Partida Rol por web

El combate sigue su curso, y observas que el que peor lo lleva es un elfo que ya se encuentra herido, y que lucha en solitario con un orco que le hostiga. Lanzas dos flechas contra el orco, clavando ambas en su espalda, pero ello no detiene el hachazo, y ves como el elfo cae herido de muerte, sangrando profusamente por un corte en el pecho. El orco se gira, buscando a quien le está aseteando por la espalda.

Mientras, en el otro lado sabes que la lucha continúa entre los dos orcos y elfos. Parece que el noldor no tiene problemas con su adversario, y está venciendo el combate, mientras que el otro lo está pasando bastante peor.

Ahora tienes a un orco buscandote, un elfo muriendo desangrado, y un el combate de los otros en desarrollo. ¿Qué haces?

Narmo, bien escondido, disparó dos flechazos más al orco que en esos momentos no tenía contrincante...

El orco busca con la mirada a su agresor, pero en lugar de ello encuentra un certero flechazo en el cuello, que le hace caer al suelo con gritos agónicos. Narmo se permite mirar a la evolución del combate entre los elfos y orcos y ve como el noldor asesta un tajo oblicuo, reventando la armadura acolchada de la criatura y desparramando sus entrañas por el suelo, mientras el elfo silvano trata de defenderse de los hachazos descontrolados de su rival.

El elfo caído agoniza, y está cercana su muerte, y Narmo se debate en qué hacer.

El elfo siguió disparando ya que consideraba que la prioridad era acabar con los orcos para poder así  atender con seguridad al herido.

Dos disparos más, uno de ellos pega en el brazo del orco, que no puede resistir ante el ataque del noldor que acude en ayuda de su compañero. Entre los tres destrozáis al orco, y ves como el noldor y el silvano miran los dos en tu dirección, localizandote en seguida, para luego correr ambos hacia su compañero caído.

Narmo salió de su escondite arco en mano ante la atenta mirada de los elfos y con paso firme y seguro se acercó a ellos, cuando estuvo a sólo unos metros se dió cuenta de que uno de ellos era el señor elfo Glorfindel, el montaraz, sorprendido, hizo una pequeña reverencia a modo de saludo y de muestra de respeto y comenzó a hablar en Sindarin.

-Los siento-dijo aflijido refiriendose al herido -Soy Narmo... de Lorién... mis compañeros y yo andabamos por los alrededores y he acudido a ayudaros en cuanto os he visto en problemas, me gustaría hablar con vosotros más largo y tendido, pero ahora  seguramente sean ellos los que los tienen, agradeceriamos vuestra ayuda... están por aquí... cerca del arroyo-

Amarath avanza hasta el linde de la espesura para no descubrir su posicion, y queda a la espera de la señal  para caer a galpoe sobre aquellas asquerosas criaturas. 

La trampa está tendida, y Jabién llama a los orcos con sus insultos y cánticos mientras sus compañeros se colocan por los alrededores. El cabecilla no se muestra muy inteligente y lanza a sus huestes al ataque, y estos son atacados por los arqueros en durante su marcha. Adrahil, Gregori y Rottengon impactan contra sus objetivos, aunque ninguno de ellos cae muerto en el inicio de las hostilidades.

Torcal decide actuar por su cuenta, al margen del plan establecido, y paga su estupidez muy caro, cayendo del caballo colina abajo, y llamando la atención de dos orcos que acuden prestos a abrirle la cabeza. Por suerte el ataque no es demasiado feroz, y Torcal recibe solo una herida, y de poca gravedad.

Los orcos más cercanos a Jabién cargan, el insultado sobre el bardo, y su acompañante sobre Gregori, asestando sendos hachazos a sus contrincantes. Mientras todo eso sucede, el líder observa desde la lejanía, empezando a ser consciente de que se la han jugado, pues no hay que ser muy listo para advertirlo, viendo el torpe movimiento del enano, los ataques desde los árboles, y la salida de ellos de un hobbit montado en un pony. Sea como sea, las cartas están echadas.

Nada, me da que el poni sale echando hostias y Gregori con él xD

Por cierto ¿No tienes que hacer tiradas para los ataques, para ver si das al poni o a Gregori?

El impacto sobre el orco había sido fuerte pero no había bastado para abatirle. Rápidamente monté una nueva flecha sobre el arco y la solté sobre el orco más cercano de los que se nos habían echado encima.

La flecha voló certera hacia el objetivo. Acto seguido colgué el arco de la espalda y desenfundé la espada preparandome para entrar al cuerpo a cuerpo. Gregori y Jabien pronto serían superados en el cuerpo a cuerpo si no entraba a la refriega.

—¡Jinetes de la Marca, ahora! —grité con la espada en alto antes de entrar a la carga.