Partida Rol por web

Me llevo la mano al pecho, como sorprendido. Pero no indignado. Graciosamente sorprendido, podría decirse, luego hago un ademán con la mano, como restándole importancia. No quiero que nadie vea que me está señalando y me lo tomo como algo personal, por que entonces van a empezar a sospechar de cosas que no quiero que sospechen. 

-Por favor, señorita McKey. ¡Qué cosas tiene! -Me río delicadamente y cruzo una pierna. -Lo dice como si fuera a ponerme a tejer una fina red como si de una araña se tratase... -Niego con la cabeza. -No, no... lo que tenga que ser... pues será. -Me encojo de hombros y la miro a los ojos, torciendo la sonrisa hacia un lado. -Pero pongámonos en el caso de que se dan... las coincidencias adecuadas. -Me cruzo de brazos. -Primero... ¿Cuándo se dará la votación? y segundo ¿Podría contar con su ayuda?

Tengo que hablar con Clayton... la verdad que tengo un plan en la cabeza... pero voy a necesitar de su ayuda. Pienso en mandar un mensaje con un texto críptico, pero no, no puedo ser yo el que de los pasos para esto, ha de ser un tercero que suscite confianza. Hago gestos a Clayton para que se de cuenta de que quiero hablar con él. Espero a la respuesta de McKey, y tras recibirla, terminaré de hablar. 

-Bueno... las coincidencias no se suelen dar así cómo así. -Digo mientras hago gestos a Clayton. -Habrá que tener fe.

Hago gestos con cierto disimulo, desde mi butaca, a Clayton, cuando pasea su mirada por la habitación. 

Me rio abiertamente de tu pantomima.

-Claro claro...

Hago gestos con la mono como pare dejar pasar el momento, parecido al que se haria a un mayordomo cuando ya no requieres su presencia.

-Se están forzando los mecanismos para que la elección se lleve a cabo mañana mismo. La ciudad no puede estar descabezada mas tiempo, sobre todo si nos exponemos a un nuevo ataque.

-Forzando... -Me encojo de hombros. -Qué apropiado.

Me levanto de la butaca y me coloco el traje. 

-Es posible que le pida un favor... las cosas forzadas... no sueles salir bien. -Suspiro. -Bueno, casualicemos. 

Sonrío y voy donde Clayton.

Camino de forma despreocupada hacia Clayton. Y al llegar, por si acaso interrumpo algo, me quedo callado a un lado de los que ahí se encuentran. Esperando mi turno. 

 Asiento aparentemente satisfecha mientras te alejas.

Clayton iba a responder a Green cuando vio cómo la figura de Ford se acercaba, y detuvo sus labios.

Green le había dado en qué pensar... aunque Clayton seguía siendo de la misma opinión, pese a la sugerencia del primogénito.

- Meditaré sobre ello. Le comentaré luego mis impresiones, si le parece bien. - Dijo en dirección a Green.

- ¿Qué se te ofrece, amigo? - Preguntó a Ford en voz baja mientras se acercaba hacia él y lanzaba un vistazo hacia la habitación. Parecía que hubiera ocurrido algo importante... algo que llamara la atención del Malkavian.

 Hago un gesto con la mano que podria interpretarse como permiso para marcharse.

 -Hágalo señor Clayton, pero no se demore demasiado, el mecanismo ya está en marcha.

Me despido con el respeto debido al primofeo y me aparto, lo suficiente, con Clayton. Al parecer también ha sido enmierdado hasta arriba, habra que poner las cositas en común, para ver cómo nos podemos echar una mano y no caer en el intento. Somos un buen equipo. ¿Para qué he venido aquí? Miro extrañado a mi alrededor para acabar mirando a la señorita McKey y así, recordar lo que había venido a hacer. Vuelvo a mirar a Clayton con gesto convencido. 

-Le he regalado un vestido de Armani a la señorita McKey. Quizá sea muy atrevido, o quizá no lo sea lo suficiente. -Me encojo de hombros. -Las mujeres son un don que no acabaremos por comprender en la vida. Quizá por ello ahora seamos no muertos... o no vivos... -Suelto un leve bufido y sonrío, y asiento con la cabeza. -Bueno, ¿Qué querías? ¿Puede ayudar tu viejo amigo en algo? -Me quedo pensativo un segundo. -No espera.. la verdad es que soy yo el que necesita de tu incuestionable buen proceder.

A ver, vamos a centrarnos. Que esto no puede demorarse demasiado, y por lo que he leído, quizá Clayton requiera de mi ayuda también, así que levantemos las cartas. 

-Ay una cosa... -Digo. -¿Puedes ayudarme con una cosa? -Me acaricio el mentón. -A ver, yo creo que sí. Si eres el enviado de un arconte... siendo esto la meca americana... Obviamente... tenemos que pensar en lo mejor para la ciudad. ¿Verdad? -Hablo mientras paseo de un lado a otro, sin alejarme mucho de él. -Pues claro que sí... la Torre de Marfíl ha de mantenerse firme, aunque sea atacada. -Añado como si tuviera que autoconvencerme. Levanto los puños y los aprieto agitándolos, mirando a Clayton. -Fuerte. -Luego me relajo. -No tener un príncipe, o permitir el acceso a una posición tan importante, como la de Sheriff, a cualquiera de nosotros, los tres que acabamos de llegar aquí... sin recursos, sin contactos... sin un territorio propio... todo eso es debilidad... -Apoyo una mano en su hombro. -No nos podemos permitir ser débiles. Clayton. -Me separo un poco, pensativo, mirando hacia cualquier lado hasta volver a su lado, mirándole a los ojos. -Mañana se proclamará al nuevo Príncipe, así que ese punto... lo tachamos, falta su mano derecha... -Digo pensativo. -Me han informado de que las capacidades de la Primogénita Malkavian son las adecuadas para el puesto de Sheriff, pero claro... Ella sólo lo aceptará si el puesto queda desierto. -Le miro asintiendo. -Y sí... no voy a insultar tu inteligencia sin reconocer lo evidente... si la Primogénita Malkavian acaba recolocada como Sheriff, el puesto de Primogénito puede recaer en mi. Pero salvando esto, lo mejor para la ciudad es que alguien que la conoce y tiene los recursos necesarios para llevar a cabo el vital papel de Sheriff sea la que acceda al puesto. ¿O no? -Llevo mis manos a mi cintura. -Bueno, qué me dices, ¿Me ayudaras a conseguirlo?

Espero su respuesta. 

-Y bueno... ¿Qué te ha encargado el señor Green?

Clayton esperó hasta estar un poco aparte, un poco más separados del resto de los presentes. Escuchó a Ford y le fue contestando a sus dudas.

Primero sonrió. - Seguro que el vestido le gusta. Dale tiempo... acabará por entenderte. - Asintió para luego torcer el gesto y ponerse algo más serio. - Green no me ha encargado nada. Solo estábamos comentando el asunto pendiente del topo. Es algo que sigue coleando y que puede traernos muchos problemas... Más importante incluso que escoger un nuevo Príncipe. - Explicó.

- Pero coincido contigo plenamente. Necesitamos mostrar fortaleza. Necesitamos un nuevo Príncipe, y lamentablemente todos nuestros primogénitos están danzando como tiburones alrededor... - Comentó. Ya sabía él desde el principio de todo aquello que cuando acabara, los supervivientes se disputarían las posiciones de poder como si no hubiera un mañana. - Respecto al futuro Sheriff... Desconozco sus capacidades, pero si la señorita Sullivan es la más adecuada para el puesto... por supuesto que abogaré por ella y convenceré a quien sea necesario. - Mantuvo la mirada de Ford.

- Y amigo mío... Si eso deja libre el puesto de Primogénito Malkavian... No conozco a nadie mejor que tú para desempeñar esa labor. Puede que otros te menosprecien o te infravaloren, pero he visto tus habilidades y tu capacidad. Necesitamos a más gente como tú para defender nuestros intereses. - Argumentó con una sinceridad inédita en un Ventrue. - Puedes contar con mi ayuda. - Afirmó.

Inflo los mofletes y asiento con la cabeza. La verdad que está todo dicho, aunque quizá sea mejor decirlo a viva voz, sin gritar, sin llamar la atención. Que llamar la atención siempre es malo en nuestro mundo. Así que, distendidamente, camino por la zona, junto con Clayton, para terminar de hablar con él de este delicado tema. 

-Pues ya sabes... Tenemos que convencer a Jaimie y al iluminado de las gafitas de sol. -Me llevo la mano a mi afeitada barba para hablar, tapándome la boca. -Se me ha ocurrido un forma, una en la que necesitaré tu ayuda, obviamente. -Miro hacia un lado. -Y es sencilla, aunque me gustaría saber tu opinión. -Me paro frente a él. -Que hables con los dos para decirles que sabes que el puesto de Sheriff es una patata caliente, un cebo para acabar con uno de los primogénitos. Ya que si queda desierto, uno de ellos ocuparía el lugar, y que en el juego de los antiguos nosotros no entrábamos. Que tenemos que esperar a que este primogénito caiga para ocupar el lugar sin temor a una embocada. -Enarco una ceja. -Esta idea ya te dará una forma de... digamos... sugestionar... a los implicados. ¿No crees? -Le miro, y muevo la cabeza para pedir su opinión. -Bueno, ¿Qué me dices? Se te ocurre algo mejor?

Espero su respuesta con ansia. Pero antes, incido. 

-Por si quieres corroborar mis palabras. La señorita McKey estará encantada de confesarte las virtudes de mi primogénita. -Asiento convencido. -Que no digo que desconfíes de mi, por que creo que te he dado motivos suficientes para que sepas que voy con la verdad por delante. Pero siempre viene bien tener un segundo punto de vista. -Sonrío y termino por añadir. -Es que las elecciones se harán mañana, y no tenemos mucho tiempo para nada. Por eso te lo digo. 

- ¿Crees que Jack o Jaimie querrán optar al puesto de Sheriff? - Preguntó un poco incrédulo. - Si no conocen apenas nada de la ciudad... - Comentó pensativo.

- Hablaré con ellos... primero les tantearé y luego veré sus intenciones. Creo que puedo convencerles de que no es buena idea, pero si se cierran en banda puedo utilizar tu táctica... Ya veremos. - Comentó. - Pero no tengas duda de que haré cuanto esté en mi mano para que los acontecimientos se produzcan como más nos convenga. - dijo en apariencia haciendo referencia a Ford y el propio Clayton.

- Como dije, creo que podrías ser un buen primogénito... así que haré lo que se me da mejor. - Levantó la muñeca y miró su reloj para calcular el tiempo que tenían.

- A ver cuándo aparece el resto... Me intriga saber qué ha ocurrido con los demás equipos. -

Miro el reloj, levantándome en puntillas y volviendo a bajar hasta tener todo el pie apoyado, varias veces. Muevo los labios de izquierda a derecha y termino sonriendo.

-Pues al final se ha quedado buena noche. -Termino añadiendo para romper el hielo. Me encojo de hombros. -El caso es que el puesto de Sheriff va a ser ofrecido a los que somos sabuesos. Ya sabes, el paso previo. Entiendo que la gente tenga ganas de hacerse un nombre, pero el destino de la ciudad, está por encima de la situación intrigas personales de cada uno. -Asiento con la cabeza. -Bastante vamos a tener con la elección del príncipe como para andar teniendo que lidiar con un Sheriff incompetente. -Sí, en cierto modo me estaba llamando incompetente a mi mismo, pero es que en ese puesto, yo sería un verdadero inútil. Yo, y cualquiera de los sabuesos, la verdad. -Si se diera una situación que requiriese de una rápida respuesta... qué podríamos hacer Jaimie, el Brujah de las gafitas o yo mismo... ¿Correr a ver si contenemos algo? -Vuelvo a encogerme de hombros. -No somos la elección correcta. Los arcontes no estarían contentos si sus enviados fue sean más un problema que la solución. Eso lo tengo claro.

Sigo caminando por el lugar, esperando a ver si vienen estos del equipo de choque, que ya les huele y tardan mucho. Parecen la novia el día de su boda...

-¿Quieres que hablemos de nuestra posible sociedad empresarial juntos? -Sonrío. -Cuanto antes lo tengamos todo zanjado, antes podremos ponerlo en marcha. Y ahora el tiempo es oro.

A Clayton no le hacía falta mirar la hora. La posición corporal de Ford también le daba a entender que estaba nervioso por la tardanza del otro grupo. El Ventrue miró hacia la entrada pero no apareció nadie por arte de magia.

- Bien... El puesto de Sheriff debería ser claro entonces... y quedaría libre algún puesto de primogénito. - Afirmó. Si era lo que Ford quería... lo tendría. Al menos Clayton abogaría por él, y creía que podía influir decisivamente en el voto.

- Iremos viendo cómo avanza todo eso, pero no te preocupes. Si lo consigues... bien. Si no lo consigues piensa que es un puesto que tiene una diana en la cabeza, o en el corazón. - Añadió con una sonrisa. - No es que sea un cargo que a mí me encantara llevar. - Afirmó con cierto aire divertido.

- Respecto a los negocios... Hablemos en serio. ¿Tienes algo en mente? - Preguntó cambiando el rostro a uno mucho más formal. - Ahora mismo, tengo pocos contactos que se extiendan hasta esta ciudad, aunque alguno tengo. Si voy a quedarme necesito aumentar mi número de aliados y mis proveedores y recursos. -

Se encogió de hombros. - A día de hoy puedo proporcionar transporte de mercancías. - Aunque por mercancías englobaba cualquier cosa, incluso personas... aunque prefería no tener que matizarlo. - Pero puedo expandirme a otras áreas para ver en qué podemos colaborar. -

En cuanto llegamos al centro aparco en un parking destinado a un hotel.

Nada mas salir del coche os llama la atencion una edificacion que no encaja en la ciudad. Es una torre de castillo.

-Ese es el nuevo eliseo, abajo tiene dos salas de banquetes o reuniones, pero en la parte de la torre hay despachos y una sala pequeña, ademas de que aunque parezca de carton, es una fortaleza.

Vamos hacia el lateral e introduzco un codigo alfanumerico en una puerta, que se abre tras unos segundos.

Al entrar por el pasillo al que da acceso la puerta aparezco tras una puerta blindada.

-Por fin llegais, no toqueis nada, he instalado medidas adicionales de seguridad.

La verdad es que el pasillo en el que os moveis da para mucho, es oscuro y recto, ahora que os fijais bien, parece que suelo techo y paredes son de metal.

Al poco llegamos a un ascensor tras una puerta muy pesada que abro con una tarjeta. Subimos y tras otra puerta similar a la de abajo, accedemos a una sala amueblada con maderas nobles, mesas cómodas y algunas mesitas bajas, muy similar en cuanto a mobiliario a la que del fuerte.

 La puerta de la sala se abre de nuevo y entro acompañando a Jack, Randy, Antuan y los primogénitos Jane Sullivan y Jimmy Cage. Que transporta a un hombre de pelo cano maniatado, amordazado y con los ojos vendados al hombro.

 En la sala hay pequeños grupos de conversación.

 Solitario el primogénito Green observa todo lo que transcurre. 

En otro lado de la sala, junto a una mesita baja, Jafielle y Sarah McKey conversan en privado.

 LeBlanc Arthit y Andrea tambien parecen disfrutar de la conversacion aunque con un ambiente mas distendido.

 En pie casi en el centro de la sala, Clayton y Ford parecen intercambiar información privada.

 Dejo caer al hombre al suelo desde mi hombro sin demasiado cuidado.

 -Aqui tenemos al cazador... Es un buen hijoputa, se ha llevado por delante al crio y a Jamie, dandode fuego a su casa, mañana habrá que arreglar algunas cosas, nos han visto salir pitando.