Partida Rol por web

(Era una tarde de viernes justo el día que llegaban las vacacines, Aya se encontraba en la biblioteca, en la gran mesa tenía colocados todos los libros de la corriente de la magia negra que se hallaba en al colección del centro y en otro lado los registros de los sucesos acontecidos en los últimos 30 años de historia del centro, eran las 19:00, todo estaba en silencio y Aya no tenía molestias de ningún tipo).

Aya estaba enterrada entre aquella montaña de libros de magía negra y artículos del pasado de la historía del centro. La tranquilidad reinaba en el lugar, casi podía sentir el eco de sus propios pensamientos.

" Vaya, nunca hubiera pensado la cantidad de similitudes y aplicaciones entre el sexo y la magía. " Sus manos se deslizaron sobre la imagen que contenía aquella antigua página. Era un dibujo a pluma negra en la que mujeres desnudas bailaban al son de la música alrededor de lo que parecía un ser demoniaco. Fué pasando las hojas poco a poco a medidao que leía. No todos los escritos eran tan oscuros. Algunos libros eran de magia blanca, protectora, familiar, pero no por ello excluian supuestos hechizos que aumentaban el placer en las relaciones sexuales.

" Misticismos, y pensar que mucha gente da crédito a todas estas cosas...¿ Y si tuvieran su parte de razón? Podría probar un dia y hacer algo sencillo para ver que ocurre y demostrarme que todas estas cosas no son mas que habladurias..."

(En una de las páginas hallas un extraño dibujo, un hombre y una mujer ambos con varios penes en sus genitales[tres el hombre y dos la mujer] están eyaculando sobre un grupo de hombres y mujeres de rodillas).

Luxure Cerbero: Otorga el poder de la fecundidad, dos cabezas extras que hara repartir tu fruto de forma ilimitada sobre todo hombre, mujer y niño de la tierra.

" Que dibujo tan extraño, un hombre con varios penes, lo mismo que una mujer." Aya leyó varias veces aquel pasaje y trató de memorizar así como comprender bien sus entresijos.

- Luxure Cerbero. Susurró pensativa dejando correr su imaginación por un momento. Se imaginó por un momento siendo aquella mujer de la imagen, con un miembro de hombre saliendo de su sexo de mujer. Sería muy extraño todo pero le daría morbo por ver la reacción de Aoki. Se rió de si misma por imaginarse aquellas cosas y volvíó a entonar esas frases escritas tan antiguas.

(Se oyo un choque en la parte trasera de la biblioteca y a un jóven, que parecía haberse caído)-¡agh....agh...maldición, como duele!...

Aya dejó por un momento su lectura y se acercó a la fuente del ruido.Al parecer un chico se había accidentado y estaba tirado en el suelo.

- ¿ Estas bien? Se agachó preocupada. Le sonaba la cara del chico, una vez había visto como los integrantes del equipo de basquet le gastaban bromas pesadas y se metían con el.

-Shh...ah...como duele...si, estoy bien, gracias, Aya-chan(el jóven se incorporó como pudo)...creía que estaba solo, ¿que ahsce aún...Aghhh...aquí?(aún parecía dolerle el tobillo derecho de la caída, parecía haber tropezado con un carrito para llevar libros).

- No tienes mucha pinta de estar bien. Ven, déjame ayudarte. Aya le ofreció un hombro en el que reclinarse de camino a la mesa donde estaba estudiando. Podían verse los libros de magia amontonados sobre la superficie. La joven cerró el libro que tenía abierto al pasar por su lado.

- No te rias pues..consultaba estos libros de magía. Buscaba alguno realmente antiguo, el mas cercano a los origenes de todas estas cosas. Muchos son copias y versiones de autores recientes. ¿Y tu, que hacías antes de tropezar?.

(Edgar, revisó con su dedo el interior de su boca)- ¿Aparte de caerme y morderme la lengua?...estaba buscando a un chico que al parecer andaba por aquí, le habia visto por la ventana, yo soy de los últimos en irme, y como pensaba que no habia nadie al verlo, vine en su busqueda...

- ¿Un chico? Yo no vi a nadie. Salvo a ti claro. Sonrió ante el comentario viendo como se tocaba la boca. Se alisó los cabellos y sentada volvió a hojear uno de los libros.

- ¿Y porqué le buscabas? A ese chico que vistes dentro. Levantó la mirada, curiosa.

-Pues...es que...(se sonrojo)...yo creo en los flechazos...(se rasca con el dedo la mejilla)...se que suena estúpido...más que todo...(señala con el dedo a los libros de magia negra)...eso que tu crees que es raro...pero tranquila para pero estoy yo(dijo algo nervioso).

Aya parpadea sin entender bien las palabras del chico.

- Te debiste dar muy fuerte en la cabeza. No te sigo...espera, me estas diciendo que tu sabes de estas cosas? Señaló a los libros que tenía sobre la mesa.

Sus ojos se abrieron como platos, se acercó mas al joven, sentandose a su lado, acercandose mas a el con curiosidad, tanto que rozó con sus hombro el brazo de Edgar.

- A ver...repite y por favor no te pongas nervioso, tartamudeas cuando lo haces y no logro entenderte. Le sonrió de nuevo.

(Suspiró antes de continuar a hablar más calmado)-Decía que yo creo en los flechazos y eso es más raro incluso que una preciosa joven este mirando libros de magia negra, eso es lo que queria decir...aunque tembién entiendo de magia negra(se enrojece aún más).

- Ahmmm...vale, no te había entendido perdona. Sonrie por un momento con su torpeza. Después frunce el ceño repitiendo las palabras del chico.

- Espera, espera..¿ Entiendes de magia negra? ¿Me estas tomando el pelo? demuestrame que es verdad, buscaba aprender un poco ! Le coge del brazo y le zarandea como una cría que se hubiera encaprichado de algo y diera una pataleta.

- Ups perdona te arrugué un poco la camisa. Dijo mientras le ayudaba a alisarla con su mano para después dejar un poco de espacio entre ellos.

-Bueno...yo...el chico...(miró hacia el ventanal y despues a ti)...es igual, bueno te enseño algo de lo que se, pero no creo que debieras tener tanto entusiasmo por ello, podrias tener problemas con algún fanático loco...

- No te preocupes, se cuidar de mi misma aunque no lo parezca. Estoy ya acostumbrada a ciertos fanáticos locos y ya no me asusto fácilmente. Pestañeó divertida un par de veces cada vez mas interesada en lo que ese chico pudiera contarle.

- Vamos, ¿Que puedes enseñarme? Mira estuve leyendo un par de pasajes. Aya acercó el libro al joven y fue pasando sus páginas sin prisa, acabando en la última que había leido ( Luxure Cerbero).

(Edgar te explicó los conjuros que ahbía oído que funcionaban, pero que él no había usado por miedo a las represalias y despues te enseño como hablar con un inofensivo espíritu según habia oído, para ello debías usar las palabras "ergo zulum arbolem" y después, decir "ohh, epíritu inofensivo acude a mi llamada", al llegar a la última página ve el luxure cerbero)-Un hombre con tres penes...y una mujer con dos penes...semilla...es muy...cof...inquietante...(dice algo sonrojado)...bueno, no quiero molestarte más en tus investigaciones, me voy a casa, pero enseio Aya, no uses ningún hechizo, no te metas en problemas, tampoco uses el grito de los excluidos no sería prudente...(el chico algo sonrojado se despide de ti con la mano y se marcha, andando un poco nervioso por las conversaciones acontecidas).

La sensación de poder que ofrecía la magía le estaba gustando pero ansiaba conocer más.

" Si estos son sencillos como dijo Edgar...¿que podrán hacer los mas avanzados?"

Aya había leido que la mayoría de espiritus eran muy susceptibles y no era conveniente enfadarles. Esa tarde se dió una suave y agradable ducha y sobre su piel desnuda se puso un fino albornoz, era lo más parecido que tenía a una túnica. Se encerró en su habitación y encendió una vela, la única luz del lugar.

- Ergo zulum arbolem..Tragó saliba, estaba nerviosa por ver que podía ocurrir.- Ohh, epíritu inofensivo acude a mi llamada.. Continuó su letanía un par de veces mas .

(Un susurro parecía venir del interior de tu armario)...Aya...Aya...Aya...aquí estoy...no tengas miedo...no te hare daño...acercate...estoy aqui(la voz te resultaba conocida y escalofriante, aunque por otro lado, era un espíritu, como no iba a serlo, claro esta).

Aya dió un saltito y pisó descalza el suelo de la habitación. Dudando recorrió el espacio que la separaba del armario y antes de acercar su mano al pomo para abrir se apretó bien el cinto que anudaba su albornoz. Con el frio sus pezones se marcaban duros, apretados contra la suave tela.

" Vamos Aya, abre..." Se dijo animándose, y así lo hizo.