Partida Rol por web

Le sorprendió gratamente la disposición de la criatura a obedecer, aunque su mirada y sus ideas le hizo comprender una cosa: No era sólo la manifestación de su magia, sino también de su inconsciente, de sus deseos más ocultos; así que si Rabynya deseaba usar a su ama como una perra, su ama lo haría con ella. Hizo un gesto de dolor cuando mencionó a Dellanie, no iba a permitir que metiese a ella en todo esto. No, aquí sólo cabían las dos, era la mejor forma de complacer sus deseos, podía hacer lo que quisiese sin hacer daño a nadie, a fin de cuentas, aquel ser no era alguien, sino algo; y había cambiado de opinión, su mirada había por fin despertado lo que faltaba de su sadismo: Sí podía llegar a desarrollarse, asemejarse a una persona, ella la convertiría de nuevo en una herramienta, un simple objeto para cumplir sus deseos, fuesen los que fuesen -No se  si chillaría- Dijo con una cara entre alegría y furia -Pero acabas de cruzar la raya, me has amenazado, y lo vas a pagar caro- Se acercó a la cama, y sin ningún tipo de delicadeza, se lanzó sobre ella, apoyándose con las manos en sus hombros, haciendo que estuviese incómoda y además le costase moverse, haciendo lo mismo con las rodillas en sus muslos. La miró, sonriendo, y le dijo -Abre tu boca, ahora- Esperó a que obedeciera, y continuó- ¿Sabes que significa tu nombre? Esclava, tu nombre significa esclava. Tu propia definición ya implica tu simple condición- Entonces recogió saliva, y le escupió en su boca abierta- Tu estas aquí solo y exclusivamente para hacerme feliz, y si quieres jugar conmigo, contentate con la idea de que sales de mí, así que en parte tu estas haciéndote esto- Empezó a coger violentamente uno de sus pechos mientras con la otra mano le acariciaba la cara. Después de unos minutos así, se levantó de ella, y se quedó apoyada en la cama con las rodillas. -Ahora date la vuelta, ponte a cuatro patas- Dijo sonriendo, esta vez con una sonrisa sinceramente sádica, que asustarla a muchos hombres y mujeres bien entrenados. Se acercó por detrás, tumbando se ligeramente en su espalda, acercó su boca al oído y le susurró: -Vamos a averiguar si tú eres capaz de gritar como una perra- Y en ese momentó, tiró fuerte de su pelo con una mano mientras introducía sus dedos sin ninguna clase de delicadeza con la otra, en su vagina.

Se sintió atrapada con tus manos encima de sus hombros y inmovilizando también sus rodillas, así lo mostro porque se movió de lado a lado sin ningún éxito, mirándote algo incomoda y enfadada pero con la sonrisa en sus labios, obediente abrió la boca y acepto que escupieras en ella, la saliva se sentía como gelatina en su boca, podías notar como tenia todos los dientes y por lo general parecía ser una humana como otra cualquiera, al menos en ese ámbito. Trago el fruto de tu desprecio hacia ella mientras escuchaba como la habías bautizado. -Importa acaso el nombre?- Se rebelo Rabynya mirándote con intensidad, relamiéndose los labios mientras los abría mostrándote que no quedaba nada de tu saliva. - Mato, secuestro, mutilo, torturo...eso es lo que haré, me da igual lo que me hagas a mi o como me trates...no somos amigas.- Dictamino la criatura mostrando su lado malévolo y el pensamiento que tenia de ti. -Si yo soy tu esclava, tu solo eres el medio por el cual yo voy a poder saciarme de este mundo.

Su pecho sufrió por aquel agarre, era sensible a tus manos, quizás en las manos de otras no fuera tan sensible pero a las tuyas casi podías sentirla débil, quizás por el pacto de invocación. Cerro los ojos mostrando su molestia porque jugaras con su pecho mientras jadeaba. Entonces la ordenaste ponerse a cuatro patas, no tardo en obedecer y te mostro una vista muy bonita de sus nalgas, su anito y su vagina la cual estaba entreabierta por la posición en la que estaba, como pétalos de una flor que estuviera germinando. No se asustaba por ti, por ti no, porque los sentimientos golpeaban a Ranynya en su mente sabiendo tus intenciones en todo momento, la conexión que teníais era grande a la vez que el desprecio interno que os demostrabais, podiais ser invocadora y invocación pero para la contraria solo erais herramientas para su placer. -Kyaam...hmmm…-Sintió el tirón de su largo cabello a modo de correa mientras tus dedos entraban sin problemas en su caliente vagina, notabas como los fluidos empaparon rápidamente tus dedos como si en ese momento se hubiera calentado, sentías como te apretaba el interior de Ranyna y te era conocida, no era como la tuya pero sabias donde estaban las zonas de placer de la invocación por alguna extraña razón, la cual por supuesto soltó un gemido de placer por aquella penetración.

-Trato hecho- Dijo con una leve risa maquiavélica en su oído, y entonces terminó de echar su peso encima mientras le mordía la oreja, dejando que su saliva fluyese y la empapase. Cassandra en ese punto estaba realmente excitada, sus fluidos ya habían conseguido manchar su braguitas, pero apenas se dio cuenta, se movía guiada por puro instinto, por una necesidad primitiva de saciarse, y la única forma que tenía de aquello era abusar del ser que tenía debajo.

Se levantó entonces, y se quedó sentada en la zona baja de su espalda, como si de un caballo se tratase, mientras agarraba su pelo como las riendas, e introducía todos sus dedos dentro de su vagina, tirando y relajando la fuerza, y moviendo cada vez con más violencia sus manos. Entonces, harta de no sentirlo todo, soltó un momento su pelo para usar la mano y retirarse toda la ropa interior; dejando el sujetador en el suelo, pero sujetando las bragas. Entonces, se inclinó hacia delante agarró de nuevo fuertemente su pelo, hasta conseguir que su cabeza se inclinase hacia atrás, obligándola a mirarla, y le dijo: -Pero mirate, aquí gimiendo como una sucia. ¿No sabes que estamos en una biblioteca? Es de mala educación hacer ruido, parece que tendré que hacer algo al respecto.- Cogió entonces la ropa que estaba sujetando, se frontó la entrepierna, y luego con el ellas frotó y las introdujo dentro de Rabynya, y cuando estuvieron lo suficientemente empapadas, las sacó, las hizo una bola y se las acercó a la boca de la criatura. -Abre la boca, y dejáte esto hasta que te diga lo contrario- y sin casi sin esperar a que abriese la boca, se las metió violentamente. Acercó entonces la manó uqe había utilizado para masturbarla y se las restregó por la cara, mientras le decía -Espero que recuerdes este olor y ese sabor, pues cuando te ordene que mates y te nutras de este mundo, quiero que recuerdes que es gracias a momentos como estos. No eres más que mi juguete, todo lo demás vendrá después.- Volvió de nuevo a la parte baja de la espalda, usando la misma maniobra de pelo y vagina, pero esta vez movía sus caderas hacia delante y hacia atrás, estimulándose con su piel, y dejando su superficie brillante por sus líquidos. A pesar de lo que había dicho, ella sí que comenzó a gemir, esto no tenía nada que ver a tocarse sólo con la foto de una chica guapa, esto era real. Estuvo así bastante tiempo, hasta que las piernas se cansaron, y decidió pasar a algo más. Se bajó de Rabynya, y se tumbó a su lado, se señaló su propia entrepierna y le dijo- Tu has disfrutado bastante, venga, sácate eso de la boca y sirve a tu ama con la lengua.

Los movimientos, el como se movía Cassandra por el cuerpo de Brynya era de lo mas erótico, la usabas como una montura sexual, su vagina se abría junto con la presión de tus dedos pero la notabas estrecha, no podías entrar todos los dedos ni tampoco profundizar mucho, tampoco entrar la mano aun así era muy erótico el sentir como babeaba por ti. Abrió la boca obediente aceptando la tela de tus bragas de lo mas mojadas tanto por tus fluidos como por los suyos propios, notabas como Brynya estaba disfrutando por alguna razón, disfrutaba lo mismo que disfrutabas tu y se sometía a tus deseos, pero sus ojos, su mirada y su comportamiento daban a entender que no estaba sometida del todo, solo se dejaba hacer como su propietaria, tal vez para satisfacer esa sádica necesidad de controlar.

Su espalda, su rostro, su cabello, todo estaban brillantes gracias a los fluidos, en el mismo momento en que te cansaste, notaste como arqueaba un poco mientras se corría de placer en tus manos, empapandolas de mas antes de caer en la cama jadeando, con su voz de ultratumba, siniestra por un lado pero dulce mientras gemía de placer como cachorra herida. Te miro con tus bragas empapadas en los labios, por un momento brillaron sus ojos antes de escupir las bragas a un lado y acercarse a tu entrepierna, soltando un quejido de dolor por moverse ya que su vagina estaba muy dilatada por culpa de tus dedos y le molestaba el moverse. Se quedo mirándote antes de apoyar ambas manos en tus muslos, mirando tu vagina y sin pensarlo dos veces hundió la cabeza.

La lengua de Brynya era cálida, muy fina y suave por alguna razón, delicada y al pasar por tu vagina dejaba un rastro de saliva por donde pasaba. Sus dedos abrieron tus labios para que no ocultaras nada a la invocación mientras la lengua danzaba entre ellos, lamiendo y sorbiendo hasta darle una lamida a tu clítoris de forma circular antes de volver a la entrada de tu sexo. Sabia donde darte placer, sabia donde lamer, y el verla entre tus piernas quizás realzaba tu forma de ser dominante hacia ella, como suponiendo que no diría que no a nada de lo que le dijeras siempre y cuando fueras mentalmente mas fuerte que ella.

Ese momento podía ser fácilmente el mejor de toda su vida, en su mente sólo habia espacio para placer, y para absolutamente nada más. Gimió, gimió y gimió, cada vez más fuerte mientras Rabynya seguía estimulándola, sin importar el escándalo que estuviese haciendo, sin importar que nadie le escuchase, lo único que importaba era seguir así por siempre, aunque Umbra entrase y se burlase de ella por hacer tan burdo uso de una invocación, no le importaría, sólo quería el placer.

Agarró las sábanas y apretó los dientes mientras se retorcía, su pelvis moviéndose sola ante la increíble estimulación, sintiendo como si flotase en una nube, una nube que la atrapaba y no la iba a soltar. Pronto empezó a sentir como algo llegaba, como el gran final se acercaba, e iba a ser grandioso: Empezó a agitarse con más violencia, y con gran esfuerzo, agarró la cabeza de su juguete, y la hundió con todas sus fuerzas, ya ni siquiera esperando que ella la estimulase, sino utilizando toda su cara para poder estimularse, sin importar si podía hacerle daño o si no podía respirar, eso era secundario.

Entonces, arqueando enormemente la espalda, le gritó -Abre la boca, recibe a tu maestra!- mientras se corría, obligándola a beber los fluidos que salían de su vagina. Cuando por fin pasó, se quedó tumbada, jadeando y empapada en sudor, mientras su entrepierna aún hacía algún pequeño espasmo, culpa de lo que acababa de ocurrir. -Vete costumbrando- dijo entre jadeo y jadeo- Porque creo que vamos a hacer esto mucho más.

Dellanie llevó consigo una pequeña cesta bien trenzada, con una tapa improvisada como era habitual en las de picnic. También había un gran lazo verde en el asa. En su interior había un cúmulo de frutas, elegidas entre las más llamativas por su coloración o por el mero hecho de ser nativas de Elsmera. Le entregaría aquello a Sayna nada más volver a la habitaicón, con una gran sonrisa en el rostro.

—Me han dicho que ésto estaba de temporada... y la cesta quizás nos sea útil en más ocasiones —comentó alegremente para luego dar cierto margen a Sayna a hablar, asintiendo a sus palabras.

Apenas depositó aquello en alguna mesita próxima o en el propio suelo con cuidado, se deshizo del calzado para subirse a la cama, gateando hasta ser atrapada por su tutora. Se acomodaría de la manera en la que la guiaba sin mucho problema, recostando bien la espalda contra su busto por tal de acomodarse, disfrutando del calor corporal.

—¿Seguro que no los has provocado? Si bien tampoco puedo juzgarlos por necesitar ser apaciguados, tu presencia es difícil de ignorar —respondió, risueña— Me... me gustaría probar. Aunque llevo mucho tiempo sin hacer algo así —comentó acariciando las piernas de Sayna, si la había rodeado con ellas, deslizando la yema de los dedos en un gesto delicado— En cuanto a su forma, estoy tan cómoda con hombres como con mujeres —admitió— Por lo que lo que más me agradaría es que tomaran la forma que les fuera más agradable.

Volvió ligeramente la cabeza para mirar a los ojos a su mentora.

—Me tratarán con gentileza, ¿verdad? —preguntó en un tono juguetón que fingía inocencia.

El movimiento de caderas junto al placer que estabas recibiendo por que una mujer sumisa te estuviera lamiendo la vagina fue suficiente para que tu orgasmo no tardara demasiado en hacer patenta, ademas de que la lengua de Rabynya sabia bien donde pasar para ofrecerte todo el placer que pudieras. Aquellas semanas sin darte placer acabaron en un torrente de fluidos que la sumisa bebió sin asco alguno, como si ya se esperara tu sabor, cerrando los ojos unos momentos antes de que cayeras agotada en la cama. Rabynya se arrodillo en la cama, mientras hacia el gesto de tragar y al abrir de nuevo la boca solo podías ver algunas gotitas de fluidos bajando por su barbilla, como si se hubiera tomado una fruta muy acuosa. -Para eso me has llamado ama? Para satisfacer tu lujuria? -Pregunto la invocación mientras se colocaba mejor, sentada en la cama pero con un leve escozor aun en su vagina, mirándote de forma intensa.

-No me importa, acostumbrarme a darte placer o a recibirlo, tu misma lo has dicho, soy tu herramienta al igual que tu eres la miá. -Respondió Rabynya mientras con el pie te acariciaba los labios vaginales aun sensibles. -Pero no sera que quieres otra cosa entre tus piernas que no sea mi lengua?- Se referiría a un juguete tal vez, a un miembro o quizás no se refería a nada de eso, si no que se refería a otra lengua diferente a la suya.

-Te trataran con gentileza si es lo que quieres, no os paséis eh que ella aun no esta acostumbrada. -Riño al aire mientras las hadas parecían brillar con mas intensidad desapareciendo debajo del suelo por alguna extraña razón. Sonriendo, Sayna acaricio tu cabello mirándote y te dio la vuelta para que estuvieras de caras a ella, besándote de forma cariñosa pero continuada como si buscara el empezar a calentarte. Notabas no solo los labios de Sayna si no también algo que se escurría por el suelo, que palpitaba y daba un ligero temblor a la cama, Sayna te sujetaba por el hombro pero no para retenerte si no para acercarte a ella profundizando en el beso. -No les hagas caso...ahora vendrán están tomando cuerpo...tu centrate en mi.- Dicho eso se separo solo unos centímetros de ti para quitarse el vestido que llevaba, al igual que si fuera una camisa dejando tan solo unas braguitas en su cintura ya que en ese momento no llevaba sujetador alguno.

Los pechos de la elfa eran grandes, sin ser exagerados y firmes, junto con su piel fina y su tono de color quedaban realmente hermosos en su cuerpo. Te tomo de una ebra de tu cabello y continuo besándote mientras te acercaba a su torso desnudo, dejando que la acariciaras si querías y que la examinaras junto con un ligero rubor en su mejilla. Mientras los preliminares se iban iniciando, cuatro criaturas parecidas a unas plantas por su suavidad iba levantándose del suelo y metiéndose en la cama, para que te hicieras una idea eran dos hombres y mujeres con cuerpos parecidos a una semilla, humanoides, con los ojos brillantes del mismo color que la luz de las hadas, eran muy hermosos y su cuerpo estaba decorado por un monton de flores, su constitución parecía estar echa como de enredaderas y demás, por supuesto eran totalmente de color verde salvo las mujeres que tenian en su vientre una zona rosa. Fueron gateando hacia vosotras y se quedaron en el linde, los hombres tenían un miembro verdoso y las mujeres una vagina del mismo color solo que su interior era de un rosa profundo, ambos cuatro se quedaron mirándoos mientras acababais aunque se le es veía visiblemente nerviosos.

-Ssshhhh….tu conmigo.- Casi fue una orden si ibas a mirarles con interés, tomándote de la barbilla y haciendo que la miraras mientras otro beso acompañaba tus labios.

A pesar de haber tenido tamaño osgarmo, leves gemidos surgieron cuando empezó a acariciarle los labios, dejando que siguiese sin decir nada al respecto.

-Ya te he dicho que estas aquí para cumplir mis deseos, ahora es lujuria, cuando entrenemos, poder, y durante todo el tiempo, obediencía. 

Inconscientemente, se llevó una mano a un pecho para estimularse mientras le ofrecía la mano sucia con fluidos de Rabynya para que la lamiese y la limpiase.

-Si te refieres a un hombre...- Puso cara de gran desagrado- No, no me gustan, me dan asco, contigo me vale, a ti te puedo hacer cosas que no podría hacerle a nadie más. En mi mundo, había una gran cantidad de, bueno, juguetes, no se que habrá por aquí, pero en cuanto empecemos a trabajar, invertiré para poder pasarlo mejor contigo.-

Paró de agarrarse, se estiró y desentumecio, cogió su mudas baratas para no ensuciar su vestido, y le dijo- Puedes irte, pero vístete antes. Mañana seguiremos entrenando, y ya veremos si algo mas- Acabo dándole un azote en el cachete al decir esto.

Cuando se marchó, dedicó el resto del día en asearse y meditar, dejar de lado su fortaleza mental podría ser fatal,  y ahora tenia una motivación extra, y para cumplir con su lujuria,  iba a necesitar muchas más fortaleza de la que tenía ahora. Sabia que un agarrón de pelo o tragar un escupitajo estaba bien por ahora, pero necesitaría màs, más y más.

Dellanie observó con diversión la respuesta de las hadas ante la regañina de Sayna, viendo como se zafaban momentáneamente desapareciendo hacia el suelo. Sin embargo les perdió el rastro por completo cuando su mentora captó toda su atención, girándose hacia ella y observándola con detenimiento. Depositó cuidadosamente una mano en la nuca de la elfa por tal de corresponder aquellos besos con cierta pasión, únicamente deteniendo el roce de los labios para replicar con un tono juguetón.

—Vaya, pensé que esto trataba de apaciguarlos a ellos, no a tí —dijo guiñándole un ojo, sin perder de vista su figura. Lo cierto es que apenas miró de soslayo a los cuerpos que habían tomado los espíritus, fuera porque obedecía las palabras de Sayna o por que había quedada prendada de la visión de su cuerpo. Tardó apenas unos instantes en alargar una mano para tantear uno de los pechos de su compañera, presionando con delicadeza el pezón con el pulgar, para luego tirar con suavidad del mismo buscando estimularlo— Tú también eres bien sensible, ¿verdad? —preguntó retóricamente de manera sensual, buscando avivar la llama del deseo— No te preocupes, soy tu aprendiz, por tanto me debo a tí —expuso en un fingido tono servicial, mientras aproximaba los labios al pecho opuesto, por tal de besuquear su sensilidad, observando el rubor que empezaba a invadir el rostro de su guía.

Sólo interrumpió aquello para corresponder sus besos, sintiendo un cosquilleo en el estómago y como empezaba a cruzar una línea de no regreso. Deslizó la diestra entre los cabellos de su compañera, en parte para afianzarse en aquella situación, en parte para repeinarla suavemente.

—¿Qué puedo hacer por tí, maestra? —articuló en tono bajo, fingidamente respetuoso. Estaba claro que Dellanie se lo estaba pasando bien y que a esas alturas ya estaba más que juguetona.

Aunque aún seguía vestida, su vientre y gran parte de sus brazos y piernas estaban a la vista. En los últimos movimientos se había terminado de posicionar sentada sobre sus talones, aunque inclinando su peso hacia su mentora, ofreciendo una buena vista trasera a quien se encontrara detrás, y ofreciendo su escote a quien se estuviera delante. Su piel, aunque había tomado algo de color fruto del entrenamiento en el exterior, seguía contrastando con sus oscuros cabellos, además de sus ojos negros, que miraban con devoción a su amante. Una ligera nota de rubor empezaba a cubrir sus mejillas, si bien el deseo seguía pintado en su expresión.