vez que Arael mencionaba el prepararnos para los tiempos que estaban por venir, un escalofrío recorre mi cuerpo, puede que aceptara mi muerte en aquella lucha, pero no soportaría jamas la muerte de Arael, y si fracasamos... si fracasamos... Selene...

Cuando quise darme cuenta se me había cortado la respiración, y casi como acto reflejo le abracé, suspirando en su pecho, cerca de su cuello, puede notar como apoyo mi cabeza en él. Intento escuchar el latido de su corazón para sincronizar mi respiración con él... le hablé, pero tan solo desde el pensamiento.

Tengo miedo, tengo miedo de que esto se acabe, me acoja Dios en el cielo o no, no habrá mejor cielo que este, tu eres sus pilares, Selene la vida en él, todas las personas que conozco y que no quiero que se vayan, son "mi cielo", y defenderé sus puertas con la misma determinación que las mismisimas puertas de Silmar.

Me aferro con mas fuerza a él, ¿estaba siendo egoista? es probable, el no entiende porqué me siento asi, pero ese hecho es culpa mia y de nadie mas.

-Te quiero.

Continué abrazada, con el rostro pegado a su pecho, deseando no separame jamas, avergonzada de estar junto a él, y aun asi, seguir... en parte... triste.

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10/01/2010, 04:45
Arael

- Yo también te quiero. - La recogí entre mis brazos, rodeandola con firmeza y terminando por colocar mi diestra sobre su cabello, acariciandolo con suavidad, dejando que mis dedos se entrelazcan entre sus mechones, disfrutando de su suavidad, tratando de que se sienta acogida, bien recibida, que me sienta más cálido que nunca en su presencia.

  Mi mentón desciende, y aunque no pueda verlo, cierro los ojos, sobre ella. Mi zurda rodea su cintura, haciendo que su cuerpo no pueda alejarse más del mio.

  Todo estará bien, mi amor....comparte tu carga...descansa...

 - Ambos necesitaremos descansar. Mañana será un día largo, he oído que ha habido muchos cambios desde la reconstrucción de Silmar, incluso que el Puerto Bravo ya ha sido terminado. - No dejé de abrazarla mientras hablaba, habiendo permanecido en silencio un tiempo, suficiente para sentir su abrazo y poder recordarlo en momento de mayor necesidad...

 Ojalá tuviesemos más tiempo para estar a solas...

 - Mi ángel... - Susurró...

 

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10/01/2010, 05:06
Silenia

Aun con el rostro en su pecho sonrío y hablo en voz muy baja.

-Entonces mañana iremos de excursión.

Finalmente me separo y le llevo de la amno hasta la cama, por primera vez en mucho tiempo podríamos volver a dormir como marido y mujer, aunque aun no estubiesemos casados. Se que no me hace falta explicarle cuan feliz me hace esto, sé que lo sabe. Una vez acostados no tardé en quedarme dormida, siempre notando su calor cerca de mi.

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A la mañana siquiente, las rayos de sol entraban por la ventana con bastante potencia, y solo en ese momento mi mento fue recuperando de nuevo la consciencia (era mas tarde de lo normal, posiblemente ya estuviese todo el palacio en pie). Mis ojos se abrieron muy poco a poco y lo primero que vieron, fueron los de Arael, por desgracia, si algo conocía bien mi amado es que por las mañanas mi mente desperava por fases, cuestión que desenboca en que la Silenia que Arael ve en este momento, tiene aproximadamente, 15 años menos.

Se dibuja una amplia sonrisa en mis labios auncon los ojos sin abrir del todo, mis brazos se extienden y atrapan a Arael con una fuerza dificilmente recordable por el paladin, mas que nunca se notó la musculatura conseguida por el manejo del mandoble, tanto fue asi que mas de una de sus articulaciones crujió ante tal abrazo.

-¡MMMMMMMMMmmmmmmmhhhhhhhhh! ....ñam...ñah...mm.

La condición de Arael había bajado hasta la de "almohada". Sin embargo mis ojos terminaron de abrirse y mi mente de despertar, tras parpadear numerosas veces mirandole a la cara caigo en la cuenta.

-¡Ah! perdon... jejejeje....

Me siento en la cama con las piernas hacia un lado y frotandome los ojos.

-Buenos dias.

La sonrisa que muestro solo podía significar que había dormido bien y mucho. Aunque, mi estomago no se demoró ni un segundo en reclamar el desayuno. Puse la mano disimuladamente en la barriga con una expresión de resignación.

-Jejeje, que impaciente....

No... definitivamente no había despertado aun.

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10/01/2010, 05:33
Arael

- Au.....- alcanzó a decir Arael cuando se vio rodeado en aquel ataque, visto reducido a ser una simple almohada notó como todo su cuerpo se extendía ante aquel abrazo inesperado.

  Ella se disculparía justo después, pero el daño ya estaba echo...su bostezo, largo y profundo desencadenó uno en Arael, que aunque tenía los ojos abiertos, sus párpados luchaban por por mantenerlos abiertos.

  - ¡Uaaaaaaaaaaaaaaaaaaa..a.a...aaaaahhhh! - emitió aquel sonido sin demasiada discrección mientras se rascaba la sien y parecía mascar algo entre dientes, en un comportamiento muy similar al de Silenia. Ella se sentó sobre la cama y él primero contraído por el abrazo se expandía en la superficie de la cama abriendose de brazos y piernas para estirarse esta vez si...de forma menos sonora.

 - mm...Buenos días.... - Dijo algo agotado. Y cuando sus parpados cayeron y estuvieron a punto de dejarle dormir, escuchó nuevamente la voz de su amada. Arael no tardaría tanto en despertar, y comprendería bien lo que sentía Silenia, no llevo su mano al vientre, notaba el estómago vacio, y la luz del sol, la temperatura y la compañía incitaban a tomarse el día con mucha calma...

  A esto...es a lo que me refería.

 Parpadeando un par de veces Arael se dio por despierto, se sentó al otro lado de la cama, pero se puso en pie pocos segundos después, acariciandose la nuca miraría hacia atrás para buscar el bello rostro de su princesa.

 - Será mejor que comamos algo pronto antes de que los quejidos se oigan por todo el reino. - bromeó de forma distendida, sin preocuparse por nada, o almenos eso demostraba en apariencia. - Quizás debriamos bajar a las cocinas, quisiera...llevarte a comer fuera de palacio. - Anticipó sus planes, despacio, pues no sabía cuan receptiva podría estar ahora Silenia.