Partida Rol por web

Arjimae parecía analizando algo con gran atención y luego se pudo notar alarma en su rostro.

- Debemos volver ahora. La niebla está por disiparse y si no estás, pueden sospechar al respecto. Vamos - en ese momento, te muestra su lomo para que lo toques y te despides de Andelivian para regresar al gimnasio del instituto.

El sueño había regresado esa noche, casi como si supiera que iban a volver a estudiar, pero esta vez llamaba con mayor fuerza, esta vez hacía un mayor eco en tus sentidos, esta vez era más vívido y más claro.

Andelivian era un lugar de paz, maravilloso y cálido, hasta el día en que la guerra comenzó. Es entonces cuando un zorro de blanco pelaje apareció frente a ti y te llamó por un nombre que no podías comprender - ¡Hay que proteger a la reina! - de tu boca salían palabras que no reconocías - ¡Arjimae! ¡Sácala de aquí! ¡Son demasiados! - tu voz se cortaba en llanto mientras luchabas con unos seres de oscuros colores y apariencias escalofriantes y cuando sentiste una risa macabra y una espada en tu corazón, caíste al suelo, mientras el zorro corría a ayudar a tu reina. Comprendiste que era tu fin y que no podrías hacer nada para evitarlo, cuando cierras tus ojos y sientes tu respiración. Los abres asustada, pero te encuentras en tu cama, como antes de irte a dormir. Ahora, había sido más claro y por fin eran más que solo imágenes de una batalla lo que habías logrado captar.

El sueño había regresado esa noche, casi como si supiera que iban a volver a estudiar, pero esta vez llamaba con mayor fuerza, esta vez hacía un mayor eco en tus sentidos, esta vez era más vívido y más claro.

Andelivian era un lugar de paz, maravilloso y cálido, hasta el día en que la guerra comenzó. Es entonces cuando un zorro de blanco pelaje apareció frente a ti y te llamó por un nombre que no podías comprender - ¡Hay que proteger a la reina! - de tu boca salían palabras que no reconocías - ¡Arjimae! ¡Sácala de aquí! ¡Son demasiados! - tu voz se cortaba en llanto mientras luchabas con unos seres de oscuros colores y apariencias escalofriantes y cuando sentiste una risa macabra y una espada en tu corazón, caíste al suelo, mientras el zorro corría a ayudar a tu reina. Comprendiste que era tu fin y que no podrías hacer nada para evitarlo, cuando cierras tus ojos y sientes tu respiración. Los abres asustada, pero te encuentras en tu cama, como antes de irte a dormir. Ahora, había sido más claro y por fin eran más que solo imágenes de una batalla lo que habías logrado captar.

El sueño había regresado esa noche, casi como si supiera que iban a volver a estudiar, pero esta vez llamaba con mayor fuerza, esta vez hacía un mayor eco en tus sentidos, esta vez era más vívido y más claro.

Andelivian era un lugar de paz, maravilloso y cálido, hasta el día en que la guerra comenzó. Es entonces cuando un zorro de blanco pelaje apareció frente a ti y te llamó por un nombre que no podías comprender - ¡Hay que proteger a la reina! - de tu boca salían palabras que no reconocías - ¡Arjimae! ¡Sácala de aquí! ¡Son demasiados! - tu voz se cortaba en llanto mientras luchabas con unos seres de oscuros colores y apariencias escalofriantes y cuando sentiste una risa macabra y una espada en tu corazón, caíste al suelo, mientras el zorro corría a ayudar a tu reina. Comprendiste que era tu fin y que no podrías hacer nada para evitarlo, cuando cierras tus ojos y sientes tu respiración. Los abres asustada, pero te encuentras en tu cama, como antes de irte a dormir. Ahora, había sido más claro y por fin eran más que solo imágenes de una batalla lo que habías logrado captar.

El sueño había regresado esa noche, casi como si supiera que iban a volver a estudiar, pero esta vez llamaba con mayor fuerza, esta vez hacía un mayor eco en tus sentidos, esta vez era más vívido y más claro.

Andelivian era un lugar de paz, maravilloso y cálido, hasta el día en que la guerra comenzó. Es entonces cuando un zorro de blanco pelaje apareció frente a ti y te llamó por un nombre que no podías comprender - ¡Hay que proteger a la reina! - de tu boca salían palabras que no reconocías - ¡Arjimae! ¡Sácala de aquí! ¡Son demasiados! - tu voz se cortaba en llanto mientras luchabas con unos seres de oscuros colores y apariencias escalofriantes y cuando sentiste una risa macabra y una espada en tu corazón, caíste al suelo, mientras el zorro corría a ayudar a tu reina. Comprendiste que era tu fin y que no podrías hacer nada para evitarlo, cuando cierras tus ojos y sientes tu respiración. Los abres asustada, pero te encuentras en tu cama, como antes de irte a dormir. Ahora, había sido más claro y por fin eran más que solo imágenes de una batalla lo que habías logrado captar.

Despiertas en un lugar tranquilo, con una fuerte atmósfera de paz, pero lleno de tristeza. De una gran civilización cuyo único remanente es un castillo de cristal en el centro de una tierra cubierta por las ruinas. Tu corazón se sobrecogen ante la visión de tanta desolación y tardas un poco en darte cuenta que no estás solas allí.

Los árboles parecían querer sobreponerse y la hierba cubría las ruinas de grandes edificaciones que mostraban la gloria de un pueblo, un pueblo que sentías familiar.

Cerca tuyo, puedes ver la figura de un zorro blanco de gran tamaño, idéntico al zorro de tus sueños que te mira directamente a los ojos. A pesar de lo imponente que es la criatura, no te alejas porque no sientes mucho temor estando cerca suyo. Sin más, se acerca y te saluda - Siento el forzoso viaje al cual te he sometido pero debía traerte aquí. Soy Arjimae, guardián de Andelivian y aunque ya me conoces con otra forma, esta es mi forma real. Este mundo marchito una vez fue próspero y hermoso, lleno de vida y de color, donde los animales y las personas vivían en armonía pero después de la gran guerra esto es todo lo que quedó - comienza a caminar en dirección al templo y te pregunta - ¿Me acompañas? Hay mucho que conversar y muy poco tiempo -.

Katherine abrió los ojos luego de estar segura de ver al presidente Kenta antes de su desmayo y por un momento pensó que ya estaba soñando de nuevo con ese lugar. No tuvo necesidad de pellizcarse para percatarse que no era una ilusión lo que veía. ¿Qué estaba pasando en realidad? La sensación de melancolía y familiaridad la embargó, por lo que se abstrajo observando el panorama y pensando como si estuviera en casa. De un momento a otro esperó que sus padres y sus amigos apareciesen juntos cuando se percató que no estaba sola.

Aquél zorro blanco la miraba a sus ojos y la pelinegra recordó haberlo visto en sus sueños. De cierta manera él combinaba con la escena de un pasado de majestuosidad y armonía y de alguna forma extraña ella también. Cuando el ser se presentó, la ojiazul dijo al mismo tiempo que él su nombre: "Arjimae". Lo había escuchado del mundo onírico, y no esperaba constatar que era real de esta manera tan... singular.

-¿Co..conocerte de otra forma?

De pronto recordó que zorro en japonés es kitsune y lo asoció con el presidente. Se llevó una mano a la cabeza y suspiró. Entendía que Japón prestara mucha importancia a sus palabras, su lengua y la conjugación de su idioma; pero... <<This is not the time to think about it>>. Se sentía cómoda a su lado, y un impulso a acompañarlo le instó a hacerlo, por lo que Katherine empezó a caminar lento hacia Arjimae.

-¿Qué... fue lo qué pasó? ¿Qué es este lugar? ¿Qué ocurrió? ... ¿Por qué yo?

Andó a su lado rumbo a la dirección que él parecía seguir. Una pizca de valentía comenzó a crecer en ella, pues debía afrontar eso antes de que algo ocurriese y así regresar para ayudar a los demás.

Continúan caminando y mientras más se acercaban al templo, más se podía ver la devastación que la gran guerra había causado en ese lugar. Al ver tu rostro y escucharte, dijo - Creo que sabes qué sucedio aquí, tus sueños te lo han contado - dijo con cara triste.

- Eso quiere decir que tu memoria está regresando, pero no será completa hasta que tú y tus otras compañeras despierten - continuó caminando hacia el templo mientras te dijo - Hay alguien que te espera en el templo, alguien que ha cuidado de ti todos estos años, pero antes de hablarle, debes comprender algo. Este es tu hogar, Andelivian, antaño tierra mágica gobernada por la Reina de Cristal, la cual pereció en la gran guerra después de tratar de darnos a sus habitantes una oportunidad de vivir nuestras vidas después de su error. Masacramos a los dragones, quienes habían sido nuestros aliados para robar su fuente de poder, pero esto solo nos destruyó. Hemos estado tratando de encontrar el Orbe del Dragón para devolverlo a los dragones, pero no hemos podido encontrarlo - dice con pesar.

- El Reino oscuro planea utilizar a los humanos para restaurar su mundo, robando sus almas para restaurar el poder de su mundo. Debemos encontrar a nuestro ejército, a las guerreras, pues solo entre todas podremos recuperar a nuestra reina - al entrar al templo, pudiste ver un lugar hecho todo de cristal, donde unas escaleras mostraban un camino ascendente.

- Eres una guerrera de Andelivian, Katherine. Tu identidad aún duerme, pero el hecho de que hayas reaccionado de la manera en que lo hiciste, quiere decir que eres una de nosotros - señala tu frente con su hocico y te mira para que suban las escaleras juntos.

Katherine caminaba al lado de Arjimae escuchando todo con atención lo que decía. Ya había sospechado que esos sueños no eran lo que ella pensaba y unas palabras evocaron en su consciente: "El mundo está cambiando, Katherine-san, y nosotros estamos en medio de ese cambio", dicho por Kuroryuu y aunado a los sueños raros que tenía ella también. ¿Todo tendrá relación?

-¿Memorias? ¿Compañeras? Y ... si lo que he visto en mis sueños es cierto, es culpa "nuestra" que esto haya ocurrido... 

La mirada de la pelinegra se entristeció levemente a pesar de mantener una sonrisa débil en su rostro sereno. Había sentido una gran culpa y llegó a cuestionar de la doble moral presentada en esa historia onírica; pero ahora parecía sentir que debía hacer algo por todo aquello. Revivir esa guerra ahora en la Tierra le preocupaba, y más por sus padres, los amigos que quería formar en la escuela y... el chico solitario de su clase que se llamaba Jay...

Katherine se llevó una mano de nuevo a su frente y se encogió de hombros, interrumpiendo sus pensamientos.

-I am sorry.. I am thinking a lot about this.

Sin percatarse que habló en inglés, la joven continuó caminando y escuchando mientras se abrazaba a sí misma como si se quisiera proteger de algo inexistente.

-Este lugar es muy desolador... Pero no se por qué algo en mi interior me dice que debo ayudar. No me gustaría que esto ocurriese en el lugar donde vivo y mucho menos que mis personas queridas sufran. Si puedo hacer algo... yo...

Alzó la mano libre para verla y la apretó, al mismo tiempo que su arco en mano. No lo había guardado en su carcaj por su algo llegaba a pasar, a pesar de que presentía que no ocurriría algo malo. 

-Me.. gustaría conocer a mi guardián.... Y ayudar. Quiero hacerlo, Arjimae. Si todo esto es verdad y tengo la capacidad de lograrlo... lo haré.

Un leve suspiro que parecía de satisfacción salió de su hocico mientras seguía hablando por medio de telepatía - Ya has demostrado tu valentía. Salvaste a tus compañeros antes, Katherine - continuaron subiendo por el castillo de cristal, tan resplandeciente como la entrada.

Llegan a lo que parece un salón de baile y en el fondo, puedes ver un cristal con una forma bastante extraña, algo que nunca habías visto. A pesar de ello, no parecía ser solo un cristal de gran tamaño, sino un trono.

Arjimae se dirige hacia allá y mientras más se acercan, puedes notar que hay algo allí dentro, una silueta humana, al menos en apariencia. El zorro blanco apoya su hocico contra el cristal y lo observa con una profunda tristeza.

- Aquí es donde yace nuestra reina y la única manera de cumplir su último deseo es despertando las almas de las cinco guerreras dormidas. Cuando el poder de todas sea despertado, el cristal sagrado aparecerá, al igual que el cristal de los dragones. Ella los escondió para que nadie del reino oscuro los encontrara antes de que fuera el momento - decide detenerse allí para esperar tus preguntas. Sentia que era demasiada información para asimilarla de una sola vez.

Entonces, un tenue viento hizo que te giraras hacia un lado, mientras la pequeña mariposa que siempre te seguía a todas partes volaba rodeándote, parecía ansiosa o feliz de verte.

Entonces, escuchaste una voz provenir de ella, algo que en realidad no esperabas pero la dulzura y calma de su voz te generó alegría - Me alegra poder verte aquí. Hace mucho que esperaba poder hablarte. Soy Schmella -.

Katherine se sonrojó ante el reconocimiento de su acto por ayudar a los demás en el primer evento en el Gimnasio y jugó un poco con su cabello colocándose un mechón detrás de su oreja. Sin embargo, ahora le llamó la atención ese detalle. 

-¿Cómo es que sabes eso? ¿Cuál es tu otra forma?

Cuando vio el cristal a lo lejos arqueó una ceja pensando en qué sería eso, pero después de escuchar observó con respeto a aquella figura y reprimió el impulso de tocarlo, al menos ese no era el momento adecuado. Miró a Arjimae con una sonrisa triste y ladeó su cabeza, conllevando que sus cabellos negros se deslizarán con suavidad por su hombro derecho.

-Entiendo que la Reina haya pensado que el "fin justifica los medios", pero al redimirse por sus errores espero que pueda descansar en paz. El bien y el mal siempre bailan entre sí, en una danza que parece no terminar incluso cuando la pista de música haya terminado. Supongo que ahora nos toca bailar esta pieza. ¿Las otras chicas ya han recuperado sus recuerdos? ¿Puedo saber quiénes son?

Había otras preguntas en su cabeza, pero no tenía idea de cómo expresarlas. A pesar de ello, meditaba la manera de hacerlo sin llegar a la irrespetuosidad cuando percibió una leve brisa de un lado, volteó y abrió los ojos cuando miró a la mariposa que siempre la había seguido desde que llegó a Japón. Escuchar su voz la embargó de una felicidad extraña y su mirada azul brilló por un momento.

-Can you talk? Oh, God... And your name is S-Sh-Schmella? It is beautiful! That does not sound English or Japanese. What does your name mean?

Por la emoción, Katherine no se dio cuenta que hablaba en inglés. Una gran curiosidad la embargó y su sonrisa creció un poco más. Le tenía cariño a esa mariposa porque ya las admiraba en su antigua casa y que ésta pareciera seguirla le pareció lindo, mas ahora enterarse de eso le provocó un estado alegre que de cierta manera chocaba con el escenario. Percatándose de eso, la pelinegra miró a Arjimae apenada.

-I am sorry... Perdón, me dejé llevar. ¿Qué pasará cuando los cristales aparezcan? Si recuerdo bien mis sueños... el cristal sagrado sólo era manejado por la Reina, y el orbe de los dragones debía mantenerse en el mundo de esas criaturas. 

Arjimae sonrió ante tu pregunta y solo dijo - Sé que sabes quién soy, estoy seguro -.

Schmella simplemente te miró y dijo - No es japonés ni inglés, es un nombre más antiguo que eso - continuó y Arjimae te miró una vez más.

- En eso tienes razón y por eso es que perdimos. La reina trató de utilizar ambos cristales pero el orbe se salió de control y asesinó a miles de nosotros, también miles del enemigo, pero dejó grandes estragos, los cuales ya no podían ser enmendados. Por este motivo, la reina quería darnos la oportunidad de vivir pero arrastró también a los dragones y a los titanes. Por eso es que se están presentando tantos incidentes en nuestra escuela - dijo calmo pero algo acongojado.

- Quitarles el orbe destruyó a los sobrevivientes y a nosotros. Por eso debemos devolverlo y comprender que, sea cual sea el lado que los dragones merezcan, nosotros debemos luchar por lo que es justo - miró a Katherine y pareció recordar algo.

- Ya viste a una de ellas, ella era Lightning, a la cual tú conoces como Shiro Kasumi. La otra es Calíope, la cual conoces como Aimi. Ambas son tus compañeras, pero aún debemos encontrar dos más, las cuales aún no he encontrado. Su espíritu de guerreras aún no es lo suficientemente fuerte. ¿Qué es lo que decides hacer tú? -.

Katherine asintió ante las palabras de Arjimae y le sonrió en agradecimiento a Schmella por responder aquella pregunta que no tenía nada que ver con lo que ocurría. Se quedó en silencio por unos segundos admirando la sala e intercalando miradas entre los presentes para después irrumpir en el silencio con un asentimiento acompañado con un gemido afirmativo.

-Arjimae, Schmella, I do it. Si está en nuestras manos ayudar lo haré con gusto. No me gustaría que aquella historia se repitiese y que personas inocentes sufran. We can change that.

Un brillo surgió en sus ojos azules, estaba decidida en hacer algo. Ahora entendió por qué viajó a Japón y al llegar sentía que debía estar en ese preciso lugar. Parecía que las cosas se estaban poniendo en su sitio.

-Conseguiremos el orbe de los dragones y se los devolveremos. Ellos también tienen derecho a ser felices y recuperar lo que perdieron. Admito que... tengo miedo que nos consideren traidores y se unan al enemigo o que no quieran ayudarnos... I understand that decision, but we hope that nothing bad happens...

Tomó su arco con fuerza y con un suspiro miró a Arjimae. La decisión estaba tomada.

-Arjimae... Presidente Kenta -sonrió, pues ya está segura que se trata de el- quiero ayudar en lo que pueda. Quiero regresar al museo y que no desaparezcan más personas como Chidori, Hikaru Edwin y la maestra Natsume, si sabes algo de ellos me gustaría que me dijeses, pero reitero... decido colaborar en esto.

Un símbolo brillante se desprende bajo tus pies, haciendo que tu cabello se levante por el viento que se desprende de allí. Sientes un extraño hormigueo en tu piel mientras notas cómo le viento parece comenzar a adherirse a tu piel.

Arjimae sonríe y se aleja unos pasos para quedar fuera del símbolo. Tratas de seguirlo pero sientes tus pies pegados al suelo, a pesar de eso, el suave tacto del viento te daba un poco de tranquilidad, haciéndote sentir casi como en casa.

- Eres el soplo de la vida, cambiante, tranquila y feroz como el viento. Despierta, Commutatus Animae - después de decir esto, tu arco comenzó a brillar de una manera extraña, elevándose por los aires por si solo, mientras miles de flechas de luz caían desde él hasta formar un círculo perfecto a tu alrededor. Por un momento no comprendías lo que sucedía pero entonces la luz de las flechas se posó en ti, creando ases de luz en cada una, la cual se combinaba con el viento que te cubría y se esparció por todo tu cuerpo.

Al llegar a tu cabeza, los recuerdos de esos extraños sueños se hicieron más vívidos y pudiste comprenderlo, Andelivian era tu hogar y todos esos sueños eran recuerdos de tu verdadero ser, uno que había permanecido dormido y oculto hasta ese momento. Entonces, sentiste que la luz alcanzaba tu corazón y una fuerte onda expansiva se desplegó de tu cuerpo, alejando a Schmella de allí. Era natural, su cuerpo era muy pequeño. Entonces, tu armadura comenzó a formarse, tu apariencia se convertía poco a poco en la de la guerrera mágica de Andelivian que siempre habías sido y que había permanecido dormida. Debías proteger ese mundo y hacer tu deber para evitar que la historia se repitiera.

Un pequeño remolino de viento se formaba en tus muñecas y entonces, tu arco comenzó a descender, convirtiéndose en un pequeño dije que colgaba de tu cuello mientras el símbolo del suelo desaparecía. Viste tu cuerpo liberado pero también una nueva identidad. Habías regresado y te encontrabas en tu hogar, a pesar de su deplorable estado.

- Bienvenida de vuelta. ¿Cómo te sientes? - se volvió a acercar Arjimae mientras que Schmella volaba hacia ti aún algo aturdida por la onda de choque.

Katherine comprendió con seguridad que para ese preciso instante había viajado a Japón y se dejó llevar por el viento y las luces que la embargaban. Ahora sabía que sus sueños eran memorias perdidas y que su propósito de ser era evitar una nueva desgracia en su hogar en la Tierra. Era Katherine Tempus, inglesa de nacimiento que estudiaba en el país nipón, y al mismo tiempo Commutatus Animae, una guerrera de la Tierra Sagrada de Andelivian. Entendió mejor las decisiones de la Reina de Cristal, la perdonó por sus errores y agradeció la oportunidad de otra vida.

Commutatus mantenía los ojos cerrados en la transformación y se identificó plenamente con su elemento el viento: tranquila y relajante, pero al mismo tiempo implacable si la situación lo ameritaba. Así era antes cuando debía ayudar, como lo demostró cuando peleó contra esos zorros al lado de Irisu.

Al terminar, la joven respiró hondo y revisó sus cambios físicos: su cabello era más largo y voluminoso, sujetado por dos coletas que aún así no aplacaban su abundante cabellera; su piel era más blanca y los colores de sus ropas eran más llamativos y vistosos, con adornos en tono rosado y blanco y un velo que cae de sus brazos, recordándole a las alas de Isis, la diosa maga, la madre de la naturaleza o del nacimiento y de pronto de vio a sí misma como esa deidad debido al control del aire, elemento que lleva la vida a los seres que la requieran; varias figuras de mariposas conllevaron a que esbozara una leve sonrisa por Schmella; también que sus curvas del cuerpo eran más notables y notó ruborizarse, pues definitivamente no era la imagen que recordaba de sí misma. No obstante, buscó un reflejo para apreciarse mejor y así notó que sus ojos no habían cambiado, por lo que se alegró que al menos eso se conservara. A pesar de todo el cambio se sentía cómoda consigo misma.

-Hola, Arjimae. Gracias por la bienvenida.

Era tan clara para ella la brisa del viento que se dejó envolver por ella y se abrazó a sí misma. Buscó el dije que antes era su arco y sonrió aún más. Quién diría que en ambas vidas su gusto por aquél objeto no cambiaría.

-Schmella, Arjimae, estoy bien y dispuesta a evitar que los errores del pasado se repitan. Debo ir a salvar a los demás mientras estén en peligro dentro del laberinto. ¿Saben con certeza quién lo invocó? ¿Son los mismos que aparecieron en el Gimnasio y con ello provocaron la desaparición de mis compañeros de clase? ¿Saben algo de eso?

- Solo sabemos que fue causa de los titanes, pero no sabemos quién exactamente. Y desgraciadamente el poder de la reina excede al mío. Lo más seguro es que estén en el Reino Oscuro. Allá es donde está la reina pero no hemos encontrado la puerta a ese lugar - se giró y luego se te acercó Schmella.