Partida Rol por web

Black Blood: Deadlands [No Terminada]

Capítulo 1: En busca del oro y del moro.

Cargando editor
19/04/2012, 16:13
Carly Cox

Carly cierra la puerta y se da la vuelta bruscamente, haciendo que su cabello ondee tras ella, brillante a pesar del largo camino bajo las circunstancias en las que han estado. No parece muy contenta por la reacción del chico del Sheriff.

- Tsk... Que aburrido. -Chasquea la lengua y mientras se retira el sombrero de la cabeza, una sonrisa de picardía aparece en sus labios cuando añade... - Te lo regalo.

Tras lanzar su sombrero a la cama de la que Alex no se ha apropiado, Carly se acerca a la ventana y observa el exterior.

- Este pueblo es un tanto inquietante... Es cómo si hubiera algún secreto que todos saben pero del que nadie habla. Extraño y... -A medida que habla, su mirada clavada en el exterior parece más intensa, como si estuviera profundizando en sus pensamientos hasta que pronuncia la última palabra, girándose de nuevo hacia Alex con una sonrisa- ...excitante.

Contoneándose, se acerca hasta su cama y se sienta en el borde, apoyando una mano y dejando caer su larga cabellera hacia ese lado, cruzando los muslos y mirándose las uñas de la mano que no tiene apoyada.

- Oye, y... ¿Ya has pensado qué ponerte para meter a ese muchacho en el saco? Deberás arreglarte, no sé... Parecer una chica sería un gran paso. Quizá consigas que te bese... ¿Sería tu primer beso, pequeña Alex?

Pregunta, desviando su mirada de sus uñas hacia Alex, examinando su mirada, divertida, esperando cualquier tipo de reacción. Total, tendría que divertirse de algún modo hasta que llegara su equipaje para empezar a prepararse...

Cargando editor
19/04/2012, 22:57
Rich "Old Timer" Jones

El viejo gruñe como única respuesta. Hace un buen rato que no ve a nadie, y que le aspen si tiene ganas de verlo.

Se dirige hacia la plaza sin decir palabra. Parece aun de peor humor que antes.

Cargando editor
24/04/2012, 00:57
Alex

Alex abrió los ojos como platos al oír el sutil insulto de Carly, suerte que andaba mirando el techo y pudo disimular como se mordía el labio. En tabernas y salones se había enzarzado a puñetazos con hombres hechos y derechos por poco menos, pero no sería del todo adecuado que tras dejar a "madre e hija" en una habitación, la madre saliera con la cara inflada....

- Alex se relajó un poco inspirando un par de veces.- Nada especial, iré tal como voy - Aunque no era verdad, cuando terminara la conversación iría a lavarse la cara y a quitarse el polvo del pelo- No creo que deba vestirme como una fulana enseñando carne para gustar a un hombre, mucho menos para tenerle una noche.

Respecto a mi primera vez... jé, no debes ser mucho mayor que yo, pero es que la edad no pasa igual para todas

Alex se levantó y se fué al baño, Carly le estaba mirando directamente, de reojo, y pudo ver una chica que se estaba conteniendo, y que era más dada a pelearse como un animal que a cruzar palabras. El agua corrió perezosa entre sus manos de la palangana de agua hasta ahora limpia... por si Carly se pensaba dar un corto baño tendría que bajar a por agua limpia, cuando la muchacha volvió a la cama, con la cara recién lavada y el pelo húmedo solo alegó- Necesitaba refrescarme

Cargando editor
25/04/2012, 23:06
Alex

Había pasado un rato... un buen rato en silencio - ¿Vaya la conversación no es tu fuerte verdad? Ya sabemos como pasas el tiempo con los hombres - Alex se levantó dejandole un minuto para que contestara y poder salir de la habitación dejándole con la palabra en la boca, en la puerta estaba Josh, sentado en una silla, no sonrió cuando la muchacha cerró la puerta tras ella y se apoyó en la barandilla junto a él.

La sra Mansfield aún tiene para rato si pretende asearse.... - Dijo con doble sentido y bastante recochineo, solo aceptable por una hija rebelde, o por una muchacha muy descarada y maleducada. - ¿También nos vigilarás durante la noche Josh? ¿O tienes la noche libre? - No quedaba mucho para el evento al que el Sheriff les hubiera invitado y Alex no parecía tener especial prisa en hacer hablar al muchacho. No conozco a nadie más en el pueblo, y como te he dicho antes, querría pasearme por él para verlo todo - El muchacho iba a hablar, seguramente diciendo que no tendría problemas en escoltarnos por donde quisiéramos y Alex dejó la mandíbula floja a modo de burla - Pero sin la aburrida Mrs Maaaansfieeeeld, te dirá que tiene una hija rebelde y que tiene que estar siempre encima, pero se lo busca ella dando tantas prohibiciones - Dice recordando a sus propios padres de los que escapó muy muy joven

Cargando editor
30/04/2012, 09:43
Carly Cox

Desde dentro de la habitación, se escucha una sonora carcajada de la joven viuda. Sea lo que sea que haya hecho su hija antes de salir, le ha parecido la mar de divertido.

Cargando editor
30/04/2012, 09:45
Carly Cox
Sólo para el director

Tras la "actuación" de Alex, Carly no puede evitar echarse a reír. Había conseguido sacarla de sus casillas mucho antes de lo que esperaba. Era increíble como los celos podían llegar a fastidiar tanto a alguien. Y no podía creerlo porque en su vida, jamás había tenido celos de nadie. Y jamás le habían importado las habladurías de los demás. Aunque sus padres no estuvieran muy de acuerdo con esa actitud...

En cuanto llegan sus cosas a la habitación, pide que cambien el agua de la jarra con un educado "por favor", y empieza a prepararse. Hacía tanto tiempo que llevaba esos viejos pantalones y esa camisa que estaba emocionada ante la idea de volver a ponerse uno de sus vestidos. No sabía de qué trataría el evento del sheriff, pero fuera lo que fuera, iba a llamar la atención, seguro. Como debía ser.

La falsa viuda termina de asearse, cambiarse y arreglar su cabello en menos tiempo del que cabría esperar, tarareando una canción y mostrando su buen humor.

Cargando editor
01/05/2012, 12:11
Director

Alex intenta entablar conversación con Josh. El joven mantiene su actitud algo distante, mientras trata de cortar por momentos la conversación y evitando acordar algo en contra de "Mrs Mansfield".

-Sí el Sheriff me lo pide, es mi obligación Miss Mansfield- dice el rubio con cierto aire de resignación que da a entender motivos ulteriores. A pesar de los insistentes coqueteos de Alex, pocos avances logra, el joven, si bien por momentos parece mostrarse interesado, cambia de opinión con rapidez para musitar alguna excusa y disculparse vehementemente, siempre manteniendo una pared entre la chica y él mismo.

Al cabo de cierto tiempo, llega parte del equipaje de la falsa Mrs. Mansfield, un par de vestidos y un cambio de la palangana de agua, para cambiar sus atuendos de viaje por algo mucho apropiado para la "ocasión". Sea cuál sea la sorpresa que el Sheriff tenga preparada. El tiempo corre pronto, y el joven anuncia finalmente que deben partir hacia la plaza principal. A las afueras de la posada, un carruaje descubierto halado por dos caballos espera, un transporte rápido seguramente patrocinio de los hombres de la ley en Kansas City.

Las Mansfield suben, mirando hacia al frente, mientras el joven se hace junto al cochero, pidiendo algo de rapidez, para dirigirse hacia la plaza principal. Un aire de decepción rodea a Alex tras sus fútiles tentativas de ligarse al vaquero, mientras Carly, completamente en su papel de dama de sociedad esta vez, se muestra cuanto menos, divertida.

Cargando editor
01/05/2012, 15:51
Director

La plaza principal es tan amplia, que resulta ser fácil imaginarse que toda Kansas City pudiese reunirse allí. Y la cantidad de gente que llega por las cuatro calles principales no es para nada despreciable, indicando justamente, la magnitud del acontecimiento.

Sobresale el ayuntamiento como edificio principal, una casona un poco más grande de lo normal en madera, con varias ventanas y habitaciones, de estilo rústico, pero definitivamente más vistosa que el resto de edificaciones de toda la ciudad, daría la impresión de ser una casa de familia acomodada adecuada para que el alcalde viviera con cierta autoridad. Los demás edificios tienen un aire similar, construcciones desiguales aunque menos elegantes, que rodean un área rectangular de varios metros que permite que la gente se codee con cierta libertad, formando grupos de rudos hombres, o de parejas con aire de familia, incluso algunos niños pequeños corretean por allí.

Los primeros en llegar en medio de una multitud desplazándose por una de las calles, son los hombres del grupo. En un silencio cargado de suspicacias, Jake Ross, el cojeante viejo Jones y Smith&Wesson buscan un lugar para entender más bien pronto la clase de evento que les espera. Una tarima larga está construída justo en frente del inmueble que hace las veces del ayuntamiento, una plataforma en madera de altura, cuyo centro está coronado por una enorme viga que sostiene tres sogas gruesas amarradas que reconocen bien: La corbata de tres futuros ahorcados. El resto del pueblo parece concentrado en sus asuntos, esperando precisamente allí lo que fuese a suceder.

Pronto un gran murmullo se forma, y las multitudes comienzan a abrirse paso y a formar un camino en el centro, movimiento que captura a los tres hombres que son testigos de la procesión a la cual la turba ha abierto el paso.

En primer lugar, tres hombres armados con rifles caminan, camisa blanca y aire autoritario, que pueden intuir se trata de agentes del Sheriff. Tras ellos, tres elegantes sujetos de aire maduro y respetable, en trajes negros y corbata, con sombreros de hongo caminan con aire inquieto. El del centro, muestra una barba frondosa y grisácea y los rasgos de quien ha envejecido prematuramente, así como un ligero sobrepeso de quien está acostumbrado a cierto tipo de lujos. A su lado derecha, un hombre delgado y alto, de barba y bigotes puntiagudos y negros, a su izquierda, un sujeto rollizo y lampiño de ojos claros, que parece observar nerviosamente a la multitud.

Tras ellos, tres hombres caminan a cierta distancia. Un joven con una camisa raída y abierta que deja descubierto su torso, pantalones en lamentable estado, y que descalzo, se mueve con aire compungido. No tendría más de treinta años, su cabello negro está lleno de suciedad, y varias heridas secas en su rostro admiten que no ha tenido un trato agradable. Lleva las manos en la espalda, aseguradas por una cuerda. Un poco más atrás, un hombre y una mujer caminan con el mismo aspecto de tristeza y miedo: Aunque sus ropas están en mucho mejor estado, no parecerían provenir de una familia acomodada. La mujer, de un rubio apagado y oscurecido, parece a punto de echarse a llorar, el hombre, un castaño de aspecto gentil, parece mostrar cierto coraje. Finalmente, cerrando la comitiva, tras ellos, el Sheriff, como toda una personalidad, es el unico que sonríe en esta caravana, y a su espalda, tres hombres armados más, reforzando la seguridad.

La reacción de la gente es aún más inquietante. Conforme van pasando los prisioneros, abucheos e insultos se dejan escuchar, algunos escupitajos van acompañados de "yankees" y "traidores" entre otros calificativos. El aire se hace pesado y la comitiva proveniente de Des Moines se encuentra a punto de presenciar un espectáculo de muerte.

Casi al mismo tiempo, el carruaje con Carly Cox y Alex llega al lugar, pasando desapercibido mientras la procesión es el centro de atención y se encuentra subiendo a la tarima. El joven ayudante rubio se abre paso entre los ciudadanos, consiguiendo un lugar en primera fila para las dos damas. Ellas pronto entienden también la clase de evento a la que asisten.

La turba se calla en cuanto los futuros condenados se hacen en sus lugares, y el Sheriff da un paso hacia adelante. Los elegantes hombres de negro, toman un lugar, más como un adorno que como una presencia de autoridad. El silencio reina y la fuerte voz del Alguacil se deja oír.

-¡Mis queridos ciudadanos de Kansas City!- anuncia con potente voz. -Nos hemos reunido aquí para dar ejecución a la sentencia de estos hombres, acusados de crímenes en contra de Kansas City. El asesinato de dos de nuestros estimados ciudadanos, así como de los delitos de espionaje, sabotaje y conspiración en favor del ejército de La Unión- a la mención de los estados del Norte, la turba estalla en abucheos y silbidos de desprecio. Pasan unos minutos antes de que el Sheriff pueda volver a hablar, levantando sus brazos para acallar a la gente.

-Su juicio fue adelantado ayer, como dicta la ley- dice mientras sonríe y mira hacia atrás. -Jack Cantrell, un paso al frente- dice mientras el joven camina un poco, y observa con una mirada resignada, la misma de quien sabe lo que le espera. -Un jurado compuesto de doce hombres lo ha encontrado culpable del asesinato de Phineas Batts y Abel Cantrell, ciudadanos de Kansas City, de ser un espía y un saboteador al ejército de la Unión. Por unanimidad, se ha dictado que su sentencia sea morir en la horca-

El júbilo y el desprecio estalla en la multitud a igual cantidad. El joven no dice nada, quizás resignado, quizás demasiado aterrorizado.

-Esmond y Barbaran Curtis, un paso al frente- dice ahora el Sheriff, la pareja apenas si se mueve. El alguacil no insiste.

-Un jurado compuesto de doce hombres les ha encontrado culpables de conspirar en contra de los ciudadanos de Kansas City en favor del ejército de la Unión, en ayuda del espía Jack Cantrell. Por unanimidad, han sido también sentenciados a morir en la horca- la respuesta de la gente fue igual de desproporcionada.

-Os otorgo el beneficio de vuestras últimas palabras...- dice el Sheriff.

En ese momento, los hombres se acercan, con bolsas de tela para cubrir la cabeza de los futuros fiambres. La mujer se echa a llorar nerviosamente, mientras que el hombre castaño mira hacia el suelo, a punto de quebrarse. Sólo el joven espía da un paso hacia al frente.

-¡MENTIRAS Y CALUMNIAS! ¡JAMÁS HE TRABAJADO PARA EL EJERCITO! ¡YO SOY UN COMERCIANTE Y EL UNICO PECADO DE ESTOS HOMBRES HA SIDO EL DE ACOGERME EN SU CASA...!-

Poco dura este arrebato, pues el Sheriff se mueve con rapidez y le propina un puñetazo en el rostro que lo lanza hacia atrás. Uno de los asistentes lo obliga a ponerse bruscamente de pie de nuevo, pero espera antes de cubrirle el rostro. Los otros dos "conspiradores" son cegados, dejando solo oir los llantos apagados de la dama.

-No permitiré ningún desafío a la autoridad de Kansas City- dice mientras la gente clama con júbilo esta violenta acción. El Sheriff no sonríe pero se muestra satisfecho. El alguacil asiente como señal, y la cabeza del último acusado es cubierta, mientras la soga es puesta en su cuello.

-¡Que esto sirva de ejemplo! ¡Todo aquel sucio criminal que atente contra Kansas City será igualmente juzgado!- y sus ojos encuentran a Carly Cox entre la multitud. -¡La memoria de la masacre de Gladstone no se borrará de nuestras mentes!-

El clamor frenético de la gente se eleva, esperando por el momento fatal. Los tres condenados se encuentran en su posición. Jamás habían deseado tanto Carly, Alex, John, Jake y Rich tener sus armas consigo, pero ahora, sólo son meros observadores de la tragedia y de cierto temor que les invade ante aquella demostración de frialdad del pueblo.

El Sheriff asiente sonriendo. Uno de los hombres asiente y hala la palanca. La plataforma se retira y los cuerpos caen. Las sorpresas estaban lejos de acabar...

Los cuerpos del matrimonio Curtis emiten el crujido fatal que indica la muerte instantánea, pero el de Bantrell... ¡Se mueve! La cuerda, mal medida, a propósito o no, no ha acabado con su vida y el hombre se bate y se retuerce mientras el aire se le acaba, su asfixiante agonía es observada en silencio vehemente, las respiraciones se contienen con morbosa expectativa, a la espera del momento del último suspiro del desgraciado acusado...

Cargando editor
08/05/2012, 21:00
Alex

Alex clamó al son del resto del pueblo, de tener sus pistolas cerca, tal vez lo más heroico que hubiera hecho es correr a la casa de los condenados a saquear cuanto quedara aún en pie y sacarles un par de días de ventaja a sus compañeros en caso de robar algo valioso. No sentía mayor pena por ellos, no despertaban recuerdos dolorosos ni abrían viejas heridas, pero observó los rostros de sus compañeros en busca de alguna señal de ésto en ellos.

Ves, por eso no hay que ayudar a nadie, ayudar solo sirve para que te condenen por traición

BUUUUUUUUUUUUUH

Gritó con la muchedumbre Alex poniéndose de puntillas con las manos tras ella, sin necesidad de alzar el puño ni lanzar amenaza mayor. Existe un momento en el que el alguacil parece mirar a Alex y sus compañeros, pero la joven muchacha no siente la mirada directamente sobre ella, busca en sus compañeros alguna respuesta, pero no parece haberla, asi que continua esperando que esto termine para ver si puede escaquearse de Josh y ir a pasarlo bien por el pueblo esa noche.

Cargando editor
10/05/2012, 00:26
Rich "Old Timer" Jones

El viejo mira a Alex con un nuevo respeto... o algo parecido. Está claro que al Old Timer no le hace gracia el espectáculo, y de ser por él se pensaría el liarse a tiros por una buena causa. El problema es que apenas tenía con qué hacerlo. En estas circunstancias, el heroismo sería estupidez. La acción más heroica que el viejo Rich se plantea es dar un directo en la mandíbula al primero de sus compañeros que parezca querer suicidarse.

Desde luego la destinataria del puñetazo no será Alex. A Rich Jones le sigue sorprendiendo la actitud de la niña. Tal exhibición parece demostrar una sangre muy fría.

O eso, o simplemente es una hija de perra, claro.

Cargando editor
17/05/2012, 21:03
Director

Todo el mundo expectante. El desgraciado se asfixia y los segundos parecen minutos. Incluso se podría decir que el Sheriff, quien observa desde la abertura de la plataforma, lo está disfrutando.

Cuando los últimos estertores de muerte se dejan sentir, como espasmos agónicos, el cuerpo deja de moverse y la cuerda lo balancea como un bulto muerto. una vez su último suspiro se oye, el pueblo estalla en aplausos y abucheos nuevamente, lanzando escupitajos, tomates y piedras a los cadáveres. Toma algo de tiempo antes de que la multitud se calme y deje hablar al Sheriff de nuevo.

-¡una vez más la justicia ha sido entregada a toda Kansas City. ¡Gracias por venir a todos! ¡Disfrutad el resto del día, que ya es un gran día!- anuncia mientras aplausos y vitoreos claman en apoyo a la autoridad antes de que la gente comience a movilizarse lentamente para salir a ocuparse de sus propios asuntos.