Partida Rol por web

-Helena... no creo que en este caso... -la cara de circunstancias de Rafael lo decía todo.

-He dicho que prueben su valía -recalcó ella, sin gritar, pero con un tono autoritario en el que no había lugar a queja alguna. 

Rafael suspiró, conteniendo la réplica en sus labios. 

-Ni se os ocurra ser un estorbo -les advirtió- ¡vamos!

Y sin esperar a que ninguno reaccionase, se dio la vuelta y salió corriendo, corredor adelante. 

Al ver la orden de la príncipe John se pone de pie a la espera de la orden de partida, al parecer era un problema grave y si Lola estaba en dificultades quedarse sentado en las comodidades era imposible, después de todo había dado su palabra de ayudarla y John siempre mantenía su palabra.

Si hay que pelear soy bueno con las espadas comento a Rafael al momento que se ponía a su paso a lo largo del corredor...

Me sentía avergonzado porque hubieran pensado que estaba espiando, no era mi intención. Me interesaba saber qué era lo que hacíamos allí pero no pensé en ningún momento que el hecho de concentrarme en una conversación iba a suponer un acto de espionaje.

No sabía si podían leerme la mente con la misma facilidad con la que me transmitían su pensamiento, pero en mi interior formé una idea por si podía ser percibida. 

"Lo siento, no pasará de nuevo. No controlo mis poderes. Gracias por perdonarme"

Por un lado había una sensación de alivio al ver que realmente Angela era mucho más que una niña. Dentro de poco podría verla como un ser poderoso que no necesitaba ayuda, eso tranquilizaría mi mente. Por otro lado me había dado cuenta del inmenso poder de los seres que nos rodeaban.

Nos llaman chiquillos - Sonrío mentalmente - Ahora me doy cuenta porqué

Anta la orden de la príncipe doy un salto. Estaba ensimismado en mis pensamientos y mi mirada parecía perdida hacia Angela y Rafael. Al ver reaccionar a John, salgo justo detrás de él y lo sigo por el pasillo.

- ¿Espadas? - Miro con extrañeza a John mientras corro a su lado - Yo prefiero una buena pistola - Sonrío - Pero no hay problema si hay que usar los puños.

Pongo mi memoria a funcionar pero no se mucho de Eileen, es una arconte pero ese término ahora mismo significa poco para mi. De alguna manera un arconte depende del Justicar, que es Rafael.

- Rafael, ¿necesitamos armas? ¿puedes adelantarnos algo de lo que está pasando?

Mientras corro al lado de John y detras de Rafael agudizo de nuevo mis sentidos tratando de oir o ver algo por delante de nosotros.

A Verónica se le heló la sangre al oír las palabras de la príncipe y de Rafael: probar su valía…y no se consoló al percatarse de que sus dos nuevos compañeros estaban incluso animados.  La noticia le sorprendió a Verónica toqueteando el móvil que tenía en el bolsillo, que por suerte había puesto en silencio y era su único enlace a la vida que había dejado atrás. Lo toqueteaba mientras pensaba en sus compañeros, su familia…. pero no se atrevía a mirar los mensajes. Pero ahora estaba donde estaba, acababa de escuchar a Rafael y no podía defraudar a nadie ya que por lo que sospechaba peligraba su vida o no vida esos matices ahora daban igual. Siguió a Rafael al igual que sus compañeros acelerando el ritmo para no perderlos.

"Estás perdonado" escuchó en su cabeza mientras casi corrían en dirección a la salida del Café Gijón "pero has de recordarlo, no somos nosotros tus enemigos; confía en nosotros".

-¿Armas? -Rafael levantó una ceja- estamos en el siglo XXI. A lo mejor en Estados Unidos nadie se extrañaría de veros por la calle con una pistola, pero aquí no es lo normal, como podréis saber. Y una espada llamaría mucho más atención que cualquier otra cosa.

Cruzaron el umbral y salieron apresuradamente a la oscuridad de la noche. Parecía que Rafael sabía exactamente a dónde tenía que ir. 

-Por supuesto podéis llevarlas ocultas, como hace Azara y como hago yo a veces; puedo llevaros a un amigo que podrá venderos lo que queráis pero desde luego ahora no. ¿Tenéis licencia de armas?

Doblaron una esquina en Cibeles, subieron por la calle Alcalá. Los que conocían Madrid se dieron cuenta de que se dirigían directamente al parque del Retiro. 

A los comentarios precisos de Rafael John responde, si precisamente para tenerla oculta, es a modo de prevención o algo más filoso que sea pequeño y pueda hacer daño, cuando le preguntan por la licencia de armas John baja la cabeza en señal de que no justamente en el momento preciso para saltar una caca de perro, valga casi me ensucio y cuidado allá atrás, no no tengo licencia de armas. Que le sucede a Eileen?

-Entonces puedo presentarte a un... "vendedor" de otro tipo... mi amigo no creo que te lo venda sin que le enseñes una licencia -respondió Rafael mientras atravesaban por el medio la puerta de Alcalá- pero no me hago responsable si la policía te pilla por la calle con ello. No sé qué le sucede exactamente a Eileen... pero... he notado algo, un cambio, algo inquietante...

Mientras Rafael trataba de explicarse, entraron en el parque por una de las puertas laterales. Estaba oscuro, las farolas de ese sector estaban apagadas, extrañamente. Rafael parecía saber exactamente por dónde correr. Entraron en una zona donde la arena de un paseo estaba removida y llena de marcas. Los bancos estaban volcados o tirados a varios metros de donde deberían estar y había un par de árboles tronchados. El cesped de los laterales, ni que decir tiene, ya no existía prácticamente; en su lugar sólo había un batiburrillo de tierra removida y hojas. En medio de todo ese destrozo, se retorcía una figura, en el suelo, inconfundibles sus ojos verdes brillantes, inconfundible su rojo pelo de fuego, inconfundible su... su...

-¡¡Maldito hijo de p***!! ¡Gilip*****! -gritaba la figura a voz en grito- ¡maldito tú y toda tu estirpe! ¡Cuando te pille te voy a desollar y a sacar todos los huesos de tu cuerpo de uno en uno!

Aquello era irreconocible. Los que habían interactuado con ella no reconocieron en absoluto a la dulce y sonriente Eileen. 

-Hola Maeve -Rafael se lo tomó como si fuera lo más normal del mundo; incluso la llamó de otra forma- ¿qué ha sucedido? ¿estás bien?

La joven les contó rápidamente que una bestia enorme la había atacado cuando estaba buscando a Carlos y a Verónica y que cuando casi la tenía ya, ésta le había mordido la pierna, rompiéndosela y había salido huyendo, haciendo que le fuera imposible perseguirla. Claramente era la misma persona que habían visto antes, pero la forma de hablar y de expresarse, incluso su mirada, habían cambiado totalmente. Dijo que la criatura la había cegado por un momento y cuando había abierto los ojos ya no estaba, así que no estaba muy segura de hacia dónde había desaparecido. También les dijo que la persiguieran, que ella estaba bien y que tan pronto se soldaran los huesos de su pierna, los alcanzaría. 

Rafael miró a los tres nuevos, por si se les ocurría qué hacer. Luego cerró los ojos y comenzó a concentrarse. 

Maeve??? esa mujer se llamaba Eillen hasta donde John sabía, claro que la mujer dulce y encantadora de linda mirada que conoció en la habitación no se reflejaba en su rostro de ninguna manera...

Soldarse los huesos? es eso posible? bueno ya anteriormente había visto habilidades extrañas así que una nueva no sería nada "sorprendente", era cuestión de asimilarlo lo más natural posible.

En el momento que Rafael empieza a concentrarse John mira a Eillen/Maeve/alguien/como se llame/ y le pregunta, por donde se fue?

¿Eileen? ¿Maeve? No me sonaba de nada. Eileen era la arconte, pero cada vez entendía menos.

Pero iba aprendiendo. Las armas no eran tan valiosas como podía pensar. Tendría que hacerme con una pistola (mi licencia de armas de caza posiblemente no valdría, tendría que verlo) pero estaba claro que no iba a poder ir por Madrid con una pistola por la calle. La discreción parecía uno de los temas más importantes para esta gente.

Inspiro profundamente intentando percibir algo, algún olor, una huella, un sonido, algo extraño que desentono en el entorno. La noche esta llena de sensaciones y aun no se qué estoy buscando.

Mientras Rafael está concentrado miro si hay sangre por el suelo. Si encuentro sangre y Rafael no me para, la toco con mi dedo con ánimo de llevármela a la boca.

-No lo sé, no sé por dónde se fue -espetó la pelirroja mientras trataba también de concentrarse para cerrar la herida y soldar los huesos de su pierna-, ya he dicho que me cegó y cuando pude volver a mirar, había desaparecido. Cuidado con los sentidos amplificados, Rafael... y tú también, Isaac, parece que también puedes... es capaz de emitir una luz cegadora cuando quiere, así lo consiguió.

Qué aspecto tiene? Si es una bestia cómo dicen qué podré hacer yo? A Verónica le temblaban las piernas sólo imaginarse que esperaban de ella si se encontraba con la bestia que le había hecho esta herida a Maeve pero sabía que estaba a prueba y se estaba dando cuenta de que su vida de antes ya la podía dar por olvidada y lo único que tenía era esta nueva "familia" . Eso o quedarse sóla como vampiro. Estaba clara la opción