Partida Rol por web

-Buenos días tengais- Os saludo la camarera mientras trae una bandeja llena de pan, leche y miel.

-Mi padre me ruega que os tratemos bien, pues teneis una dificil misión por delante. Por si no lo sabeis las ruinas están a medio dia de camino de aquí, en dirección Noroeste.- Os mira sonriente a los tres y os hace una leve inclinación de cabeza a modo de despido.

-Estoy seguro de que si llegáis a conoceros realmente os llevaréis mejor de lo que pensáis. Como decía uno de mis maestros "Nuestras diferencias nos hacen iguales".- 

Cuando Hogan bromea sobre mi cornamenta, me alegra ver como el ambiente empieza a relajarse.

-No te preocupes, no puedo tomármelo a mal y sí, ahora puedo curar más y mejor.-

Acepto la oferta de Erea y me siento con ellos. La camarera no tarda en llegar y además de un buen desayuno nos da una ración de información concreta. 
 

-Gracias, haremos lo que esté en nuestra mano.- Le digo mientras voy cogiendo mi parte del desayuno.

-¿De qué quieres hablar?- Le pregunto a Erea.

Imito a Birch tomando un par de panes y colocándolos en mi zona. Enseguida Ebichü sale de mi capucha y empieza a comer. Birch ya lo vio ayer y no le importó compartir mesa con él. Pero el bárbaro aún no le ha visto. Me pregunto cómo reaccionará.

Puede que tengas razón, Birch – contesto sin estar convencida de mi afirmación y eludiendo un posible conflicto -. De lo que quería hablar es del viaje – dijo cambiando de tema -. Ya sabemos que las ruinas se encuentran a media jornada de aquí – hago una pausa y los observo a ambos -. Me gustaría que puesto que somos un grupo, todos pusiéramos en común la información que cada uno tenga sobre las ruinas, si es que tenéis alguna. Además, sentiros libres de compartir cualquier tipo de información que pueda beneficiar al grupo.

Tu maestro más fiel te encomendó esta misión para explorar las ruinas descubiertas. Según te comentó mientras meditaba profundamente para sentir las energías del mundo, notó una fría oscuridad retorcerse, doblarse y finalmente escapar al mundo material. 

El lugar por el que esa oscuridad de está filtrando coincide con las ruinas descubiertas.

Tus maestros han sentido una perturbación en las energías naturales, una especie de energía oscura, distinta a la magia, está empezando a entrar en el mundo.

Tus maestros temen que estas energías pueden llegar a afectar a los animales y las plantas del mundo, cambiando su comportamiento.

Confían en ti para que averigües todo lo que puedas y te comuniques con ellos antes de tomar cualquier medida.

Sabes que puedes comunicarte con ellos mediante unos árboles centenarios que crecen en lo profundo de los bosques del mundo. 

Tú maestro te comentó que tiene cierta idea de que podría ser, pero prefiere tener más información mientras reza a Kotsa para que sus temores no se hagan realidad.

-Mis maestros han sentido una perturbación en las energías naturales, una especie de energía oscura, distinta a la magia y que está empezando a entrar en el mundo... Las ruinas son el lugar por el que ha entrado dicha energía. Temen que pueda llegar a afectar a plantas y animales, cambiando así su comportamiento, como ya vimos anoche.- Hago una pausa para tomar otro trago de leche.-Me mandaron a investigar la situación sin intervenir. Pero estoy harto de no hacer nada para ayudar al mundo y si en las ruinas está la respuesta para ponerle fin al mal que se avecina, como sospecho, no dudaré en usarla.- Lo digo y un nudo se forma en mi estómago. Me duele tener que ponerme en contra de los míos, pero duele aún más no hacer nada para ayudar a los demás. Se supone que ese es nuestro trabajo, nuestro juramento...

-Eso es todo lo que sé.- Digo con un ligero pesar mientras termino mi desayuno.

- ¿Energía oscura? ¿Magia?

Al oír la explicación que acaba de dar Birch, no puedo más que repetir esas palabras. Palabras que designan cosas que no alcanzo a comprender...

-Yo no sé nada de eso. No sé qué pasa en las ruinas y no entiendo eso que dices de la energía oscura. Pero lo que sí sé es que hace ya tiempo que en todos los confines del mundo nadie habla más que de las ruinas, y que allí es a donde me encamino. Sea lo que sea lo que pase allí, merece la pena echarle un vistazo.

Miro en derredor mientras muerdo un panecillo y algunos recuerdos lejanos acuden a mi mente.

-Solo sé que en esas ruinas había probablemente una ciudad. Con gente, con vida... pero todo eso desapareció. Como Batch, la ciudad en que los hechiceros construyeron una gran torre y donde se extraía un metal preciado, duro y ligero. Era enorme y bulliciosa, pero despareció del todo.

-La ira de los dioses por el mal hacer de los hombres, o al menos eso es lo que cuentan las historias de mi tribu. Cuando aún no levantaba un palmo del suelo me encantaba oír al Contador de estrellas, podía escuchar sus historias una y otra vez sin cansarme...

Cojo otro panecillo y lo mastico mientras los recuerdos y cierta nostalgia de mi pueblo se arremolinan en mi mente.

Cuando Hogan termina de hablar decido intervenir para poner en común lo que sé.

- Mi maestro también sintió una helada oscuridad introducirse en este mundo - asiento -. Haré todo lo que esté en mis manos para detener su avance.

Continúo desayunando en silencio, procurando dejar pequeños trozos de pan para que Ebichü también coma.

Termino mi desayuno y me levanto de la mesa con una sonrisa.-Vayamos pues.-

Si estais todos listos, podeis partir ya, si preferís comprar provisiones, o visitar la herrería o algo así, comentadlo y haremos eso.

Vosotros elegis.

-Bueno, pues ya está todo dicho, supongo. Sigo sin entender eso de la oscuridad, sea helada o ardiente, digo apartando de mí los restos del desayuno.

-Lo único que sé es que lo que sea que pase no va a encontrarme aquí esperando, y por lo que veo, a vosotros tampoco. Partamos hacia las ruinas, nos espera, en principio, sólo media día de camino.

Si nada nos "entretiene", claro... Quizá lo de anoche no vaya a ser un hecho aislado...

-Aun así, creo que estaría bien llevarnos algo de comida y cualquier cosa que creáis que podría ser útil. La comida quizá podamos comprársela al posadero. Y yo tendría que buscar un escudo. Desde que se rompió el último no he vuelto a comprar otro, y no me gustaría aventurarme en las ruinas sin uno.

Tras terminar de comer Ebichü se esconde en mi bolsillo. Inclino la cabeza agradeciendo los alimentos recibidos en el desayuno  e imito a mis compañeros poniéndome en pie.

- Sí, es una buena idea llevar reservas de comida - miro a Hogan -. Y si necesitas un nuevo escudo, podemos acercarnos a la herrería. Siento curiosidad por saber qué armas venden.

Me acerco a la barra para hablar con el posadero. 

Viendo que Erea se acerca a la barra, el Posadero suelta los platos que llevaba en la mesa con dos enanos y se encamina a la barra para hablar con ella.

-Buenas jovencita, ¿Que deseaba?-

Te pregunta con una sonrisa.

La idea de aprovisionarnos me hace caer en la cuenta de que hará falta más dinero, sino para este, para otros viajes por estas tierras. Barro con mi mirada la taberna en busca de un tablón de peticiones y recados, la mejor forma de ganar dinero es aquella en la que ayudas a los demás.