Partida Rol por web

Blancanieves y sus pupilos

Preludio: La Tímida Curiosa

Cargando editor
23/01/2018, 18:59
Narración

En otras circunstancias, tu padre no habría obrado así, pero parecía nervioso y algo irritable estos últimos días. No decía mucho y respondía a la mayor parte de preguntas con un sonoro gruñido que tenías que interpretar de acuerdo al contexto. Ya antes se había puesto así, pero nunca hasta aquel punto o durante tanto tiempo, e incluso Sarah, tu fiel can, gruñía preventivamente antes de que tu padre entrase en la habitación.

En nada ayudaba tampoco que llevabas algunas noches preguntándole si podías dormir con él. Había sombras en tu habitación que se movían, que siseaban y gruñían antes de desaparecer. Y durante el día podías ver una inusitada cantidad de insectos que no recordabas estuviesen antes, pero que ante tu cercanía se escondían en grietas y agujeros de manera rápida. Incluso te parece que desde el sótano, aquellas cosas negras emitían ecos y sonidos metálicos, como si conversaran entre ellas en un idioma extraño y se burlaran de ti.

Así que esa tarde entro en tu habitación con un morral y el rostro cansado, gruesas y profundas ojeras y un humor que podías sentir con absoluta facilidad. Arrojó el morral sobre la cama y dijo con voz imperativa -Hoy te quedas a dormir con los Campbell. Tienen a Thomas o como-se-llame, y podrás jugar con él un rato. Mete en la mochila lo que necesites, tienes 10 minutos- y sin darte pie a responder salió del cuarto. Francamente era extraño, y aunque Tommy no era un mal chico (de verdad, no lo era, aunque fuese algo altanero y le gustase coger moscas por las alas para mostrárselas a todo el mundo), tampoco era exactamente la compañía más agradable. La mayoría de sus juegos eran a SU manera. 

En el plazo que te da, tratas de arreglar la mayoría de cosas que crees que necesitarás, ignorando la sombra de la araña que te observa atentamente desde la esquina y que luego se desvanece como si fuese un anillo de humo negro y espeso. Tras oír la voz de tu padre gritando tu nombre desde la planta baja, te apresuras rápidamente por la escalera, y sin que él mencione nada más. Ambos caminan por el barrio hasta la casa de Tommy. Tu padre toca al timbre y al cabo de unos instantes, una mujer regordeta y sonriente abre. Se trata de Mrs. Campbell, la madre de Tommy, una mujer amable a la que le gustaba atender el jardín y hornear tortas de carnes deliciosas. Ahora lleva un vestido florar y un delantal, y sus mejillas inmediatamente se tornan rojas al identificaros.

-Gracias por permitir que se quede, Mrs. Campbell- dice secamente tu padre. La mujer sonríe nerviosamente, visiblemente intimidada y balbucea algunas respuestas torpes. -Pórtate bien Leonore- dice tu padre, luego se agacha y como única caricia revuelca tu cabello, antes de darte un empujón para que pases. La madre de Tommy se despide y cierra la puerta, suspira aliviada y luego te mira, con una sonrisa más pequeña, pero más sincera.

-¿Cómo estás Leonore?- saluda ella muy amablemente. -Tu padre me dijo que querías quedarte. Creo que cae de maravilla, estoy haciendo una tarta de manzana. ¿Quieres subir? Tommy está en su cuarto jugando con sus figuras. Estará encantado de verte.- dice la mujer con mucha más calma y sin el nerviosismo atropellado con que se había dirigido a tu papá.

Aquella casa era bastante diferente a la tuya. La arquitectura era la misma, claro, pero la decoración, los olores, todo evocaba sensaciones distintas. Había más luz, y unos hermosos cuadros de paisajes naturales por allí. También había piezas de porcelana en la pared de las formas más extrañas, y el suelo era un baldosín color caoba distinto del apagado color de los suelos de tu casa. Las escaleras tenían una alfombra azul impecable. Había un olor delicioso en el ambiente, un olor a tarta y frutas que inmediatamente te abre el apetito. Lo más agradable, era que no parecía haber tantos insectos y que ni siquiera por el rabillo de tu ojo, había alguna de esas sombras que parecían haber tomado tu casa de residencia. La madre de Tommy, con sus ojos pequeños y vivarachos sonríe esperando a que reacciones.

Cargando editor
26/01/2018, 21:47
Leonore Walsh (joven)

No entendía por qué papá estaba así, era como si le hubieran echado un montón de polvos pica-pica en la ropa. Yo no sabía que eran esos polvos pero Tommy no paraba de contarle historias de cómo en su clase todos hacían eso como broma. No sonaba a una buena broma, más bien parecía que los niños en la clase de Tommy no se gustaban y se echaban cosas en la ropa para molestarse mucho. Me había fijado que mucha gente se molestaba porque sí, incluso en clase me molestaban porque sí. La gente a veces era peculiar, o quizás es que el objetivo de crecer y ser mayor era molestarse. Fuera como fuera papá estaba molesto, debían ser cosas de ser mayor que no entendía.

Así que cuando papá entra con el petate para partir, miro sobre todo lo molesto que está. Pienso que quizás otros mayores están molestándole, como él les molestará. Cosas de mayores. Sonrío y asiento, sin replicar. Yo no quería molestar a papá, así que mejor hacer como decía. A veces papá se sentía molesto por lo que decía. Otras veces ni me escuchaba.

Es porque no me escucha mucho estos días que no le cuento sobre las sombras que veo, ni de los bichos que están por todas partes y me incomodan. Jugar con caracoles y lombrices cuando llueve a veces es divertido, cuando los bichos están por todas partes, no es gracioso. Tommy le había contado sobre el gato muerto que se encontró en un callejón y que al darle con un palo salieron un montón de bichos. Muchos bichos juntos comían gatos. Y yo no tenía un gato, pero estaba Sarah y no quería que Sarah se quedara sola.

Suelto un gemidito angustioso cuando trato de no pensar en que esa araña que miraba de reojo ha desaparecido. Meto ropa corriendo a pegote en el morral y bajo como si me fuera la vida en ello cuando me llama mi padre. Cruzamos la calle y pongo una sonrisa tímida cuando Mrs. Campbell abre. Siempre olía a comida y tenía un aspecto amigable, era como las mamás de las películas. No entendía por qué Tommy siempre decía que su mamá era un rollo, a mí me parecía interesante.

-Sí, papá- contesto de forma automática a su pórtate bien y le miro con una sonrisa cuando revuelve mi pelo. No me importaba que mi pelo se despeinara, los frotes de cabeza de papá eran divertidos. Muevo de forma enérgica la mano cuando se marcha y sonrío más relajada, oliendo los aromas acogedores de casa de Tommy y la falta de bichos, que me tranquiliza ahora mismo aún más. Esperaba que Sarah estuviera bien en mi ausencia, tenía miedo de preguntarle a papá sobre si traerla estaba bien.

Doy un pequeño respingo cuando Mrs. Campbell me habla a mí directamente.

-Bien… Aunque me preocupa que Sarah me eche de menos y se ponga triste- le digo a Mrs. Campbell. Omito que es papá quien ha decidido que quería quedarme por mí. –La tarta huele bien, ¿puedo subir al cuarto de Tommy?- abro ligeramente los ojos, el cuarto de los chicos era algo que había sido territorio desconocido para mí. Quien dice de los chicos dice de cualquier otro niño, normalmente jugábamos en el jardín. Antes de que me contesten con una negativa mis pies se encaminan a las escaleras y en un santiamén estoy husmeando puertas arribas para encontrar el cuarto de Tommy.

Cargando editor
27/01/2018, 04:46
Narración

-Puedes subir- dice la madre de Tommy sonriendo. -Os llamaré cuando esté lista la tarta. Puedes dejar tu mochila en el cuarto de Tommy, ¿vale? Es la segunda puerta por el pasillo cuando subas- y con eso, te observa subir por las escaleras. Ya arriba, tampoco ves insectos ni sombras, no. Los colores son diferentes y algo más brillantes aquí. El cuarto es fácil de localizar, la puerta está llena de pegatinas de diversos motivos, personajes de televisión, personajes de comics, pequeños mensajes. Abres la puerta y te encuentras con el cuarto de tu compañero.

La habitación es muy brillante y tranquila. Los tonos en su interior parecen más vívidos, casi incómodos hasta que te acostumbras. Las formas lentamente van asentándose y descubres la cama de Tommy con un tendido de transformers, en una mezcla de azules, rojos, blancos y verdes chillona. Hay varias estanterías con toda clase de juguetes y figuras de acción, en su mayoría héroes, robots y dinosaurios. Reconoces algunos de los comerciales que pasan algunas veces por la tele, y otros son extrañamente desconocidos. Las paredes están decoradas con un motivo musical del que claramente pocas veces habla Tommy, quien está sobre la alfombra con varios muñecos pequeños en su propia disposición, y sostiene dos en las manos haciendo ruidos y sus voces en una conversación importante -para él- que no se interrumpe ni siquiera con tu entrada.

-Hola- dice él cuando te ve allí en la puerta. -Estoy en un episodio importante, no cojas mis figuras. ¿Ok?- dice él sin más. Pero toda la escena está detenida mientras te observa llegar, vigilando tus movimientos. A pesar del exceso de tonalidades, el lugar se siente agradable y cálido, aunque algunas de sus cualidades rayan en cierta sobrecogedora exageración. La ventana cerrada deja pasar abundante luz rojiza y a través de ella, puedes ver pasando las hojas de los árboles bailando al viento, mientras el atardecer tiene lugar allá afuera. Es como si las hojas estuviesen bailando para celebrar el final del día, al ritmo de una suave y nostálgica melodía que, si te detienes en silencio, eres capaz de escuchar con cierta claridad.

Tommy reanuda su juego, y tienes la impresión de que hace las voces con increíble talento, casi no parece él (con todo lo molesto que puede llegar a ser), y que incluso las explosiones y golpes suenan tan reales, como ecos suaves que acompañan a las babas y los murmullos de tu amigo, que tienes que mirar dos veces para verificar que no haya un radio o una tele encendida en algún lugar de la habitación.

Cargando editor
30/01/2018, 09:57
Leonore Walsh (joven)

Asiento un par de veces a las palabras de Tommy y subo rápido, escuchando solo a medias lo de que nos llamará cuando esté lista la tarta. Mi mochila no la suelto porque es mi mochila y no la iba a dejar por ahí tampoco, no por no dejar cosas en medio sino porque era algo que traía de casa. Mi casa, mis cosas, ese apego de familiaridad y de lo conocido. Era algo a lo que por ahora no iba a renunciar y menos para adentrarme en el cuarto de un chico.

Cuando entro en el cuarto, sin llamar a la puerta, abro los ojos distraída de inmediato por aquellos colores. Luego tengo que cerrarlos ligeramente, porque es como si brillaran tanto como mirar directamente al sol. Mamá me decía que no mirara al sol porque me podía quedar ciega, pero había tenido que probar, al menos una vez. La curiosidad me había podido por conocer aquella cosa que estaba siempre en el cielo, brillaba y daba calor. Siempre me imagina que sería una señora con su cuerpo hecho de fuego o algo así, la realidad resultó ser muy diferente tras mirar directamente y el resultado fue un ligero dolor de cabeza ese día.

-¡Hola!- contesto con una sonrisa a Tommy y mi atención va a todos los muñecos que tiene sobre la alfombra. Asiento comprendiendo lo del episodio, sabía de lo que hablaba. Suelto mi petate y no lo dejo muy lejos de donde estoy, luego me siento cerca de la alfombra y mirando con mucha concentración el episodio del que habla. Jugar con Tommy está muy bien, pero verle jugar es aún mejor.

Vuelvo a distraerme con esa melodía que los colores de aquella habitación quieren cantar para mí. Cierro los ojos y sonrío por la mezcla de sensaciones que eran sin duda agradables, aunque los colores quizás demasiado brillantes. Cuando abro los ojos vuelvo a mirar el juego de Tommy.

-Qué bien lo haces- digo señalando sus muñequitos. –Deberías trabajar en la tele haciendo dibujos- le felicito de nuevo. -¿Quiénes son los malos? Porque ese tiene pinta de ser el malo pero no lo sé, me perdí lo que pasó antes- no toco las figuras como dice aunque es curioso cómo las hace hablar y los disparos y las explosiones. Busco con la mirada para ver si tiene una tele o una radio, las radios son algo viejo que yo nunca usé, pero sé que hacen ruido. Mamá la usaba para poner música en la cocina.

Cargando editor
31/01/2018, 00:15
Tommy

Tommy es un chico delgado de mejillas rojas, ojos azules y cabellos castaños. Le gustan sus gorras y sudaderas, y habla con un tono que intenta ser grave, pero que suele terminar en palabras escupidas y alargadas, en especial cuando está molesto. Su acento no es tan fuerte, y cuando se le pregunta al respecto, dice que es porque su padre es inglés y que ellos hablan mejor que aquí. A tu pregunta, Tommy responde con orgullo -Ajá, es porque todos los días practico. Mi papá dice que la práctica hace al maestro. - y levanta la cabeza altivo, mientras continúa jugando y haciendo los sonidos, tratando lo mejor que puede de ignorarte. No dice mucho más. Tus ojos intentan buscar la tele, pero en su cuarto no hay, y no parece que tenga una radio cercana. Sólo está la tableta, sobre el pequeño escritorio junto a la ventana, pero tampoco parece que sea el origen de aquellos efectos. No, los sonidos parecen acompañar a los movimientos que hace el mismo Tommy, superponiéndose a los ruidos que emite con la boca. 

-Es él, Slenderman, duuuh- dice señalando a una de las figuras en el suelo. Se trata de una figura con articulaciones móviles que ha sido pintada con un marcador, un sharpie probablemente, de negro completamente, y cuyo rostro está pintado con corrector líquido blanco, ocultando completamente sus facciones. Puede que no lo hayas visto antes, pero hay algo familiar en él. -Él viene en las noches y te asusta si no te portas bien. Y si te visita más de una vez, te mete en una bolsa y te lleva lejos donde nadie pueda encontrarte. Porque le gusta comer niños- dice con seriedad. Aquella historia, aquella imagen deberían causarte algo más de temor, de nervios, pero en realidad hay una familiaridad innegable, hay algo en tu cabeza que parece reconocer aquella historia y que en lugar de ocasionarte escalofríos, un pequeño destello de orgullo aparece de forma inconsciente. 

Tommy te mira con seriedad mientras todo esto sucede. Al principio parecería que sólo trata de asustarte, pero en lugar de revelar sus intenciones o burlarse, notas que él mismo parece creerlo y... temerlo hasta cierto punto. -Pero si eres bueno, el capitán viene y te protege- dice mientras te muestra su figura de acción del Capitán América, sosteniéndola con fuerza en su mano -¿A ti te ha visitado?- pregunta temeroso. Ya no juega, sino que te observa esperando una respuesta de simpatía, los colores de su rostro le abandonan un poco y el silencio se hace incómodo. La luz del cuarto parece bajar de intensidad de repente y aunque todavía hay bastante luz, las sombras parecen crecer a una velocidad perceptible por el rabillo de tu ojo, pero que cuando intentas verlas, sólo permanecen quietas. Tommy espera una respuesta, inquisitivo, nervioso, y todo su cuarto parece ajustarse a este repentino cambio de ánimo de su parte.

Notas de juego

Jo xD tú que cuidabas niños, me disculpo de antemano si resulta inverosímil mi interpretación de Tommy.

Si Leonore conoce o no quien es Slenderman, lo dejo a tu criterio. Normalmente sólo quien navegue en internet y en los foros  tipo reddit o 4chan debería tener alguna idea. Asumiré que es poco probable, al menos en este año (2010-2011 aprox) pero déjame saber si prefieres que lo sepa.

Cargando editor
03/02/2018, 13:08
Leonore Walsh (joven)

Sonrío cuando dice Tommy que practica, se le ve que sabe mucho del tema. Podría poner fácilmente voces a los dibujos, o eso pienso yo porque hace los mismos ruiditos que la tele.

Doy un par de palmadas, animando a esa lucha que tienen contra un malo que aún no tengo claro quién es. Hasta que me lo explica y tengo que mirar al supuesto malo. Sin duda su manera de pintarlo ha hecho que quede muy bien, se notaba que Tommy era un niño grande porque podía hacer muchas cosas, como malos.

-¿Ese Slenderman es malo?- pregunto sin comprender del tema y sin tocar su muñeco, porque iba a hacerle caso mientras pudiera o mirara. Seguramente mientras él mirara. –No sé quién es, ¿sale en la tele?- mi desconocimiento se debe a que yo la tele solo la veo con papá a veces, lo cual no suele ser muy a menudo. De esa cosa que la gente llama internet, ni idea. Papá tenía un ordenador pero esa pantallita iluminada me resultaba críptica cuando lo habría.

Me encojo levemente de hombros cuando dice que le gusta comer niños, no siento que ese malo sea tan malo. A veces pasaba, cosas que la gente decía que eran malas, solo era para que no te acercaras. Como las chuches, las chuches estaban muy ricas y en el cole no paraban de decirnos que eran muy malas comerlas. Sin duda quien dijera que las golosinas eran malas era porque nunca las había probado.

-Le has visto…- me agacho a modo confidencial y bajo la voz. -¿Le has visto comer niños?- trato de confirmar su historia, porque Tommy era grande y había visto y sabía muchas cosas. -¿Te lleva en una bolsa como las de calabaza de Halloween?- abro los ojos con curiosidad. Quizás para ese Slenderman los niños eran chuches. De ser así entendería por qué se los comía y le gustaban. Había chuches con forma de ballenas y otros animales, que yo siempre pienso que están hechas con esos animales. El tal Slenderman debía comer niños hechos golosinas, eso debía ser.

Tommy está serio, puede que sí haya visto al malo. -¿El Capitán vendrá a protegernos?- miro a su figura, él me había hablado mucho del Capitán y de sus cómics, que yo me aburría de leer. A mí me gustaba cuando mamá leía, porque se metía en la historia. Los dibujos en los cómics solían sacar personajes feos muchas veces, que no me gustaban cómo los sacaban.

Niego a su siguiente pregunta.

-No, Slenderman no me visita… ¿A ti sí? Quizás si le ofreces algo que le guste comer más que los niños se vaya- miro alrededor cuando las luces dejan de ser brillantes. Las sombras, que en mi casa comenzaban a ser más frecuentes, habían acabado rodeando el vibrante cuarto de Tommy. –Quizás le gusta más la tarta de manzana, yo cambiaría una bolsa de caramelos por un trozo de tarta de tu mamá, huele muy bien- digo haciendo el símil que solo ha ocurrido en mi cabeza, pero seguramente Tommy lo entienda.

Notas de juego

No hago a Leonore sabiendo nada de internet en general xD

Tommy va bien, yo es que pasé años con niños de todas las edades, pero no es tan fácil llevar un niño "inocente".

Cargando editor
03/02/2018, 17:05
Tommy

-Es malo- dice Tommy abriendo los ojos con absoluta seguridad en sus palabras. -No, no. Viene por las noches. Lo leí en el ordenador alguna vez, vive cerca de los bosques y se lleva a los niños. Él me lo dijo- dice el pequeño. Las sombras se hacen más densas en su habitación y su rostro palidece levemente. Las anormales sombras parecen vibrar, retorcerse y moverse de forma anormal cuando no las ves, pero si tu mirada se posa en ellas, sólo aparentan ser siluetas tranquilas e inmóviles, como si estuviesen esperando.

-N... no, no- dice Tommy tomado por sorpresa ante la pregunta. -No. Me dijo que si no me portaba bien, me metería en su bolsa y me comería en su hogar. Eso fue lo que dijo, porque había sido grosero y ruidoso. No... no vi su bolsa- Los ojos de Tommy se aguaban mientras iba contándolo, recordar la experiencia lo afectaba. Se acercó hacia ti y comenzó a susurrar. -Dijo que no podía decirle a mamá o a papá. Pero es mejor que sepas. Si no te portas bien, él viene por la noche y... - dijo. El crujido de la madera en algún lugar irrumpió su última palabra. Él no parecía haberlo escuchado pero para ti fue como el sonido de un paso en algún lugar de la casa. La temperatura parecía haber descendido un poco y aunque el sol todavía calentaba, tenías la impresión de que había perdido su influencia en el pequeño cuarto de Tommy.

-Tiene que venir. Alguien tiene que protegernos. Mamá dice que todos tenemos un Ángel de la Guarda, el capitán tiene que ser el mío. Aunque sólo esté en América. Pero en sus pelis, él va a todas partes- hablar del capitán parecía aliviar un poco la angustia que pesaba sobre Tommy. Se giró, seguramente para evitar que alguna lágrima se le cayera en tu presencia.

-No. Los monstruos no comen tartas de manzana. Ellos comen gente y se esconden en la oscuridad. ¿Es que no sabes nada?. Pues si te portas mal, Slenderman viene- había molestia en su voz, parecía envidiar tu ignorancia al respecto. Se puso de pie con su figura de acción del capitán y se fue hacia la mesa del escritorio. La luz parece volver al lugar y las tinieblas se van disipando poco a poco. Antes de que puedas reaccionar, una voz femenina desde abajo os llama.

-Chicooooos, ya está lista la tarta. Venid a comeeeer-

 

Cargando editor
06/02/2018, 14:09
Leonore Walsh (joven)

Inclino ligeramente la cabeza hacia un lado cuando dice que es malo. No le miro con incredulidad, ni enfadada, en mis ojos solo hay curiosidad por entender las razones de Tommy. Luego tengo que mirar de reojo de nuevo su Slenderman. Aunque que confiese que “él” se lo dijo, capta toda mi atención. Las sombras no me pasan desapercibidas, ¿sería Tommy quien me mandaba aquellas sombras a casa también?

-¿Te lo dijo?- mis ojos abiertos como platos indican una curiosidad creciente. -¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Ha venido aquí a tu casa? ¿Dónde le has visto?- le bombardeo de inmediato a preguntas, que no pretenden ser de cotilla sino para satisfacer mi propio ansia de saber cosas, nada más.

Tommy piensa que el capitán América tiene que venir, pero América está muy lejos.

-Pero América está como a un trillón de millas de aquí- le digo cuando habla de que el capitán viene a protegernos. -¿Crees que es como Santa Claus que puede estar donde quiera cuando quiera? Ya sabes, ¿el capitán América es un mago? Porque solo los magos hacen magia, por eso santa Claus es un mago, hace magia- sino no había otra razón de que pudiera visitar tantas noches en una misma noche, algunas casas incluso sin chimenea. Por suerte la mía sí que tenía una chimenea pequeñita.

Frunzo levemente el ceño cuando dice que los monstruos no comen tartas de manzana. Luego niego cuando dice que si no sé nada, en verdad no lo sé. Yo no era una niña grande.

-Los monstruos son raros, las tartas de manzana están muy ricas. Y el chocolate. Y los helados…- comienzo a divagar, pensando en todo lo dulce que me gustaría comer a mí. –Cuando está oscuro yo duermo, así que no sé… ¿Si no te portas mal no viene?

Pego un respingo cuando llaman para comer tarta. Un respingo que me saca de la cambiante habitación de Tommy, de su preocupación por Slenderman y de lo bien que hace los ruidos de películas. Ahora en mi cabeza solo existe el dulce que voy a probar y sonrío a consecuencia. No entendía porque los mayores se preocupaban por cosas, con un poco de chocolate se pasaba todo, eso lo sabía todos los niños del cole.

Cargando editor
06/02/2018, 22:42
Narración

-Ssssh- dijo Tommy, pidiendo que bajaras la voz. -Sí, vino hace una semana. Subió por la pared y entró por la ventana, y era alto y terrible. Había cosas que caminaban y hacían ruidos y... y...- pero aquello era demasiado para tu compañero. Aspiró sorbiendo sus mocos un momento. -Me dijo que tenía que había sido malo y cruel. Que tenía que comportarme o de lo contrario me llevaría en su saco y me devoraría en medio del bosque, donde nadie podía escucharme ni salvarme. Y que volvería para verificar que estaba siendo un buen chico- susurra Tommy, lívido por el terror de estarte confesando estas cosas. Traga saliva con fuerza, tratando de recobrar algo del valor.

-El Capitán vendrá. Me lo dijo un chico en el cole, que si lo llamas, viene en tu ayuda. Él ha soñado con él y yo también... así que tiene que ayudarme aunque esto no sea américa. Seguro que viene en una de esas naves de S.H.I.E.L.D- dice recuperando lentamente la confianza. -Seguro no le gustan. ¿Por qué iba a comerse una tarta un monstruo? Lee libros, yo leo varios. En todos siempre comen personas, o huesos de personas. Y hay gente que ha visto a Slenderman llevarse gente para nunca regresar. Lo dice en internet.- su pequeña rabieta orgullosa parece débil e insegura ante su propia creencia en la existencia de aquella criatura que describe.

-¡Yo no me porto mal!...Es sólo su excusa...- replica Tommy molesto. En realidad Tommy podía llegar a ser difícil y algo rudo, pero probablemente no a propósito, o eso parecía para ti. -...Pero por si acaso, he sido extra bueno esta semana. Si hasta he ayudado a mi mamá con los quehaceres, que son aburridísimos- dice frunciendo el ceño. 

-Chicos, que ya está lista la taaaaarta-

Tommy, algo nervioso, decide terminar la conversación allí y apresurarte para que bajen a comer. El resto de la tarde transcurre con relativa normalidad, la madre de tu amigo cocina de forma espectacular, no sólo la tarta es la más deliciosa que has comido en mucho tiempo, el pan de calabaza estaba caliente y esponjoso, y una leche achocolatada espumosa que termina por subirte el ánimo. La señora Campbell te pregunta varias veces si todo te ha gustado, si estás a gusto y si Tommy se ha portado bien contigo; y luego os deja ir a jugar un rato más. Tommy simplemente evade el tema por el resto del día.


Mrs. Campbell organizó vuestras camas, o en realidad, la tuya. Puso una colchoneta mullida junto a la cama de Tommy con sábanas y cobijas de tu amigo, así como varias almohadas y cojines. El padre de Tommy llegó tras un rato. Mr. Campbell Un hombre barrigón y algo calvo, pero con una voz estridente y un sentido del humor extraño. Casi siempre estaba haciendo un chiste que te costaba entender, riéndose estrepitósamente mientras su panza ondulaba al ritmo de sus carcajadas, y luego hablando de su trabajo con su esposa con un tono más serenos. Los esposos Campbell, lado a lado, eran una imagen simpática: rollizos y sonrientes, y aunque la corpulencia de ambos contrastaban con la delgadez Tommy, había un parecido innegable.

La noche cae y la madre de Tommy os acomoda en las camas. -Si quieres rezar Leonore, puedes acompañar a Tommy. Siempre hace una oración antes de dormir, ¿verdad?- dice y Tommy asiente. Está bastante callado, pero su madre no parece darse cuenta de la anomalía. Deposita un beso en su frente y deseándoos buenas noches, parte dejando tan sólo una pequeña luz de noche que lanza una luz débil y blanca sobre la oscuridad reinante del cuarto. Afuera el cielo está oscuro y las estrellas no se ven. No hay siluetas, ni sombras, ni nubes, tan sólo la inefable oscuridad del firmamento que se extiende desde lo que puedes ver a través de la ventana. Tommy rompe el silencio.

-Quizás no venga esta noche si estás aquí- dice el chico, esperanzado. -¿Te has portado bien tú, no? ¿No has sido grosera ni nada de eso, porque si sí, podría venir por ti...- comienza a decir en un hilo de voz que parece contener algún deseo de encontrar consuelo o esperanza.

Cargando editor
10/02/2018, 12:45
Leonore Walsh (joven)

Mi curiosidad sobrepasa a cualquier miedo que pudiera tener. Tommy tenía mucha suerte porque le visitaba un Slenderman y hablaba con él. Yo me tenía que conformar con hablar con Sarah y ella no contestaba de verdad, a veces yo hacía sus voces para tener conversaciones. Aunque Sarah no hablara siempre sabía lo que me quería decir, por eso de mayor podría ser intérprete de perros.

-Ah… ¿Has sido malo?- mi tono de voz es de extrañeza, nunca tomé a Tommy por un niño malo. Era un niño mayor y hacía cosas de niño mayor, eso bien lo sabía yo. Pero ser mayor no era malo. Ser malo era tirar del pelo a las niñas o no dejarlas jugar, Tommy nunca me tiró del pelo y siempre que podíamos jugábamos juntos. –No sé si vendrá el capitán, pero no creo que hayas sido malo… ¿Te comiste toda la verdura?

Asiento dándole la razón, claro que era una excusa. Aunque yo seguía pensando que los monstruos deberían gustarle más las cosas dulces. A mí de ser monstruo me gustarían más. Los niños no sabíamos bien, que me había probado la sangre cuando me raspaba los codos y sabía raro… Sabía como chupar un tenedor, o una canica de esas de metal. Le voy a explicar a Tommy que las personas seguro que no están ricas, pero su madre llama para la tarta y doy un respingo de alegría.

Mr. Y Mrs. Campbell son geniales. Me dejan dormir en el suelo, colocando un colchón. Y la comida es deliciosa. No puedo dejar de decírselo a Mrs. Campbell lo rica que está la comida, comer con papá no era nada parecido. La mayoría de las veces era algo de lata o algo que pedía para llevar. Para cuando estamos en la habitación de Tommy me siento muy contenta de la decisión de mi papá, pasar la noche con los Campbell ha sido una buena idea.

Asiento a lo de rezar, solo hacía oraciones con mamá, papá raramente me arropaba. Cuando mamá volviera iríamos de nuevo a la iglesia los domingos. Solo sabía que era domingo porque íbamos a la iglesia, quizás desde que se fue mamá no hubo más domingos. –Buenas noches, Mrs. Campbell- le digo antes de salir.

Miro el techo, en la penumbra del cuarto con aquella lucecita que alumbraba casi nada pero permitía no estar al completo a oscuras.

-¿¿No vendrá si estoy yo??- digo con cierta decepción. –Yo siempre me porto bien, papá dice que soy una buena niña. En el cole no pasó nada con nadie, siempre hago los deberes… Aunque no me como todas las verduras- busco la cara de Tommy en la oscuridad cuando dice que vendrá por mí. -¿Por mí? ¿Tú crees? Pero si a ti te ha dado una semana ¿por qué a mí no? Eso no es justo, Tommy.

Cargando editor
11/02/2018, 00:30
Narración

-N...no lo sé- responde Tommy temeroso. Traga saliva con fuerza y se corre un poco en la cama para mirarte desde arriba. -Pero me he comido hasta el Brócoli. Y sabe asqueroso- dice el chico haciendo una mueca de desagrado y sacando la lengua. Sus facciones se ven curiosas en la oscuridad, algo graciosas debido al efecto de la luz. -Así que no debería venir, o si viene, será a decirme que me dejará en paz por ser bueno- protesta vehementemente, aunque poco puedas hacer tú misma al respecto.

-Bah... te portas demasiado bien, seguro ni te tomará en cuenta- dice él acomodándose en su cama. Su voz suena bastante molesta y decepcionada. -No sé, si hay alguien que le agrade más, podría llevárselo. No tiene que seguir ninguna regla, es Slenderman, si quiere se comerá al que quiera- y ahora sí que suena verdaderamente molesto. -Buenas noches Leo- dice finalmente acomodándose en su cama y dándote la espalda. Si intentas preguntarle algo, simplemente no responde, y el silencio termina por caer pesadamente sobre la habitación hasta que el sueño mismo comienza a poseerte. La oscuridad tiembla y vibra, repta y se mueve, hasta que finalmente tu consciencia entra al mundo de los sueños.

Y vaya sueños más extraños. Hay una explosión de colores, olores y sabores, todo parece moverse vertiginosamente al tu alrededor, figuras, criaturas, castillos y paisajes, todo transcurre frente a ti de forma desordenada. Primero, te encuentras de pie en un gran y hermoso salón, adornado y elegante, lleno de toda suerte de estrambóticos invitados que parecen humanos, pero cuyos rasgos los diferencian de forma clara. Y tú estás allí, ataviada de un hermoso vestido, con tu piel blanca, mientras un elegante hombre, bello y galante, que parece emanar luz propia, cuya sola mirada te hace enrojecer, te hace una reverencia para besar tu mano, y te pide que le permitas esta pieza. Su cabello es rubio y sus ojos son como ópalos, su piel es tan blanca como las mismas nubes y su aroma es el de la hierba recién cortada. Asientes, mientras su cercanía, su calidez, sus movimientos y sus susurros sensuales en tu oído hacen que tu corazón lata con rapidez.

Luego, la situación cambió. Estás ahora en un lugar oscuro y silencioso, pero cómodo. Por alguna razón se siente familiar y agradable. Cientos y cientos de volúmenes están en los estantes, y un olor a papel antiguo y tinta férrea te llena los pulmones. Caminas detrás de una figura alta y encorvada, ataviada con una túnica negra, quien a grandes pasos te guía por entre un laberinto de toda suerte de libros antiguos y deseables. No puedes evitar querer echarle una ojeada pero sabes que no tienes tiempo. La figura, delgada y cadavérica, finalmente deposita la lámpara que lleva sobre un pedestal de madera, iluminando apenas aquella porción de la bóveda, y señala un atril que contiene un gigantesco volumen de cubierta roja y lleno de polvo. -Ese- dice en un susurro la criatura y caminas algunos pasos en dirección del libro. Lo abres con agilidad y cuidado, levantando una nube de partículas, tosiendo un poco y observando las páginas con detalles dorados que parecen contener un árbol de nombres.

Ahora estás frente a unas enormes puertas de madera. Te sientes cansada y malherida. Puedes ver las murallas que se extienden hacia donde te alcanza la vista, y las enormes puertas que te impiden la entrada. Sabes que perteneces del otro lado, pero por más que golpees, aquella exagerada entrada no se abre para ti. Hay rabia, hay furia, hay un frío sentimiento que quema tus entrañas mientras un viento helado comienza a soplar y la soledad y la oscuridad de aquellos paisajes comienzan a ser demasiado para ti.

No estás segura de estar ahora despierta, pero la habitación de Tommy ha cambiado. No están ahora los dos solos y ciertamente, salvo la pequeña lampara que emana su luz amarilla, nada parece encajar exactamente con lo que recuerdas. Ni siquiera el color de tu piel o la sensación de ligereza en tus extremidades.

Notas de juego

Bienvenida a la danza de los sueños. En este instante, Leonore tendrá visiones de vidas pasadas, y será un faro de glamour, así que te dejo que describas que quimeras produce en su Crisálida. Por quimeras, me refiero a criaturas de fantasía que nacen de su mente y su imaginación. Pueden ser benignas o malignas, insectos extraños e imposibles, reflejos de la gente que conoce, susurros, voces, animales míticos sobre los que ha leído. Toda la habitación de Tommy ha sido afectada, y aunque está oscuro y Leonore no puede ver todo, sí que ve alguna de las cosas que están allí, o al menos sabe que están allí. En el siguiente post será todo más claro para ella... y habrá más sorpresas.

Tommy sigue profundo y sin enterarse.

Cargando editor
13/02/2018, 11:04
Leonore Walsh (joven)

Hago una mueca cuando Tommy habla que se comió el brócoli, entendiendo que se había portado más que bien. Si te comías el brócoli eras el mejor niños del mundo, eso decían en el cole. Yo me lo comía siempre, no sabía tan amargo como decían el resto de niños, aunque tampoco lo comíamos mucho en casa. Papá no sabía cocinarlo como mamá.

-Bueno…- respondo sin saber qué decir a que me porto demasiado bien. Tampoco creo a Tommy cuando dice que se comerá al que quiera, seguía pensando que no era para tanto, que no iban a por uno a su casa para comérselo sin más. Si ese Slenderman estaba molesto debía ser porque él le hizo alguna travesura. Quizás no le gustaba el muñeco que había hecho de él. –Buenas noches, Tommy.

Normalmente mis sueños no eran como los del resto de niños, al menos no como los de Tommy cuando hablábamos de ellos. Es por eso que me maravilla ver tantas cosas, muchas de ellas son cosas de grandes. Cosas que yo nunca imaginaría y sin embargo estaban allí.

El salón me recordaba a las princesas y yo me sentía como una, pero era como si fuera una princesa grande y no como las otras niñas cuando hablaban de ser princesas. Sale un hombre que debe ser el más guapo que haya visto nunca, más que el profe de mates, que todas las chicas del cole querían casarse con él de grandes. La emoción que siento es como al probar la primera cucharada de mi helado favorito, cuando mamá me lleva a ese lugar donde te ponen gofres con una bola de helado encima.

Luego estoy en un sitio que me recuerda un poco a la biblioteca, pero mucho mucho más grande. Es alucinante y me haría sorprenderme y pasarme horas mirando aquellos libros y sus cubiertas, leer aún no se me daba muy bien. Al señalarme esa cosa el libro, voy casi corriendo a mirar dentro, solo pensando en las maravillas que podría contener.

Lo siguiente que pasa por mi cabeza me recuerda a las películas que ve papá. Es como las güerras de las que habla a veces. Yo nunca supe que es, pero él dice que es algo importante. Me siento triste y algo más porque no puedo entrar. Estoy cansada y es como cuando jugaba a lanzar aros con aquel juego que me regaló mamá y al principio no colaba ni uno. Eso me enfadaba y me ponía triste, porque era algo fácil que no podía hacer. Así me siento cuando no puedo ir al otro lado.

Por último vuelvo a la habitación de Tommy. Me incorporo en el colchón y miro alrededor. Frunzo levemente el ceño tratando de descifrar las figuras que veo ante mí. Por el suelo hay sombra de muchas arañas, como las que veía por casa, pero con tan poca luz no podía ver su color ni nada. Aunque estaba segura que sus ojos eran de un verde brillante, como el colgante que papá le regaló una vez a mamá. Verde esmeralda, eso es. Me sobresalto ligeramente y me hago un ovillo con las mantas.

-Uggg…. No me miréis…- les digo, aunque en el cuarto hay más cosas. Cosas grandes que se esconden en las sombras. -¿Slenderman? ¿Capitán América…?

Notas de juego

No sé exactamente cómo proceder, soy novata del todo en esto así que espero que valga lo inventado, que de momento es poco xD

Cargando editor
14/02/2018, 03:13
Narración

La habitación se agita con fuerza, las sombras ya no solo vibran, sino que emiten toda suerte de sonidos y graznidos, como el que imaginas harían las patas de enormes insectos. Los destellos verdosos cambian de intensidad y se mueven por todo el cuarto, y contra la luz revelan la silueta completa de enormes arañas de ocho patas, más grandes que tu puño quizás, y cuya curiosidad parece estar concentrada única y exclusivamente en ti.

Hay un aroma extraño, un olor a periódicos viejos y café en el aire, y un aroma a verde, una esencia que no puede ser descrita más que como aquel color y que parece ir y venir como vapores surgiendo de distintos lugares de la oscuridad. Incluso bajo las cobijas, los fulgores esmeraldas de los insectos penetran la fina tela y aún cerrando los ojos puedes verlos allí, atentos, a la expectativa. Lo más curioso del asunto es que ninguno de los enormes arácnidos se atreve a acercarte a ti, todos prefieren guardar cierta distancia, y aunque claramente algunos están en la cama de Tommy, no hay ninguno sobre tu colchón.

Pero tu atención pronto se ve atraída por una figura que surge de la oscuridad de la esquina. Una figura alta y delgada, que en principio, te recuerda a la cruda figura que Tommy pintó a mano, de brazos grandes y piel grisácea, de un traje elegante y... con un bombín en la cabeza. La extraña presencia se mueve desde las sombras pasa sobre ti y se sienta en la esquina de la cama de tu amigo, encarándote. A la luz de la lámpara amarilla puedes entonces ver su rostro por primera vez...

Notas de juego

Es un buen comienzo. Este es el "despertar" de Leonore, luego su imaginación dará vida a toda suerte de criaturas imaginarias de acuerdo a como se vaya sintiendo. Esto son quimeras. :)

Cargando editor
14/02/2018, 03:22
Mr. Clock

-¿Slenderman?- dice aquella criatura en un susurro, esbozando una sonrisa sin despegar sus labios. Su rostro es lampiño y liso, del mismo color grisáceo de su rostro. Sus facciones son también alargadas, su nariz es pequeña y puntiaguda y sus orejas se alargan un poco. Sus ojos son bastante pequeños en proporción con su rostro, y parecen ser completamente negros. Reflejan la luz de la lámpara con un fulgor fantasmagórico. Su boca es alargada y con esa expresión sonriente, se alarga lo suficiente como para parecer un corte, ante los delgados labios que posee.

-Así es como me llama Tommy- continúa diciendo. Notas que su traje es inusualmente elegante, tiene una larga corbata negra, un chaleco con varios motivos que parecen ondulaciones plateadas y unos zapatos negros impecables. Cruza la pierna con suavidad, dejando su pie derecho sobre su rodilla izquierda. -Pero tú puedes llamarme Mr. Clock. Encantado de conocerte- dice aún en su tono de susurro, retirando su sombrero con su mano izquierda para revelar una cabeza absolutamente calva, y extendiendo su mano derecha hacia ti. Su mano y sus dedos también son alargados y grisáceos, y podrías jurar que en lugar de flexionar los dedos, estos parecen desenrollarse en los delgados y huesudos extremos ante ti. Te das cuenta que es él quien huele a periódicos viejos. También puedes ver que se superpone a un chico joven vestido de negro cuya expresión es el mismo misterioso gesto del inusual invitado.

Notas de juego

Cuando intentes hablar con Mr. Clock, tu voz también será un susurro y no puedes elevarla más allá de eso.

Corrijo: Cuando intentes hablar, será en un susurro.

Cargando editor
17/02/2018, 16:39
Leonore Walsh (joven)

Abro los ojos cuando veo a Slenderman, pues no se parece en nada al muñecote que ha pintado Tommy. Aunque él reconoce ser él, así que no debe haber error ahí. No puedo dejar de estudiar sus ojos, su boca y su cara, que raro era. Me recordaba un poco a los tiburones con esa boca así, pero quizás no era la forma más educada de empezar una conversación con él.

-Sí, eres Slenderman. Encantada, Mr. Clock, soy Leo-  le miro duditativa. -¿Por qué quieres llevarte a Tommy? ¿Te lo vas a comer? ¿No te gusta el pastel de manzana? ¿Es verdad que si el capitán América viene tú te vas? ¿Qué haces aquí? Tommy no se ha portado mal- mis preguntas salen de mi boca sin mucho filtro y de forma rápida y casi atropellada. Tengo tanta curiosidad por aquel señor tiburón.

Vuelvo a mirar a las arañas grandes de ojos verdes, que no sé qué hacen aquí. Si la casa de Tommy estaba limpia, pensaba que los bichos se quedarían en casa. –Y vosotras no tendríais que estar aquí… Espero que Sarah esté bien…- añado para mí con cierta preocupación.

Cargando editor
17/02/2018, 21:19
Mr. Clock

La alargada figura sólo sonríe moviendo sus labios sin llegar a mostrar sus dientes aún. -Es todo un placer, Leo- repite con su tono bajo en susurro. Sus ojos pequeños como almendras y negros como esos guijarros en los ríos, te siguen mirando fijamente. -Esas son muchas preguntas Leo. Y me temo que no me gusta sentarme a responder preguntas sin algo de té y galletas. ¿Te gusta el té?- dice campante mientras al tiempo que exclamas con tu voz tan baja como la de él. Cuando le hablas a las arañas, él mismo parece divertido.

-Oh, pero ellas están aquí por ti. Eres tú quien las ha insuflado vida y las ha traído a la existencia- dice Mr. Clock dando un vistazo a cada lugar en donde un grupo de destellos verdes indicaba la presencia de una araña. Luego observa a Tommy y se encoge de hombros un poco. El pequeño sigue dormido, pero se remueve un poco en su cama como si entre sueños tuviese la impresión de que algo no andaba bien.

-A decir verdad, vine a comprobar que Tommy se había portado bien, pero tu palabra me basta Leo. Y dado que nos hemos encontrado en tan peculiares circunstancias, he de insistir en invitarte a tomar el té esta noche, y a responder todas tus preguntas.- dice mientras se levanta de la cama y se dirige hacia la ventana. Las arañas lo evaden con rapidez, buscando la oscuridad. Mr. Clock te hace un gesto con su alargado mano para que la tomes. -No te preocupes. A pesar de lo que diga Tommy, no me alimento de niños. Son demasiado inquietos y duros de digerir- dice con un gesto divertido.

Cargando editor
20/02/2018, 13:25
Leonore Walsh (joven)

Sonrío levemente, mirando a Mr. Clock. Eso de las galletas y el té sonaba muy bien, no es que me apeteciera a estas horas, pero no diría que no a un té. Me paro ligeramente, pensando que es un señor desconocido y qué no sabía dónde iba a ser ese té.

-Me gusta el té- le confirmo. –Pero… ¿Dónde vamos a tomarlo? ¿Hay que salir? Creo que no puedo salir de casa de Tommy, además que no mi papá no le conoce y papá dice que no vaya con gente que él no conozca.
 

Le miro porque diga que las arañas estén aquí y luego les miro a ellas. Sus ojos brillaban mucho y eran como los panales de las abejas, con muchos agujeritos brillantes verdes. Yo no sabía cómo se llamaban esos ojos, pero los vi en un documental sobre bichos y me pegaba que las arañas tuvieran esos ojos. Yo no les traje, creo que me han seguido de casa…
 

-Tommy no se portó mal- insisto y repito. –Pero no podemos irnos lejos para ese té…- enseguida cambio de tema, mi capacidad de atención en una cosa sola era muy limitada. Yo ya sabía que no comías niños, seguro que el pastel de manzana te gusta más, o las galletas. Pero Tommy es un poco cabezón, no lo entiende.

Notas de juego

No avanzo más en la narración porque Leo se mostrará ligeramente reticente a tomar un té si tiene que irse.

Cargando editor
21/02/2018, 01:28
Mr. Clock

-Hay que salir de casa de Tommy- responde Mr. Clock tranquilamente, asintiendo con la cabeza y sin moverse de su posición. Tommy se revuelca un poco sin llegar a despertarse en su cama. -Entiendo perfectamente Leo. Sin embargo me temo que esta es una situación extraordinaria- añade el hombre. No retira su mano abierta hacia ti, sino que se mantiene observándote con sus pequeños ojos negros.

-Ciertamente, un pastel de manzana y unas galletas suenan mejor que comer niños.- dice él, dándote la razón. No parece molesto por el cambio de tema, pero tampoco hace esfuerzo por cambiar de posición, como una estatua. No obstante, el cuarto parece vibrar por momentos, como las cuerdas tensadas de un arpa emitiendo extraños acordes que no suenan exactamente, sino que parecen emanar como suspiros de eco en el silencio de las tinieblas.

-Estimada Leo, ahora mismo estás en una situación vulnerable. Tu verdadero yo está despertando lentamente y prefiero que estés en un lugar seguro mientras todo el proceso transcurre. Te aseguro que no te pasará nada y que te explicaré todo detalladamente- dice y baja la mano con suavidad. -Y si quieres evidencia de mis palabras, ve un momento al baño y mírate en el espejo. Te aseguro que me darás la razón- y luego mira hacia donde está Tommy. -Y no te preocupes, no le haré nada a tu amigo mientras estás. Esperaré aquí a que regreses- dice con gran suavidad y educación. No te trata como los adultos tratan a otros niños, no, sino más bien parece como si estuvieses de igual a igual, a pesar de que, obviamente, Mr. Clock se veía mucho más viejo que tú.

Notas de juego

Si Leo va al baño (O busca un espejo) se encontrará con su apariencia feérica. Aunque es posible que empiece a notar cosas raras cuando se de cuenta que en lugar de su pijama tiene su indumentaria feérica (que puedes describir libremente, piensa en ropa con detalles mágicos sutiles. Capas que cambian de color, túnicas que parecen emitir el sonido de los grillos, vestidos decorados que ondean aún sin viento, etc...).

Si Leo se mira en un espejo, notará que es una Sluagh. Los Sluaghs son delgados y pálidos, de cabellos oscuros y ojos pequeños, como Mr. Clock. Sus extremidades parecen más largas, sus bocas también un poco y no poseen dientes. Normalmente usan estilos victorianos (pero no es una regla, pueden ir como quieren), y siempre van susurrando. Si tienes dudas, pregúntame en tu escena privada que encaja y que no con su aspecto de Hada.

Cargando editor
24/02/2018, 19:33
Leonore Walsh (joven)

Miro a Mr. Clock, eso de salir de casa de Tommy no me parecía tan buena idea. No sabía qué era esa extraorden de la que hablaba, pero yo no podía irme sin más, o eso pensaba.

-¿Volveremos después?- miro a Tommy que se remueve en sueños, quizás sabiendo o no de la presencia de Slenderman que es como él lo llama. Asiento un par de veces más a eso del pastel y las galletas, nunca tenía suficiente de esas cosas. El dulce era lo mejor, eso lo sabía. A mi alrededor se oyen ruidos extraños, que nunca antes había oído, o eso pensaba. Trato de buscar su origen pero solo veo ojos verdes brillantes por todas partes.

Miro su mano y me levanto ante lo que dice. Deposito con cuidado las mantas conforme las tenía, no me gustaba perder el calor de la cama cuando salía a hacer pipí en mitad de la noche. Me acerco de puntillas y en la penumbra de la casa hacia el baño que hay más cerca de la habitación de Tommy. Cierro la puerta, con mucho cuidado con el picaporte, para no hacer ruido al cerrarlo. Es entonces cuando enciendo la luz y me acerco al espejo.

Me sobresalto al ver la imagen en el espejo y doy un saltito para atrás. Me llevo las manos a la cara. Mis ojos y mi piel eran como la de Mr. Clock, así como mi boca. Abro y cierro la boca y tengo que meter la mano dentro para sentir mis encías vacías de dientes. Tengo que parpadear un par de veces y pasan unos segundos hasta que veo que mi ropa no es mi ropa.

-Oh…- me maravilla lo que llevo, un vestido negro pero irisado con un color violáceo que no para quieto sobre la ropa. El bajo del vestido ondea ligeramente solo y es tan largo que no veo mis pies, como los vestidos de princesa de los cuentos pero mucho mejor. La parte alta es como un corset de finos bordados, que suena como la brisa fresca de la mañana cuando lo frotas ligeramente. Sonrío ampliamente, porque no sentía que aquello fuera extraño sino muy familiar. Toco la ropa y el tacto es como pasar los dedos por las hojas de un libro nuevo, nada que ver con lo que se espera con esa apariencia aterciopelada.

Siento que pasa una eternidad mientras me miro en el espejo y toco mis nuevos rasgos. A mi alrededor aparecen más arañas de ojos verdes brillantes, que vienen curiosas a mirar. Cotillas- les acuso y luego recuerdo que Mr. Clock me espera y es malo hacer esperar a la gente. Apago la luz y vuelvo a hurtadillas hacia la habitación.

-Vale…- contesto finalmente a lo de marcharnos. Pero tengo que volver para que mi papá no se preocupe, ¿si?

Cargando editor
24/02/2018, 23:58
Mr. Clock

La primera vez que preguntas, Mr. Clock asiente tranquilamente. Y no escuchas ruidos mientras observas tu nuevo aspecto en el espejo, seguido de cerca por las arañas de ojos esmeralda. Para cuando regresas a la habitación, Mr. Clock está allí todavía, sonríe tranquilamente al verte entrar y por segunda vez asiente lentamente. -Por supuesto que sí. Es casi la medianoche. Volveremos antes del amanecer. Nadie notará que te fuiste- dice él. Extiende entonces de nuevo su mano para que la tomes. Cuando la agarras, se siente extraña, es delgada, sí, pero familiar. Abre la ventana detrás de él, haciendo que una brisa fría entre al cuarto. -Estimada Leo. Para descender, vas a tener que agarrarte de mí fuerte. No te preocupes, mi prioridad será no dejarte caer- dice. Así que sin más opción, terminas abrazada a él, mientras Mr. Clock, con sus largas extremidades, sale silenciosamente por la ventana, primero de piernas, luego de brazos, y cierra desde afuera, contigo abrazada a él, la ventana.

Con sus manos se agarra del alfeizar y del tubo de desagüe, de las muescas entre los ladrillos y con gran agilidad desciende por la pared, como si fuese una enorme araña. No muy lejos, atravesando sin romper el cristal de la ventana que acabáis de cerrar, aparecen tus arácnidas compañeras, descendiendo por la pared como si fuesen pequeñas versiones de Mr. Clock. Ya en el suelo, Mr. Clock te permite tomar distancia y se disculpa. -Espero que no haya sido demasiado incómodo. No acostumbro a hacer esto con pasajeros- dice educadamente, mientras te invita a que te hagas a tu lado para comenzar a caminar. 

Rodeáis la casa para llegar a la acera del frente, la calle de tu barrio, y camináis. Tu compañero camina con cierta gracia distintiva, como si la sincronía de sus pasos tuviese una rítmica diferente a la de sus brazos, desplazándose con cierta lentitud que no parece ser realmente causa de retraso. Y mientras camináis, puedes notar como alrededor se extiende una enorme sombra que parece evaporarse en los bordes en pequeñas columnas de vapor negro que se extienden desde el sueño y hasta la noche.

-Mi casa está cerca. Estaré encantado de tener una invitada com tú a tomar el té esta noche.- Mr. Clock rompe el silencio, pero sonríe graciosamente. -Sé que tienes muchas preguntas, así que lo mejor es que comience a explicarte lo que está sucediendo. Estimada Leonore, eres una Kithain, una Hada- dice él, mirando hacia el frente. -Una Sluagh, para ser todo lo preciso que es posible. Y tu alma, tras dormitar algunos años en tu interior, está despertando. Este es tu verdadero aspecto, esta eres realmente tú. Francamente encantadora, si me permites hacerte un cumplido- dice con la suavidad gentil que caracteriza sus movimientos.

Sin embargo pone su mano frente a ti rápidamente, sin llegar a tocarte, para indicarte que te detengas un instante. -Esto va a ser interesante. Mira hacia allí...- dice Mr. Clock señalando hacia tu lado con su dedo índice largo, pálido y huesudo, pasando la calle. Allí, en el otro lado del sendero, frente a una casa, hay una figura traslúcida de un hombre de aspecto raquítico y de ropa harapienta. Está de espaldas a ambos, y sólo observa hacia la casa en general, sin moverse, goteando alguna especie de líquido sobre el pavimento sin hacer un sólo ruido. Mr. Clock se inclina hacia tu lado y pronuncia en tono más bajo todavía -Un alma en pena. Su familia vive en esa casa y siempre está cerca de ella- explica él antes de que llegues a preguntar.

Notas de juego

Voy a asumir que en esta ocasión te irás sin más.