Partida Rol por web

La insconciencia da paso a la consciencia, miro a mi alrededor, tanta claridad hace que mis latidos se aceleren de forma instintiva... pasan unos segundos hasta que me doy cuenta de que todo sigue bien. ¿Aún tengo pensamientos de otra vida ahí dispersos y confusos? ¿Fue todo una pesadilla muy vivida?...

El Sol... me da la sensación de que no lo hubiera visto en siglos, reverenciado y temido a partes iguales, me recreo durante varios minutos observando hacía dónde él cubriendome con una mano, para no quemarme la vista. Este momento, simplemente, es indescriptible, maravillado por lo que es un amanecer, algo que como humano he podido disfrutar dia a dia.

Pero con esa pesadilla nocturna... me doy cuenta de que las personas no sabemos valorar lo que tenemos hasta que lo perdemos.

Mis reflexiones se ven interrumpidas, por mi ayudante, el hermano Rodrigo, que me trae un cubo y el parte de día:

 -Pater...

 -Pater, el abad desea veros cuando esteís preparado, desea comenzar el proceso cuanto antes, auqnue es consciente del fatigoso viaje que nos trajo hasta aquí. Os ha invitado tambien a la oración.

-Hermano Rodrigo, que la Gracia de Dios esté con vos, si sois tan amable, comunicadle al Abad que me uniré en unos instantes.

Tras asentir con cortesía, al tiempo que el hermano se retira, me remojo con el agua fresca el rostro y parte de mis axilas, completando lo que se supone un exceso de higiene de mi época. ¿Por qué se me hace extraño este ritual? Sin embargo, volver al mundo real, en pleno siglo XVI, me hace rememorar la muerte de mi hermano, no tan lejana en el tiempo... le hecho tanto de menos... sólo me consuela que el Señor lo acogió en su seno, y haré todo lo posible para que ambos, Dios y mi hermano, estén orgullosos de mí, hasta nuestro reencuentro en el Cielo.

Tras el aseo, me dirijo al taburete, dónde tengo mis prendas ahí amontonadas y me visto. Tras colocarme el colgante de la cruz de madera, alrededor del cuello, me santiguo y me dirijo al encuentro del Abad para los oraciones.

De nuevo en casa.

 Entras al despacho del abad, está ricamente amueblado, aunque guardando la compostura básica para no poder ser acusado de nada.

 -Pater Rafael... Le esperabamos con ansia. Tome asiento. Creo que ya conoce el motivo principal de que hayamos tenido que recurrir a la Santa Inquisicion.

Al entrar, le saludo con la modesta reverencia acorde a su cargo, mientras le recito:

-Que la paz del Señor, esté con vos, Abad Telmo.

 -Pater Rafael... Le esperabamos con ansia. Tome asiento. Creo que ya conoce el motivo principal de que hayamos tenido que recurrir a la Santa Inquisicion.

Sigo sus indicaciones, tomando asiento, mientras inclino mi rostro ligeramente hacia el Abad, dejando a las claras que tiene toda mi atención. Cuando termina de hablar, y espera una respuesta mía, me sospeso los pelos que asoman por mi barbilla.

 -Judeizantes, tengo entendido que los falsos se esconden bajo las piedras Toledanas... y sin embargo, Abad, sabéis tan bien como yo, que a mí me suelen llamar cuando la situación se complica. Estoy seguro de que unos meros judeizantes no suponen un reto a los fieles de estos lares- digo en un tono amable y sincero, para luego añadir en tono suspicaz-a no ser que estén implicados en algo más peligroso, ¿están flirteando con Satán?

Sonrio.

-En efecto pater.

Coloco las manos juntas unicamente por las yemas de los dedos ante mí.

Así es, es un tema complicado, pues donde los indicios muestran prácticas judaizantes, la investigación inicial ha descubierto posibilidad de que haya fuerzas malignas en funcionamiento...
He tenido a mis agentes vigilando tres caserones cercanos a lo que era la Sinagoga de Tránsito, ahora mismo abandonada mientras nuestro monarca Fernando decide a quin ha de corresponder el edificio.
Se han observado movimientos extraños en la noche, aunque las personas que viven en las casas trabajan y acuden a la iglesia con normalidad.
Pero hay otros, que se han visto únicamente de cuando en cuando y siempre de noche, encapuchados.
Igualmente en la sinagoga hay signos de ocupación, pero pese a intentar entrar al interior no lo hemos logrado.

Así es, es un tema complicado, pues donde los indicios muestran prácticas judaizantes, la investigación inicial ha descubierto posibilidad de que haya fuerzas malignas en funcionamiento...

 Asiento, y noto que mi cuerpo se tensa de anticipación, finalmente vamos al meollo del asunto. Si en verdad el maligno ha decidido actuar en estas tierras en contra del Señor, me encargaré de purificar todo a su paso, con el calor bendito del fuego, si hiciera falta.

He tenido a mis agentes vigilando tres caserones cercanos a lo que era la Sinagoga de Tránsito, ahora mismo abandonada mientras nuestro monarca Fernando decide a quin ha de corresponder el edificio.

-Si no recuerdo mal, tras la expulsión de los judios, hubo resentimiento por parte de ellos... -hago una reflexión en voz alta, sin saber si me llevará hacia alguna parte antes o después...

Se han observado movimientos extraños en la noche, aunque las personas que viven en las casas trabajan y acuden a la iglesia con normalidad.
Pero hay otros, que se han visto únicamente de cuando en cuando y siempre de noche, encapuchados.
Igualmente en la sinagoga hay signos de ocupación, pero pese a intentar entrar al interior no lo hemos logrado.

Me quedo unos segundos pensando, pero no demasiados, mi intuición acostumbrado a estos casos, me indican varios asuntos a tener en cuenta.

-Si la entrada es inaccesible, debe ser porqué la puerta está atrancada por dentro. Si eso es así y hay indicios de actividad, es que sin duda existe actividad. La lógica nos dice que hay alguien dentro, y si no entró por la puerta principal, es que debe haber una segunda entrada. 

Observo al Abad, a ver si sigue mi razonamiento.

-No me cabe duda de que intentaron entrar, empujaron fuerte y sin duda, tras desistir de la entrada principal, rodearon el edificio en busca de otras entradas, sin éxito. De haber tenido éxito no estaríamos hoy aquí. ¿Y porqué figuras encapuchadas durante la noche? Quién su rostro desea ocultar, algo teme. Satanás fue recluido al infierno, oculto bajo la luz de Dios, castigado a las tinieblas por su perversión y su rebeldía. Creo que no sería descabellado pensar que sus adoradores, afines a él, entraran en la sinagoga de forma cobarde y traicionera, bajo tierra. Sugeriría peinar los alrededores de Toledo, probablemente podamos encontrar algún túnel, natural o artificial que nos lleve a la Sinagoga. 

Asiento mientras hablas, dandote a entender que sigo tu ruta de pensamientos y que la aprebo, posiblemente porque yo mismo la he transitado antes.

-Toledo tiene una red de túneles debajo, es conocido, aunque los tuneles no son especialmente conocidos, la iglesia mantiene segmentos controlados y en condiciones transitables para nuestras propias necesidades.
Sin embargo en el barrio judio, dado que fueron expulsados hace relativamente poco, aún no tenemos controlado ninguno.
Hay algunos conversos dispuestos a colaborar, seguramente conozcan ellos mismos o a alguien que conozca los túneles.
Parece buen lugar para empezar, pero queriamos que la santa Inquisicion enviase a un experto porque al sospechar satanismo, tememos que los túneles estén guardados por sus maldiciones, siempre ha habido habladurias sobre desapariciones y similares en la ciudad, como usted sabe, a veces estas leyendas tienen más de cierto de lo que nos gustaria.

-Han hecho lo correcto al contactar conmigo. -No es arrogancia, pero un hombre de Dios siempre se mantiene firme en la fe-Pienso encargarme de la situación de inmediato, Abad Telmo. Necesitaría, una cama y algo de comer-¿porqué me da la sensación de que hace mucho que no como algo decente?-, luego partiré al encuentro de sus contactos. ¿Con cuál me recomienda empezar?

-Seguramente con Juan Rena, es un informador de confianza, solo que no deberian verle con él, ya sabe que un informador del que todos saben que lo es resulta inútil. Es de buena familia, que prefirió convertirse que perder sus bienes.
Le informaré de que quiere hablar con usted, vaya a "La casa del cocido" es una taberna, diga que va de parte de Olmedo

En cuanto a sus necesidades, lo que necesite, puede pasar por las cocinas y descansar en su celda lo que precise, seguimos la regla, pero usted está liberado de ella pese a alojarse con nosotros, es más importante que pueda dedicarse a su misión con toda su alma.
Informeme de sus avances y de lo que necesite.

-Seguramente con Juan Rena, es un informador de confianza, solo que no deberian verle con él, ya sabe que un informador del que todos saben que lo es resulta inútil. 

Asiento, tiene razón. Si se descubre que hay un informador, su suerte suele ser fatal, o peor incluso, pueden facilitarle información peligrosamente falsa para nuestra causa.

Es de buena familia, que prefirió convertirse que perder sus bienes.
Le informaré de que quiere hablar con usted, vaya a "La casa del cocido" es una taberna, diga que va de parte de Olmedo

 -Aunque le iniciara el deseo material, Dios juzgará su espíritu, por su bien espero que sepa limpiarlo a tiempo. -vuelvo a asentir mientras me voy levantando y le estrecho la mano, mi tiempo es oro- de parte de Olmedo, muy bien entonces. No le entretengo más Abad.

En cuanto a sus necesidades, lo que necesite, puede pasar por las cocinas y descansar en su celda lo que precise, seguimos la regla, pero usted está liberado de ella pese a alojarse con nosotros, es más importante que pueda dedicarse a su misión con toda su alma.
Informeme de sus avances y de lo que necesite.

-Así lo haré. Que Dios esté con vos.

Siento mi cuerpo adormecido, por el cansancio del viaje, y por extraño que parezca esta sensación me reconforta, me hace sentir vivo... que tontería, porqué estoy vivo a fin de cuentas... Me acerco a las cocinas y cazo algo de comida, la suficiente para estar sano y bien alimentado pero sin caer en el exceso. La gula es un pecado.

Siento los frutos de Dios en mis entrañas, el placer del sabor, las delicias del masticar... nunca había probado comida tan buena, o quizás es fruto de mi imaginación... parece que arrastraba mucha hambre. Tras una leve siesta reconfortante, salgo en busca de la taberna que me comentó el Abad, tras besar la cruz de Cristo por mi encomiable misión divina.  

La fe me arropa.

Llegas a la taberna sin mucha dificultad, ya habia ido a buscarla mientras descansabas.

-Es aqui pater, ¿Espero aqui afuera?

El edificio es de calidad, aunque mantenido no muy diligentemente, pareceria que se busca más el beneficio a carto plazo que invertir en el negocio.
La noche se acerca.

-Entra si lo deseas, quizás aprendas algo nuevo.

Siempre hay que animar a nuestros hermanos a aprender, nunca se sabe cuando tomarán el relevo. El camino del Señor es inescrutable. 

Es una pena que un edificio de tanta calidad esté tan descuidado, lo que imagino que eso implica que la calidad del servicio irá a la par. Sea como sea, entro hacia dentro, en busca de mi contacto.

 Al igual que por fuera, el interior del establecimiento ha visto dias mejores, pero todo parece en orden, no está demasiado lleno, apenas 7 u 8 hombres aparentemente adinerados en grupos de dos o tres y un par de camareras algo descocadas de más, mucha piel se puede observar, sin llegar a ser exagerado, parece que prometen más de lo que dan.

 Tras la barra hay un posadero orondo que te observa con una mezcla de intriga y miedo.

Percibo cierto temor reverencial, es evidente que los fieles más devotos solemos despertar esa sensación. Quién algo esconde, algo debe temer. Y hace bien, pues nadie osaría contradecir a la Inquisición, a no ser que quiera acabar muy mal en esta vida y la siguiente.

Las mujeres... me detengo un momento, y las miro. Usando la tentación para atraer a los feligreses... como vulgares súcubos.

Hablaré de ello con el Abad, si no ponen remedio, tendremos que encargarnos nosotros más adelante. Hoy no, hoy vengo a por otra cosa.

Me acerco al tabernero, mi rostro es serio, un rostro de juez y verdugo.

-Vengo de parte de Olmedo.
 

 -Si si.

 Contesta el tabernero con temor palpable en la voz.

 -Arriba al fondo, usted solo.

 Te indica señalando unas escaleras que estan al final de la barra.

Miro discretamente hacia Rodrigo y asiento de que todo está en orden, y subo las escaleras sólo. Bueno, siempre está conmigo el Señor. 

Hasta el fondo, bien, es una buena forma de alejarse del ruido que viene de abajo, en cuanto llego llamo de forma enérgica y contundente. No me gustan las esperas.

 Escuchas unos pasos apresurados y la puerta se abre. Un hombre de mediana edad, canoso te saluda con respeto.

 -Pater...

 Te indica una silla con un cojin para que tomes asiento y él toma asiento en una parecida, sin cojin.

 -Estoy aqui para servir a la santa iglesia. En que os puedo ayudar.

-No quiero perder más tiempo del necesario... -me mantengo en pie, dominando la conversación desde el minuto cero. De todas formas no necesito comodidades como el cojín, esas trivialidades se las dejo para los flojos que se pierden en los detalles menos importantes-... necesito a un experto que sepa guiarme por los túneles que dan acceso al barrio judío, con total discreción, y lo suficientemente capaz como para no perderse o ponerse en peligro. También necesitaré a los fieles más leales y virtuosos, de Toledo, pues cabe la posibilidad de que el Adversario trate de impedir nuestro paso.

Mi cara es un poema, desde luego no estoy de acuerdo y me tomo un instante en buscar las palabras adecuadas.

-Pater... Eso... No funciona así. Puedo encontrar a alguien que os guíe por los túneles y puedo encontrar fieles dispuestos, aunque el abad podria ayudaros mejor en esa parte, pero o puedo asegurar que haya un guía que no os traicione.
Yo mismo soy un converso, que actua como un "templado" con un pie en cada parte a beneficio de la Santa Madre Iglesia. El resto puede hacer igual, pero con otras lealtades.
Uno, dos incluso tres hombres que desea pasar por el barrio hasta un lugar cercano... si, un pequeño ejército, no creo en las posibilidades de pasar inadvertidos.

Te observo con una mezcla de aprensión y miedo, temiendo tal vez haber despertado tu ira.

Pater... Eso... No funciona así. Puedo encontrar a alguien que os guíe por los túneles y puedo encontrar fieles dispuestos, aunque el abad podria ayudaros mejor en esa parte, pero o puedo asegurar que haya un guía que no os traicione.

Deslizo una sonrisa cruel. No es que me sienta cruel ni quiera serlo, pero ya soy perro viejo, y sé de que estoy hablando:

-Hazlo, consigueme la gente, yo me ocuparé de su lealtad. El Señor guiará mis pasos.

Yo mismo soy un converso, que actua como un "templado" con un pie en cada parte a beneficio de la Santa Madre Iglesia. El resto puede hacer igual, pero con otras lealtades.
Uno, dos incluso tres hombres que desea pasar por el barrio hasta un lugar cercano... si, un pequeño ejército, no creo en las posibilidades de pasar inadvertidos.

-Muchos creen tener varias lealtades, pero al final cuando la obra del Señor se nos muestra, ya no hay duda, sólo una lealtad importa, ÉL. -hago otra pausa, mientras coloco los nudillos en su mesa e inclino mi cuerpo hacia delante, como un halcón ante una presa, decidiendo si su valor merece el esfuerzo- No pretendo pasar inadvertido, nada temo del Adversario, actuaremos durante el día, pues los esclavos de la oscuridad es cuando más debilitados están, irrumpiremos, investigaremos, y si hace falta quemaremos. Y que hablen de ello, desde el prelado hasta la barragana, pues la inquisición pondrá orden y firmeza en estas tierras, tantas veces como haga falta.  

Mi cara lo dice todo, pero mi boca va en otra direccion.

-Así se hará Pater.

He tenido que tragar saliba antes de decirlo, habia que estar muy loco para arriesgarse a semejante empresa, pero no habia nada que pudiera ahcer, a parte de advertirlo y ya lo habia hecho.

-Hablaré con el Abad para que le busque un grupo de justos cristianos dispuestos y buscaré un par de guias.