Partida Rol por web

Blancanieves y sus pupilos

Epílogo

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26/02/2020, 21:47
Errol Nelson

Escuché a Mest con una sonrisa. La verdad es que estaba contento de verlo ahí. Me había preocupado mucho que muriera, aunque no se lo iba a decir. Y sabía que a él también lo mío.

—Bueno, si la hice tan bien como para darte mal rollo, entonces lo hice de puta madre —aseguré.

Después de eso me quedé escuchando, pensativo.

—El Nocker me adora. Yo creo que está enamorado de mí, pero que como no se quiere reconocer que este culito le pierde, lo muestra con agresividad. —Me encogí de hombros—. No es la primera vez que me pasa.

En realidad no pensaba que eso fuera cierto, claro, pero eso no significaba que no pudiera decirlo. Después me eché en la cama y me quedé mirando al techo unos segundos.

—No me lo voy a pensar —le dije—. Pero voy a esperar a que a Fawda terminen de hinchársele los huevos antes de dejar al Barón. Aún podemos sacarles unas cuantas cosas, yo creo, antes de empezar de cero. Tío —Aparté la mirada del techo para mirarle a él—, ¿te puedes creer que la pooka le dijo que había dicho su nombre cuando lo del basilisco? Y va y se lo cree. Hay que ser mendrugo.

Mis quejas no eran porque lo creyera siendo mentira, claro, sino porque lo creyese siendo cierto. Si volviera a estar en ese momento y lugar con lo que sabía ahora, probablemente habría dejado mi boca cerrada. Pero de todas formas nunca pensaba demasiado las cosas antes de actuar. Era la maldición del buen trol. El de verdad, no el linaje.

—Así que la siguiente parada yo creo que es salir de fiesta, que me lo he ganado. Entre la que no paraba de pasearse desnuda y la que no paraba de zorrear, no sabes el calentón que llevo. El objetivo para hoy: encontrar un buen polvo y una buena pelea. Tú puedes... Yo qué sé. Puedes animar desde el bolsillo.

—Eso hoy, y mañana... Mañana ya veremos.

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29/02/2020, 01:05
Narración

Era la mañana del jueves. Fresca y cálida, llena de fragancias palpitantes con esencias frutales. El aire se sentía denso y difícil de digerir, lleno de extrañas revelaciones que no tenían sentido para vuestro olfato, vuestra vista, vuestro tacto o vuestro gusto. Y en el pequeño y acogedor feudo de Orsi, en lo alto de su departamento, habíais encontrado simplemente un hogar vacío y una canastilla de panecillos. Amarrada a ella, una carta en la letra de vuestro mentor.

"Estimados pupilos:

Mi fin está cerca. Lo siento en mis venas, en mi respiración, en cada día que pasa.
Y sin embargo, aunque debería estar en paz conmigo mismo, cada noche de insomnio pesa
sobre mi alma inmortal. 

Ni siquiera la muerte tendrá el placer de derrotarme sin que le dé pelea. Es por esto que
me embarco en una última aventura. Una búsqueda, tratando de distraer la inevitable banalidad
que nos consume a todos en este otoño interminable. Me llevo vuestra recompensa (pues es vuestra)
de lo que habéis hecho por la baronesa y el feudo de Goldtree. Espero que si algo me sucediese,
llegue a vuestras manos de una u otra forma.

No tengo manera de saber cuándo volveré, o si volveré. Pero me voy con la tranquilidad de que podéis
cuidaros solos. Sea que permanezcáis juntos, o que encontréis vuestros propios caminos, estaréis bien.
Os he enseñado todo lo que podía, y ahora es momento de que vosotros encontréis vuestras aventuras,
de que envejezcáis dos vidas, y que dejéis vuestra huella en el mundo. De nuevo.

Pensaba dejar mi feudo a Deanna, dado que me fue dado por mi mentora y su hermana. Sin embargo,
aunque confío en vosotros, aún tenéis mucho que aprender por vuestra cuenta y hasta que demostréis
que podéis conservar la hoguera y lo que significa, Mr. Clock lo cuidará.

Espero veros nuevamente, en esta o en la siguiente vida.

Vuestro mentor.

Guillaume D'Orsigny."