Partida Rol por web

 Bueno, no sabías que era su amiga, ni siquiera conocías a María. ¿Te sientes culpable? ¿Son remordimientos lo que te empujan a actuar así? 

 Julian se levanta, se acerca a una de las estanterías y saca un libro, parece una novela, una edición no excesivamente lujosa. 

 ¿Has leido a Hemingway? Su vida un tanto estrambótica y deprimente, siempre persiguiendo la guerra, como el hambre o la enfermedad. Pero su obra... tan llena de vida, tan cruda. 

 No me quiero ir por las ramas, veo que estás preocupado por esa chiquilla, la Giovanni en coma, quizá si me la trajeses podría averiguar algo, o sería incluso mejor que se la lleváseis a Ágata. 

-¿Han hehco alguna pelicula de ese tal Hemingway?

Digo mientras me pongo en pie

-No te confundas, no es sentimiento de culpa... se trata digamos... de "codigo de honor Lasombra", le debo una.

Voy recojiendo mis cosas por el piso.

-Gracias por ayudarme a decidirme con este asunto, te mantendré informado. Y ahora si no requieres nada más de mi...

Saco mi pastillero y reparto algunas de ellas a las chicas. Supongo que animarlas un poco mas no será malo.

Verá Sr. Toni, su familia tiene fama de saber tratár con espiritus, y una amiga ha sido atacada por uno y estaba buscando alguien que nos pudiese ayudar con ello. - Me encojo de hombros- Si me ayudase en eso, podria ayudarle yo en casi cualquier cosa, tengo contactos, o incluso podria ayudarle con unas propiedades que tiene que he visto que no dan los beneficios que debieran... Me he permitido el descaro de informarme sobre usted.

Me tomo mi tiempo antes de responder a mi interlocutor. Miro fijamente a los ojos a Saul y despliego la mejor de mis sonrisas. Al hablar queda patente que elijo cada palabra antes de dejarla salir.

Tienes agallas Saul , eso no te lo voy a negar, de hecho, voy a pensar que eres sincero y tienes agallas en lugar de que eres un arrogante inconsciente que se dedica a husmear en los asuntos de la familia Toni. ¿Mi familia fama de tratar con espíritus? Has hecho mal tus deberes, Saul, mi familia estaba compuesta de verdaderos artistas. Eran nigromantes, no charlatanes de feria, y eso les costó la vida.

Miro sin ver a través de la ventanilla, me tomo unos segundos y vuelvo a retomar mi sorisa cuando me dirijo a Saul.

Mi hermano Enzo podría haber hecho bailar a ese inoportuno espíritu que ha atacado a tu amiga, pero yo soy tan malo invocándolos que a veces creo que los fantasmas no existen.

¿Sabes Saul? Alguien menos comprensivo que yo podría haberse enfadado por haber estado removiendo en la memoria de la familia Toni, por señalarme con el dedo para que cualquiera de los Giovanni que repudió a mi familia o cualquiera de los Camarilla que los aniquiló haga lo mismo conmigo. Mi padre te hubiera mandado decapitar y mis hermanos hubieran mandado una legión de espíritus tras de ti. Pero yo no soy mi padre... ni mis hermanos.

Me acomodo en el asiento de la limusina y cruzo los dedos antes de seguir hablando con Samuel.

¿Tienes contactos Samuel? Yo también. ¿Puedes ayudarme a que unas propiedades mías den más beneficios? Vaya, tal vez mi limusina no te ha parecido lo suficientemente grande, pero tengo a gente trabajando para que mi fortuna crezca y crezca cada día. ¿Qué es lo que me ofreces entonces, Samuel? Nada de nada.

Aun así, estoy dispuesto a haceros el favor a ti y a tu amiga, aun a cambio de nada. He venido a esta bella ciudad a hacer amigos, no enemigos. Tengo algunos libros en mi casa, regalos olvidados en el desván, ya sabes, y no me importaría echarles un vistazo. Eso sí, ya que yo te hago generosamente este favor, espero que, si alguna vez, yo te llamo para que me hagas uno a mí, tengas el buen gusto de no negarte.

En cambio de tu amiga quiero aún menos, simplemente conocerla. Y sólo conozco dos maneras de hacerlo, viéndola desnuda, o en una cena. Por supuesto, yo invito.

Golpeo dos veces el cristal que nos separa del conductor para que pare la limusina.

Bien Saul, seguro que si queréis que os haga ese favor tu amiga y tú sabréis donde encontrarme. Ahora las chicas y yo seguiremos la fiesta, pero tú...  te bajas aquí.

Siento lo que le ha pasado a su familia, Sr Toni, pero como comprenderá no iba a venir sin al menos enterarme de algo sobre Ud para poder negociar. -Sonrio- Lo de sus posesiones no era tal vez por el dinero, sino por si queria saber que le pueden estar sablando unos cuantos miles de dolares a la semana, por si queria hacer algo al respecto. Y en lo que respecta a nuestro asunto, estoy muy agradecido de que halla aceptado mi ofrecimiento e intente hacer algo, y supongo que mis amigas tambien.

 Me despido de las chicas y de Luca, saliendo de la limusina a continuación.

Avanzando lentamente por la acera, me alejo por la calle mientras escribo algo en el movil.

De Vernius

Puede que tenga ayuda. Mañana quedaremos con el y veremos si puede hacer algo. ¿Algún cambio en Cynthia?

 No, no te preocupes. Perdona si no te acompaño hasta la puerta pero estoy algo cansado hoy. 

 Espera a que estés practicamente en el ascensor. 

 No dejes de venir a contarme como evolucionan las cosas.

 Mientras se cierran las compuertas del ascensor ves como Julian se recuesta sobre el butacón y comieza a leer el libro que ha cogido de la estantería. 

 Las dos chicas han estado la mayor parte de la conversación yaciendo sobre tí, sin moverse demasiado y apenas articulando palabra. A tu izquierda Samantha una veinteañera que aprovecha su cuerpo de diez para salir seis noches a la semana a expensas de los demás y los lunes dormir sobre su propio vómito en un cuchitril en el Soho. A tu derecha Claudia una columnista que lleva casi veinte años moviendose por la ciudad, se ha convertido en un referente en cuanto a pasarlo bien se refiere, siempre y cuando estés de acuerdo con su moralidad gris. A pesar de sus treinta y tantos se mantiene bastante bien, y sabe jugar sus cartas. 

 Ambas se alegran cuando escuchan que la conversación se está terminando, no ha prestado mucha atención, no estaban en condiciones para ello, es como si vieran un viejo programa de televisión sin voz y desde la cocina. 

 El coche se para, Saúl intenta ¿disculparse? ¿defender su orgullo? pero termina bajándose rápido y alejándose aún más.

 Claudia levanta la mano vagamente como señal de despedida, Samantha no se molesta, está demasiado ocupada intentando acariciarte, al menos ella cree que lo está haciendo, sus movimientos son torpes, algo patéticos y descontrolados. La otra chica busca algo en su bolso, saca una especie de pintalabios, sin destaparlo gira la parte de abajo sonando un pequeño chasquido, al levantar el capuchón vislumbras el centelleo de un pequeño espejo, del tamaño de una uña. Destello que no tarda en llevarse a la nariz, aspiración, chasquido, aspiración y de vuelta al bolso. 

 Como si de un elixir mágico se tratara, en cosa de pocos minutos, incorporándose sobre el asiento y tan animada como si recién saliéseis de la discoteca, pregunta por la próxima parada. 

El recordar a Enzo me ha hecho daño, más de el que me gusta admitir. Si pudiera llorar, puede que lo hiciera.

La conversación con el tal Vernius me ha puesto furioso. Hablar de la familia Toni debería ser caro, pero antes o despues conseguiré que la gente sólo hable de ella en voz baja, cuando mi venganza se consuma. Ahora debo seguir manteniendo la farsa. Golpeo de nuevo el cristal para que la limusina siga su camino.

Invoco la sangre del último cadaver del que me alimenté y pongo erecto mi miembro viril. Me abro la bragueta.

La siguiente parada es esta.

Aparto a Samantha y agarro a Claudia, la tumbo boca abajo sin muchos miramientos, le subo el vestido y le arranco la ropa interior.

Si no me gritas pidiendo más, te cambio por tu amiga.

Y la penetro salvajemente. Una, dos, tres, todas las veces que ella me lo pida, y cuando no lo haga, cumplo mi amenaza y hago lo mismo con Samantha. Gasto la sangre que sea necesaria hasta que toda la rabia de mi interior se haya calmado. Cuando termino les pido que se besen y se toquen para mí si es que quieren ver mi apartamento por dentro.

Saco de la nevera una botella de espeso vino tinto que sólo puedo tomar yo y disfruto del espectáculo mientras sopeso la posibilidad de que Goldman esté siendo tan estúpido como para robarme.

Necesito rodearme de gente de confianza. Necesito saber quién diablos es Saul V. Vernius. Necesito un investigador privado que no esté comprado por Goldman.

Me visto antes de llegar a mi partamento y entro con las chicas, saludando a mi paso a los chicos de seguridad. Le pregunto a Samantha y Claudia si quieren ver algo de arte, dar un paseo por el edificio o descubrir el color de mis sábanas de seda. Sea como fuere, invito a que se queden a dormir, disfruto de su compañía hasta que se quedan dormidas, luego me voy a mi sala de estudio y me pongo a estudiar el libro que me regaló Enzo hasta el mismo amanecer.

Nose, que hace un tipo como ello teniendo como confidente a Julian...

Voy sacando el movil

Supongo que precisamente es debido a lo diferentes que somos.

Salgo a la calle con el teléfono en la mano, marcando el número de María.

Piezas, ¿qué pasa? ¿Se te han caido las orejas? Ya te he contestado a....

Piiip. Piiip. Piiip. Teléfono. María lo deja sonar unos segundos mientras contesta a toda velocidad a Puzzle.

a ambas preguntas: Quería el diario y yo no hago tratos con setitas. Ponte cómodo, será un segundo, es nuestro amigo Samuel.

Descuelgo el teléfono. Mientras le invito a sentarse en el sofá. Cuando miro mi móvil descubro un mensaje de Saúl.

Lo leeré más tarde. 

¿Samuel?

-Hola María. ¿Te piyo en mal momento?

Verás, quería quedar contigo si podía ser y que me contaras como está Cynthia y me aclararás un par de cosas de este asunto.

¿Te parece bien?

No estaría mal que quedásemos. ¿Sabes llegar a mi refugio?

No estaría mal que quedásemos. ¿Sabes llegar a mi refugio?

Digo mientras miro a Puzzle moverse por mi salón.

¿Su refugio? ¿Tanto confía en mi? ¿O acaso no le preocupa que cualquiera sepa donde descansa?

Me voy metiendo en una boca de metro.

-No, no se llegar María... pero si quieres podemos quedar en otro sitio... como el lugar del parque donde me entrenas... Bueno, no se, como tu prefieras. Estoy a tu entera disposición. 

De acuerdo. Asiento. En el lugar donde entrenamos. Dentro de una hora.

Acabo de quedar con nuestro amigo común.

Cuéntame piezas, ¿por qué estás tu aquí?