Le esquivo por lo que pueda ser lo que lleva en la mano...

-Venga, nenes, no os revolucionéis y vamos a volvernos ya...- dice el elefante, echando a andar de vuelta.

Me cagontuputavida, tontolpijo. No te he dicho que no te me acerqueh. Hahte payá si no quiereh que te meta un pehcozón!!! Le digo mientras le amenazo a mano abierta

Te restriega el bicho por todo el morro, al menos te quedas con que es suave y brilla.

Le meto...

La mezcla del ímpetu del golpe, el alcohol, y la droga, junto a un suelo compuesto principalmente por tierra mojada de aquel agua infernal, hace que Paco resbale inevitablemente. Cae al suelo y la pendiente  hace que rule hasta el agua, y acaba metido en aquel cenagal. Ante el chapuzón aquellos bichos que brillan vuelven a revolucionarse.

Voy a matahte. Tio Miehda.

Paco viene con la mano abierta a darme otra leche, pero acaba siendo una caricia muy agradable.

-Paco vamoshh a dejar el bisho que brilla y luego jugamosh a lash coshquillash shi quieresh- me río abrazando a aquel bicho alado suavito.

Como me vuelvah a tocah con lah manoh llenah de miehda te mato tontolpijo. Y aparta esa miehda de mi vihta. Se la dah tu al chirrioh. Me incorporo y tiro para el Cajero del mundo de Rainbowbrite. Ya verá, no vamoh a cruzáh con la guahdia civil y noh van a encalomah de por vida.

Borja se rie, con el bicho en las manos y te sigue.

- Paco tio, ereshh un bromishhta. Me caeshh bien tio, ahora que te conozhhco mejor. Puedeshh venir a lashh fieshhtashh de tiro con mula del pueblo, te invito. Lo pashharemosh bien.

Tras otra caminata hasta la cueva-cajero, el elefante decide quedarse a una distancia prudencial de nuevo. Parece acojonarle el gatito bastante, aunque por la voz ronca y el tono que usa, era más que sensato. De entre los cartones vuelve a asomar el gato, que mira al bicho alado con ojitos.

-¡'Ira! Si m'an traío el pajarico- le quita el bicho a Borja.- Pajarico, ay el pajarico, pajarico bonico*.

Con un sentimiento entre la extrañeza (de las drogas) y el asco de pensar onde cohone nos hemos metido para conseguir el puto pajarraco le digo al gatico...

Ala, ya tieneh el pajarico... Ahora toca tu pahte... Noh dah la priva?

-Claro que sín, toma- extiende su peluda y mullida patita. 

Te entrega un frasco que huele a alcohol de quemar por lo menos, a avinagrado y a corrupción. Aquello desprende un boria que incluso Borja tiene que cerrar los ojos, porque le lloran.

-Ea, chiquillos, que os aproveche, yo voy a meterme al pajarico a la sombra- se da un par de golpes sobre su tripita.

Muchah graciah, pijo. Que te aproveche

Salgo de allí llevando la botella a cierta distancia del cuerpo. Y pensando en que cohoneh será esto... De esta terminamos en el cuartelillo fijo. Nos aproximamos al Licenciao

Nene, aquí tieneh tu bebida apeteporica... Ehpero que merehca lah penuriah pasadah lo que hay dentro...

-No, no... Si para mí no es, ahora se la das al Beni y santas pascuas... Que yo solo venía a guiaros el camino y me habéis liado- niega el elefante, tomando el camino de vuelta hacia el comienzo de vuestro viaje.

Poco a poco, las cosas van volviendo a la normalidad a vuestro alrededor, aunque no del todo. El elefante, sigue siendo un elefante.

Antes de que se vaya le digo al elefante.

Licenciao, entonceh ehto pa que eh? 

Eh seguro bebel-lo? porque huele a rayoh.

¿Se sincero, tu te lo tomaríah? ¿Debemoh probal-lo nosotroh?

-Yo eso no lo bebo ni habiéndome tomado el triple de la mierda que lleváis vosotros encima... Pero, eh, sobre gustos no hay nada escrito...- se encoje el elefanta de hombros.- Si tienes curiosidad, dale un trago... Y sino, es para Beni, a él esas cosas le encantan, no importa lo fuerte que esté.

Pero que eh lo que hace?