Partida Rol por web

Blancanieves y sus pupilos

Preludio: La Viajera Presa

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06/03/2018, 18:21
Deanna O'Connor (joven)

¿Partir por segunda vez? ¿Pero uno puede morirse más veces? ¿No dicen que cuando te mueres se acaba y ya está?-preguntó, confundida, parpadeando, con las largas pestañas empapadas en lágrimas- ¿Y quién es lady Eanoch? ¿Esa está muerta también? Quiero decir... ¿Muchas vidas? ¿Y nos conocíamos de antes?- añadió, sin haberle dado tiempo a responder a las anteriores preguntas, tragando saliva, suspirando, y cogiendo la mochila de fieltro rosa entre sus manos, abrazándose a ella, notando lo mucho que desentonaba con su atuendo, con su aspecto- Había soñado conmigo misma antes. Recorría el mundo, y tenía unas orejas preciosas. Una cola frondosa y blanca, sí.-confesó, de pronto- ¿Soñaba con... Ésto?- dijo, mirándose las manos, cubiertas de pelaje, las largas uñas. 

No... No podré volver así a casa. ¿Qué van a decir mis padres?- tragó saliva, asustada- Y si vuelvo a ser normal... Y les cuento lo que me ha pasado... Me llevarán otra vez a ese sitio... -dijo, buscando la mirada de D'Orsigny, visiblemente atemorizada- Orsi, hace sólo unos meses que dejé de tomarme esas pastillas para los poblemas de atención. Tú no vas a dejar que me lleven otra vez allí, ¿verdad?- preguntó, fijando sus pupilas rasgadas en él- Vas... A protegerme. Eres un caballero... O algo así, ¿no?

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06/03/2018, 23:20
D'Orsigny

-Cuando sois un hada, es posible- dice asintiendo y levanta entonces un odre que ocultaba bajo su capa, mientras da un largo sorbo y luego se limpia con el dorso del brazo las pequeñas gotas rojizas en el bigote. Su mirada se pierde en la distancia, mientras la brisa sacude sus cabellos rizados, haciéndolos vibrar. -Nuestras almas son frágiles y sensibles al frío y banal mundo exterior. Nuestros cuerpos humanos nos protegen, pero al final... terminamos inevitablemente deshechos. Nuestra verdadera naturaleza se rinde y se entierra en lo más profundo de nosotros, dormitando y haciéndonos olvidar la verdad del mundo. Dormitando hasta que la muerte nos visite una segunda vez y tengamos la oportunidad de vivir nuevamente.- responde D'Orsigny. Sus palabras tienen un toque nostálgico.

-¿Lady Eanoch? No he oído hablar de ella. ¿Estaba en vuestros recuerdos?- pregunta esta vez sí dedicándote una mirada, y de cierta manera más tranquilo de poder cambiar el tema. -Muchas vidas. Nuestras almas son inmortales y regresan eventualmente para reencarnarse. Algunos recodamos nuestras vidas pasadas y otros no. Sin embargo, ni siquiera mi memoria es perfecta. Si nos hemos conocido en otra vida, lady Deanna, ahora mismo no lo recuerdo.- y lanza una sonrisa al aire.

Le hablas de tu sueño y asiente con suavidad. -Aye. Las señales están allí, incluso antes de despertar. Pero sólo cuando ocurre tu Crisálida, las Nieblas se disipan y todo tiene sentido.- explica con tranquilidad. Lleva su odre de nuevo a sus labios y da otro largo sorbo de su bebida. Luego te mira y encogiéndose de hombros te lo ofrece. -¿Queréis algo de vino? Es bueno para los nervios- dice poniéndolo frente a ti.

-No temáis. Vuestra verdadera naturaleza sólo es visible para aquellos capaces de vislumbrar la verdad del mundo y observar el Ensuelo. Vuestra madre nunca fue capaz de descubrir a Arabella y dudo que pueda veros tal y cómo sois ahora. En cuanto a las pastillas... yo me alejaría de ellas. Son Banalidad pura- dice el hombre frunciendo el ceño. Tu último comentario le arranca una carcajada. -Ciertamente un caballero no...- dice riéndose sonoramente. -... alguno dirán que soy un Espadachín Mercenario. Prefiero el término Mousquetaire Extraordinaire- dice, sacando pecho con orgullo. 

-Lady Deanna, vuestra abuela me ha encargado vuestro cuidado, y de vuestro cuidado y vuestra educación me encargaré si me lo permitís. Tengo a otro pupilo bajo mi tutela, seguro que será beneficioso que me encargue de vuestra formación al mismo tiempo y para cuando llegue el momento, nunca estéis solos mientras dure vuestra feérica existencia- dice. Mientras han hablado te das cuenta que alrededor tuyo ha florecido sobre la roca y el concreto un verdadero prado. Al principio era opaco y discreto, pero con cada instante que transcurre su color se hace más brillante y el aire a tu alrededor se vuelve más húmedo, más agradable.

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07/03/2018, 00:30
Deanna O'Connor (joven)

¿Y eso le pasó a mi nana? ¿Se le durmió... El alma?- dijo, de pronto entristecida, sin comprender muy bien la gravedad real de esa afirmación, pero intuyendo, por alguna razón, que se trataba de algo súmamente trágico- Yo... No sé si es lo mismo... Cuando me dieron esas pastillas, sentí que se me dormía la cabeza... O algo así... Todo brillaba. Y de repente, se volvía gris. Sólo era capaz de ver las cosas brillantes otra vez cuando estaba con nana.- confesó, con un leve sollozo, sorbiéndose la nariz, mientras le escuchaba preguntar por aquel nombre que acababa de vislumbrar en sus recuerdos, sintiendo que de pronto la lengua se le ponía tiesa, y pesaba en su boca, indecisa.

No sé. Ese nombre no me suena de nada. No sé ni por qué te he preguntado.-dijo, parpadeando, como si se sorprendiese a si misma al escucharse decir aquello- ¿Quiere decir todo eso de la inmortalidad que volveré a ver a nana otra vez? -preguntó, quizá vanamente esperanzada, llevándose una mano al pecho mientras lo veía beber, fijando sus grandes pupilas felinas y heterocromas sobre el odre, con evidente curiosidad. 

Sin embargo, dibujó un gesto de indiferencia casi involuntario cuando le ofrecía el vino, sintiendo de nuevo aquella pesadez en la boca, como si su lengua decidiera moverse sola, suprimiendo aquello que realmente quería decir- No, la verdad es que no me apetece nada. Estoy un tanto saturada de beber vino. Lo pruebo todos los días. Pero... Si te empeñas. -dijo, tomando el odre y llevándoselo ella a los labios, dibujando una expresión contraída, fruto de la falta de costumbre- Está buenísimo.-dijo, tragando los resquicios que quedaban en su boca, agriada, mientras lo miraba, prestando atención a sus palabras.

¿Y por qué mi madre no...? Es decir, las vacas y los toros tienen terneros... Y las cabras con las cabras tienen cabras... Los gatos tienen gatitos... ¿Las hadas no tienen hadas? ¿Y no hay otra forma de... Decirlo? Es que suena tan... No sé... Parece que no es de verdad. -profirió, sin pensarlo mucho, devolviéndole el odre- ¿Un Mercenario? No. Yo creo que mejor un caballero. O un mosquetero fabuloso. - añadió, fijándose detenidamente en su rostro, en la forma que tenía de reír. No sabía por qué, pero siempre le había gustado escuchar reír a la gente. Menos cuando se reían de ella

¿Y qué se supone que me tienes que enseñar?- preguntó, tras haber quedado en silencio durante un intervalo nada desdeñable de tiempo- La verdad es que... No creo ser buena alumna. Mis profesores siempre estaban a disgusto conmigo porque no prestaba la suficiente atención. - dijo, mirando entonces alrededor, percatándose en ese instante del prado frondoso en el que se había convertido la azotea del hospital, abriendo seguidamente la boca, con asombro. 

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11/03/2018, 01:06
D'Orsigny

-Así fue- dice D'Orsigny cuando preguntas si a tu abuela se le durmió el alma. El hombre, luego con una seriedad que contagió sus facciones, comenzó a hablar en respuesta a su pregunta. -Es algo similar, pero no enteramente igual. Esas pastillas impedían que vuestra alma feérica despertase naturalmente, manteniendo a raya los efectos del Ensueño y dejándoos atrapada en vuestro cuerpo mortal. Ahora que sabéis quien sois, son aún peores, pues su efecto es nocivo y dañino. Tomad suficiente de ese veneno, y la banalidad terminará por deshaceros, hasta que no podáis recodar quién sois realmente. Como lady Arabella- explica suavemente. -Aunque ella olvidó su verdadera naturaleza a causa del tiempo. Tarde o temprano el mundo real es demasiado para nosotros, y muchas veces olvidamos quienes somos cuando la Banalidad y los años pesan fuertemente sobre nuestros hombros.- había tristeza en su voz. D'Orsigny tomó otro trago de su odre.

Cuando respondes con mentiras, el hombre ríe de buena gana. -Ah, debo confesar que había olvidado cómo se sentía hablar con una Pooka. Todo vuelve a mi cabeza gracias a vos- confiesa de buen humor. -Sí. Siempre que vuestra alma esté intacta, es posible que en otra vida podáis volverla a ver. O incluso en esta misma, si la encontráis antes de que la olvidéis. Los pequeños milagros son lo que le dan sabor a nuestra existencia.

El vino tiene un olor agradable, mucho más fuerte que cualquier vino que hayas olido antes, y su aroma parece traer a tu mente la imagen de enormes y florecientes jardines en primavera bajo un agradable y cálido sol, el murmullo de la brisa y la danza de las ninfas a la orilla de un lago. Es increíble lo evocador que es tan sólo su perfume y cuando el líquido toca tus labios, sientes un dulce sabor mezclado con las embriagantes cualidades amargas del vino en una increíble y festiva combinación. Para ti tiene un sabor demasiado fuerte, lleno de extrañas notas musicales, como si fuese un violín muy agudo o un sol muy fuerte, dejando resquicios extraño, como de tristeza y asombro en tu lengua, como si hubiese demasiadas preguntas sin respuesta en el mundo entero.

-No es tan fácil como parece. Nosotros no nos acogemos a las reglas de esta realidad, Lady Deanna. Nosotros venimos del Ensueño, y el Ensueño tiene sus propias leyes... o en muchos casos, la ausencia de las mismas. Por lo que lo que pueda pareceros lógico aquí, no necesariamente lo es de donde venimos o lo es para nosotros. Vuestra madre simplemente no tenía suficiente chispa en ella, pero vos tenéis una llama que arde grande y cálida. Vuestra abuela estaría más que orgullosa de saber que sois una Kithain- asegura el mosquetero.

-Si os hace feliz pensar en mi como un caballero o un mosquetero fabuloso, me doy por halagado milady. Vivo para serviros- dice mientras hace una venia en agradecimiento.

-Todo y nada- Responde D'Orsigny con soltura cuando le preguntas que podría enseñarte. -Es nuestro deber para con los jóvenes Kithain educarles en las reglas de las cortes, en la historia y en el Ensueño, para que ellos puedan entender el mundo como mejor prefieran y seguir su propio camino. Al final de este periodo, es costumbre que te sea revelado tu Verdadero Nombre, aquel que es común a todas vuestras vidas pasadas, el nombre de vuestra alma feérica.- explica con orgullo. Escucha lo que pasaba con tus maestros y añade -Bueno, a lo mejor esto os interesa más que lo que daban vuestros profesores. Dudo mucho que hayáis tenido clases de carisma y de... esgrima- dice con una pausa que busca tener un efecto teatral mientras lleva su mano al cinto, como si fuese a desenvainar su estoque, sólo para encontrarse con la ausencia de la misma. Luego la busca pronto hasta encontrarla en la puerta, bloqueando la apertura. -Habría sido más dramáticamente apropiado si Mordedora no estuviese allí- dice señalando su arma con algo de vergüenza reflejada en sus mejillas harto enrojecidas.

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14/03/2018, 19:22
Deanna O'Connor (joven)

Suspiró, nostálgica, al sentir el regusto del vino en su garganta, sin saber muy bien el por qué de aquel gesto. Observó a D'Orsigny, mientras hablaba, y asintió- Ya. Mi madre no tiene ni una bombilla, ¡ni una vela! ¡Ni siquiera una cerilla! - apoyó- ¿Eso crees, Orsi? ¿Nana estaría orgullosa? ¿Te gustan mis orejas? Me dijo que eran preciosas... Las más bonitas del mundo.- dijo, acariciándose las orejas con el dorso suave de las manos, distraídamente, mientras observaba su rostro de cejas pobladas y nariz ancha y redonda.

El Ensueño... ¿Qué es eso exactamente? Siento como si lo hubiese oído, diez mil millones de veces. Pero ahora no me acuerdo de lo que significa. Aunque seguro que es porque no he pensado lo suficiente, claro. -indicó, con un leve gesto digno con el que acabó abrazándose, suavemente, a su mochila de fieltro rosa, encendiéndose de nuevo aquel brillo profundamente curioso y entusiasmado en sus pupilas, al estuchar a Orsi hablar de Verdaderos Nombres, y al verle realizar aquel gesto que finalmente acababa en una floritura fallida, que provocó que se riese, aunque fuera un poco, provocándole un hormigueo en la cara la leve vibración de sus bigotes de gato.

No lo sé, Orsi. El ballet suena mejor y más divertido. Y las clases de mates siempre se me pasan volando.- dijo, estirando su sonrisa, mientras posaba la mirada sobre el estilete que obstruía la puerta- ¿Se llama Mordedora? Tiene nombre... De dragón descomunal y temible. O de hamster. No lo sé. 

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15/03/2018, 04:12
D'Orsigny

-Son hermosas, como las que tenía vuestra abuela- responde el hombre con una sonrisa en los labios y su siempre cordial lenguaje, que le daba un aire de venir de otra época, de otro mundo, de otra realidad completamente diferente.

-Es largo de explicar, por eso es que os ofrezco ser vuestro mentor. El Ensueño es la realidad más allá de la realidad, en donde los sueños de la humanidad moran desde hace milenios, si no es que más. Hace mucho atrás, cuando la historia no lo era aún, el Mundo de Otoño y el Ensueño eran uno, hoy, crecen apartados. Nosotros somos los hijos del segundo, y hemos sido adoptados por el primero- dice rápidamente para encogerse de hombros. -Hay mucho que probablemente os gustaría saber. Creedme, nuestra historia tiene mucha tela que cortar- explica.

Interpreta tu negativa a pesar de tus impulsos Pooka  y sonríe. -Está pues decidido, por un año y un día seré vuestro mentor. Me encargaré de protegeros y de educaros. Por ahora, debéis volver con vuestra familia. Yo me quedaré cerca para cuidaros de las quimeras y los malintencionados que se puedan ver atraídos hacia vos en medio de vuestra crisálida. No os preocupéis, vuestros padres ni siquiera sabrán que estoy allí- dice mientras se acerca caminando hacia la puerta y saca el estoque con agilidad.

-¿de hamster? No es lo mismo que pensó Talud cuando le arranqué la oreja con la punta de mi espada tras intentar capturarme. Y conozco un dragón al que todavía le debe doler la panza gracias a Mordedora. No cometáis el error de subestimarla. No hay espada más fiable, más certera y más peliaguda para los truhanes- exclama usándola rápidamente como si estocase a un invisible enemigo frente a él con una sonrisa de par en par.

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18/03/2018, 01:32
Deanna O'Connor (joven)

Deanna esbozó una leve sonrisa, al mismo tiempo que sus mejillas adquirían un disimulado sonrojo al escuchar a aquel hombrecillo de otra época admitir que sus orejas eran hermosas, aunque también sintió una punzada de extraña angustia al recordar aquella voz femenina que la había sorprendido con aquel comentario, una vez, quizá hace mucho, o poco tiempo, ¿quién podía saberlo? 

Lo escuchó mencionar aquello del Ensueño, y del Mundo de Otoño, y frunció el ceño como si estuviera a punto de realizar otra pregunta, pero entonces D'Orsigny mencionaba que debía volver con su familia, y aquello la llevó a recordar lo que se encontraría al volver- No quiero ver... A nana en esa cama otra vez. Como si durmiera para siempre. -admitió, afligida- Y todos van a estar llorando, Orsi. ¡Es horrible! -dijo, apretando los labios en una fina línea- Además, no le trajeron la manta. -añadió, como si aquello fuese lo realmente importante de todo el asunto, para finalmente suspirar, abrazándose de nuevo a su mochila de fieltro, antes de volver a levantarse, abatida, volviendo a reflejarse el entusiasmo en sus pupilas gatunas tan sólo al escuchar hablar de dragones, y de un tal Talud.- ¿También hay dragones?- preguntó, inevitablemente, mientras se dirigía hacia la puerta- ¿Se pueden tocar?- añadió, con aquella curiosidad que acababa matando a los gatos, ¿o no era así el refrán?

¿Y a ese Talud le dolió mucho? Seguro que sangró un montón. A chorros. Agarrándose la oreja. Como cuando casi me desangro en clase de gimnasia porque me abrí una brecha enorme en la ceja cuando hacía malabares- expresó, frotándose la ceja- Me dieron como cincuenta puntos. 

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18/03/2018, 01:55
Narración

D'Orsigny se acercó para acariciar la punta de tu cabeza con delicadeza. -Lady Deanna, tampoco me agrada la idea de ver a Bella en tal estado. Y sin embargo, es vuestro deber acompañar a vuestra familia. Ellos os necesitarán así como vos los necesitáis ahora mismo. Puedo acompañaros, si así lo preferís- dice. 

A tus preguntas, responde a la primera asintiendo. -Astutas criaturas, viven en lo más profundo del Ensueño, pues no toleran ya el aire del Mundo Otoñal. Pero ni por eso puede fiarse uno. Con los dragones siempre toca tener una vía de escape pensada de antemano, os lo aseguro- explica con suavidad. A tu segunda pregunta asiente y con un rápido movimiento, te ofrece la empuñadura mientras sostiene él la delgada hoja de su estoque. Al tomarla, te das cuenta que parece más liviana de lo que es, aunque sus movimientos son precisos. Mordedora parece de alguna forma tener consciencia propia, mientras la mueves por el aire, y por momentos parece más que estuviese incómoda sacudiéndose en tu mano, en lugar de ser tú la que torpemente la blandía, haciendo que tu compañero tomase un paso hacia atrás por pura precaución.

-Es algo desconfiada, me temo. Tendréis que perdonarla, tantas vidas conmigo, y ha terminado por volverse consentida.- dice recibiéndola de nuevo y ágilmente moviéndola en el aire, haciendo que el aire a su alrededor silbe con gran velocidad. Luego la guarda en su funda, sonriente.

-Le dolió lo suficiente como para desistir por algún tiempo de sus intenciones. Claro que no aprendió su lección, pero si algún día llega a acercarse de nuevo tanto como aquella vez, no dudaré en emparejarle las orejas- dice sonriendo. Luego te da unas palmaditas en la espalda. -Fue mucho peor, mucho mucho peor que vuestra herida- dice, y va abriendo la puerta, ofreciéndote a acompañarte de regreso a la habitación de tu abuela.

A tu alrededor siguen floreciendo bosques que sólo tú y tu ahora mentor pueden ver. Pronto llegas al cuarto y con una rápida despedida y una venia, vuelves a tu familia, quienes están allí, entristecidos por el fallecimiento de tu abuela, quienes te abrazan con ternura y cariño, y guardan silencio tratando de encontrar la fortaleza y las palabras. Nadie parece mencionar algo con relación a tu aspecto, o a las flores que surgían en la habitación, sólo tú, y seguramente D'Orsigny que no debía estar lejos, sabían la verdad por ahora. 

Regresar a casa fue doloroso y melancólico, pero en el trayecto de ida, un último recuerdo saltó en tu mente mientras el coche iba en movimiento.


Esta vez estabas corrías, junto a una compañera tan ágil como tú, mientras atrás la inminencia de unos perseguidores armados te llenaba de angustia. El lugar parecía antiguo, una colección de viejos recuerdos, un castillo en desuso y un templo antiguo, todo a la vez. Pero poco importaba, el cansancio comenzó a pesar en tus pulmones y con cada instante la inminencia del peligro era más y más real. Tú y tu compañero os detuvisteis junto a unas enormes puertas dobles. La puedes detallar y se trata de una joven, con orejas de gato y una cola esponjosa, con un parecido extraordinario a ti, una imagen que confundirías con tu reflejo en el espejo, de no ser porque sus ojos son ambos de un marrón profundo. Ella te mira y te abraza con fuerza, para darte ánimo.

-Escúchame. Tienes que escapar. Tienes que huir, yo haré tiempo, puedo con ellos yo sola- dijo ella.

-Bella, ¡no! ¡No puedes con todos! ¡No lograrás salir tú sola! Son millones y millones- respondes agitada todavía. Sientes la familiaridad y el cariño hacia tu compañera. 

-Y si ambas nos quedamos seguro que saldremos en una pieza- responde ella sarcástica, sin poder minimizar su compulsión Pooka. -Soy la mayor, me corresponde-

-Por tres minutos. Seguro que lo olvidaste- le replicas molesta.

-No hay más tiempo. Vete, huye.- dice ella, forzando la verdad por entre sus labios y besando tu frente, mientras te empuja. Antes de que pueda reaccionar, ella cierra las dos puertas y escuchas como despedida, mirándola a sus ojos -Te amo, hermana-. El ruido de pasos, gritos y espadas no tardó en anunciarte que el tiempo se te agotaba. Y dentro de ti, tuviste la desagradable sensación de que probablemente no volverías a verla en esta vida.


Mientras el silencio nostálgico en el coche apretaba tu corazón con fuerza, una pequeña certeza te llena de alegría. Acababas de descubrir quien eras, y algo te decía, mientras florecían las plantas quiméricas a tu alrededor, que este era tan sólo el comienzo de tus aventuras...

Notas de juego

Este es el último post mío del preludio. Acaba narrando como prefieras y hasta donde quedes satisfecha, y pasamos a la fase 2 de la partida.

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01/04/2018, 20:23
Deanna O'Connor (joven)

Deanna finalmente se resignaba, y volvía a la habitación en la que yacía, sobre la cama, el cuerpo aún cálido de su Nana. Parecía dormida, y en paz. Parecía lejana y pequeña. Y al verla, el corazón de Deanna se encogía. Se encogía como un pequeño colibrí asustado, y profundamente entristecido, al pensar en lo que ahora sabía. Al pensar en que había muerto dos veces. O quizá veinte. ¡O cientos! 

Se le escapó aquel sollozo que más bien parecía un maullido, y se dejó arropar por los suyos, y se dijo que volverían a verse, mientras recordaba, durante el viaje de vuelta, las orejas preciosas de su hermana. De su reflejo. ¿Cómo no iba a tener unas orejas preciosas? Eran iguales que las de Arabella. Y eso las hacía únicas, hermosas y especiales. Únicas, como la relación que debía haber mantenido con ella, únicas como la agridulce felicidad empañada de tristeza que ahora la embargaba, al percatarse de que, una vez más, el destino las había permitido encontrarse. Aunque hubiera sido durante tan sólo unos últimos instantes. 

Algo en su interior le decía que Arabella había despertado durante un instante, en aquel cuerpecito anciano y pequeño. La había mirado a los ojos, y había admirado sus bigotes, su hocico suave y sus pupilas rasgadas. Algo que al mismo tiempo se lamentaba porque aquel encuentro no hubiese sucedido antes. Antes de que el mundo perdiese su brillo. Antes de que aquellas pastillas le arrebatasen la posibilidad de ver el rostro de su gemela. 

Pero no desesperaría. O sí, pero sólo un poco. Al fin y al cabo, ya se lo había dicho Orsi. Arabella volvería, tras otro rostro, y en otro cuerpo. ¿Cúando? ¿Donde? No lo sabía. Pero si el destino las había juntado una vez, volvería a hacerlo de nuevo. Aunque fuese de aquella manera tan efímera y breve.