Partida Rol por web

Ese mismo día, intentó leer el libro durante la noche, poder volver a acceder a conocimiento de forma convencional le apasionaba, pero rápidamente se dio cuenta que no iba a ser tan fácil, entre que no entendía todas las palabras, hablaba de conceptos que no entendía y que tendría que practicar y sólo podía hacerlo con Umbra delante, dificultó enormemente su labor.

Fruto de su costumbre universitaria, empezó a escribir ideas y consejos que se le ocurrían en sus propios papeles, intentando ordenar los conocimientos del libro, aunque muchas veces simplemente copiaba para luego preguntar a su maestra que quería decir, para luego interiorizar lo que le decía. Así, esta rutina de meditación, concentración y estudio, esperando el día que Umbra le dijese que estuviese lista.

Por las noches, poco a poco las pesadillas fueron retrocediendo, ya no dormía tan mal, aunque si es verdad que la naturaleza de sus sueños seguían teniendo tintes oscuros, y pareciera que eso iba a acompañarla durante mucho tiempo, quizás el resto se vida. A nivel físico, no vio mucho más cambio que ver como su piel palidecía un poco más, y su pelo perdió su tinte amarillo para volverse más blanquecino. A estas alturas simplemente lo aceptó, no parecía que en este mundo existiesen los tintes de pelo. No dejaba de darle vueltas también a la idea de que tipo de invocación saldría: se imaginaba bestias horribles, demonios, sombras... No había leído demasiada fantasía, así que su imaginación en estos temas dejaba mucho que desear, pero la idea de que alguna de esas criaturas se descontrolase era lo suficientemente poderosa como para no intentar nada hasta que no se lo indicase la Dama.

-Estas lista.- Dictamino casi al mes de haber empezado con tus estudios forzados, aunque todo fue como un sueño grabado en tu mente, habías adquirido los conocimientos, sabias lo básico y controlabas gran parte de tu energía. De hecho ahora eras capaz de conjurarla sin cansarte demasiado, podías hacer los orbes de energía que había hecho Umbra pero sabias que no eran perfectas y que muy probablemente aunque estudiaras toda tu vida jamas llegarías a ese nivel de concentración, después de todo no eras afín con la magia. Pero todo estaba llegando, todo iba dando frutos y te sentías mas segura de ti misma, apenas habías tenido incidentes con la magia así que podías tener confianza en ti misma.

Aquel día, Umbra te llevo a una sala diferente, por primera vez se movió de la biblioteca aunque tan solo se movió a una sala anexada, totalmente vaciá, bastante amplia a decir verdad. -Invocación...recuerda lo que has aprendido...se firme...busca...algo afín...conjura...mente en blanco...intenta...usar tu energía...de forma...constante…-Todo esto lo decía mientras pasaba por la madera dibujando detrás de ella con sus alas un circulo de color violeta, suponías que era para ayudarte las primeras veces, mas que dibujarlo ella por donde pasaba su magia se aseguraba de hacer el dibujo al milímetro hasta que al acabar quedo un pentagrama mágico bastante lindo si lo veías desde fuera.

-Entra...solo tu puedes...entrar...si entrara yo...invocarías algo mio y no queremos incidentes en el gremio, verdad?- En esa parte volvió a sonreír como una sádica solo de imaginarlo, sentándose en el aire como si hubiera un asiento invisible. -Si veo...que no es seguro...la eliminare sin preguntarte...te va a doler cuando lo haga...ve mentalizada...mejor que te duela a que no te mate...si eres mas débil que tu invocación...surgen problemas...Te estoy observando...aprendiz.

Los días fueron pasando rápidamente, el ver que por fin conseguía los verdaderos resultados, y aunque tenía ganas de llegar a invocar, su paciencia adquirida para la investigación le ayudó a no precipitarse, aunque las advertencias de Umbra también ayudaban.

No se esperó el día en el que le dijo que estaba lista, y mientras caminaba hacia la nueva habitación, empezó a dudar un poco de sí misma, pero usó lo que ya había aprendido para controlarse; si su maestra decía que estaba lista, lo estaba, y dudar de sí misma no iba a ayudarla para nada. Miró atentamente como dibujaba el pentagrama, un poco envidiosa de su habilidad e intentó recordar su forma y ver si coincidía con algo de lo que había estudiado en el libro, aunque ahora mismo no caía.

Pidió un momento a su maestra, para prepararse, asumiendo los peligros a lo que se iba a enfrentar, y curiosamente, no le afectó apenas, como si estuviese viendo una película de sí misma en vez de sentir la adrenalina; el entrenamiento estaba dando sus frutos. Después de unos minutos respirando, se giró, sonrió al oirla llamarla "aprendiz", y entró en el criculo

—Estoy segura de que no he de responder a esa pregunta —comentó riendo por lo bajo antes de proseguir— No negaré que se me hizo extraño que no hubiera mantas de por medio, pensé que sería para curtirme al ambiente... ¡pero ahora todo cobra sentido! —señaló acusadora, aunque estaba bromeando. De hecho mostró la lengua, quizás desvelando que  ya estaba alejada de cualquier tipo de tensión. Le daba algo de respeto tener aquellas menudas raíces en sus ojos, pero viviría con ello. No le resultaban molestas más allá de lo mucho que pudiera comerse la cabeza si se miraba durante demasiado tiempo al espejo— Está bien. Seguro que es una experiencia agradable para ambas partes —respondió con naturalidad a aquello de conciliar a los espíritus, fingiendo que lo veía como lo más normal del mundo. A fin de cuentas sentía cierta curiosidad.

Echaría una ojeada al libro con mayor dedicación de lo que era usual en ella. Lo cierto es que aquel mundo había reavivado su intención de aprender acerca de su entorno. Y Sayna lograba despertar a la alumna aplicada que aún vivía en ella. Lo cierto es que no se habría imaginado nunca que acabaría dedicándose tanto a los estudios en un mundo distinto al suyo. Pero disfrutó mucho más de lo que esperaba con la experiencia.

Atendería las lecciones y probaría cada hierba a la que echaba mano, bajo las instrucciones de su tutora. De vez en cuando bromeaba con que parecía que estaba usándola de conejillo de indias. 

—No se me da del todo mal, ¿no? —expuso alegremente mientras reclinaba un poco la espalda hacia atrás, buscando el contacto de la elfa cuando esta se abrazó a ella. Tomaba cuidadosamente la raíz con una mano, mientras con la otra sostenía un pequeño cuchillo para ir pelándola desde el extremo, depositando las partes útiles en un lateral y la robusta corteza que las envolvía en el otro.

-No, lo estas haciendo muy bien y parece que aprendes de forma correcta, ahora esto lo colocas aquí...así….ahora tienes que hervirlo un poco, solo un poco...lo atas de esta forma...al agua….listo. Esta raíz es muy dura por eso quitamos la corteza, pero tiene dos funciones, puedes moler la corteza con un mortero para crear un polvo y puedes usar esto para adormecer, ten cuidado con el polvo que si hace viento te puede caer a ti, perfecto. -Últimamente Sayna ya te dejaba un poco mas a tu aire, para que investigaras por ti misma pero te supervisaba en todo momento claro para que no hubiera ningun problema o te hicieras daño.

-Tengo un regalo para ti.- Te susurro al oído mordiendo un poco tu lóbulo para llamar tu atención antes de separarse y mostrarte un paquete envuelto en unas telas, era bastante grande, como si fuera una caja de tu mundo a decir verdad, al menos en tamaño en forma era diferente. -Es mi forma de agradecerte todo el esfuerzo que estas haciendo y el que te queda, ademas de mi forma de disculparme por lo del ojo.- Con la mano te monstruo el paquete y se sentó al lado esperando a que lo abrieras.

La tela estaba atada con unos cordelitos como si fuera un regalito bastante bien hecho a decir verdad, una vez lo abriste viste tres objetos. El primero era una especie de riñonera pequeña y discreta con algunos compartimentos, como si fuera una mochila de cintura, había bolsitos pequeños para poner las hierbas y lo que necesitaras tener a mano y un bolsito mas grande para colocar objetos mas grandes, pero tampoco mucho mas grande, por ejemplo cabía perfectamente tu libro y pensabas que algo de comida y demás cabria también. Los otros dos objetos eran dos dagas de aspecto afilado, ambas con su funda correspondiente, si la sacabas de su vaina ambas tenían la misma forma y se adaptaba a la mano, se notaba que cada una iba en una de las manos de forma especifica, tenían buen tamaño como si fuera una espada corta, un poco mas pequeñas.

Sentiste una especie de impulso al entrar en el circulo, de hecho tu tatuaje en la espalda reacciono al circulo brillando con intensidad, ademas de que notabas como te era mas fácil mover el mana dentro de tu cuerpo. Umbra no se movió en ningún momento de donde estaba, te miraba de forma intensa con su sonrisa sádica esperando a que algo interesante pasara. -No tardes...cuanto mas tardes...mas te atrapara el circulo...libera...no acumules...tu cuerpo no puede almacenar...mana de mas...recuerda...todo lo que has aprendido y usalo.

Empezó a sentir como la energía fluía por su interior, y moto como se intensoficaban sus sentimientos negativos: Odio, vergüenza, miedo, dolor; todo se sobrevino sin ninguna razón, y sabía que era causa del sobreflujo de maná, por lo que tomó aire, y empezó a liberarlo poco a poco,  lentamente incrementado el ritmo, esperando e intentando alcanzar el punto donde no se descontrolase, pero pudiese desalojar el mana sobrante generado por el círculo.  Y esperó que pasase algo

Una corriente de energía broto de tus manos, la primera vez que la usabas, era como si, literalmente, te sacaran sangre mientras la energía bañaba el circulo de magia. Era una sensación extraña, tu mente flotaba durante unos segundos como si estuvieras conectando con algo externo, entonces fue como si algo te apuñalara en el pecho de repente, no había hoja, no había arma pero era la misma sensación, dolía una barbaridad, podías incluso escuchar como Umbra se había puesto de pie mirando con intensidad el circulo suponiendo lo que estaba pasando.

Una sombra empezó a formarse delante de ti, a escasos metros, era una forma indefinida como si fuera una gelatina uniforme echa de gases y de energía oscura, creciendo, palpitando. Unos ojos rojos brillaron en mitad de toda esa masa, mirándote con odio mientras un ruido de interferencia resonaba por todo el lugar, un chirrido desagradable mientras dos grandes garras se formaron del cuerpo oscuro y unas mandíbulas mostrando el vació de su interior acercándose a ti de forma amenazadora.

-Débil…- Susurro Umbra desde detrás de ti mientras extendía sus alas que se alargaron de forma innatural, las plumas saltaron de sus alas impactando en la criatura mientras tu cuerpo parecía debilitarse con cada pluma que se clavaba y sometía aquella masa, haciéndola desaparecer hasta que solo quedaron los restos que se difuminaron como el humo. -Era demasiado pedir...que lo hicieras a la primera...ahora sabes lo que pasara...si fallas. Que es...lo que usaste…para invocarlo?

Cassandra cayó de rodillas, jadeando por el dolor mientras se agarraba la ropa del pecho; quería arrancarla, echarse lo que fuese para pararlo, pero sabía que no era algo físico, así que hizo lo único que podía, intentar calmarse, respirando todo lo continuamente que sus jadeos le permitía. No entendía que había pasado, había hecho todo lo que le habían enseñado, y aún así...

-No... Sé! Me dijiste que liberase y eso he hecho!- Se tomó unos segundos para coger aire- Me pediste que me controlase, que el maná sin control es peligroso, pero ahora es débil?!- Tenía un poco de miedo de ver la reacción de Umbra, pero el dolor y el cansancio no le permitían controlarse; se había mentalizado para esto, pero aún así no podía esconder su enfado hacía su maestra -He pensado en lo de siempre, en lo que me ayuda a liberar la energía y me dices que no vale ¡¿Qué hago entonces?!- Sin darse cuenta, se había puesto de pie y estaba mirando a la Dama a los ojos.

-Al contrario...no he dicho que tu mana fuera débil...he dicho que tu mente lo es...tu lo eres...no has sido capaz de controlarlo…- Respondió Umbra encarandote sin ningún miedo, sus ojos violáceos se quedaron clavados en los tuyos y volvió a sonreír, si es que había dejado de hacerlo en algún momento. -Te estas...enfadando conmigo? O contigo? Te acabo...de salvar...si no lo hubiera...hecho...te habrías perdido en tu propia negatividad...y habrías muerto...pero claro...soy la única aquí...es normal que me encares.

-Por lo general...las aprendices mueren...llegados a este punto...si han sobrevivido a todo lo demás...es su propia magia...quien acaba por devorar...lo que queda de ellas...enfadarte no te va a servir...de nada...superarte...tal vez te ayude...Quieres volverlo a intentar? Adelante...pero…-Te tomo de la barbilla mostrando una fuerza inhumana y te acerco hasta que ambas frentes estuvieron juntas, mirándote de forma intensa. -Vas a recriminarme tu debilidad? Ya es tarde para abandonar, no crees? -No había temblado, su voz había sido firme, sin interrupciones, entonces te soltó y alejo unos metros de un empujón sin tirarte al suelo, volviendo a sentarse en el aire.

-Perdón, tienes razón... Enfadarse no sirve..- Se avergonzó un poco de su actitud- Pero, no paras de repetirme que he fallado porque mi mente es débil, y sin embargo hago todo lo que dices: Me calmo, concentro mis energías y todo eso ¿Qué más tengo que hacer? ¿Cómo hago mi mente más fuerte? ¡Claro que quiero volver a intentarlo!- Dijo esto a pesar de haber soltado el pecho y apretado los dientes del dolor- Pero sólo si va a ser útil, para volver a sentir que me apuñalen para nada prefiero irme a la cama.

-Era inevitable...tu solo crees...en la ciencia...no has visto nada de magia...has visto...cosas inexplicables...pero...nada de magia…- Empezó a explicar con toda calma. - Continuaran apuñalandote, seguirás...sintiendo dolor...porque...la magia es dolor al principio...luego es parte de ti...Si no quieres sentirlo mas...mejor...dejalo...porque hasta que no domines a tu invocación lo vas a continuar...sintiendo a diario… -Explico mientras pasaba los dedos por sus propias plumas.- Quien sabe si merecerá la pena...quieres seguir intentándolo? Si te sirve de consuelo…Yo ya he visto lo que vas a invocar. -Se quedo un momento callada antes de continuar con su habitual sonrisa. -Es una criatura de medianoche.

—No hay que hervirlo más de la cuenta o se echa a perder —dijo para sí mientras atendía las indicaciones de Sayna, obedeciendo de manera bastante eficiente. Se le hacía extraño seguir las indicaciones de otra persona, pero lo cierto es que había creado un lazo con su tutora que no había tenido con ningún otro mentor en el pasado— Guardaré un poco de polvo, ¿y qué hay de la segunda función? ¿Tal vez sirve también como infusión? —preguntó zarandeando un tanto el recipiente donde habían hervido la raíz.

Estaba completamente centrada en aquello hasta que notó aquel mordisquito. Su piel, tan sensible como de costumbre, se puso de gallina. Ladeó la vista con una sonrisa en los labios.

—¿Un regalo? ¿Es que no es ya todo lo que me enseñas uno en si mismo? —rió un poco, pero la alegría dió rápidamente paso a la curiosidad, y pronto miró aquello que tenía para ella. Desenvolvió aquel paquete con cuidado, tomando los objetos uno a uno. Se fijó bien en la riñonera y todos los apartados con los que contaba. Era bastante amplia y que tuviera compartimentos separados le sería muy útil. Depositó, de hecho, el libro en el más grande para comprobarlo. Y tras envolver con cuidado los polvos de la raíz adormecedora, también trató de almacenarlos en un bolsito pequeño— ¡Vaya! Esto es fenomenal. Ya no tendré excusa para ser desordenada —dijo para luego tomar cuidadosamente las dagas. No tenía mucha idea de como blandirlas aún, pero no podía negar que estaban bien equilibradas y eran una artesanía de acabado cuidado. Su aspecto le gustaba mucho y parecía que las había hecho o encargado a medida. Luego las devolvió con cuidado en sus respectivas fundas, tratando de ceñírselas al cinturón.

—¡Me encantan! Te portas muy bien conmigo, ¡no era necesario! —se lanzó rápidamente a abrazar a Sayna, depositando un delicado beso sobre sus labios si no la rehuía, seguido de un segundo beso más sonoro en su cuello— Aunque seguro que ahora el entrenamiento volverá a endurecerse, ¿no? Demasiada miel para tanta calma —soltó una risita y le mostró la lengua, divertida.

-Necesitabas equipo y esto es lo que vas a necesitar a partir de ahora.- Sayna acepto el abrazo con una sonrisa y acepto el beso correspondiendote junto con el beso en su cuello, abrazándoos acarameladas durante unos segundos antes de dejarte que continuaras inspeccionando tu nuevo equipo. -Estuve pensando en darte dagas ocultas, como la que lleve el primer dia, te acuerdas? La que saque de mi bota, pero luego pensé que con tu cuerpo seria mucho mejor enseñarte a usar dos dagas. Si, no es una mentira, a partir de hoy todas las mañanas iremos a entrenar tu cuerpo en combate y por las tardes seguirás aprendiendo el tratamiento de plantas. He sido cariñosa pero en combate seguramente te haga daño así que...mm...es un regalo por lo que te voy a hacer?

Se levanto seguidamente ayudándote a ponerte tu nuevo equipo en el cuerpo, las dagas pesaban en la cintura ya que no estabas acostumbrada pero tampoco era excesivo, fácilmente te harías con el peso. - Te quedan muy bien, ve a mirarte al espejo.- Te dio una palmada en la espalda para que te miraras en el espejo de la habitación y efectivamente, parecías sacada de un videojuego y que tu clase fuera ladrona por así decirlo, te quedaba muy bien el equipo aunque fuera algo escaso.

Dellanie hizo memoria para luego terminar asintiendo. Como para olvidarlo, aunque no fue la primera ni la última vez que su mentora le mostró sus variadas habilidades.

—¿Dos a la vez, tú me ves capaz? —no las tenía todas consigo, a fin de cuentas nunca había tocado un arma de ese tipo. Había tenido navajas en la mano, pero no las había usado de verdad jamás. Y desde luego aquellas dagas eran distinto a cualquier otra cosa que hubiera podido tener en su posesión. Sin embargo se había prometido mostrarse una aprendiz capaz, por lo que trataría de mostrarse atenta— Ya me lo imaginaba... ¡un regalo para no sentirte tan mal cuando me maltrates! —dramatizó, mostrándose divertida aún con todo— Bueno... seguro que aprendo rápido si he de luchar por mi vida —continuó con aquella exageración, si bien no parecía realmente preocupada.

Obedecería para echarse un vistazo en el espejo. Se percató de lo que había cambiado, ya no solo por las vestimentas que pudiera o no llevar, o por aquellos accesorios que le acababan de regalar. No podía evitar fijarse en las pequeñas raíces de los ojos, y en como la estancia en ese lugar la estaba cambiando. ¿Había perdido un par de kilos? Todo podía ser, ahí no abundaba la comida basura...

... pronto se volvería con una sonrisa hacia Sayna, lista para proseguir con su adiestramiento.

El entrenamiento de Sayna se intensifico y para mal, después de aprender a usar las plantas parecia que Sayna se tomo muy en serio las bases del combate, vestida con un traje de cuero que recordaba a una armadura, muy parecida a la que llevabas tu pero de forma que favorecía al estilo de la elfa, Sayna te enseño el manejo de las dagas en combate. Lo primero fue agarrar las armas correctamente, te hizo varios ejemplos de lo que ocurriría si se te escurría el arma en combate, luego movimientos, todo esto en el campo de entrenamiento, al aire libre, quizás al principio diera vergüenza pero conforme pasaba el tiempo entendías que aquello era necesario y que no había nada vergonzoso en aprender a combatir.

Sayna te enseño a moverte, a golpear, te enseño a atacar por sorpresa y a ser ágil, tanto con ella como con los muñecos de practica. La parte facil eran los muñecos claro, porque cuando tocaba con la elfa no se contenía, te tiraba al suelo, golpeaba y con el filo templado te atacaba de forma realista, no llegándote a cortar pero si provocandote algunos moratones que se dedicaba a cuidar por la noche, sin pedir perdón ya que era parte de tu entrenamiento.

Los días pasaron y las semanas se convirtieron fácilmente en cuatro semanas, cuatro semanas en las cuales Sayna todos los días te tuvo aprendiendo maniobras, haciendo que tu cuerpo reaccionara de forma instintiva a cada uno de sus golpes, por fortuna por las tardes tenias descanso y de tanto en tanto te daba alguna recompensa como podría ser el darte algún dulce o comiendo de forma diferente, por ejemplo platos de carne y demás, pero el resto del tiempo era una adiestradora bastante seria.

Al mes y medio de empezar, tu cuerpo había cambiado, no estaba fibrado ni musculado pero si perfilado, si en algún momento habías tenido grasa ahora ya no la tenias, tus piernas se volvieron lindas y durabas mucho mas corriendo, no habías cambiado psicologicamente pero si que eras capaz de encarar las cosas de una forma diferente y ahora. Aunque no podías llegar a superar a Sayna, si que eras capaz de seguir sus movimientos como si estuvierais en una danza de espadas continuada, podíais estar durante horas moviendo el acero en el aire, lanzando las espadas como si fueran dagas y recuperándolas.

Aquella misma tarde, algo cansadas pero sin ser excesivo, Sayna te sonrió también agitada por el combate, quitándose el sudor del cuerpo con una toalla. -Me parece que ya...poco voy a poder enseñarte...sobre combate...fiuf...ya me haces sudar.

Los primeros días fueron atroces para Dellanie. Sobretodo cuando las lecciones básicas precedieron a las ya más entradas en materia. Era una muchacha hábil pero nunca se había visto inmersa en una situación de combate, y le costaba preveer los movimientos de su experimentada tutora. Se sentía a menudo como si la hubieran molido a palos —a veces de manera más literal que otras ocasiones— pero aquello no evitó que siguiera esforzándose más. Agotada físicamente por las mañanas y mentalmente por las tardes, trataba de disfrutar del descanso nocturno. Sayna había probado preocuparse por ella, por lo que aún con todo, conservaba el ánimo.

Y más aumentó su moral cuando los primeros resultados se hicieron notorios. Ya no era tan torpe a la hora de luchar, y a medida que pasaban los días la diferencia de habilidad entre la elfa y la francesa se iba acordando. Su maestra siempre estaría un paso por encima, eso estaba claro, o al menos era lo que creía. Pero la mera idea de poder plantarle cara fue un regalo en si mismo. No es que tuviera ninguna intención de vengarse ni nada por el estilo, simplemente sentir que estaba recogiendo los frutos de sus esfuerzos era una sensación muy positiva.

Además de eso, ahora se sentía mucho más en forma. Desde luego, había abandonado el modo de vida tan sedentario que abundaba en la Tierra, en comparación a lo que podía verse en Elsmera.

—¡Exageras! Sólo intento seguir tus pasos... —expresó con cierta modestia, entre jadeos. Vertió parte del contenido de su cantimplora sobre su rostro, por tal de refrescarse un tanto— Eres muy buena maestra, ¡nunca habría imaginado que llegaría a moverme así! —esbozó una gran sonrisa mientras hacía ademán de secarse y peinarse un poco, disfrutando de la brisa.

-Pero para todo hay un limite, un cuerpo humano...uff...no llegara mas lejos, deberías estar orgullosa. -Aseguro Sayna pasando una mano por tu cabello mojado para acercarte y darte un beso en la frente a modo de recompensa, seguidamente se estiro un poco haciendo crujir su espalda y moviendo los brazos desentumeciéndose ya que tenia en ese momento todo el cuerpo cargado. -Llegaras a moverte mas rápido...saltaras mas alto, te moverás de forma mas silenciosa, tienes potencial, casi estas lista para ingresar en el gremio y tomar tus propias aventuras, aun te queda un poco, pero ya puedes ir visualizando tu meta. -Se volvió a acercar a ti y te dio un toque con su cadera. -Me comentaste que querías aprender a hacer trampas, no voy a poder enseñarte demasiadas pero si las básicas para cazar, ahora, nunca lo hemos hecho pero hoy te tengo una noche muy especial.

Se podía ver una sonrisa divertida en la elfa, aunque no sabias lo que había al otro lado de la sonrisa. -Porque no aprovechas y te bañas? Puedes comprar algo de comer y venir a la habitación, ya veras que divertido.

Estuvo un rato pensando, entendiendo las palabras de Umbra ¿Merecía la pena? Nada que hubiese experimentado si quiera se asemejaba al dolor que acababa de experimentar. Y aun así, había algo que le decía que debía continuar, aguantarlo todo. Seguir con aquello era la única forma de seguir aprendiendo, de seguir experimentando nuevos conocimientos, de poder ver y entender su realidad, incluso había contactado con un ser de otra. Eso era peligroso, arriesgado, doloroso e iba en contra del sentido común, pero por encima de todo eso, era interesante.

-No, maestra... -Había tomado su decisión, iba a seguir pasase lo que pasase- No voy a dejarlo... Haré lo que sea, incluso simplemente... -claramente le costabajo decircuito esto, pero en su voz se notaba sinceridad y determinacción- Creer. Si tengo que cansarme lo haré, si tengo que perder mi energía lo haré, si tengo que cambiar lo haré, si me tienen que apuñalar y gritar de dolor... Lo hsré. Solo te pido que me muestres lo necesario.

Se giró entonces, y fue hacia el círculo de nuevo 

El camino que habías escogido era doloroso, no quedaba mas, la criatura uniforme continuo apareciendo día tras día pero tanto Umbra como tu conseguisteis repelerlo, el dolor era intenso cada vez que Umbra acababa con aquella criatura pero, había algo diferente. Conforme pasaban los días, la criatura era mas débil, no se veía físicamente pero notabas que era mas débil y tu mas fuerte cada vez que lo invocabas, ademas de que el dolor ya no era tan fuerte, no te dejaba tirada en el suelo y cada vez lo llevabas mejor. Con el paso de los días, mas o menos a las dos semanas de haber empezado con la invocación, tu confianza iba creciendo, ya no sentías miedo al invocarla y no tenias miedo a que te hiciera daño, hasta que por fin parecía que lo habías logrado.

El circulo brillo con intensidad junto con el tatuaje de tu espalda, el mana negro que usabas fue arremolinándose en una única zona mientras se formaba un charco negro de ella. Lentamente una figura humanoide fue emergiendo del charco, mas bien como si lo estuviera absorbiendo, su piel era de un tinte mas blanco que el de una humana corriente mientras que sus ojos eran de un tono blanco casi brillante y tanto su cabello como sus ropajes eran de un negro muy intenso. Era una mujer, pero nada mas verla sabias que no era humana y no era precisamente un ejemplar amistoso ya que te miraba y te sonreía de la misma manera con la que te sonreía Umbra.

-Garra...de medianoche...criatura oscura...date prisa...nombrala o te atacara…-Ordeno Umbra al mirar la invocación y viendo algo que tu no podías ver.- Acercate...deprisa...hazla tuya...lo que te salga...del corazón...pero hazlo….Ya!