Partida Rol por web

Lucian miro hacia atrás por unos instantes hasta que se percato que aquel comentario había sido para él – Lo siento, intentaba pasar cuando bloquearon el camino – no hubo gesto algún en su rostro pero si una de sus manos fue a dar al bolsillo – Podría pasar? O hay algún inconveniente con aquella mujer – Dijo refiriéndose a la que estaba ensangrentada. Dicho esto dio unos pasos para atrás observando al hombre y luego a Rafaella, no hubo palabras para con ella no eran necesarias puesto que todo había terminado bien por lo menos para el lado masculino.

Los gestos de Rafaella de pronto mostraron cierta incomodidad. Aunque le hubiera gustado propinarle un escarmiento al rubio fornido de cabello largo, pero habia salvajismos que no tenian remedio.

- Puede ser que hable, pero a veces las respuestas se te estampan en las nariz. Un poco vulgar, debo decir. - no pronunció más pero tiró del brazo de Leon- Será mejor que hables tú, a mi no se me antoja. 

Asintió complaciente a la respuesta de Senka, no había cosa que más deseara que seguir jugando, era algo que había dejado bien claro. Y para ello no tuvo más que acompañar la sensualidad que la encantadora Rafaella le otorgaba, aunque consciente la dificultad de estar a su altura. Sin llegar a decepcionarle, su reacción fue insípida, por lo que decidió obviar su atención. No así para dos personas que no había tenido gusto de saludar esa noche, reclamando su atención como una prioridad que no podía dejar de lado, aún comprometiendo la esperada información que habían de compartir.
Sonrió tras la intervención de la hermosa Toreador, aprovechando su permiso para tomar la iniciativa y hacerse protagonista. Francamente comprensible, no merece complacencia tal ausencia de respeto. En un giro inesperado, arrancó su pendiente presentación. Disculpad caballeros, mi nombre es Leon, de la casa de los Lowe. Su mano se dirigió tranquila hacia el apuesto pelirrojo para estrecharla con firmeza. Señor Diógenes, extienda por favor sus palabras a mi persona. Su mano una vez liberada se deslizó con suavidad para indicar a Rafaella como referencia de aquella frase. No dejó lugar ni pausa para que alguien pudiese arrebatarle la palabra, seguidamente su mano se extendió al recién llegado. Señor Lucian, no se imagina cuánto me alegra su presencia en tan poco amigable encuentro. Justo nos embarcábamos en su busca, supongo que  conocerá ya los recientes acontecimientos, el desafortunado destino de James… y como su aprendiz, hemos de hablar en privado si es tan amable. La cordialidad era la máxima en su expresión y los gestos que le acompañaban, sin duda sus esfuerzos estaban volcados en hacer justicia a sus encantos.

Le di una miradita a Senka y halé a la mujer del brazo con mucho cuidado. Después de todo seguíamos en ese papel de poli bueno-poli malo.

- Estaba esperando que acabaran con su charla de té-respondí burlonamente mirando a la toreador y al ventrue. Que malos gustos los de Rafaella.

Miré al idiota que acababa de aparecer.

- ¿Quien te está agarrando para que no pases? Lo que le pase a esta mujer no es de tu incumbencia enclenque... -respondí azorado por la escenita del ventrue y de la toreador.

La atención se centraba ahora en el recién aparecido a quién Leon había identificado como el aprendiz del vástago a quien habían perdido el rastro.

¿Sería posible eso?

Rafaella miraba con creciente molestia al recién aparecido.

- Lo lamento, no puedo seguir acompañándolos. Me retiro con mi clan- inclinó la cabeza y empezó a marchar, de hablarle alguien seguro no obtendría muchas respuestas. Rafaella era una mujer orgullosa, lo suficiente para no volver la mirada hacia el pasado.

La conversación por otro lado, había dado alguna pista de lo que se trataba al escueto y tosco Senka. ¿Tendría acaso algo que ver con lo que vió aquella noche con Daryl?

Sorin, soltó levemente el brazo de Monique, de ser ciertas las palabras del ventrue ¿podía acaso ser que el reciente desconocido supiera algo? 

Diógenes percibió en el ambiente una extraña encrucijada incómoda para algunos de los presentes, pero de lo que estabas seguro era que, haciendo los movimientos adecuados, podrías sacar el suficiente provecho. 

Eran como dos bandos opuestos, como aquellas imaginativas novelas basadas en los western de los yankee y las pavadas que pasaban por la televisión en algunas noches en que se quedaban un tiempo más cenando de mortales. La música pareció apagarse poco a poco hasta no ser escuchada, mientras sus miradas buscaban algún punto de debilidad entre aquellos a los que miraban.

...Silencio...

Un pensamiento irónico invadió la mente de Lucian, desde el punto de vista de alguien que viene a buscar algo puntual y entonces de pronto, sin el mayor aviso, se ve buscado.

Y todo se había originado por...

La mirada de la mujer rehuyó la de todos.

Haló su brazo para soltarse de Sorin.

- Yo, los llev... llevaré, vamos... -hizo el ademán de avanzar hacia la puerta, sus pasos primero dubitativos empezaron a ganar seguridad mientras la puerta poco a poco se acercaba.

...Libertad...

La mano de Leon siguió la estela de Rafaella, su boca quiso detenerla, pero a los pocos pasos recordó aquello que discutieron con anterioridad, por lo que simplemente abortó su intento desplomando su expresión sobre el resto de los presentes. Qué os había dicho, al final habéis conseguido espantarla, qué poco tacto, por favor. Su reproche duró menos de lo esperado y su tono cambió drásticamente a su habitual amabilidad. Bueno caballeros, qué os parece si trasladamos este encuentro a un lugar en el que podamos resolver tan delicado contratiempo, su brazo acercó a su mirada un lujoso reloj brillante que ni siquiera su traje era capaz de ocultar, a poder ser antes de que amanezca, para muchos nos será complicado avanzar entonces. Con un leve gesto de su mano, un asistente se acercó para ofrecerle su abrigo, consiguiendo que pudiera colocárselo al mínimo esfuerzo.

Me jire en torno a Leon y Rafallea, sus aires no me resultaban sofisticados ni nada por el estilo. Al contrario, eran pedantes y simples conocedores de mentiras. 

- Sea lo que sea que tengan para decir, diganlo en el camino. Esta mujer presencio un asesinato y mas aun en MI territorio. - Hice una pausa caminando hacia Leon, casi pegando nuestros rostros. - Asi que si ya terminaron de decir estupideces y andarse divagando con asuntos de mierda, los molesto a que me acompañen, lo tome fuertemente de su hombro. Te gustan mi "tacto" ahora? - Enfatice la palabra.

Clave la mirada en el Ventrue, increpandolo. 

Me aleje, siguiendo a Monique. Esa mujer tenia algo que no me agradaba. Su silencio me incomodaba, pero lo que mas me comia la cabeza era si las personas de las que hablaba eran precisamente quienes me habia encontrado yo? dejandome nada mas que dudas.

Lucian quedo pensativo ante las palabras de Leon, su rostro cambia algo de paz mezclado con la incertidumbre del porque de aquellas palabras, luego los demás comenzaron a formular frases con alguna conexión en especial Sorin, negó con la cabeza al notar que este Gangrel era algo más que territorial. Volvió a Leon y solo asintió en completo silencio, en su cabeza las cosas sucedían de forma rápida y poco atractivas pero sabía que la lengua viperina había esparcido un estúpido rumor cual arpía. Espero que todos se movieran para ingresar a este grupo el cual parecía que tenía algo entre manos y sin dudarlo era más que importante.

Al haber llegado mas tarde, no sabia con exactitud el alcance del tema que se discutía... asi que era un buen momento para empezar a formar parte de ello.

Antes de que salieran Senka y Monique, me acerqué a él.

Señor Senka, déjeme prestarle mis servicios en éste asunto. Si bien he notado que es a usted al que mas le afecta todo ésto, no veo otra mejor manera para causarle una grata impresión.

Siempre he disfrutado al averiguar cosas, algo innato en el mundo de la investigación. Creo que si acepta mi colaboración, todos podremos sacar provecho de la situación. Por otro lado soy demasiado nuevo para formar parte de la pompa aristocrática, y algo de trabajo de campo me ayudará a mantenerme centrado.

La sonrisa del vástago se acentúo cuando Senka se acercó con la intención de intimidarle, pero lejos de conseguirlo, por el contrario le brindó la oportunidad de devolverle su anterior deferencia. Apartó la mano del Gangrel de su hombro con brusquedad para responderle manteniendo su agradable tono de voz, sin titubear. ¿Y a ti quién te está hablando? Niño feo, sigue gruñendo… y procura no molestar a los mayores, es una falta de respeto. Antes de continuar procuró sentenciar con la suficiente seriedad como para que en esta ocasión no se le ocurriera sobreexceder la confianza del Ventrue. Y no es un consejo. Siguió entonces los pasos del grupo tras la chica que parecía estar dispuesta a proporcionar cierta información, guiando a su vez con su mano a Lucian, quién había preferido mantener por el momento la boca cerrada, algo que no parecía agradarle a tan elocuente cainita.

Discusiones, pláticas, marchas.

La situación se ponía tensa alrededor del variopinto conjunto de vástagos que habían formado delante de la puerta del elíseo. Todos habían decidido permanecer en silencio sin mostrar todas sus cartas. En su distracción por contestarle al Ventrue, cuando Senka alzo la vista para seguirla y empezo a caminar, se dio cuenta que la mujer estaba a bastantes metros de distancia y apurando inclusive mas el paso de manera que parecía sobrenatural.

El brujah apareció de pronto, por una puerta lateral, estaba azorado y traia la misma cara de pocos amigos multiplicada por cien.

- ¡¿En donde está esa bastarda?! -exhortó buscandola con la mirada- Traiganla y siganme, vamos a ver al Príncipe. -sonrió con maldad- ¿o es que pensaban ir a occidente sin más? -metio las manos a los bolsillos y dio media vuelta- Andando, no es buena idea hacer esperar a su Majestad. Ustedes tambien chiquillos- dijo mirando a Diogenes y a Lucian.

En la entrada en el suelo, una hoja verde ensangrentada había caído en la acera. Y la acera alrededor se había tornado de un tono marrón oscuro, una sensación de corriente de aire frío los invadió a todos de pronto.

Monique se volvió y pareció pronunciar algo con los labios que fue imposible de leer a causa de la distancia, el suelo pareció burbujear.

Se arropó y apuró más el paso.

Su curiosidad fue a parar a la imagen de aquella hoja ensangrentada, un detalle que difícilmente se trataba de una coincidencia. Motivo por el que alzó la voz para convocarla de nuevo al umbral del Eliseo, era importante no hacer esperar en vano al Príncipe. ¡Señorita Monique, espere! ¿Sería usted tan amable de regresar? Su brazo oscilaba llamando su atención, pero no ofreció mayores explicaciones. Dudaba que fuera a hacerle caso, pero para Leon siempre primaba la prudencia.

Que sucedía, que estaba pasando realmente en aquel lugar? Las preguntas parecían abordarle por completo y aun con esa rabia guardada en su interior mantenía la postura acostumbrada. Observo la situación y dio un par de pasos hacia atrás del grupo, aun tenía que saber los porque, aun consideraba a esa persona algo arraigada pese a que ciertas cosas no funcionaran como había pensado.

Era lamentable como alguien retorciéndose dentro podía divulgar tanta mierda, pero quien no lo hizo nunca? Debería tirar la primera piedra, aguardo en silencio pero no saco la mirada de Leon en ningún momento.

Te percataste de que la hoja era ovalada. No era una hoja común, pero tampoco lograbas identificar que era. Para ello era necesario quizás marchar a un laboratorio. Y habia algo mas que no te encajaba... el uso de sangre y el cambio de color de la hoja.

Algo no estaba bien. Y había que encontrar un modo de levantarla sin tocarla.

Quizás hubiera alguien en el grupo que pudiera tener algunas respuestas... de repente el pelirrojo que era un brujo. 

La calmada y mistica voz varonil de Leon hizo eco en la mente de la mujer. De pronto, esta sintió una vehemente necesidad de volver. 

Giro sobre sus talones, su rostro luchaba por marchar su camino y alejarse de sus perseguidores. Alejarse de quienes querian hacerle daño. En su rostro se podia ver la pugna interna de su voluntad. Una que terminó sucumbiendo ante el Ventrue.

La mujer giró sobre sus talones y empezó a caminar a paso rápido, sintiendo esa necesidad vehemente de volver y complacer a aquel sujeto maravilloso de cabello castaño.

Se detiene frente a la hoja caída y murmura otra cosa ininteligible, y solo despues de eso se acerca y se toma de la mano de Leon.

Lucian camino acercandose aquella hoja, la observo muy por encima pero luego se detuvo sobre la sangre que alli se encontraba, su mano derecha paso sobre sus labios hasta terminar en la barbilla. De que se trataba todo esto, demasiadas cosas en un corto periodo de tiempo quizas le confundieron seriamente pero ahora parecia estar intentando ver algo mas.

Al ver lo que estaba pando en el suelo, mi instinto me llevo a prepararme para defenderme cuando el efecto atontante del ventrue hizo efecto, evitandome la molestia.

Los murmullos inteligibles de la mujer pueden llegar a ser algo util o no. Pero tampoco conviene dejar escapar la oportunidad...

Su mano atendió la llegada de Monique con buen porte, satisfecho con su correspondida amabilidad. Sus sospechas se confirmaban cuando su invitada murmuraba con naturalidad a la extraña hoja, quizás había evitado un mal mayor que arriesgarse a tomar una delicada decisión a las puertas del Eliseo. Le agradezco enormemente de antemano su comprensión y lamento de verás tanta confusión, supongo que ya está al tanto que mis camaradas son arto impulsivos en estas situaciones. Su innecesaria simpatía sólo servía para mantener vivo el sentimiento generado de forma agradable, mientras tornaba su sonrisa hacia el aludido primogénito. Y bien, ¿dónde trasladaremos esta improvisada reunión? He de reconocer que cada vez estoy más interesado en escuchar los detalles de esta historia. Fue entonces cuando reparó que debía responder a la intensa mirada de Lucian, retirando de su rostro cualquier alusión al disfrute. Con todos mis respetos, espero no me malinterprete. Ya sólo quedaba entrar junto a Monique al magno edificio para conocer su destino.