Partida Rol por web

Una corta risa estridente provocó un ensordecedor eco en el callejón, las luces volvieron a parpadear como si fallasen por una baja de fluido eléctrico. Algunas sombras saltaron de un tejado a otro.

Mientras continuaban avanzando, llegaron a la esquina en donde debían tomar el último giro a la derecha. A media cuadra se encontraba la puerta del Yaams, custodiada por un gorila de dos metros que seguramente seria poco más que un ghoul.

Levantó la cabeza buscando determinar de dónde provenía la bulla externa, hasta que sus ojos se cruzaron con los suyos y abrió la puerta de par en par, olvidando su anterior interés. Al abrirse las puertas un olor a humo, sudor y alcohol escapó de adentro junto a una alta rubia en estado de ebriedad que iba del brazo de un moreno que al verlos les guiñó el ojo antes de marchar.

- ¿Van a pasar? -preguntó el gorila de la puerta, algo apurado- ¿y bien...? -sus ojos volvieron a pasar por los techos que se alzaban a poco más de diez metros hacia arriba. Junto a un cubo enorme de basura, había una escalera de metal por la que un hombre de ascendencia asiática, empezaba a trepar.

Si, ¿vamos? digo a Salma, mientras entro en el local, confiando que ella venga detrás. El local me hace torcer un poco el gesto, pero peores sitios me he encontrado a lo largo de mi existencia.

- Entiendo...respondió tras escuchar las palabras de su antiguo. Habia observado en silencio y totalmente inmóvil como Ellison se movia por la sala hasta colocarse junto a la puerta para cercionarse que no hubiera cotillas.

- No se preocupen, no será problema alguno. Si dicha cuadrilla consigue indagar algo por su cuenta, en lo referente a los disturbios, o en lo referente a la muerte definitiva de ciertos vástagos se lo haré saber de inmediato. Imagino que una cortina de humo seria lo mas conveniente para desviar la atención mientras deciden como atajar dicho asunto, siempre en el supuesto de que todo esto llegue a ocurrir...

Miro a mi acompañante y noto el desagrado que le produce el lugar, pero tan solo asiento y le sigo. Cenar no está de más y no siempre podría pedir comida fácil.

Detrás suya, parezco poco más que un perrito faldero. Pero tengo hambre y no quiero llegar a casa con la sensación de no haber tomado un bocadito.

- Y dígame...¿viene mucho por aqui? - a Sergey

Desde que estoy en esta ciudad, más de lo que quisiera... pero bueno, algún sitio hay que buscar para alimentarse. Las palabras salen inexpresivamente, casi sin mirar siquiera a su acompañante. Su semblante serio, frío y distante no parece posible romper, y si disfruta o siquiera si le molesta su acompañante, no deja que se refleje en sus gestos ni sus palabras.

Le miro con seriedad. Quizás tenga razón. Este lugar es un antro. Un antro con todas sus letras, pero hay que alimentarse en cualquier lugar. Y tengo que aprender, como dijo Shaygo, a estar en mi sitio.

- Y si no es indiscrección ¿lleva mucho viniendose a alimentar?

O lo que traducido significaría algo así como "¿Llevas mucho en la ciudad?"

No demasiado, lo suficiente para acercarme a mi objetivo por la mirada que lanza a Salma, esta puede intuir que no es conveniente seguir hablando de ese asunto, de su objetivo. Luego mira hacia el antro. ¿Cómo prefieres hacerlo, cojemos a alguien y le damos una buena borrachera entre los dos, o prefieres algún otro sistema? Yo creo que tú serías la ideal para darle esa "borrachera", aunque luego pasara yo a completar mi alimento...

No sabía qué quería decir con borrachera aunque acabé por intuirlo. Me gustaban las cosas discretas y montarla en un bar...

- Explícame como lo hacemos, no tengo gran experiencia en ir de garitos

No, cierto, Shaygo me hacía cazar con algo de estilo, pero el hambre es el hambre y esto es Berlín.

Es sencillo, te acercas a uno de estos tipos, preferiblemente que esté solo, le seduces y luego le llevas a "un sitio discreto". Allí le das la sorpresa, y luego yo voy a terminar esa sorpresa. Luego, lo dejamos en la calle, como un borracho más, y listo. Mañana sólo notará la cabeza pesada y un malestar general, como si hubiera cogido una buena borrachera.

Asentí a Sergey. ¿Sería una trampa? Elegir un hombre que quisiera venirse conmigo para cenar. ¿Por qué no elegía él una mujer?

Al echar el vistazo a la sala comprendía el porqué de la respuesta. Un hombre sería más fácil de camelar.

Le asentí, queda, como si no tuviera prisa o como si no importara el resultado. Sentía que al sacarlo al callejón este tipo estaría tras ella.

Caminé segura abriendome paso entre la marea humana pestilente. Metí las manos en mi bolsillo y alcé la mirada del suelo cubierto de cascos rotos y churretones de alcohol. Necesitaba ser segura.

- Hola - dije a un tipo que me pareció indicado

Por el rabillo del ojo, observaba a Sergey

Sigo a Salma con la mirada, asegurándome que no tenga problemas, que no haya nadie que la esté investigando o que nadie la haga tener problemas.

La conversación fluía de manera lejana por momentos, mucho a causa de la frialdad del brujah. La idea propuesta por el vástago parecía sensata y segura. Salma decidiría finalmente si apegarse al plan o no.

Finalmente dio sus primeros pasos, dirigiéndose a un hombre joven, medianamente apuesto pero con signos de haberla pasado de fiesta en fiesta por lo menos las 3 últimas noches. Sus ojos café te observaron de pies a cabeza, como quien mira la culminación de un plan maestro. Sus finos pero dibujados labios se curvaron en una sonrisa que resultó fresca y muy viva.

El resto de sus amigos, observaba la escena cuchicheando y haciendo bromas privadas. Luego bebieron sus vasos llenos de aquel líquido obnuvilante que expandía y encogía los sentidos, pero que por sobretodas las cosas les daba esa sensación de falso poder que los hacía sentirse invencibles.

Pero ambos sabían que eran tan mortales y frágiles como un suave estornudo.

Sergey pudo percibir el gesto de conquista del sujeto, miró alrededor de Salma tratando de anteponerse a problemas. Pero todo parecía tranquilo, claro, entrecomillas... las jóvenes saltaban por doquier al compás de la música, los muchachos bebían y fumaban cigarrillos de contrabando. Había uno que otro bravucón por ahí, pero nada de que preocuparse. Los mismos excesos de siempre, solo que en otras circunstancias.

- ¡Hola! -respondió el mortal a la cainita- Viktor... -gritó identificándose tratando de sobrepasar el sonido de la música y extendiendo la mano- ¿bailas? -dijo invitándote con un ademán de la cabeza hacia el centro del lugar.

De pronto Sergey, sintió la mirada de otro vástago sobre él. A los pocos segundos, este rehuyó la mirada y se había marchado entre la multitud. Todo marchaba según tu propuesta.

Sergey mira al otro vástago un momento. Bueno, estamos en una zona de caza. Pero... ¿y si fueran los que busca? En fin, ahora no puedo hacer nada... mejor sigamos vigilando a la niña...

El muchacho era bien atractivo. Seguramente su sangre estaba sana. Perfecto. Lo bueno de los humanos hombres, es que suelen picar en estas cosas.

Me acerco a él mientras muevo los hombros y las caderas. Tengo que recordarme parpadear de vez en cuando

- Hola - le digo agradable, pero mirando a su cuello - Salma... - contesto - Bonito sitio ...

Que ingeniosa. Así iba a conseguir una mierda. Quizás debería bajar un poco el escote de la camiseta. ¿Se hace asi?

El príncipe se dio media vuelta dejando que Ellison terminara las palabras que acababa de pronunciar hace poco. Cuando hubo un incómodo silencio Wilhem observó de pronto la puerta como si dudara de algo pero luego su rostro se relajó y volvió a darles la espalda.

- Bien, lo dejamos en tus manos Jarl -anunció la misma voz magnética de siempre- eres libre de marchar.

Tras ello Ellison te hizo un ademán de que salieras de la habitación.

Al salir mientras quedas pensando en todo lo que te han dicho, un rostro familiar se encuentra apoyado contra la pared de brazos cruzados.

Su melena ondulada y alborotada te recuerdan a un león.

Es Helena.

El muchacho te echó de repente una mirada extrañada, sus labios se juntaron un segundo como si intentara silbar pero no era eso lo que quería hacer. Era mas bien un gesto de sorpresa o de que no podía creer algo.

- Ahm... - fue lo que empezó a salir de su garganta, cuando su mirada se fue a la manada de humanos que lo miraban absorto. Tu desenvolvimiento no había sido el mejor, pero la presión social te estaba echando un poco la mano- relájate, pareces tensa. -te dijo empezando a moverse al compás de la música y luego pasandote una de sus manos por el hombro. - ¿Quieres beber algo Salma? -dijo señalando el bar. Te sonrió al principio con duda pero ya luego con soltura al ver que lo mirabas con intensidad. - Sirven los mejores tragos de contrabando de berlín, te lo juro... -tomó una de tus manos y te haló mientras empezaba a avanzar entre la multitud hacia el bartender.

Una mujer que bailaba, humana miraba a Sergey de reojo. Pero cuando el la miraba de vuelta, ella volvia la mirada hacia cualquier otro lado.

Las palabras aun resonaban en la mente de Jarl, dandole vueltas a todo, procesando la informacion para meditar la mejor forma de que le fuera útil, y en consonancia actuar acorde a ella.

Se detuvo al comprobar que Helena estaba justo a la salida del despacho, apoyada junto a la pared. Se preguntó si habia estado cotilleando afinando el oido la conversacón que habia tenido lugar en el interior. Le sonrio a modo de saludo mientras se relajaba quitándole hierro a la idea.

- Hola Helena. ¿Ya no disfrutas de la compañia de tu antiguo? Hechó un vistazo a la sala, para ver si los vastagos con los que habia llegado al salon aun se encontraban alli´.

Hice la mueca de una sonrisa. Jarl era de pocas palabras pero cortés, no se lo podía negar. Tenía su encanto el nosferatu.

Sigo su mirada hacia el mueble donde nos habíamos sentado.

- Ha de estar por ahí buscando nuevas formas de torturarme –levanté los hombros declarando un gesto de derrota. Avancé hacia él como lo hace un gato, de manera ágil y en silencio, lo miré de cerca aunque no tanto como para invadirlo-  Ya se fueron, cariño, aunque se a dónde –dije en respuesta a su búsqueda. Los Malkavian también sabíamos nuestras cositas.- La verdad es que yo también quería marcharme, pero fui halada por mi curiosidad- las comisuras de mis labios se elevaron mientras pegaba mi vista sobre el nosferatu y le sonreí de manera coqueta, aunque al instante me cubrí de seriedad. - ¿Sucedió algo interesante? –inquirí mirándolo a los ojos con una expresión de absoluta calma.

Llevé a un lado mi ondulada cabellera mientras no le perdía la atención. Incliné mi cabeza de modo oblicuo como si me estuviera preguntando algo, como si mi lengua estuviese a punto de pronunciar un secreto. Abrí los labios para hablar pero los detuve al cabo de unos segundos.

¡Oh vaya! Me tiene.

No es cierto.

- ¿Quieres que los busquemos? Por ti soy capaz de internarme en las inseguras calles de Berlín, solo para que borres esa expresión que traes en el rostro. –le vuelvo a sonreír, mis mejillas se alzan al máximo, mis ojos lo miran expectantes.

¡Oh rayos! Me tiene.

No es cierto.

Miro a la mujer. Salma parece que va bien, pero... quizá sería mejor intentarlo yo por mi cuenta? hum... na, mejor no, prefiero esperar... nunca se me ha dado bien la seducción... ni siquiera con los borrachos...