Partida Rol por web

Entiendo... -dijo el gobernador... Antes de nada, dad de comer y traed bebida para estos invitados -ordenó.

Una hora después, tras haber comido y bebido cada uno de ellos, Bredd VistaNegra se quedó pensativo... luego les habló:

Duelfos... tienes razón, señor Gloinar... Sin duda vuestras sospechas son correctas. Esos medio enanos... (o medio elfos) sin duda están haciendo estragos en este Bosque...

Tras cavilar unos instantes, el Gobernador les contó algo:

los Duelfos de las comunidades occidentales de la provincia fueron exterminados por sus padres, quedando su cultura y sus doctrinas extinguidas. Algunas obras posteriores afirman que algunos duelfos lograron sobrevivir al dispersarse bajo Farleen, y al ser sometidos al yugo esclavista de los...

Mmmm, algunas de mis patrullas, las más aventuradas no han vuelto en ciertas noches... o han aparecido apaleadas y desnudas en medio de los caminos... desde Bajomonte hasta Saviacantil -dijo señalando con un dedo un mapa encima de la mesa.

Su presencia ya no es un mito. Ademas... esos seres... -continuó mientras mordía una manzana-, ¡esos seres son una lacra! Son la agonía del presente... algunos de mis hombres fueron encontrados en condiciones extrañas. Tras socorrerlos, aseguraban haber perdido la vista. Decían haber estado con estas criaturas... Tiempo despues, una la organización que rige el orden en este Bosque, la Cámara Cubremartillo, ratificó este hecho: la epidemia duelfa, la llamaron...

En esos momentos, tras haber descansado todos, Barjov entró por la puerta. Aún sangrando a través de los vendajes y con un cayado, irrumpió en la sala. Sus palabras eran deseperadas. Era un enviado externo del Bosque, pero su constante presencia en esas tierras le había servido para ganarse el respeto de las gentes de la villa. Tras una reverencia y saludo a sus amigos, habló:

-Laedda, mi hija, ha desparecido... venía aquí y... supongo que mis amigos te contaron lo sucedido... -dijo tristemente. Debe ayudarme... Señor Bredd...

-Lo sé, Duelfos, sin duda... -respondío el Gobernador. La raptaron, supongo...

Barjov asintió.

-Descansa, Iphrus; y vosotros también, señores, si es que sois amigos de éste, mi leal, y aun deseáis hacer bueno por este Bosque... -continuó Vistanegra. Mañana ensillaré unos caballos, os daré algunos hombres y varias espadas. Inspeccionaremos los alrededores...

Tras esto, a modo de anécdotas, Bredd VistaNegra le contó algunas de las anécdotas y tradiciones de Rasbrook, les habló de sus festividades y su cultura.

¿Algo más que queráis saber? -preguntó el gobernador. Mis ojos ya quieren dormir un rato.

No señor, pero sin duda, me gustaría ayudar a nuestro noble amigo y si mi espada o mejor dicho la que me deis, podremos utilizar para una causa, sin duda estaré mañana en el lugar que acordemos, para pariticipar en esta iniciativa... dijo.

Mientras cabilava, todavía no era capaz de creerse la existencia de esos seres mitilógicos o reales...

Una cosa, pero quizás por no haberme mezclado tanto con la política humana, pero, ¿que es la Cámara Cubremartillo?

Huren, despues de haber pasado un tiempo aprendiendo los conjuros que encontro, decide salir de la biblioteca, cada vez mas se esta apasionando ante la posible aventura que tiene enfrente... siente que el destino a querido ponerlo en esta situacion y le pone las cosas faciles para seguir adelante, incluso sus adoloridos y viejos huesos se sienten mejor... por supuesto, todo esto que siente Huren esta aderezado ante el hecho de no haber tenido que pasar el rato con los demas, quizas, cuando vuelva a ver sus caras se le agria el animo y cambia de opinion, pero mientras tanto seguira adelante con el camino emprendido.

Vuelve a colocar los pergaminos en su lugar, se asegura de que no hay nadie viendolo mientras hace eso y esta por salir de la biblioteca. Justo en ese momento cambia de opinion y se dirije al bibliotecario:

- saludos, soy Huren el Mercader, he visto que tienes una buena biblioteca aca, es excelente! - adula Huren al bibliotecario con intenciones de sonsacarle informacion. - Me gustaria quedarme, pero debo continuar mi camino, y hablando de caminos, que sabes de los alrededores de la ciudad y de sus caminos, hay algun peligro? existe alguna banda de mala fama aca en la ciudad que necesite evitar?

Alalonna siguió a sus compañeros dentro de la casa del gobernador, quién los recibió muy generosamente. Disfrutó de la comida y la bebida ofrecida por su anfitrión, venciendo todas las reservas que podía tener ante un desconocido.

La mujer escuchó todo con atención, sin poder creer del todo las palabras del dirigente. Duelfos... ¿será posible realmente? Tantos cuentos de niños y parece que al final, puede que me termine enfrentando a una leyenda.

-Señor, antes de que responda a mi compañero, yo también quisiera expresar mi deseo de acompañaros en esta empresa. La idea de conocer unos seres míticos ha despertado mi curiosidad. Además de que, si puedo, ayudaré al emisario a recuperar a su hija.

De repente el interés del grupo se vio aumentado por la mención de los duelfos. El hecho de haber mezclado una aventura normal, la búsqueda de unos asesinos que eran bastante comunes por aquella época, con cuentos y leyendas de cuando todos eran niños pareció motivar bastante a todos. Aquello podría suponer una recompensa económica entre otros asuntos, lo cual no le vendría nada mal al enano, idea que se afianzaba más y más durante la comida, bocado tras bocado. Si conseguía hacerse hueco en aquel pequeño pueblo junto con el gobernador, tal vez tendría la posibilidad de desayuno, tentempié entre el primer y segundo desayuno, segundo desayuno, comida, merienda, segunda merienda, cena, y postre con cena. A Gloinar se le hacía la boca agua con solo pensarlo, y sin tener en cuenta las comodidades que podría conseguir, contando además con los litros y litros de cerveza.

-Mil gracias por este estupendo banquete gobernador. Por mi parte, estoy a su entera disposición, creo que mis conocimientos podrían ser útiles para llevar a cabo esta misión. Mañana partiremos pues, como usted ha ordenado.-concluyó el enano una vez habían hablado sus dos nuevos compañeros.

Huren aprendió sortilegios.

No, ninguna en especial -dijo el bibliotecario. Todos los seres, y todas las razas tienen sus cosas buenas y cosas malas. No obstante, este bosque  y sus ciudades, así como sus caminos está sufriendo oleadas de ataques puntuales y certeros. Ten cuidado.

El bibliotecario se rascó la barba.

Mmm... -continuó-, toma, te será de utilidad.

Era un mapa de la región, del Bosque.

Ve con cuidado. vuelve siempre que quieras.

El bibliotecario se ensimismó en su escritorio y continuó leyendo.

Se estaba haciendo de tarde el sol ya empezaba a palidecer. Huren había pasado gran tiempo del día entre la taberna y un polvoriento polvorín de libros... Pronto sería de noche.

El gobernador, antes de marchar a su aposento, agradeció a Gloinar y Alalonna su disposición y atendió las palabras de Angler.

La Cámara es una organización militar en desarrollo. Hay muchos en diversas zonas de este bosque y fuera de él. Pero aún no tienen mucha potestad en todos los rincones. Algún dia... esperan convertirse en un órgano jurídico... Los criminales deben pagar por sus acciones! La Cámara se encargará de ellos... como esos duelfos...

Barjov, -continuó. Mañana mis tropas estarán esperándote en le puente de Rasbrook. Iréis a ver al historiador. Mis tropas os conducirán... descansad.

El gobernador salió de la sala. Se hacía tarde. Mientras recogían la mesa y apagaban el fuego, Iphrus le comentó algo a uno de los guardias.

¿Quién es el historiador? -preguntó Iphrus. Tan sólo quiero rastrear el bosque donde nos atacaron

Es un amigo del señor VistaNegra. Le gusta vivir continuamente entre legajos y libros polvorientos. Vivió entre estos muros hace un tiempo. Tras los continuos viajes que antes hacía el Gobernador, se cansó de vivir solo. Ahora reside al oeste de Rasbrook, Tomando la Ruta Sur, aunque viene numerosas veces a esta villa.

El guardia, tras habla a Iphrus se dirigió al resto.

¿Vosotros sabéis pelear? ¿A qué os dedicáis? No parecéis tener disciplina, ni armas... ¿verdad? ¿Qué clase de "utensilios" queréis? Si no lleváis algo provechoso tan sólo seréis un estorbo en esta búsqueda...

Huren se despide del bibliotecario dandole las gracias por el mapa y decide continuar directamente hacia la casa del gobernador. "Es hora de reunirse con los demas y ver que ha pasado".

- Dejare la visita a las lonjas para otro dia, siempre es mejor visitar los mercados en la mañana, ademas, aun tengo que llegar a la casa del gobernador y los huesos me estan molestando - se queja Huren y comienza a caminar por la cale de regreso por donde habia venido.

La lonja, (el mercado) estaba muy concurrido y Huren no podía perder el tiempo en semejante amalgama de vocerío e intercambio. Tras comprobar que no había nadie en el centro sanitario (ni si quiera el emisario Iphrus), continuó su camino. Llegó a la plaza pública (E3) y justo enfrente pudo observar un palacio muy bien dispuesto, desde el que desde fuera podía verse algún jardín desde un lateral.

Huren se acercó allí. En la puerta había 2 guardias, y otro deambulando por los alrededores de la casa-palacio.

Uhmmm? Hola señor -dijo el guardia que estaba andando mientras se acercaba a Huren. ¿Qué puedo hacer por usted?

- Saludos, soy Huren el mercader, el dia de ayer junto con otras personas traje a un herido a la ciudad... Iphrus Barjov, nos dijo a los que lo traimos aca que vinieramos a hablar con el gobernador, quizas los otros del grupo ya hayan llegado - dice Huren al guardia que se acerca a el.

- Espero que me dejeis entrar y tener una reunion con vuestro gobernador -

Huren se queda a la expectativa. "Los demas estaran alli dentro?"

Conoces a Iphrus? -preguntó uno de los guardias de la entrada a Huren- Mmm... supongo que conocerás también a tres tipos que parecer "aventureros", "viajeros"... quién sabe qué querrán... el caso es que también conocían al mensajero. No obstante, tu no tienes pinta de mercenario... Pase, señor.

El guardía parecía algo sensible con Húren, pues sus dolores óseos parecían estar presente a todas horas y el guardia lo notaba. Huren hizo un movimiento de "no querer ayuda".

Cuando el mercader entró acompañado del guardia, fue conducido a una sala apartada. Al entrar se encontró una vieja chimenea. La sala era la siguiente:

En ella Huren se encontró a sus amigos junto a Iphrus (por eso no estaba en el centro sanitario), y a un guardia hablando,les parecían estar comentando sobre lo ocurrido.

El guardia les preguntó.

¿Vosotros sabéis pelear? ¿A qué os dedicáis? No parecéis tener disciplina, ni armas... ¿verdad? ¿Qué clase de "utensilios" queréis? Si no lleváis algo provechoso tan sólo seréis un estorbo en esta búsqueda...

La aventura había comenzado, y el grupo empezaba a prepararse para lo que se avecinaba, equipándose con todo lo que estaba a su mano, o mejor dicho, de la del gobernador. Un guardia interrogaba al grupo sobre las habilidades de cada uno en combate, y parecía que por el momento nadie contestaba ante el interrogatorio. Gloinar se lanzó el primero, para dejar bastante claro las cosas antes de que se dieran cuenta por sus propios medios de que el combate cuerpo a cuerpo, o a distancia con el manejo de arcos y demás no era precisamente su fuerte.

- He de comentar que yo en el combate no soy realmente diestro -comentaba el enano mientras enseñaba su mano mutilada - sin embargo, creo que todos mis conocimientos podrían ser útiles durante la búsqueda, ya sea para leer runas antiguas, desactivar trampas, orientarnos o para utilizar objetos extraños que nos encontremos por el camino. Cabe destacar que los enanos somos bastante diestros en la manufactura de utensilios y en su propio uso. - decía el enano, bastante orgulloso de esto último.

Parecían haber tenido suerte, les equiparían gratis. Podrían tener un equipo aceptable, para la misión que les acontecía, debían de ser útiles.

Soy una especie de mercenario señor. Soy elfo y si tengo experiencia en combate. A mi me gustaría tener un equipo compuesto por un escudo, facilmente colocable en la espalda, y si pueden ser armas de filo, dos.... hizo una pausa, me gusta manejar unas armas típicas de mi pueblo, cimitarras se llaman, espadas de filo curvo, muy eficaces, sino, pues espadas normales. Y armadura si tendriais, tambien podría servirme, soy bastante útil en batalla, en cuerpo a cuerpo.

Huren observa el "interrogatorio" y las respuestas que se suceden y pierde parte del animo con que habia comenzado a afrontar la aventura... reunirse con los demas le bajaba el buen humor como habia sospechado.

- Yo primero quiero enterarme de lo que esta pasando aca?  Que eso de armaduras y armas, y de las cosas que sabemos hacer? para que lo preguntan? - Huren no logra evitar ocultar parte del apremio que esta sintiendo ante la situacion...

El guardia iba a contestar a Huren, pero rápidamente Iphrus le interrumpió.

Húren, ya estoy mejor -comenzó. El gobernador Vistanegra, el cual ya se ha marchado, ha accedido, como supuse, a ayudarnos a buscar a mi hija Laedda con sus tropas. Mañana partiremos... tus tres amigos han accedido a acompañarnos. Lo único que quiero es recuperar a mi hija y volver a casa... No te obligo con esto a hacer nada que no quieras.

Despues se sentó, pues estaba cansado por sus heridas. Tras ello, el guardia se dirigió a ellos.

Claro, Angler, en la cámara baja tenemos muchas armas, y nuestros hombres te darán mañana al partir lo que necesites. Para ti también Enano. Tenemos cuchillos y hachas si lo prefieres... o incluso, algún libro de sortilegios, ya que tanta cultura dices saber...

Mmm... ¿usted vendrá Húren? No se ofenda, pero, al lado de nuestra guardia personal, la del Gobernador, no le veo capaz de empuñar un arma...