Partida Rol por web

-¡Vieeeeeeen! ¡Máz degaloz! ¡Vieeeeeen! -exclama Gregori, poniéndose su capa lo más rápido posible y mimetizándose automáticamente como si fuera la tercera pierna de Giroth- ¡Aoda todoz zomoz igualez y diztntoz a la vez! -dice en un arranque de sabiduría-.

Narmo agradeció el regalo con una pequeña reverencia, sabía perfectamente lo que significaba tener una capa como esa y su valor, y sobre todo lo raro que era que gente de otras razas las portara, una vez más el elfo se percató de la importancia de la misión que tenían por delante y se intentó mentalizar para no cometer errores.

Adrahil mantuvo la capa sujeta sobre ambos brazos unos instantes, contemplándola y recordando historias sobre los tejidos élficos. Su pueblo también había creado algunos tejidos capaces de mimetizarse con el entorno pero ninguno de ellos tan maravilloso como el que ahora mantenía sobre los brazos.

Una elegante reverencia bastó para transmitir su profundo agradecimiento y admiración a los tejedores elfos.

—Mi señor Elrond. No existen palabras en el lenguaje de los humanos para transmitir mi agradecimiento y no mancillaré el lenguaje de los elfos con palabras que me cuesta pronunciar. Transmitid a la gran dama mi profundo respeto y agradecimiento. Espero hacerme valedor de semejantes ofrendas.

Casi no miró a Elrond durante el tiempo que duraron sus palabras. La responsabilidad que los regalos generaba sobre Adrahil era tal que la simple idea de fracasar le hacía avergonzarse y negar la mirada al gran señor Elrond.

—Estoy listo para partir —dijo finalmente mientras se colocaba la capa élfica en sustitución de su raída capa.

Y así fue como todo se puso en marcha, y el variopinto grupo que partió de Bree siendo desconocidos, se encontraba ahora unido por otros lazos, y colmado de honores por los elfos, que confiaban en ellos hasta el punto de delegarles la parte más dificultosa de la misión, y la responsabilidad que ello conlleva.

No se les puede pasar a nuestro grupo, que alguien le tiene en alta estima, ya sea Elrond o el tal Gandalf, y que algo han visto en ellos, pues tal trato a foráneos de Rivendel no es habitual.

Los elfos partieron en una gran columna, tomando las precauciones necesarias para ser vistos por el enemigo, en lugar de lo contrario. Se dirigían a un cañón previamente estudiado, donde podrían contener al enemigo, mucho más numeroso, y valerse de artimañas premeditadas para diezmar las tropas orcas. Acompañando al ejército se encontraba Elrond, que comandaría las tropas; Gandalf, que se separaría poco más adelante junto a un grupo reducido para provocar las avalanchas sugeridas por Gregori, y cargar la conciencia del mediano con todas las muertes posibles; y Glorfindel, que también se separaría junto a nuestro grupo, a fin de encontrar Minas Terghen.

Otro grupo partió ya hace días, y es el de los silvanos encomendados a envenenar los acuíferos orcos. La operación estuvo a punto de no realizarse, ya que los elfos no estaban muy conformes a envenenar el río, y con ello el bosque, los animales, y todos los seres que se sirvieran de esas aguas pasadas las montañas. Pero Arwen, ayudada por un mapa, sugirió dos presas en lugares estratégicos, donde retener el agua y purificarla por medios mágicos, lo que no supondría un mayor problema.

El plan era sencillo. El ejército élfico atraerían a las huestes orcas hacia el punto de encuentro, el cañón. Gandalf interceptaría en dos puntos definidos anteriormente a los orcos, causando desprendimientos y diezmando sus tropas. Los montaraces se unirían a los elfos en el cañón y aguantarían el ataque de los orcos lo que fuera posible, retirandose al bosque en el caso de estar en clara desventaja. Durante ese tiempo, el grupo de Glorfindel y nuestros héroes se infiltraría en Minas Terghen, a fin de encontrar el medallón y tratar de destruir a Narghaash. Las fichas estaban en movimiento. Comenzaba la partida.

Glorfindel guio a sus hombres a través de las montañas, tres jornadas de duro viaje en solitario, siempre tratando de no ser descubierto, avanzando con sigilo y precaución, pero sin mucho que temer, pues no se encontraron ni con un sólo orco en todo el trayecto. Pronto los expertos montaraces encontraron tal cantidad de rastros orcos, que parecía un camino señalizado hasta Minas Terghen, y al quinto día la vieron. No era de extrañar que hubiera pasado desapercibida hasta ahora, pues sólo un tejado picudo de pizarra sobresalía unos metros de la roca, y se confundía totalmente con el entorno. Sólo tras un buen rato observando el lugar donde coincidían todos los rastros terminó por revelar la ubicación de la torre.

A pesar de tanto rastro, que indicaba un movimiento muy grande de tropas, el lugar estaba muy tranquilo, aunque se pudo ver a algunos guardias en los alrededores de la torre, unos orcos cubiertos con pieles y algo distraidos. En concreto había tres, y estaban juntos en lo que parecía la entrada a la torre. Los alrededores eran muy abruptos, y sólo un camino llegaba con cierta comodidad a la torre, siendo éste el vigilado. Para aproximarse por cualquier lugar que no fuera el camino haría falta bastante habilidad escalando.

Narmo había pasado los días de caminata más meditabundo y encerrado en si mismo que de costumbre, completamente concentrado en la consecución del objetivo que les habían encomendado, no se podían permitir fallar pues muchas vidas se iban a perder en la batalla del cañon que serviría como señuelo. Tras varios días de viaje, el grupo por fin divisó la torre y se paro a contemplarla unos instantes antes de aventurarse a lanzar posibles estrategias de entrada, Narmo contempló los riscos próximos a la construcción y habló para sus ya compañeros...

-Creo que sería capaz de acercarme escalando por esos riscos para neutralizar a los guardias, podriamos hacer un par de gurpos de avanzadilla con los más sigilosos para acercarnos, un par de ellos podrían ir por los riscos y colocarse primero, desde allí podemos proporcionar apoyo con los arcos y observar a otros que podrían acercarse con las capas por abajo, si vemos que son descubiertos antes de tiempo intentaremos acabar con ellos nosotros ... de esta forma les será más dificil a los guardias dar una posible alarma-

Solo era una posibilidad, el elfo lo había propuesto para que el grupo lo discutiera...

- Aunque me parece una estupenda idea la de Narmo para acabar con los orcos - Jabien toma la palabra - ¿no os parece muy extraño que todo el asentamiento orco, incluido su jefe con un poderoso artefacto, esté protegido por 3 simples orcos? , sé que los orcos son estúpidos, peroooo .... ¿tanto?.

Después de una pausa el bardo continúa

- No conozco mucho la costumbre de estas criaturas ¿suelen tener trampas protegiéndoles?.

-Zeñó bado ¿Uzté pondía una tampa en la calle mayó de Bree? ¡Clado que no! Tedminadía cayendo en ella algún tontuelo dezpiztado -indica Gregori, que no tiene ni la menor idea de lo que está hablando- Pod el camino picipal no cdreo que haya tampax, y zubidze a un dizco pod donde no va nadie pada cava un oyo, dizimulalo y dezpué lagace, ezo zi que zedía tonto hazta pada un hobbyt. Aoda ¿Dento de la tode? Ezo ya ez hadina de oto codtal.

Gregori se quita una cuerda del petate.

-Zeñó Nadmo -sigue diciendo el mediano, pues tras su estancia con los elfos se ha vuelto mucho más educado y refinado- Le cubidé la ezpalda dezde aquí con mi azco ¡Buena zuedte!

Al bardo todavía le cuesta horrores entender lo que dice el hobbit, sin embargo lo que cree entenderlo parece coherente. Aun así no las tiene todas consigo.

Son las 15:00 y el tiempo es frío, aunque la nieve no ocupa la zona de las montañas en la que os encontráis, siendo reservada en esta etapa del año para las cumbres. El viento frío azota vuestras caras, y la niebla húmeda entumece los huesos, cuando observáis la torre y sus alrededores, encontrando la manera de darle asalto.

Tras la torre se puede ver con dificultad una reserva de agua, de extraño color verduzco, y una cascada al fondo. También se ve una estructura de madera en las montañas tras la torre, pero la niebla hace que no podáis afinar mucho desde la zona en la que estáis.

El terreno es muy escarpado, el camino de acceso a la torre es complicado, y el resto muy muy difícil de caminar.

El enano escucha con atención las palabras del elfo... si, si, con atencion, algo de respeto le ha cogido tras su paso por Rivendel... y tras él, escucha al simpatico e imcomprensible mediano... Harto de tanta palabreria erupta lo siguiente...

- Albricias!!!! Son solo tres asquerosos orcos!!!!  Vayamos con todo!!! Cortemosles sus cabezas!!! Y entremos a por ese cacique y su dichoso amuletito!!!!! dice enarbolando su imponente hacha, aunque sabiendo que su idea se perderia en la nada como otras tantas veces....

- Grrrr!!!!!

 - No deberíamos darles oportunidad de huir y llamar a sus mas que posibles congéneres. Con lo cual no descartaría tampoco la táctica de Tosur de ir directamente a por ellos, aunque el terreno no es que sea favorable para una carga directa. 

Rotengon observa la situación , su mejor arma es el sigilo y permanecer oculto el mayor tiempo posible para sorprender al enemigo y acabar con él sin que se entere .

Narmo estoy contigo , lo mejor es permanecer ocultos el mayor tiempo posible y sorprender a esos guardias , podemos escondernos los mas sigilosos y los que vayan a ser descubiertos que se hagan notar , que llamen la atención y los escondidos acabamos con los guardias .

El elfo escuchó las diferentes opciones que dieron sus compañeros, mostrandos bastante de acuerdo con lo que ha propuesto -Entonces dadme un poco de tiempo para que pueda flanquearlos y pueda obtener una posición desde la que os pueda cubrir, de lo contrario, si os ven antes de estar colocado, no servirá de nada que yo ande por las rocas...- Narmo se preparó calentando un poco las manos y se encaramó a la roca, preparado para la escalada. Con habilidad, comenzó a avanzar rápida pero cuidadosamente hacia su objetivo, uno de los salientes que le permitieran disparar a los guardias que custodiaban la entrada de la torre.

Narmo estaba en lo cierto y Adrahil asintió mientras valoraba la opción del elfo.

—Iré contigo en el grupo de avanzadilla Narmo. Y cualquiera que sepa disparar un arco y mantenerse lejos de la vista de los orcos debería venir también. Todavía tenemos el sol de nuestro lado, no olvidemos que son orcos y la influencia del día sobre estas criaturas.

Se giró hacia el grupo y miró a Tosur firmemente.

—Maese enano. Ahora mismo vemos tres vigilando la puerta pero debemos ser prudentes. Si nuestro ataque no es certero pueden dar la alarma y este lugar se puede infestar de orcos en poco tiempo. Eso podría ser una ventaja si supiéramos cuantos hay en el interior ya que dispondríamos de una ventaja posicional y además de la luz del día para ayudarnos, pero sin saber cuantos orcos aloja ese lugar creo que no es conveniente arriesgarse.

En un instante Narmo emprendió la marcha y Adrahil lo siguió con habilidad.

Rotengon preparo su honda con cuidado , y se dispuso a seguir a los dos grandes que avanzaban para esconderse , el pequeño hobbit iba algo mas lento , pero eso le servia para mantenerse distante a ellos por si los descubrían los orcos .

Iré yo también , soy mas útil con la honda y sorprendiendo que en combate cerrado . Dijo serio el pequeño hobbit .

El hobbit se encamino hacia la parte de arriba buscando esconderse entre las rocas y los pocos matorrales que se encontraba , se embozo en al capa de los elfos esperando que esta le proporcionase la cobertura a las miradas indiscretas en los lugares en los que no encontraba abrigo .