Te despides de Shiro, la cual te acompaña a la puerta y te vas al lugar donde pactaste con Koichi.

Ya era mediodía y tenías hambre, cuando viste al joven sentado en una banca del parque, esperándote para tomar unas fotos.

- Tempus-san, hola - rió y te hizo una reverencia - ¿Qué te parece si comemos algo antes de las fotos? Yo invito -.

Katherine hace una mueca recordando a una niña berrinchuda, pero al final se une a las risas de Kasumi. No valía la pena ponerse mal por un simple fallo, lo importante era seguir practicando. Cuando se colocaba de nuevo en posición para lanzar otra flecha, se acercó la madre de Katherine hacia ambas e hizo un movimiento con su cabeza.

-Hija, debemos irnos-pronuncia esas palabras con un acento japonés perfecto, casi como si fuera natural a comparación de lo forzado de la pelinegra-. Disculpa que me la lleve, pero debemos hacer otras cosas-realiza una reverencia a Kasumi y sonríe tranquilamente-. Gracias por cuidar de ella. Me iré adelantando para calentar el automóvil, te espero en el estacionamiento.

La madre se despidió y se alejó caminando a paso rápido del campo. Katherine encogió los hombros y recoge la flecha fallada para guardarla en su carcaj. Mientras recogía las cosas, se disculpaba con Kasumi.

-Debo irme, pero me dio gusto hablar contigo y saber que estás bien. Perdona que no haya tirado de nuevo, pero puedes ir al club en la escuela. Seguramente serás bienvenida y así podrás ver a otros practicar.

Se va encaminando y se despidió agitando su mano.

-¡Nos vemos en la escuela!

Se retiró caminando hacia el lugar donde quedó con su madre, guardó las cosas y en una conversación inglesa, ambas se retiran del instituto con una mezcla de cansancio y satisfacción.

Al divisar a Koichi, la joven escuchó a su estómago gruñir y volteó a los lados por si alguien la habría escuchado. Cuando llega con el chico, le sorprende que haga una reverencia y no un saludo más común de los que está acostumbrada. Le sonríe y asiente a su petición.

-Claro... no hay problema. Por cierto, buen día.

Caminaba a su lado mientras el chico le guiaba hacia algún lugar para comer y se refresca cuando el viento juega con su cabello.

-¿Cómo seguiste? ¿Te recuperaste bien?

Ante la inesperada llegada de la madre, Shiro entristeció ligeramente: Nos lo estábamos pasando bien.

- Bueno, ha sido un placer hablar contigo. Seguramente me pase por el club. ¡Nos vemos en la escuela! - dijo Shiro despidiéndola con la mano.

Ahora, a lo que hemos venido. ¡A entrenar! Tras un breve calentamiento, empezó a dar vueltas y a hacer distintos ejercicios de atletismo.

Descuida Tsukaima-kun, respeto mucho a mis compañeros y superiores, Kenta-kun es un buen presidente, mas es algo suave, por eso me desempeño así.

Irisu asintió ante las palabras de Katherine.

Gracias a ustedes, de igual manera agradezco que me permitieran robarles algo de su tiempo. Otro día será Tsukaima-kun, y esperare esa bebida con mucha sed.

Le giño un ojo y saco unos lentes negros, tras acomodárselos se levantó para salir caminando.

Fue agradable platicar con ustedes chicos. Los veré en clases.

Con sus ropas negras se alejó con paso orgulloso. Daba la impresión de conocer a donde se dirigía. 

- Sí, muy bien - baja la mirada un poco avergonzado.

- La verdad es que no he podido dejar de pensar en la extraña mujer de cabello blanco desde eso y escribí toda una columna sobre lo que sucedió ese día - te miró entusiasmado y dijo - Espero publicarla en el periódico apenas regresemos a estudiar - sonrió y te guió hacia un lugar donde había comida rápida. No era un restaurante de lujo, pero al menos era de comida conocida para ti: hamburguesas, perros calientes, pizza, etc. Era un alivio, en parte.

Entran y la mesera toma su pedido. Luego, Koichi te habla y dice - Quería conocer tu versión sobre lo sucedido, Tempus-san. Muchos compañeros han hablado sobre cosas extrañas, pero todos parecen mencionar cosas diferentes. Incluso, hice un dibujo sencillo sobre quien me curó - te alcanzó una foto sobre una joven de cabello blanco con ojos de dos colores y lo que parecía una extraña armadura y alas negras. Era bastante bueno el dibujo para alguien como él. Una verdadera sorpresa.

No hubo tiempo siquiera de invitarles a las chicas las bebidas, las dos por una u otra razon se habian ido. Mamoru estaba solo en medio del pequeño parque mientras el viento de la tarde se llevaba unas hojas que estaban a su lado con un destino desconocido. Sonriendo como si esto no le sorprendiera se sento en un columpio y empezo a mecerse como era su costumbre, era bueno que por fin pudiera relacionarse como se debe con otras personas, sin la aplastante presencia de sus primos que ahuyentaban a todo ser humano que estuviera cerca de el. Miro el reloj en su movil y se paro algo presuroso, en unos minutos iba a empezar su anime favorito y no se lo queria perder.

Antes de irse miro los culumpios una vez mas para despues salir casi corriendo a casa. Mamoru estaba contento, por que comeria pudin, veria su anime favorito y la sorpresa que el no esperaba: conocio a un par de chicas mas de lo que esperaba, creyendo que pudieran ser amigas potenciales.

-Hoy ha sido un gran dia. Ojala pronto volvamos a clase

Dicho esto Mamoru empeso a correr hacia su casa, era casi de noche, las luces se estaban prendiendo y no queria perderse su programa. Hoy habia sido un buen dia, si, sin duda un buen dia.

Reimu no puede evitar reír ante la conclusión a la que había llegado tras escuchar el nombre de su peluche, una lastima que no fuera la acertada, pero no considero el corregirla, mas tarde se lo diría. Miro como se colocaba y escucho con interés las palabras de Katherine, como explicaba que le agradaba la tranquilidad, al igual que a Reimu. Lanzando la lata a la basura, se levanto de su asiento y asintió.

-Es un poco tarde si, quizás seria mejor volver. Seguro que nuestros padres lo agradecerán. Antes de ponerse en camino, Reimu ladeo un momento la cabeza y sonrió. -No a estado mal el hablar contigo, si me ves en clase no dudes en hablarme. A veces me distraigo un poco, pero por lo general estoy atenta. Dicho esto, la ayudo a encontrar la estación y de allí el como volver a su hogar.

-¿Mi... versión?

Ya había conversado con sus padres, pero al menos sabe que Koichi estaba ahí y no tergiversará los datos de lo que ella relate. El interés periodístico del chico le gustó de cierta manera y más con el talento de dibujante que poseía. Sin lugar a dudas, el joven podría ser un escritor de novelas gráficas o un editor que da su opinión a través de una caricatura de crítica social.

-Well... Cuando apareció esa chica rara y la niebla... yo estaba sola, a pesar de que momentos antes me encontraba con Jaycee, Kasumi y Kuroryuu. Busqué por todos lados hasta toparme con Mamoru, Tsukaima Mamoru, que se encontraba en el suelo cansado. Minutos después reanudamos la tarea hasta que vimos a la señorita Irisu y a Reimu hablando entre sí. La vicepresidenta tomó las riendas rápidamente e improvisamos una cuadrilla para buscar al resto de nuestros compañeros.

Tomó aire y se quedó mirando al dibujo que hizo el chico.

-And... Y después vimos a la vocalista de Red Stones socorrando al baterista, quien estaba herido...-recordar eso oscureció sus ojos azules-. And we saw two black fiercest wild foxes. They were able to kill ...-levantó la vista y lanzó un suspiro-. Perdón... vimos dos zorros negros feroces, parecían dispuestos a matar porque vimos que tenían sangre en su hocico. La señorita Irisu y yo tratábamos de distraerlos mientras Reimu y Mamoru los atendían.

Su vista se perdía en un recuerdo más allá de los trazos que formaban una descripción.

-Y eliminé a unos de esos animales con mi arco y flecha... Irisu apenas podía con el otro y cuando se disponía a atacarme...-sus ojos se iluminaron un poco-. Una chica rubia con ropajes extraños y que emanaba rayos salió de la nada, dispuesta a enfrentarse a ese animal. Parecía dudosa y nerviosa, como su no estuviera acostumbrada a pelear... Parecía tener... ¿Powers... Magic? No lo se, pero cuando se iban a enfrentar el zorro desapareció y esa joven huyó.

Levantó su atención hacia Koichi y esbozó una débil sonrisa.

-Y luego desapareció la niebla... el resto ya lo sabes.

Katherine observó al chico, pues sabía que vendrían otras preguntas debido a la historia que acaba de contar.

El chico anotaba todo lo que le decías con bastante rapidez y velocidad, pero se detiene cuando mencionas una chica mágica.

- ¿Chica mágica con poderes? Vaya, a ella no la habían mencionado hasta ahora. ¿Cómo era su ropa? - seguía anotando todo mientras la mesera llevaba las bebidas que ordenaron y se retiraba con una reverencia para ir por lo demás.

- Bueno, yo fui atacado por uno de esos zorros y... La verdad, pensé que moriría. Naoko-san me encontró y me ayudó a moverme, pero quien curó mis heridas fue la criatura que te mostré antes - reflexiona antes de seguir tomando notas a gran velocidad.

- Quiero publicar esto porque la sensación es la misma en toda la escuela: todos queremos pensar que lo que sucedió no fue más que en sueño, pero también reasegurarnos de que no estamos locos porque lo vivimos - se tocó un costado de su torso, recordando algo.

- Con los medios ocultando la verdad, es posible que muchas crean que perdieron la cabeza, pero eso será un recordatorio de lo que pasó - en ese momento, llegó la comida. Koichi guardó sus notas y te dijo - Podemos continuar después de comer - rió más enérgico y comenzó a comer la pizza personal que había pedido, junto con un refresco de cola. 

-Su ropa...

Katherine frunció el ceño al intentar recordar la vestimenta de esa "heroína", por lo que meditó por varios segundos para evocar la imagen de esa rubia.

-Era rubia de cabellera larga, ojos rojos con una mirada decidida, llevaba un vestido negro, guantes largos del mismo color y creo que parte de su vestido era con corsé, botas largas... y ornamentas en sus brazos de color rojo, al igual que en su cabello... Emanaba mucha energía, casi como un atleta profesional... Se presentó como Lightning, que quiere decir, creo, luz o relámpago.

Al escuchar el relato de Koichi de cómo fue atacado, la pelinegra se turbó pensando que tal vez ese día no estuviese hablando con él de no ser por la intervención de ese ser que ella puede imaginar a través del dibujo que él hizo. Asintió ante su vehemencia de decir la verdad y de cierta manera le dio orgullo ser su compañera de clases. Cuando llegó la comida, a Katherine le gruñó el estómago por ver un alimento que le agradaba bastante. Rió con el chiste del chico y se dispuso a morder una rebanada de pizza que pidió también.

Tras varios minutos saboreando la mezcla familiar de queso, salsa de tomate y pepperoni, la joven se limpió sus labios y dio un sorbo a la bebida, el cual era un té de limón.

-¿Hablarás con todos? ¿Crees que ellos tengan la misma disposición? ... Sólo espero que el evento no se vuelva a repetir y los demás aparezcan...

Mientras la describías, Koichi hizo un dibujo de la ropa y trazaba a gran velocidad, aunque limpió sus manos primero para no ir a ensuciar el dibujo. No habías sido muy específica, así que se dio unas cuantas libertades.

- ¿Más o menos así? - el dibujo no era muy exacto pero su talento era increíble. A lápiz solamente, pero un gran dibujo.

- ¿Qué tal? Como no la conozco, no es muy preciso pero creo que cumplira su propósito - rió y luego guardó la libreta para dar un mordisco a su rebanada de pizza.

- Verás, mi intención es que esto llegue a toda la escuela porque no puedo hablar con todos, pero si esto sale, muchos querrán agregar información, o es lo que espero. Creo que así podríamos llegar a alguien que sepa qué les sucedió a los desparecidos - tomó un trago de cola y dijo - Espero que esto ayude de algo -.

Al ver la imagen, Katherine torció la boca un poco. Si bien la imagen de la rubia la tenía presente, no podía describir a detalle por falta de conocimiento del idioma y se limitó a sonreír.

-Perdona que no pueda describir bien. Sí tiene los rasgos que te dije, pero... mejor pregúntale a la señorita Irisu, Reimu o Mamoru, ello lo harán mejor.

Dio otra mordida a su pizza mientras escuchaba los motivos de Koichi y no pudo evitar sentirse aliviada de que alguien tomase esa responsabilidad.

-Esperemos que tus propósitos se cumplan, y que los demás lo comprendan. No me gustaría que alguien de la clase tratara de evitar lo que haces...

Le tendió los dibujos al chico para que los guardase y dio otro sorbo a su bebida.

-¿No te has sentido mal? ¿Te has estado cuidando?

Ante tu reacción, pierde un poco de entusiasmo y dice - Bueno, es lo único que tengo por el momento. Espero que se acerquen más adelante a decirlo con más detalle - terminó su rebanada y pasó a la siguiente. Era increíble cuánto podía comer un joven con ese físico.

- Esa joven me curó y ya no tenía ni un rasguño. Lo único que necesitaba era una transfusión porque había perdido mucha sangre pero mi cuerpo estaba intacto - dijo con cara triste.

- ¿Y tú? - Koichi ya estaba terminando su pizza, no entendías cómo pero estaba por terminarla y se acercaba la hora de irse. Al parecer, tendrían poco tiempo para tomar las fotografías en el parque.

Cuando notó el cambio de humor en el chico, Katherine no puede evitar sentirse un poco culpable. No era su intención que se pusiera así, y más cuando se enteró que estuvo en peligro por la pérdida de sangre. La pelinegra se mantuvo callada, sólo asintiendo o haciendo gestos al requerir responder.

También dio el último bocado a la pizza, sin pasar desapercibido cuánto comía Koichi. Se preguntó si el chico ganaría concursos de comer si entraba a una, pero no concibe bien sus pensamientos cuando él le pregunta "Y tú". Se incorporó al notar que se hacía tarde dejó el dinero para pagar su parte y así aprovechando para saber qué responder, además de salir de ese lugar con él y alcanza a tomar las fotografías.

-Perdona... ¿a qué te referías? ...

Hizo una reverencia a modo de disculpa, totalmente apenada.

-Perdón por decir algo inapropiado y que te sintieras mal, perdón por no entenderte... aún me cuesta comprender el idioma. Si te molesto puedo irme...

- No, está bien. Pero si tienes que marcharte, puedes hacerlo. Yo tomaré las fotografías por mi cuenta. Al fin y al cabo, me has ayudado enormemente con la información que me has dado - te sonrió amablemente y agregó.

- Te agradezco la compañía, Tempus-san. Espero verte luego en el instituto - se despidió para dejarte marchar y te dio su número del móvil para que lo contactaras cuando quisieras.

Katherine se apenó aún más con la respuesta de Koichi y dejó escapar un suspiro.

-Espero que estés bien...

Dio un paso hacia el chico y le puso una mano sobre su hombro. Es consciente que algunos japoneses limitan el contacto físico y no se saludan con abrazos, besos u otros gestos, por lo que se limitó a hacer ese movimiento.

-Sé que... bueno, espero no incomodarte con esto. Pero realmente espero que te vaya bien y te cuides. En estos momentos no debemos caer y aunque es algo que a veces se nos olvida... vienen grandes cambios y deben ser para bien.

Después se aleja y se despide con una sonrisa, a la vez que agitaba la mano y se alejaba sin dejar de verlo.

-Me enseñas las fotos en la escuela. Nos vemos después.

RECESO CAPÍTULO 2

Con lo ocurrido, la tensión se generaba en los medios, donde los rumores corrían a gran velocidad, la clase maldita era el sobrenombre que habían decidido, pero los días seguían pasando y la salud de la profesora Natsume aún estaba en un estado delicado, al menos la mental. Por otra parte, no se sabía nada del estado de salud del presidente Kenta, era un diagnóstico reservado.

La escuela continuó esa semana pero también tendrían el fin de semana para hacer lo que quisieran.

Llegó el fin de semana luego de unas clases agitadas y poco agradables por los murmullos de los demás compañeros de clases y los medios de comunicación. Para su fortuna, la madre de Katherine no quiso ahondar en lo ocurrido y se limitaron a continuar con una rutina normal y tranquila, pues no sería bueno estar preguntando e indagando en lo que pasó con lujo de detalles. Eso sí, se podía ver en la pelinegra cierta seguridad que no poseía la primera vez que ocurrió el incidente en el Gimnasio de la escuela. Tal vez ya se estaba acostumbrando.

La ojiazul se arregló ese día con un pantalón negro con una blusa café claro suelto de la cintura para abajo que llegaba hasta sus caderas y con mangas 3/4. Avisó que iría a un centro comercial sola con el pretexto de comprar cosas para la escuela, aunque en realidad también era para pensar bien las cosas. Su familia no le entendería y era mejor dejar así la situación por ahora.

Arribó a la plaza una hora más tarde, con su bolso en mano y dispuesta a distraerse un rato. Como no quería llamar la atención o que los demás la reconocieran por pertenecer a la "clase maldita", prefirió irse por los pasillos poco concurridos y locales donde no hubiese mucha gente. 40 minutos más tarde buscaba un dispensador de helado cuando creyó ver a lo lejos un compañero de su salón que identificó de inmediato. Se quedó mirando por varios segundos y sus mejillas se colorearon, para después darle la espalda y quedarse quieta. Una cosa era verlo en clase, hablar un poco y saludarse o despedirse, pero otra era verlo ahí sin el uniforme.

Armándose de valor, Katherine tragó saliva y tratando de no verse nerviosa, se acercó al chico luego de evadir a uno que otro que caminaba en sentido contrario y que hasta le pareció que le cortaban el paso. Se le olvidó que tenía antojo de algo frío y cuando ya estaba a un par de metros del chico, se aclaró la garganta y sus mejillas no perdieron el tono rojizo.

-Hi.. Hi, Jaycee. ¿Cómo estás?

Katherine no habló mucho cuando fue a la escuela luego de lo acontecido en el museo. Saludaba a sus compañeros o establecía conversaciones cortas y superficiales, era evidente que le costaba socializar con los demás. 

Durante todo el día había querido saludar a Reimu, pero le ganaban los nervios y al final se venía distrayendo escribiendo, leyendo o que se perdía en sus pensamientos. Al final del día se despidió de algunos y se fue directo a su casa. Saludó a su mamá para luego subirse a su habitación, recostarse en la cama y agarrar su móvil. Había varios a los que les hubiese gustado llamar en ese instante, pero cuando vio el nombre de su compañera peliverde no lo dudó y decidió marcarle. Esperó a que sonara un momento y si ella decidía contestar, la joven iniciaría con un cordial: "Hola, buenas tardes... ¿cómo estás?"