Partida Rol por web

Tus sueños fueron extraños, no fueron desagradables pero tampoco agradables, solo fueron extraños, algo que por lo general se podía definir como sueños infantiles. Al principio soñabas que volabas por una ciudad que recordaba al londres antiguo, volando sin llevar alas mientras mirabas hacia abajo como todos dormían y la luna iluminaba tu camino, seguidamente el sueño cambiaba a caminar por un desierto de agua, literalmente, por donde caminabas la arenas se movía como si fueran pétalos caídos en un estanque mientras tus pies no llegaban a hundirse en aquella agua. La parte mas extraña fue cuando te encontraste contigo misma, sentada en una habitación de niña pequeña llena de rosa, juguetes y muñecas, estabas jugando alegremente tirando una pelota normal de color violeta. Pero todo acabo cuando en el ultimo lanzamiento de tu otra yo, la pelota no fue a parar a tus manos si no la lanzo con fuerza a tu rostro siendo imposible que la pararas y te despertó la misma sensación y el recuerdo de los ojos de Umbra clavados en los tuyos. (Aquí puedes despertar con un sobresalto o despertar normal.)

Al despertar te encontrabas en una habitación bastante cómoda, estabas tumbada en una cama con sabanas limpias, vestías lo que parecía un pijama de una sola pieza e incluso notabas que te habían cambiado la ropa interior, el colchón era de un material cómodo que te abrazaba y las heridas de tu cuerpo ademas del cansancio había desaparecido. El resto de la habitación era un tocador con un espejo, un armario con la ropa que habías comprado colgada junto con tu ropa seca pero sin remendar, tal cual la habías llevado, quitando eso había una mesa con una silla para poder sentarse y una chimenea a su lado como si fuera un sitio de estudio. Conforme te ibas levantando eso si, sentías un dolor en tu espalda, no intenso pero si como si te hubieras echo un tatuaje nuevo ya que sabias la sensación. Si te acercabas al espejo y te mirabas podías ver perfectamente que tallada en tu espalda había una especie de circulo extraño, parecia tallada en sangre pero en realidad brillaba, se movía como si la sangre formara una corriente extraña en ella, si tocabas no dolía y si movías la piel el circulo lo seguía como si fuera exactamente eso, un tatuaje.

Si salias de la habitación podías ver como te encontrabas en una habitación de la biblioteca y de como Umbra estaba exactamente en el mismo sitio que el día anterior, leyendo su libro negro sin preocuparse en absoluto de ti.

Tus sueños estuvieron plagados de cosas extrañas pero a su vez fueron muy dulces, te sentiste como si estuvieras en un bosque de tu mundo, caminando por entre ellos, notabas el crujir de las hojas bajo tus pies, sentías el aroma de las flores y incluso sentías la falta de aire por culpa de los arboles. Al pasar, descalza y con tu ropa normal y corriente, por el sendero, podías poner las manos en la corteza y casi sentir como los arboles palpitaban. Entonces el sueño cambio, escuchabas risas, muchas risas infantiles y tu te encontrabas sumergida en un estanque, el ruido del agua correr por entre las rocas mientras unas manos invisibles te salpicaban de agua, escuchabas las risas pero no podías ver de donde provenían.

Poco a poco ibas notando como el sueño se iba convirtiendo, como ibas despertando como si fueras consciente de que todo aquello no era real y efectivamente no lo era. Te despertaste en una cama muy mullida, cómoda, sentías como si estuviera rellena de alguna especie de hierba, al menos las sabanas estaban limpias y habías podido descansar, pero no era todo. Tus heridas, las que tuvieras ya no estaban, el cansancio que habías acumulado ya no lo tenias, no te sentías con hambre y de hecho te sentías con bastante energía. Reconociste la habitación de Sayna, habías estado allí la noche anterior, las luces de las hadas daban una sensación de calidez a la habitación casi como si se estuviera colando el sol por la ventana, podías escucharlas moverse un poco por las botellas y de hecho había alguna revoloteando por la habitación, cosa extraña porque Sayna no las había sacado por la noche, entonces viste a Sayna.

O mas bien sus pechos ya que en cuanto abriste los ojos lo primero que viste fueron los pechos de la elfa abrazándote, ahora podías entender porque al bosque le faltaba oxigeno, tu traje había sido reemplazado por el mismo vestido fino y fácil de llevar que en ese momento vestía Sayna y que había vestido el día anterior, ambas estabais dormidas abrazadas y tenias un buen sabor de boca quizás por la sabia que te obligo a tomar la noche anterior.

No le molestó la idea de tener un nuevo tatuaje, si bien no era muy de su estilo, le parecía curioso; aunque eso sí, le preocupaba un poco tenerlo en la nuca, a la vista de todos, más aún sin saber que significaba. Lo que le pareció extraño fue el lugar donde estaba, ya que todo el hormigueo y dolor lo había notado en la espalda, no en la nuca. Colocó bien sus sábanas, e intentando hacer el menor ruido posible, salió de su habitación para ir hacia donde la Dama estaba sentada.

Llegó hacía donde ella estaba, y no tomó asiento tanto por respeto como por necesidad de estirar un poco la espalda, no sabía que hora del día era pero parecía haber estado bastante tiempo en la cama. Decidió no hacer mención al insufrible dolor que le había provocado, eso ya quedaba un poco lejos y además no quería dar la impresión de ser débil, quería demostrar que podía con esto.

-No quiero molestarla, Dama...- dijo, a pesar que sabía que la estaba molestando- pero... ¿He pasado la prueba? ¿podría explicarme qué me ha hecho y qué es este símbolo?- giró un poco la cabeza levantándose el pelo para mostrar su nueva marca. Esperó pacientemente su respuesta.

Aquel sueño fue extraño pero agradable, si bien traía consigo los recuerdos de un pasado reciente, no llegó a invadirle la nostalgia. Era como si de verdad pudiera disfrutar nuevamente de la tierra. Aún algo confusa sin determinar de dónde procedía aquel sonido, mantuvo una expresión risueña mientras se desplazaba por aquel apacible lugar. Poco a poco se dió cuenta de que todo aquello era irreal, pero no se mostró apenada. Tomaría aquel sueño como una despedida de lo que había sido, para enfocarse en lo que debía ser en aquellos momentos.

Al recuperar la consciencia, Dellanie estiró las piernas en acto reflejo. No había estado tan cómoda en mucho tiempo, y algo atontada por el recién despertar le costó unos segundos en percibir que aún se encontraba junto a Sayna. Esbozó una ligera sonrisa, tanto fruto de su buen humor como por haberla encontrado aún ahí. Se dió cuenta de que tenía algunas lagunas de la noche anterior... aquellas hadas no debían estar ahí, ¿o sí? ¿cuando se vistió con aquellas ropas? En todo caso no fueron pensamientos que la preocuparan en demasía.

Apenas alzó la diestra por tal de acariciar la mejilla de la elfa, no tenía intención de moverse por el momento: no quería turbar su descanso si de verdad estaba durmiendo. Ni realmente tenía ganas de escapar de aquella cama, donde tan cómoda estaba. Observó el entorno mientras se frotaba los ojos con la mano libre, sin perder la sonrisa.

—¿Buenos días? —apenas murmuró, sólo para comprobar su estado.

Al hablar se percató de aquel sabor que no había abandonado su boca, relamiéndose un tanto de manera inconsciente.

Débilmente la elfa empezó a despertar, podías ver como ella misma se revolvía en sus propios sueños para seguidamente soltar un delicado bostezo, fue abriendo los ojos para encontrarse con los tuyos, sonriendo de la misma manera mientras se iba incorporando lentamente quedándose sentada en la cama, dejándote sin la hermosa vista de los senos de Sayna. -Buenos días, creo que has descansado bastante bien.- Te saludo de igual manera mientras te tomaba de una hebra del cabello para acercarte sin darte ningún tirón y posar sobre tus labios un suave beso, no pervertido si no mas bien un beso mañanero.

-No estabas en las mejores condiciones, te he curado durante la noche, creo que no te acuerdas pero nos lo pasamos muy bien, aunque fue breve, fueron besos, caricias y muchos mimos, parecías una ardilla queriendo que rascara sus orejas. -Rio divertida mientras te ayudaba a recostarte también para quedar ambas sentadas en la cama para hablar con mas comodidad. -Creo que es la hora de ponerse en marcha, van a ser unos días intensos pero seguro que lo solventas. Te he dejado la ropa doblada en esa silla, también quiero que cojas la comida que creas que vas a necesitar para un par de días, están en ese armarito de ahí.

Dichas las indicaciones la elfa se deslizo por la cama hasta llegar al borde y así ya levantarse, desperezándose con soltura antes de ponerse de pie decidida a empezar el dia con energía. En ese momento se quito el camisón que llevaba y pudiste ver mejor la figura de la elfa, cosa que era algo injusto ya que ella te había visto totalmente desnuda y ella solo estaba parcialmente. Era como cabria esperar, un vientre plano, unos pechos tapados por un sujetador y una cintura envidiable, sus largas piernas coronaban en unos muslos lindos mientras que su altura le daba un extra. Su cabello ahora estaba un poco enmarañado pero caía liso sobre su espalda y mientras caminaba te guiñaba con un ojo. -No te he respondido aun mi edad, no creas que se me a olvidado, pero tenemos mucho tiempo conforme vayamos entrenando podrás irme preguntando de nuevo y yo te responderé si lo haces bien.- Se dirigió al armario para ponerse de nuevo el mismo vestido que se había puesto la primera vez que la viste.

-No era ninguna...prueba…- Respondió Umbra sin mirarla, solo pasando las hojas de su libro fingiendo interés o al menos concentrada en ello. -Tu mente...no acepta la magia...tu ideología...no la acepta...no podías usarla...pero tu cuerpo si...así que en vez de usar lo que crees...usaremos tu cuerpo...Me hace gracia, por lo general...no suelen despertar cuando las activo...tu has despertado...puedes considerarlo una victoria.- Cerro el libro y lo volvió a convertir en una pluma para seguidamente pegarla en su ala, mirándote ahora con una mano en su mejilla. -El símbolo...canalizara tu energía...canalizara la magia por ti...lo llevaras grabado hasta que sepas usarla bien...te agotaras mas rápido pero te servirá.

Se levanto de donde estaba con un grácil salto y se dirigió a ti, tomándote de la mano como si fueras una niña pequeña en ese momento, tirándote un poco para que la siguieras mas o menos hasta la mitad de la zona donde estabais, entonces saco una pluma nueva de la ala y como si fuera un lápiz paso la punta por el suelo donde como por arte de magia se formo una cruz de color violeta, guardo la pluma y te monstruo la cruz. -Sentada...como yo. -Se sentó delante de la cruz, a cierta distancia para que la vieras y parecía que se ponía en la posición del loto sentada, no le importaba que pudieras ver sus negras braguitas o sus muslos, pero se dio prisa en taparlo con la forma de sus piernas, poniendo las manos hacia arriba como si fueran dos cuencas, una en cada rodilla. -Meditar...canalizar...dejar mente en blanco...no notar si quiera respiración...tardaras en cumplirlo pero lo lograras...si tienes la capacidad, yo te distraeré y deberás continuar meditando...hasta que no consigas eso, no seguiremos al siguiente nivel.

—Sí, desde luego que sí —respondió sonriendo cuando las miradas se cruzaron, devolviéndole aquel beso delicado de buenos días. Se distrajo un poco cuando la visión de su busto alejarse estuvo frente ella, si bien carraspeó como quien pretende disimular sin demasiado éxito y sacudió la cabeza centrándose en el día que tenían por delante.

—Te lo agradezco, la verdad es que algunos recuerdos son difusos... debe ser que la situación me superó —dijo riendo por lo bajo, con cierto apuro. Se preguntó si aquella sustancia había tenido algo que ver. Estaba segura de que sí. Sólo esperaba no haber perdido demasiado el control, aunque Sayna no parecía para nada enfadada, así que mal no debió ir, o al menos así lo pensaba.

Se incorporó con calma hasta quedar sentada en la cama frente ella, escuchándola con atención.

—Uh, ¡vale! ¿Podría pedir que me adelantaras un poco sobre lo que haremos? No es que tenga dudas ni nada así, es solo curiosidad —expresó de manera sincera, en aquellos momentos la habría seguido a cualquier parte. A fin de cuentas era parte de aquel contrato no escrito que habían aceptado ambas cuando la tomó como aprendiz. Tras admirar la figura de su tutora por unos instantes, se alzó y se puso en marcha para prepararse: se cambió rápidamente, haciendo memoria de las indicaciones que le había dado el día anterior, sobretodo cuando se trataba de aquel exótico sujetador.

—¡Mh! Pero cuando pueda otras preguntas, tal vez priorice otras... ¡a fin de cuentas hay quien dice que preguntar la edad es de mala educación! —comentó con una risita antes de dirigirse al pequeño armario que había señalado. Abriéndolo tomaría una bolsa con cuidado y trataría de tomar la cantidad justa para un par de días. Por una parte no quería parecer una glotona, por otra no tenía intención de vaciarle la despensa, sobretodo habiendo escuchado que no abundaba en exceso la comida. En todo caso se aseguraría que entre las provisiones figuraran bastantes manzanas e incluso algunas hojas para hacer infusiones. Calentar agua no debía ser tan complicado, aunque sólo había hecho fuego un par de veces en campamentos de verano... quizás era hora de mejorar sus oxidadas habilidades de supervivencia.

¿Algunas no despiertan? ¿¡Acaso me he jugado la vida estando con esta mujer?!- Pensó alarmádamente, viendo lo poco que le había importado, ¿de verás podría ser una adiestradora adecuada? Fuera como fuese, era quien le iba a enseñar, y además leía las mentes, así que pensar mal de ella no iba ha serle de ninguna ayuda.

Cuando vio a su maestra sentarse, le hizo un poco de gracia, porque le recordaba a los dibujos animados, cuando alguien se ponía a flotar por sentarse así; aunque si que era cierto que conocía de buena mano las ventajas de la meditación, y aunque nunca la hubiera hecho por sí misma, su abuelo le había hablado alguna vez sobre ella, por lo que no le pareció nada demasiado extraño; a las muy malas aprendería a relajarse.

Hizo caso, y se sentó en la extraña cruz; a estar alturas había decidido intentar dejar de lado sus dudas, ya descubriría que era o para qué servía. Empezó a inspirar y expirar profundamente, y aunque le había dicho que no debía si quiera notar su respiración, pensó que era un buen comienzo, y poco a poco, intentó alejarse de todo, pero a cada poco venía algún pensamiento de cualquier índole, por lo que no pudo concentrarse demasiado. A pesar de ello, no desistió, y continúo en esa pose todo el tiempo que pudo.

-No vamos muy lejos pero probablemente tardemos un tiempo en volver a esta habitación, te prometo que sera divertido. -Seguro Sayna mientras te dedicabas a recoger todo lo que ibas a necesitar. -No se porque es de mala educación, para mi es un numero, bastante mas elevado que tus 19 pero es tan solo un numero, nosotras tenemos un concepto muy diferente del tiempo, creo que para mi nuestro adiestramiento va a parecer un pestañeo, para ti quizás va a ser largo.- Una vez lo tuviste todo, Sayna cogió un recambio de ropa para mas adelante y te acompaño fuera de la habitación.

De hecho no solo fuera de la habitación, estabais saliendo de la ciudad, Sayna te guio hasta mas alla de la barrera de la ciudad pero te aseguro de que no os ibais a alejar mucho, que no iba a pasar nada mientras no cruzarais algunas de las fronteras, después de todo tampoco podías esperar que aporrearan la barrera para poder entrar, tenia que haber un mínimo de perímetro de seguridad creado. Sayna te guio hacia una zona cercana, veías el rio que habíais usado para poder llenar la bañera y era una zona de arboles bastante acogedora. En aquella época del año las hojas cubrían todo el suelo y hacíais ruido al caminar, Sayna limpio una de las zonas con la mano antes de sentarse, suspirando como si hubierais hecho un largo camino, mirando a derecha e izquierda y sonrió.

-Este creo que va a ser un buen lugar, bienvenida a tu hogar.- Abriendo los brazos como si indicara que aquel iba a ser vuestro lugar de acampada. -Aquí vamos a empezar, no crees que es lindo?

Estabais amabas chicas meditando, si abrías los ojos Umbra te indicaba que los cerrases y volvieras a empezar, de por si el silencio de la habitación ayudaba bastante ya que el único ruido que se podia escuchar en el eran algunas palabras sueltas que provenían de la parte del gremio donde los miembros hacían sus tareas diarias. Umbra aunque estaba concentrándose o viviera continuamente con una concentración perfecta, te estaba observando y miraba tu mente, sabiendo si estabas distraída o no, con tus pensamientos o libres de ellos. Cuando parecía que estabas mas calmada y concentrada sentías como de pronto algo te mordía en uno de los dedos de tus pies al principio cortando tu concentración de repente ante la sonrisa traviesa de la mujer. Si seguías intentándolo por mas que lo intentaras, ella volvía a hacerte enrabiar, te tiraba del pelo, de la ropa, te las braguitas, del sujetador, te mordía continuamente algo que no podías ver como si fuera una serpiente diminuta que parecía estar dándote vueltas continuamente.

-Hablame...de ti.- Pidió Umbra quizás después de unas horas de meditación, aunque en aquel lugar el tiempo se volvía muy difuso. -Tu profesión...tu familia...tus ambiciones y deseos...quiero que me hables de ti...mientras te concentras

Después de tanto tiempo, tenía todo el cuerpo engarrotado y entumecido, sentía picores e incluso ya no sabía diferenciar cuando uno de esos mordiscos era imaginación suya, o culpa de Umbra. Estaba empezando a hartarse un poco, pero intentaba seguir creyendo que esto servía para algo, que podría hacerlo; sólo esperaba que después no la mandasen a darle cera a algo.

Pensó bien que y cómo decir lo que le pedía, sobretodo para no perder la concentración; intentando que las palabras fluyesen más que diciéndolas, cómo si de una corriente se tratase que no debía contener. Lentamente empezó a mover la boca, y poco a poco las ideas fueron expresándose:

-Yo... Era bioquímica, quería entender como funciona la vida... Siempre me ha interesado lo desconocido... Mi familia... No estaba cómoda con ellos, no permitirían a nadie como yo excepto... Excepto mi abuelo... A él no le importaba nada, el me hacía feliz...

Estuvo un rato callada, intentando no perder la concentración por esos pensamientos tan potentes, y cuando volvió a calmarse, abrió el grifo de su boca:

-Quería... Ser famosa, demostrar mi valía... Quería pasar a la historia... Descubrir algo importante... Deseo... Deseo ser libre... Deseo ser yo... Aunque no sé muy bien que significa... Creo que deseo... Una mujer

Inmediatamente abrió los ojos, no se podía creer haber dicho eso en voz alta; y rápidamente intento volver a cerrarlos, esperando que la Dama no se hubiera fijado en su sobresalto, aunque no sería muy difícil para alguien como ella haberse dado cuenta. No supo que más decir, así que se centró en volver a tener la mente en blanco, aunque muy al fondo de su subconsciente quedaban más cosas, muchas más por decir, pero vencer los sellos y barreras de años de represión e incluso desconocimiento iba a ser mucho más difícil de hacer aflorar que con simplemente una meditación.

-Querías...entender...como era la vida...o querías entender...como era tu vida? -Pregunto Umbra, cada vez que parecía que hacías algún avance para que tu mente quedara en blanco volvías a sentir los tirones en el pelo o algún que otro mordisco en tu cuerpo, no importaba lo mucho que conversarais o lo mucho que te esforzaba, casi parecía que se esforzara en chincharte aunque ella estaba de lo mas tranquila, desde fuera podía parecer que era ella la que estaba serena y poco a poco eras tu la que perdía los papeles.

Al contrario que tu Umbra no necesitaba los ojos cerrados para concentrarse así que cuando los abriste te encontraste con los suyos. -Ciérralos o no podrás...concentrarte...crees que es fácil dejar la mente en blanco? Porque crees que lo hago? Dime...tu teoría..estudiosa...de la ciencia del mundo…- Cuando los volviste a cerrar parecía que la conversación volvía a su cauce normal, aunque si parecía que cuanto mas te esforzabas en concentrarte, mas parecia que hablabas como ella, entrecortada, tomándote tiempo en tranquilizarte antes de volver a hablar, pero eso si, no sabias cuanto tiempo estaba pasando a tu alrededor. -Si tu abuelo...te daba la felicidad...y no eras reconocida...salvo por el, porque esforzarse tanto por los demás? Acaso ibas a conseguir...algo con ello? Una mujer? Tal vez...si...conseguirías una mujer en tu cama...cuanto mas famosa te hicieras en tu mundo...pero…

La sonrisa de Umbra cambio a una mas sádica. -Eso no te hizo falta...para que Dellanie estuviera...desnuda y coqueteara contigo...podías haberla tomado alli mismo...pero no quisiste...porque no? Ella te ofrecía su cuerpo y tu en cambio...parecías ida...las humanas nunca cambiareis...Yo la hubiera follado.- Las palabras de Umbra eran un poco mas fuertes de lo que debieran para una joven que parecía tan recatada pero parecía estar usando tus propios pensamientos contra ti para desconcentrarte.

-¡No quería serlo por eso!- Le espetó, y toda la calma se fue de repente -¡Quería hacer avanzar a la humanidad como los grandes: Tesla, Darwin, Curie, Flemin, Mendel...- Se dio cuenta cuenta de que su tono de voz se había elevado más de lo indicado, sobretodo estando en la biblioteca, y un poco avergonzada, tomó de nuevo aire de nuevo profundamente, y trató del calmarse. Había sido sincera, en ningún momento se planteó sus metas usando el puro placer como motivación, ya sea por sus convicciones, o por lo enormemente reprimida que en su interior estaba,

-En el mundo de la ciencia... Ser famoso significa... Llegar a lo más alto... Hacer lo que pocos han podido... Cambiar el mundo... Elevar a la humanidad...

Estuvo un rato en silencio, tratando de dejar de nuevo la mente en blanco, y continuó.

-Mi teoría... Estudiaba los ladrillos de la vida... El por qué de la existencia... Cómo nacemos... Crecemos... Morimos...

De nuevo silencio, esto era muy difícil, aunque creía estar acostumbrándose. Evidentemente, el hecho de creer algo significaba que no lo estaba haciendo tan bien... Volvió a inspirar, y siguió hablando.

-No... No estaría bien hacerle eso... No a una recién conocida... Ella solo... Fue amable y yo... Yo me aproveche de ella... Tenía que haberle dicho... No estuvo bien... y muy suavemente dijo: Lo siento mucho...

—Mmhmm... está bien. Ya estoy lista —indicó lo último mientras acababa de organizarlo todo, lo cierto es que no perdió mucho el tiempo, quizás con intención de demostrar que podía ser eficiente, o simplemente movida por la curiosidad que sentía por el destino que tomarían aquellos días. En todo caso abandonar la habitación no le supondría ningún drama: había estado muy bien en su interior y posiblemente echaría de menos su comodidad, pero por el momento tenía intención de conocer más de los alrededores.

—Es cierto que la edad es sólo un número —corroboró riendo un poco— De hecho la pregunta estaba más dirigida a conocer más de tu especie para entenderte mejor, ¡aunque me alegra que no sea considerado un tema tabú! Habría empezado con muy mal pie —repuso sonriente mientras echaba a andar tras ella hasta el exterior. 

Se mostró algo preocupada cuando abandonaron la barrera, si bien las palabras de Sayna la tranquilizaron un poco. No debía dejar que los malos recuerdos del exterior hicieran que se acobardara a la mínima. Examinó el lugar con interés a medida que fueron internándose en aquel pequeño claro, fijándose en la hojarasca del suelo, todo ello evitando quedar demasiado atrás.

Ayudó a Sayna a despejar la zona de hojas antes de sentarse delante de ella, en posición de loto.

—Este lugar es sin duda agradable, si siempre es tan apacible no me importaría quedarme por aquí —reconoció con una sonrisa una vez se hubo acomodado bien en el sitio— ¿Y cómo me pondrás a prueba? —preguntó dejando ver claramente que sentía curiosidad por cómo sería su adiestramiento. ¿Tal vez la haría trepar árboles? ¿Conseguir comida en el bosque? Quién sabe.

-Y tu mundo es mejor...claro...por saber mas conocimiento...a veces el conocimiento es bueno...otras veces es malo...por lo que vi el conocimiento no siempre os a ayudado...no creo que eso te ayudara a ti...No...estabas obsesionada y mira a lo que te a llevado...eres feliz? -Quiso saber Umbra hurgando en la yaga constantemente antes de que uno de los molestos toques que parecía dar algo invisible te diera una suave pero eficaz bofetada en tu mejilla izquierda. -No has respondido...porque crees...que hago esto?

Espero en silencio a que continuaras hablando, divirtiéndose a tu costa y esta vez se levanto de donde estaba, paseando por la sala mientras alargaba una de sus plumas negras como si se tratara de una varilla, entonces sentiste como pasaba la parte blanda de la pluma por tu nuca siendo ella la que te estaba molestando ahora en persona. -Crees...que te aprovechaste? Tu estuviste...desnuda delante de mi...te vestí...inspeccione...y no sabes lo que te hice...crees que me aproveche? Ella se ofreció...te cuido y...esperaba mas de ti...tu solo saliste corriendo...No deseabas una mujer?

Se puso de cuclillas delante de ti, sin importar donde miraras y con la pluma te pincho un poco la frente, no lo suficiente para hacerte herida ni sangre. -Abre...los ojos...es de noche...y tienes que dormir...ademas...de comer.

No era mentira, el tiempo había pasado a una velocidad exagerada, de pronto notabas como tu cuerpo estaba agotado, tu estomago rugía por comida y el ambiente estaba oscuro, con múltiples luces puestas en las paredes a modo de candelabros para poder iluminar el lugar. -Seguiremos...mañana...y al día siguiente...y el siguiente...y el siguiente...hasta que lo consigas…- Volvió a sonreír con su característica faceta sádica. -Cuanto...tardaras..en conseguirlo? Porque...lo haré...ve a dormir...en tu habitación hay comida...que tu misma...compraste...

-Va a ser muy sencillo, nos vamos a quedar aquí hasta que aprendas a moverte mejor, se que en tu mundo eras flexible, pero aquí no lo eres, seguro que haces mucho ruido.- Dijo entre risas mientras iba moviendo las manos en su falda, como si estuviera formando una bola invisible, entonces ibas notando y viendo como una bola de luz se iba formando entre sus dedos, como si fuera una canica que tomaba una figura extraña mientras la elfa seguía hablando contigo. -Nos quedaremos hasta que hayas completado tu primera tarea, no me importa si es un día...una semana o un mes, lo que tardes en completarla sera lo que tardes en volver a la ciudad, mientras tanto nos quedaremos aquí, comeremos aquí y dormiremos aquí.

Lanzo la figura en medio del claro y al impactar en el suelo viste perfectamente como la figura de un conejo real, un conejo negro para ser mas exactos, empezaba como a moverse lentamente a través de las hojas, dando pequeños saltitos y mordiendo alguna de tanto en tanto, era gracioso a decir verdad, un animal del bosque. Con la mano Sayna limpio una parte de su derecha y se recostó poniéndose cómoda como indicando que sabia lo que iba a pasar, sin dejar de sonreírte en ningún momento. -No puedes quitar las hojas, no puedes quitarte los zapatos y no puedes salir del claro para atrapar al conejo, te permitiré ir al rio si quieres tomar agua o si quieres refrescarte pero el conejo no va a salir de este claro.

El conejo te miraba con las orejas muy levantadas, a tu alrededor había como una barrera de arboles naturales así que estabais encerradas en un claro natural, el lugar era muy amplio por lo que tendrías espacio mas que de sobra para correr a por el, suponías que al ser un conejo tan difícil no seria. -Cuando quieras, solo tienes que agarrarlo y traérmelo nada mas. Fácil, verdad?

No sabía muy bien que responder a esa pregunta ¿Era feliz? Estaba meditando delante de una sádica con alas mientras le hacía preguntas incómodas en un mundo extraño en el que se acababa de despertar, así que felicidad no es lo que sentía ahora mismo. Aunque tampoco se encontraba mal, estaba adaptándose curiosamente bien.

-No se si lo soy... fue sincera- Pero descubrir algo... Me hacía sentir bien...

Respondió después lo que le dijo el instinto: -Porque debes... Porque lo disfrutas... Porque esto debe ser... O eso creo.

Desechó rápidamente cualquier idea relacionada con lo que la Dama le podía haber hecho, pensar en eso no iba a ayudarla; pero volver a sacar el tema de Dellanie le dolió un poco, y volvió a defenderse.

Quizás me equivoque... Me siento mal por ella pero... No se debe... No supo como seguir. Quería decir que controlar los impulsos esta bien, que uno no se puede dejar caer en las pulsiones primarias, pero tenía razón, había tenido la oportunidad de ir a más y no la aprovechó, así que se quedó en silencio.

Cuando intentó levantarse, casi cayó al suelo de nuevo, su cuerpo estaba bloqueado en la posición, y le fue muy difícil caminar. Se despidió educadamente de la Dama, y fue hacía su cuarto tambaleándose. Quería buscar a Dellanie, no sabía si ella estaría en el barracón, y si no la veía en su habitación quizás pensaría que estaba realmente enfadada; pero literalmente no podía más, así que cogió un trozo de carne seca y le dio un buen mordisco, y aunque no era demasiado sabrosa, su estómago lo agradeció. En sus planes no estaba acabar tan agotada el primer día, así que no había comprado algo mejor para comer, tendría que hacer algo. Intentó pensar que hacer con la plata que le quedaba, porque la Dama no parecía muy dispuesta a sustentarla, pero el sueño pudo con ella y se quedó dormida con un trozo de carne a medio comer en la mano.

Día tras día Umbra te tuvo exactamente en la misma posición, tan solo te dejaba salir por las mañanas para que compraras algo de comer, pero curiosamente pudiera ser por ella o por cualquier otro motivo, siempre tenias la misma cantidad de monedas, pero algo te decía que no eran para comprar lujos, era solo para la comida que necesitaras. Estuviste alrededor de dos semanas con esa presión encima, sin saber el motivo por el cual Umbra te sometía a ese entrenamiento, durante todo ese tiempo no encontraste a Dellanie y al preguntar por ella te dijeron que se había marchado con una elfa hacia el exterior y que aun no había vuelto. Fue entonces cuando estuviste a punto de perder el control sobre ti misma, cuando Umbra te levanto de golpe del suelo y sin decirte nada te cruzo la cara de una fuerte bofetada pero lejos de disculparse se te quedo mirando fijamente, esperando a que reaccionaras mal o te rebelaras a lo que había hecho, gracias a ese entrenamiento, durante unos segundos conseguiste el dejar la mente en blanco y aquello agrado a Umbra, tanto que por fin sonrió de una forma que no era sádica. -No mintió...tienes cabeza...llena de cosas estúpidas...pero tienes cabeza…Has aprobado…

Sus pasos resonaban por la sala, mientras te indicaba con la mano que te sentaras en la mesa, ya no te hacia al menos sentar en el suelo. -Me odias?- Pregunto mirándote por encima del hombro y volvió a sonreír divertida. -Eso es bueno...odiarme...así te concentraras mas...en no decepcionarme...concentración...sirve para canalizar...dime...que harías si alguien...te apuñala?- Quiso saber y en ese mismo momento tomo una pluma y hizo el gesto de golpearte, poniendo la pluma por su lado afilado cerca del rostro, para luego darte con la parte blanda en la mejilla sin hacerte daño, solo acariciándola. -Que harías...si te empujaran? Te tiraran...te violaran...te distrajeran? -Quiso saber en todo momento antes de ponerse en cuclillas delante de ti, estando tu en una posición elevada aunque por alguna razón no te sentías superior. -Concentrar...mana...energía...si no concentras...no hay magia y si tu...no eres capaz de concentrarte en eso...de que te sirve...saber defenderte...si por cualquier cosa….te vas a poner nerviosa…- Señalo su cabeza. -Mente...cuerpo...siempre...debe estar preparada...para todo...ahora tu seras capaz...de concentrarte...de meditar...en momentos difíciles...al menos...si no son muy difíciles...comprendes? Pensaste que te torturaba...si quisiera hacerte daño...ya te lo habria hecho.

Se levanto y fue a por lo que parecía una jarra de agua de plata, sonaba a que estaba llena. -Primera parte...completada...pero tu no sabes...como usar la energía, ni que color tiene...ahora...haremos eso.