Partida Rol por web

-Chevrón 4, codificado.-

El anillo del stargate giraba, parando cada pocos segundos, para emparejar un símbolo con el chavrón correspondiente, formando una clave de siete símbolos, la clave que llevaba a BP6-3Q1. La MALP enviada hacía unas pocas horas demostraba la viabilidad del planeta. Una atmósfera adecuada a la vida humana, sin rastro ninguno de vida animal, y sin ninguna clase de artefacto claramente peligroso. Además, la sonda mostró claros signos de una civilización extinta, muy avanzada, parecida a la terrestre, y eso significa tecnología alienígena, que con suerte pueda usarse. Esa era vuestra misión. Registrar los alrededores de la puerta, para tratar de encontrar algo de valor, algo que incluso pueda justificar un viaje posterior. 

-Chevrón 5, codificado.-

El quinto símbolo quedaba marcado, y de nuevo el anillo volvió a moverse, en el sentido contrario a las agujas del reloj, buscando codificar el sexto símbolo. Como un enorme dial de un teléfono antiguo. Ya habíais visto marcar al stargate, eso no era nuevo. Pero siempre desde la sala de control, tras el cristal, viendo como otro equipo se preparaba para marchar. Ahora vosotros eráis ese equipo. Habían pasado años de trabajo, de guardias interminables, de investigaciones que en muchos casos no llevaban a nada... Además de las últimas semanas, en las que habíais pasado un entrenamiento adicional, que servía a su vez de prueba de selección. Había sido duro, hasta para los veteranos soldados, pero, ahora más que nunca, era evidente que merecía la pena. 

-Chevrón 6, codificado.-

El último símbolo había sido codificado, ahora solo quedaba cerrar la dirección con el punto de origen, el símbolo del comando stargate, de los Tau'ri, como se os conocía, en la lengua Goa'uld. El signo que todos lucíais en el uniforme. No había bandera americana, ni insignia de las fuerzas aéreas, ni de ejército alguno, salvo el identificativo del SG-7. 

-Chevrón 7, cerrado.-

Tras cerrar la combinación de los siete símbolos, el anillo se detuvo completamente. Un ruido metálico precedió la formación del agujero de gusano, con un chorro de energía azul que salió despedido adelante, para luego retraerse a la misma velocidad, estabilizándose. El enlace entre la tierra y BP6-3Q1 se había establecido. A partir de ahora, todo estaba en vuestras manos. El general Hammond os veía partir, tras el cristal de la sala de control. Se inclinó ligeramente sobre el micrófono para dedicaros una últimas palabras. 

-Buena suerte, SG-7.- 

Sin nada más que esperar, cruzáis la puerta. 

Salís al otro lado, a un gran patio abierto. El suelo es de piedra, gris, exactamente igual que la acera de una gran ciudad. Ante vosotros se alza una columnata de metal que señala un camino, a través del patio, hasta la entrada de un enorme edificio de cristal, al fondo, a unos cien metros de distancia. Algunas de las columnas de metal conservan los restos de lo que en su momento debió de ser una bandera. Os recuerda a las aglomeraciones de mástiles con las insignias de cada país que suelen colocarse en lugares de claro signo internacional, como la ONU, por ejemplo. 

El edificio en si es una enorme mole de cristal, con un esqueleto de metal, quizás acero inoxidable. Parece hecho con una función claramente internacional, como una especie de palacio de congresos, un parlamento. La planta del edificio es rectangular. Dos naves, ambas acabadas con un triángulo, y unidas por otra nave central en forma de pirámide. 

Al salir el último del grupo, el stargate se "apaga", por decirlo de algún modo. Observáis vuestro alrededor. Justo tras la puerta, una rampa, que parece bajar a una especie de búnker. Os encontráis en una plataforma de cemento sobre el mar, en el extremo derecho de una gran bahía, que se extiende formando medio círculo. Hacía la derecha, y a vuestras espaldas, se ve el mar, que se extiende hasta el horizonte. No hay modo de determinar si eso es un mar o un océano, o si hay algo más allá. A la izquierda, se distingue una gran ciudad, una auténtica metrópolis. La bahía es una enorme playa, pero no veis nada que indique ocio, o turismo. Hay varias infraestructuras de tipo naval, muelles, y hasta parece que astilleros, más militares que civiles. ¿Podría ser una base naval?

En cualquier caso, lo más os llama la atención es el hecho de que no sean restos de una civilización extinta. Al menos no como cabría esperar. La ciudad está desierta, si, pero no está, ni mucho menos, en ruinas. Todo está intacto. Los cristales brillan al sol, como si los hubieran limpiado hace pocas horas. Todo lo que podéis ver está exactamente igual. Intacto. Como si alguien hubiera vivido allí ayer. Tal y como os habían dicho, no hay ningún rastro de vida. Ni siquiera insectos, gaviotas... Nada. El ambiente es algo inquietante... Hace que os sintáis alerta, como si algo observara, acechando... Además, el silencio absoluto, solo roto por el romper de las olas, no ayuda.

El sol se oculta, poco a poco, en el horizonte, tras vosotros. Atardece, y queda poco para anochecer. Suerte de las linternas. 

Por fin había llegado el momento que tanto ansiaba, aunque procuré que mis ganas por partir no se notaran demasiado. La verdad es que al resto se los veía bastante tranquilos, pero en el caso de militares, estaban entrenados de tal forma que podían pasarse días sin variar su expresión, así que cualquier sabía lo que les pasaba por la cabeza.

A partir del momento en el que el anillo comenzó a girar, todo comenzó a pasar como a cámara lenta por delante de mis ojos. Era tal mi excitación que no podía dejar de mirar aquellos símbolos uno por uno, observando cada uno de los giros de aquellos aros..

Por fin, se formó en el centro la puerta, lo que nos permitíría llegar al planeta. - Nos vamos a otro planeta!!

Esperé a que pasaran los hombres armados, ni lo loca iba a ir yo la primera y aunque hubiera querido, tampoco me hubieran dejado. Cuando llegó mi turno, la verdad es que pasé con algo de miedo, notando como una sensación atroz de velocidad hacía que mi estómago se encogiera.

No hice nada más que respirar el aire del otro lado, pero aún notaba la sensación de que estaba en movimiento. Lo mío nunca habían sido las atracciones, ni la sensación de velocidad, y esa bocanada de aire me hizo girarme rápidamente hacia un lateral mientras vaciaba todo lo que contenía mi estómago. En ese momento olvidé donde estaba y lo que estaba haciendo, tan sólo trataba de mantenerme en pie mientras creía que mi diafragma saldría despedido por mi boca.

Smith vio como aquel destello cegador aparecia en el Stargate y sabía lo que eso indicaba. Algunos otros podrian sentir miedo ante lo desconocido, quizas el si hubiera sido una persona normal y corriente con una vida normal lo hubiera sentido pero ahora mismo solo sentia la emocion de tocar aquella puerta. Uno de sus dedos lo toco y acto seguido todo su cuerpo lo atravesó sintiendo como si algo tirara de él de una forma demencial dando vueltas y vueltas. Su mano estirada noto "algo" diferente y entonces Smith abrió los ojos. Su mirada sería y analitica empezó a revisar la zona. Quizas otras personas se sentirian mareadas por el viaje pero lo primero era lo primero.

Su arma lista y apunto descansaba agarrada con la cincha al hombro y sus dos brazos reposaban en sus lugares correspondientes, adoptando una pose defensiva mientras flexionaba un poco las piernas.

Poco a poco su mirada fue viendo los misterios que escondía BP6-3Q1

-Señor- Smith se dirigió a su capitan en esta mision- deberiamos de crear un cerco de seguridad antes de movernos, qué le parece Capitan?- su voz sonó sería y sin sentimientos, siguiendo sus instintos bien afinados y estrategias básicas de supervivencia.

El general dió la orden, y él avanzó hacia el horizonte resultante. Lo había visto muchas veces, pero ahora era diferente. Él iba a ser el primero en entrar y el último en salir, como buen oficial. Por ello, no pensó, ni se detuvo en mirar el campo de energía. Caminó dentro con naturalidad, y un instante después estaba al otro lado.

Siguió caminando un poco, bajando la escalinata con el MP5 en las manos. Luego, se giró a mirar que todos salían por la puerta, y que esta se apagaba. Lo que vió a continuación, le dejó perplejo. Olas, navíos, edificios con cúpulas, cemento, acero y cristal. Y todo desierto, con signos de ocupación reciente. ¿Que demonios era aquello? Entonces, escuchó la sugerencia de Smith.

-No parece haber presencia hostil, pero de momento avancemos así: Hammer a mi derecha y yo a la izquierda, delante. Los civiles detrás y usted vigilando la retaguardia.

Era mejor que el tirador de apoyo con el arma pesada no tuviera a los civiles delante, por si había que disparar. Medida elemental. Luego, dejó el arma colgando de la correa portafusil, y extrajo los prismáticos multifunción de las fuerzas especiales. Los puso en modo infrarrojos, e hizo un chequeo de los edificios principales, intentando ver si existían fuentes de calor inusuales, antes de iniciar la marcha.

-Tenemos pocas horas de luz, así que en principio vamos a analizar el edificio de enfrente.

Los infrarrojos detectan algo inusual, una lectura un tanto extraña, una fuente de calor. 29 Cº. Dibuja una forma, cuando de repente, la lectura da un pico, hasta marcar 36 ºC. Exactamente la temperatura humana. Y la figura que se dibuja es exactamente esa, antropomórfica. Está cerca, en el edificio, a siete metros de altura, y parece que os mira. Y de repente, desaparece. Poco menos que un flash de apenas unos segundos de duración.

  Juraría estar acostumbrado a ese tipo de cosas, de allí debía de ser el único que había pilotado un caza, la preparación para ello me suponía más preparado para aguantar turbulencias y giros bruscos, sin embargo atravesar el stargate era muy diferente a cualquier cosa que hubiese probado antes. Había oido historias personales sobre lo desagradable que resultaba la primera vez y...sentía como algo no estaba en su sitio al pasar al otro lado. El horizonte resultante desapareció sonoramente lo que acayó mi vómito, fugaz y violento.

  Me incliné hacia adelante, dando unos pasos, alejandome de la puerta, con el arma en la boca del estómago como si necesitase sujetarmela. Todos eramos humanos, aquella reacción era normal y no hería el orgullo de Tom, simplemente no haría que aquello fuese en contra de su posición allí. Lo primero que ocurrió después de vomitar todo cuanto había comido fue que el sudor, frio, recorriese las sienes desnudas del sargento, sus ojos, bien abiertos no podían evitar observar su alrededor...era irónico que lo que más le preocupase ahora fuese aquel acto.

  ...Arg.....bonita forma de contaminar un planeta....

 Sin dejar que aquello le retrasase tomó un pañuelo y se limpió los labios.

 - Si nos cruzamos con alguna mujer alienígena creo que necesitaré un caramelo de menta, Señor. - Sonrió, reiría si el hacerlo no pusiese en compromiso su constitución, no quería volver a tener arcadas.

  Asintió ante la orden del capitán, y avanzó, recolocando el arma, haciendo que saltase entre sus manos para ajustarla a su posición de avance, frunció ligeramente el ceño, no estaba enfadado pero si algo descolocado, el estómago seguía dandole vueltas. Al dar unos pasos para colocarse a la derecha, delante observó a la doctora y lededicó una sonrisa amable.

 - ¿Se encuentra bien?

 No esperaría mucho por una respuesta, no retrasaría el paso del grupo. Alzó la mirada al frente, respirando aquel aire por la boca, dejando que inhundase sus pulmones para que su cuerpo volviese a la normalidad. Colocó el arma en posición para disparar y sus botas arañaron el asfalto lentamente maravillandose con lo que los rodeaba.

  ¿Una evacuación a gran escala...? Tal vez...

Una vez constaté que ya no quedaba más en mi estómago para poder echar levanté la cabeza y sequé las lágrimas que me surcaban el rostro, intentando llenar bien mis pulmones un par de veces para que todo volviera a estar en su sitio.

Escuché las palabras del soldado a mi espalda y levanté una de mis manos levantando el dedo pulgar, ya que si hablaba en aquel preciso momento no estaba segura de que no me fuera a invadir otra nausea y creía que ya había hecho el ridículo lo suficiente para una semana, aunque mirándolo por otro lado, si algo empieza así de mal, sólo puede mejorar.

Poco a poco logré calmarme y usé la cantimplora para enjuagarme la boca, ya que si tenía que star mucho tiempo así la que se moriría de asco sería yo misma. Saquéun paquete de chicles de uno de mis bolsillos ( los llevaba sobre todo para momentos en los que tuviera que concentrarme, ya que me ayudaban a pensar) pero este me pareció un momento igual de válido así que me metí uno en la boca.

El color de mi cara, ya blanco como norma habitual, ahora asemejaba más al color de un cadáver en una sala de autopsias, pero me acerqué hasta Hammer y le ofrecí uno:

- Toma, por si te encuentras a la alienígena, para que la puedas preguntar qué es lo que ha sucedido aquí antes de que salga corriendo cuando abras la boca..

Increiblemente, acaba de ser elocuente, eso tenía que apuntarlo en mi agenda ya que no solía ocurrir demasiado a menudo, aunque al menos, que a un militar tampoco le hubiera sentado demasiado bien el viaje me hacía sentirme mejor conmigo misma y seguro que había sido por eso..

Viendo que todo el mundo estaba con las armas fuera saqué también la pistola, aunque esperaba no tener que usarla, porque mi conocimiento se resumía en apretar el gatillo y tener suerte. Una vez hecho esto y sabiendo como funcionaban ahora las cosas, miré al " superior " encargado de todos nosotros, a la espera de que dijera qué es lo que quería que hiciéramos.

- ¡Gracias! - Habló con cierto entusiasmo y cogió con los dedos índice y pulgar el chicle, metiendoselo en la boca, ahora si...sonriente. - Creo que esto ayudará.

 Masticó con naturalidad mientras observaba el horizonte, aquellas naves eran algo tétricas, afortunadamente si tenían barcos, tendrían aviones y quien sabe, puede que la tecnología que utilizaban fuese diferente, la física puede evolucionar de diferentes formas, aunque el niuvel tecnológico parecía idéntico podría ser, incluso, algo inferior al encontrado en la Tierra. era realmente enriquecedor.

  La doctora parecía tener sentido del humor, y eso era positivo para el grupo. Asentí agradecido volviendome a adelantar mientras el Capitán y yo avanzasemos. La noche estaba a punto de caer.

 ¿Y quien nos dice que no haya otro sol a punto de salir? Seguro que a partir de ahora, todo son sorpresas.

 colocada sobre su arma sujetó la linterna, aún apagada, dispuesta para lo que pudiera ocurrir, atentó puso todos los sentidos en detectar cualquier presencia a su alrededor, o algo que desencajase. Su palidez inicial ahora va desapareciendo a medida que el sabor del clicke borra las secuelas de aquel mal trago.

Se abstrajo mientras los demás hablaban, mirando por los prismáticos.

Lo que vió, le dejó estupefacto. Por eso, volvió a mirar otra vez, pero ya no se veía nada. Parpadeó.

-Atención -dijo- Creo que no estamos solos. He detectado una lectura térmica en el edificio, a unos siete metros de altura. Comenzó a 29 grados y subió a 36, la temperatura de un cuerpo humano. Es más, creo que ví un cuerpo con forma humana que nos miraba, pero la lectura ha desaparecido.

Les miró.

-Me da muy mala espina. ¿Traen algún equipo de infrarrojos o visión nocturna?

 - Nada por aquí, Señor. - Tom negó pensativo, torció los labios mirando hacia el edificio. Se imaginaba una criatura alargada, de brazos y piernas delgadas pero fibrosas, ojos grandes y rostro cuasi-humano, aquello hacía que le recorriese un escalofrio por la espalda que supo disimular a la perfección, frunciendo el ceño y dando un pequeño salto con los hombros para acomodar el arma de nuevo.

 Se tomaba muy en serio las palabras del mando, una broma no tendría sentido. A pesar de todo, del viaje, de aquel contacto, de los nervios, Tom jugaba con los mitones negros de sus manos, con cierta serenidad innata.

 - Con el debido respeto, Señor, ninguna reacción metabólica humana puede aumentar exponencialmente la temperatura de esa forma en tan pocos segundos. ¿Cree que puede ser que parte del edificio interfiera en la recepción de rayos infrarrojos, Señor? Sería una explicación lógica ante la desaparición repentina del cuerpo y también que por determinados momentos la temperatura fuera menor.

 Tom confiaba en la razón, y aunque estaba más que dispuesto a creer que habían encontrado una raza alienígena humanoide con capacidad para desaparecer y hacerse invisibles, su precaución le hacía desconfiar primero de las herramientas que de los hechos. Miró de reojo a la doctora, seguramente ella sabría más que cualquier soldado de ese tipo de cosas y no quería que viese obstaculizada su conclusión con las hipótesis de un simple protector.

Smith mantuvo la posición que le ordenó su capitan, era en cierto modo lo que habia ofrecido, una minima organizacion alrededor de los civiles.

-Estamos aqui para averiguarlo

El leve murmullo de Smith era solo un pensamiento en alto, ya que siguió manteniendo la posición. Su brazo se mantuvo firme y sin temblar hacia donde habia señalado su capitan mientras quitaba el seguro a su arma.

Acabábamos de llegar y ya nos estábamos llevando sorpresas, no tenía ningunas gafas térmicas y eso sí que me daba rabia, porque yo también quería ver qué era lo que había ahí, si es que había algo. No tenía ninguna referencia de que existira ningún ser que pudiera hacerse invisible, auque si alguno lo haría seguramente usaría alguna clase de energía..

- McGraw no tengo constancia de la existencia de ningún ser que pueda hacerse invisible, pero en el caso de que hubiera alguno que sí, lo más lógico es que para hacerlo usara algún tipo de energía y pudiera producir esos cambios bruscos, aunque también cabe otra posibilidad dispuestos a enunciar cosas inexistentes y/o desconocidas, y es que el ser no sea invisible sino incorpóreo, hecho de gases por ejemplo. Las moléculas de los gases tienden a separarse y ocupar siempre el mayor espacio posible. La engergía que usaría un cuerpo así podría variar mucho para moverse ya que tendría que utilizar una mayor energía para mantener todas las moléculas que lo componen juntas..

Ya estaba volviendo a divagar, aunque esta vez teorizaba sobre corportamientos de moléculas y la energía que sería necesaria para cada una de las posibilidades, tratando de tener una posible respuesta a ese pico de temperatura que vio el hombre.

- ¿ Creeis que el planeta si está poblado sólo que la gente es invisible? Quizás esas criaturas sean lo que ha acabado con la población..

Volvía a hacer mil preguntar seguidas y al darme cuenta de ello cerré la bocaza.

Extrañamente no sintió mucho de nada al verse delante de la Stargate. Ni ansiedad, ni temor, tan solo algo de curiosidad por lo que habría del otro lado. Había visto como todos los datos de la sonda, pero aún así la idea de econtrarse con otra civilización que hubiese alcanzado un desarrollo arquitectónico identico al de las sociedades humanas post industriales le parecía algo increible, incluso risible.

Cruzó la puerta como los otros y experimento algo inexplicable. No supo bien lo que vió y sintió dentro del tunel. De lo único que estaba seguro es que este viaje le había dado unos fuertes retorcijones, pero nada mas. La sensación de incomodidad se pasó tan pronto llegaron al otro mundo.

Lo que se encontro del "otro lado" lo dejó sim palabras.

Era increible, imposible. En efecto, los edificios que estaba viendo eran exactamente iguales a los de la Tierra en su actual nivel de desarrollo. Al menos esa era la gran similitud, luego llegaron las preplejidades. No se entendía que hacía una suerte de bundestag sui generis tan cerca de unos astilleros, probablemente militares (aunque habría que inspecioanarlo mas de cerca para estar seguro).

Dante estaba tan anonadado que se econtraba callado, casi con la boca abierta completamente ajeno al resto del equipo. Ni siquiera se había percatado que dos de ellos habían vomitado como consecuencia del viaje.

- Es increible - murmuro para si - parece uno de esos capítulos viejos de Star Trek... solo faltan los romanos... Esto es imposible.

Finalmente, luego de tanta abstrcción, escuchó al capitán que decia...

Cita:

... lo que lo hizo volver al aquí y al ahora.

Y al parecer tenían problemas.

En esos momentos, debatía consigo mismo en una dura pugna. ¿Que había sido aquello? ¿Era prudente llamar al comando? ¿Tal vez era una persona normal y la lectura de los binoculares era mala?

No obstante, miró el planeta y su ausencia de gente. Aquella simple razón bien valía el ser precavido, y cuidar por sus propias vidas. Si aquellas cosas eran invisibles, y solo podían detectarse o prevenirse con lecturas térmicas, no estaría de más lo que estaba a punto de hacer. Así que, les miró.

-Quizá es una estupidez, pero se va a hacer de noche, y si esas cosas son las responsables del holocausto en este planeta, me voy a quedar más tranquilo si podemos disponer de equipos infrarrojos para poder advertir su presencia.

Hizo una pausa.

-Cuando volvamos al comando, luego, si lo que voy a hacer resulta que ha sido una pérdida de tiempo, espero que declaren conmigo que era necesario dadas las circunstancias.

Miró al doctor, pensando que quizá lo lamentaría más tarde.

-Marque las coordenadas de la Tierra, doctor Rosetti.

Estaba de acuerdo con la decisión de McGraw. Si ahí había algo de lo que debiéramos cuidarnos, sería mucho más fácil si podíamos verles que sino. Era como tener que hacer frente a fantasmas de los que no abías absolutamente nada y además, si entontrábamos el cuerpo de algo insivible me encantaría poder echarle un vistazo..

- Creo que tiene razón, lo más adecuado sería regresar y coger material. Sería interesante contar con un aerosol o algo así con pintura.. quizás no tengan idea de hacernos daño y no sería apropiado abrir fuego primero.

Habíamos logrado ver a uno de ellos, pero de momento si había más, no se habían mostrado hostiles, así que tampoco podíamos deducir tan rápido que fueran los que habían ocasionado mal a este planeta. Quizás también llegaban a ver qué había ocurrido.

- Cuánto me gustaría poder hablar con uno de ellos!

   Tom asintió al Capitán, sabía bien que era un hombre precabido, y lo demostraba con sus decisiones, era mejor dedicar unos pocos minutos a una comunicación que pasar horas en la incertidumbre, podría facilitarnos la tarea y...debe de resultar complicado hablar con alguien que no ves. Hammer se adelantó con paso lento, aún tenía el estómago revuelto, y el chicle no ayudaba aunque su aliento estaba fresco y no con aquel matiz ácido, algo que era muy de agradecer.

  Clavó los ojos en el horizonte que formaban las estructuras de metal tratando de otear la mejor entrada y, ante todo, una vía fácil de salida, era parte de su trabajo. Con el arma en alto cubría la retaguardia del arqueologo que debía marcar para llamar a casa, además, se sentía mejor lejos de la formación del agujero, por lo visto su capacidad destructiva era tan impresionante como los destinos factibles al traspasar el horizonte resultante.

  Con los ojos entrecerrados recorrió las ventanas del edificio principal, contó los pisos, y trató de hacerse una idea de cuantos metros había de la entrada a la vista hasta la puerta. Todo eran medidas y analisis de la situación mientras mantenía la alerta, por lo demás...se mostraba concentrado pero tranquilo.