Partida Rol por web

La plaza estaba plagada de figuras jóvenes, mortales deambulando a hurtadillas para alzarse sobre la noche en un desenfreno de vida y pasiones. Andaban furtivamente en búsqueda de fiestas y clubes fuera de los ojos de la ley. Algún sótano en donde el olor rancio mezclado con humo de cigarrillo y cerveza derramada, iban provocando espíritus rebeldes, enraizádolos como hojas atrapadas en los vientos de otoño.

Sobre la noche se erguía el impotente ayuntamiento rojo, localizado en Rathausstrabe en el distrito de Mitte. La siniestra edificación se elevaba sobre la tierra, palmo a palmo hecha del más resistente ladrillo rojo fabricado en los sesenta.

Ni siquiera el bombardeo aliado durante la segunda guerra había logrado derribarlo.

Aunque cada uno marchaba por diferentes motivos, los pasos de errantes que se iban reconociendo los rostros, avanzaban hacia el interior del elíseo de turno del "Puño de hierro".  Y es que no había muchos forasteros deambulando en Ostberlin, al menos todos se conocían de vista o de oídas, eso era algo de lo que se había encargado el príncipe.

Iba vestida de rojo, tan rojo como mis propias pasiones y fuero interno. Ceñí un grueso abrigo sobre mi cuerpo y los tacones de mis botas negras repiqueteaban sobre el asfalto, mientras con la mirada me deleitaba con los mortales y su espíritu de vida. 

Eso era algo que amaba.

Cuando presencié la imponente edificación, la encontré digna de quien a estas horas andaba sentado sobre su principado. 

Crucé la plaza hasta llegar a la estatua de Poseidón.

"Ni a los lestrigones ni a los cíclopes

ni al salvaje Poseidón encontrarás,

si no los llevas dentro de tu alma,

si no es tu alma quien ante ti los levanta".

Recité en voz alta.

En aquel momento me di cuenta de que no estaba sola. Di media vuelta para ver la fuente de mis sospechas.

- Buenas noches- pronuncié con suavidad.

Llegué al Eliseo y pensaba que sería una total perdida de tiempo con mis botas, mis vaqueros, mi camiseta ajustada negra y mi chaqueta de cuero. Una chica vestida de rojo llamó mi atención y una sonrisa se dibuja en mi rostro, buenas noches, ya creía yo que esta noche solo sería una noche mas pero me sorprende con una grata sorpresa y una mejor acompañante.

Sus pasos atravesaban Schloßplatz con decisión y curiosidad, acompañado por dos hombres trajeados que guardan las distancias. La voz de la hermosa Rafaella frenaba sus pasos para admirar la fuente junto a la compañía de Sorin. Su porte se refugiaba en un delicado sombrero y una gabardina de fibras de lana virgen. Ah, la fuente del palacio, comentó con nostalgia utilizando su anticuado apodo. Han hecho un gran trabajo, casi parece no haber sucumbido a la “batalla de Berlín”. Buenas noches. Saludó finalmente con delicadeza y dedicando una sonrisa a la mujer carmesí. Se acercó con sutileza a su oído para susurrarle, bellas palabras al dios de los mares, aunque al parecer su autor se inspiró en el romano, se trata de Neptuno. Le ofreció su brazo con elegancia y dedicó una infantil mirada a Sorin, con vuestro permiso. Solicitando así la compañía de la dama para continuar su marcha hasta la cita que les esperaba en el Ayuntamiento rojo.

Saco un cigarro y lo enciendo mientras observo detenidamente a Rafaella a los ojos que su belleza no hacia justicia a las palabras de Sebastian, ya pensaba yo que exageraba como es costumbre en el con respecto a la belleza femenina.

Cuando escucho la voz de Sorin, le sonrío. El Brujah puede parecer tonto, pero siempre ha resultado un buen aliado y he oído buenas recomendaciones de él a través de otros.

- Pero el gusto es mío Sorin -respondí con una voz suave- es bueno contar con una compañía que resultará disuasora para cualquiera que trate de fastidiarme. Pero, ¿Porque vienes esta noche? No pasa nada especial que sepa. -mis ojos juguetones miraron los del Brujah. No había muchos de su clan en este lado de Berlín.

Cuando estuve por añadir más un exquisito olor a perfume invadió mis fosas nasales. A él si que lo había visto antes, como no saber que era Leon... Ventrue. El clan más numeroso y poderoso de Oriente.

- Sr. Lowe ¡Que encantador toparme con usted esta noche! -mis ojos se fijan en los dos guardaespaldas que lo acompañan. Ghouls con seguridad. - No se a quien se refirió el autor, pero me inspiró esas palabras en cuanto lo vi la primera vez y hasta ahora.-Cuando me ofrece su brazo, no dudo en tomarlo al instante. Pero me mantuve atenta, por si a Sorin se le ocurría responderle. Aunque con la presencia de Leon seguramente se mostrara menos predispuesto.

Respondo a Rafaella con una gran sonrisa sin perder de vista su mirada, normalmente no soy muy aficionado a este tipo de reuniones pero tenia la curiosidad de conocer personalmente la belleza de la que tanto y tan bien me han hablado y para ser sincero  mintió mi amigo porque se quedo corto.  Tras mis palabras y mientras Leon y Rafaella entran me quedo algunos segundos pensativo, tras reflexionar esos segundos entro armándome de paciencia porque voy a tener que escuchar a un montón de políticos aburridos hablar, hablar y mas hablar sin llegar a ningún sitio.

Una leve y simpática carcajada fue la repuesta de Leon a las palabras de la hermosa toreador, de alguna forma debía estar bromeando. No obstante admiraba como la impresión de una bella obra permanecía intacta en su interior, interesante herencia en su linaje, mientras que para el resto de criaturas, la costumbre la iba devorando. Por favor, el placer es todo mío, no imagino mejor compañía para digerir los mismos discursos de siempre. No es así por suerte con vuestra presencia. Acercándose en al umbral de la puerta, recogió su sombrero con su otra mano y ordenó mediante un gesto a sus hombres que esperasen fuera. La verdad, estoy intrigado, siento gran curiosidad por qué desvelará este evento. Antes de recibir respuesta deslizó un sutil comentario a Sorin, aún molesto por haberle ignorado. Seguro que nuestro amigo ya se está arrepintiendo de venir, si no fuera por usted. La misma carcajada que arrancaba la marcha daba paso al interior del edificio.

Mientras entro respondo al comentario de Leon muy seguro de mi mismo, nunca me arrepiento de lo que hago y no será esta noche la primera aunque agradezco que te intereses tanto por mi entretenimiento....

- Los pájaros cantan como pueden, pero finalmente cuando llega el depredador saben que tienen que retirarse.

La figura de una estatura media y delgada llevaba un cabello ensortijado y rojizo, estaba vestido con unos vaqueros azul oscuro y un polo de AC/DC, sus botas desgastadas se plantaban poderosas sobre el asfalto. Su rostro estaba cubierto por una sonrisa que invitaba al desafío.

Sorin, lo reconoció al instante. Era Stefan Rutigar, el primogen Brujah de la ciudad, si contaba a su Sire eso convertía al clan en un total de 4 miembros. No eran muchos, pero eran los suficientes para mantener las cosas en su lugar. 

- Mi noche se ha animado en cuanto te he visto Rafaella, ciertamente eres como una delicia que quisiera tener a mi lado esta noche. No creo que a ninguno de los caballeros le interese seguirnos. - una mirada de advertencia cayó como una piedra sobre Sorin, Leon y un extraño que de pronto se asomó cerca.

El extraño pudo observar la escena con detenimiento, cerca de una gran pileta erigida en honor al rey de los mares, se encontraba una mujer sumamente hermosa del brazo de alguien que se encontraba impolutamente vestido en un traje que a luces se notaba como costoso. Al lado, una figura alta y robusta, medía al hombre pelirrojo que acababa de hablar.

Stefan deja que decida Rafaella quien desea que le acompañe esta noche, igual desea alguien mas agradable..... Clavo mi mirada en la de la preciosa Rafaella invitándola a que me acompañe. Tu decides....

Estaba pensando que la noche iba a ser amena, de hecho la compañía de Leon y Sorin era aceptada de buena gana. Me aseguraba una buena conversación a lo largo de la noche.

- Bueno, parece que Sorin tiene también su propio encanto. De hecho, tengo una muy buena fuente que lo certifica. Eso mismo, aunque hay que arrepentirse por muchas cosas en esta vida, tampoco podemos detenernos todo el tiempo en mirar atrás. -me gusta el perfume de Leon, pero no debo distraerme del verdadero motivo por el cual he venido esta noche.

Cuando estaba por hablar, apareció la figura del Primogen Brujah. Stefan era conocido por su galantería con las mujeres, me pareció simpática la forma de abordarme pero no soy estúpida y entiendo lo que implica. Estoy entre la espada en la pared. 

Desairar a dos vástagos o a un Primogen. Menudo lío.

- Podemos ir todos juntos, no me gustaría dejar a mis dos acompañantes. Han sido especialmente caballerosos conmigo y no es mi deseo desairarlos de esa forma. -sonreí, con mi mejor sonrisa.

En absoluto... respondió entre líneas a Sorin con su mejor sonrisa, dejando la respuesta diplomática para la Toreador, pues en estos casos la diplomacia se medía por la talla.

Para entonces apareció en escena otro representante Brujah saltándose el más básico de los protocolos sociales, el saludo, demostrando además un comportamiento degenerado por el orgullo, cosas que por otro lado no le sorprendían para nada. Con un poco de suerte incluso llegarían a las manos, en un alarde de hombría y madurez propia de un neonato.

Espero paciente la respuesta de la dama, situada en tan compleja decisión que nadie podría reprocharle nada, motivo por el cual la satisfacción del sutil rechazo le animó a mantener su posición. Oh, buenas noches Stefan, acentuó con sarcasmo para remarcar su falta, a lo que continuó tras interrumpir su expresión de diversión. Quizás deberías haber valorado por qué iba a interesarle a una dama seguiros tras esas palabras. A lo mejor prefieran disfrutar del hermoso canto de los pájaros en lugar de los rugidos de un... depredador. Utilizó sus mismas palabras para ensalzar el comportamiento de los Brujahs y evitar así una sencilla réplica. Vais a conseguir espantar a tan exquisita compañía con tan hostil actitud. Disfrutemos de esta velada como dulces pajaritos, en vez de granzar como llanos buitres carentes de... interés. Concluyó rectificando su última palabra, que hubiera sido modales, por una menos ofensiva, aunque más peligrosa en esa conversación.

Regresó su atención para la Rafaella, con el fin de aliviarle con elegancia la tensión que le habían provocado. Aunque bueno, ya se sabe que al final la chica guapa siempre se queda con el motero rebelde, ¿verdad? Haciéndole partícipe de una sutil referencia a las películas americanas que comenzaban a invadir el ocio de la burguesía alemana. Nuevamente una leve carcajada quedaba como conclusión a las inocentes burlas de las que tanto disfrutaba. Vaya, se hace tarde, qué os parece trasladar nuestro canto a la pajarería, no puedo permitirme el retraso.  Invitando así con gran educación que los vástagos se adentrasen en el Eliseo.

Odiaba todo la parafernalia diplomática pero me guste  no no puedo permitirme en estos momentos perder en control dentro del Eliseo con Stefan porque como bien me dijeron hace poco prefería no perder la cabeza. Rafaella cuando termine la reunión me gustaría disponer de un poco de su tiempo...si no le importa claro, comento divertido guiñándole el ojo mientras me dispongo acompañar a mis nuevos compañeros de reunión....

Otro nido de ratas al que era convocado. No había entrado que ya tenia ganas de irse a la mierda. Escuchó a los pomposos hablar mientras se acercaba a la entrada del Eliseo mas no les presto atención en su disputa por la compañía femenina. Tanta charlatanería le daba asco, hablando de depredadores y de pájaros cuando ninguno de ellos sabia realmente de lo que estaban hablando. Su pulcritud les delataba, seguramente saldrían llorando a sus papis de rompérseles una simple uña.

El sueco, con ambas manos en los bolsillos del vaquero que traía puesto, caminó entre los interlocutores como si no hubieran estado allí presentes, esperando que todo termine pronto. 

Su musculosa dejaban ver ambos tatuajes en su cuerpo. El de clan y el lobo. 

El brujah pareció dudar ante la intervención de Sorin, sus palabras le habían llegado de algun forma y se lo estaba tomando bien, hasta que las palabras de Leon alcanzaron sus oídos.

La mirada de Stefan se clavó como una peligrosa garra en el ventrue. La bestia asomó de pronto sobre sus ojos, Sorin podía verla claramente, porque el mismo sufría esa maldición. - ¿Te crees listillo, no quien seas? Porque no tengo idea de quien diantres eres. Vamos a la jaula de los canarios pues... Todos juntos... -le lanzó una última mirada de advertencia.

- Sorin, camina conmigo -dio un tirón de la cabeza para llamarlo- tienes madera para...

Su mirada se centró en un punto del lugar... había algo más allí. Y ese era Senka.

- Vamos. Y tú también, jamás te había visto antes, asi que vienes con nosotros.

Andaron a través de la fría noche y terminaron de cruzar la plaza. Los ánimos estaban ligeramente exaltados a causa de la repentina llegada del Primogen Brujah. Pero no había sido nada que Leon Lowe, no hubiera podido dominar. Sorin, caminó junto a Stephan durante el corto camino de ingreso al ayuntamiento.

El hall era amplio y se encontraba perfectamente pulido y era casi imposible no verse reflejado en el.

El lugar estaba lleno de algunos vástagos, ghouls y ganado que conversaban amenamente deleitándose tanto con comida, como con espectáculos y música.

De pronto una mujer ingresa al hall, lleva las ropas rotas, la piel desgarrada y está salpicada de sangre.

Sus ojos asustados miraron a Sorin y Senka- He perdido a James...- agachó la cabeza derrotada. Su entrada había fastiado a muchos y seguramente el puño de hierro, no se lo tomaría nada bien. Fue rápidamente escoltada por una puerta falsa.

James, era un ancillae, un vástago maduro. Senka y Sorin lo conocían mejor, era un toreador pero sobretodo era un botánico familiarizado con plantas extintas y un excelente compañero de juegos de cartas.

Leon por otro lado, sabía que James era un conocido proveedor de ingredientes para los tremere. Lo sabía porque muchas veces había actuado de intermediario entre el vástago y algunos miembros de los usurpadores.

Tan pronto como la mujer es retirada, las cosas vuelven a serenarse. Y la gente, baila, canta, rie.

No ha pasado nada.

Por un instante creía que Stefan perdería el control pero por suerte no lo hizo, asiento y sonrío cuando me llama Stefan puesto que no dejaba de ser el Primogen Brujah.

Me sorprende realmente la noticia que traen sobre James miro a Senka por un momento y vuelvo a centrar mi atención sobre la mujer que ha traído la noticia. Una vez vuelve todo a la normalidad miro a Stefan con una sonrisa, si me disculpas me gustaría sacar a bailar a una dama. Tras disculparme me acerco a Rafaella clavando mi mirada en la suya y sin perder en ningún momento la sonrisa tendiéndole mi mano, ¿quieres bailar conmigo?, sería todo un honor para mi.