Partida Rol por web

Iridium; Tucson

14 de Septiembre, 2001 - 03:16 am

La imagen se tambaleó hasta que alguien la enganchó bien al trípode. Todo estaba en una escala de grises oscuros en la que resultaba casi imposible discernir algo. Entonces dieron la luz. La pantalla se quedó en blanco por un instante, y después empezó a desdibujarse la silueta de una niña rubia con la cabeza colgando hacia abajo. Decir que estaba maniatada era ser muy benevolente: colgaba del techo por las manos, usando cadenas gruesas por cuyos eslabones habían introducido una varilla de metal atravesándole también las muñecas para mantenerla suspendida. Cada balanceo debía ser terriblemente doloroso.

Lo más impactante es que se trataba en apariencia de una niña, y por mucho que quisiera obviar aquello sólo podía darse cuenta de lo frágil que parecía aquel diminuto cuerpo ya maltrecho. Los cortes y heridas se sucedían, y todavía conservaba los dedos, pero sus piernas pendían de una forma antinatural, con los pies apuntando en la dirección errónea.

¿Quieres decir algo? Tus amigos te están viendo, dijo una voz gutural y distorsionada tras el objetivo y que carecía de mofa alguna. ¿No?

Por primera vez el objetivo apareció en pantalla. Obviamente cubierto, aunque se le distinguía como un varón de buena estatura y algo corpulento. Se acercó con una barra metálica en la mano y sin pensárselo dos veces bateó arrancándole un grito atroz. Maeves se balanceó en el aire con virulencia y Darryl jamás había deseado con tanta fuerza poder sujetarla. Tardó casi un minuto en poder respirar con algo de normalidad, y con un feo chasquido una de las piernas regresó a su estado natural.

No vas a tener reservas para sobrevivir a esto. Deja de esforzarte. Nadie sabe dónde estás.

Con gran pesadez, Maeve levantó la cabeza por primera vez hacia la cámara. O más bien hacia lo que había tras de esta. Le faltaba un ojo y tenía el rostro hinchado y ensangrentado.

La Hermandad te va a arrancar la piel... a tiras... cuando te encuentre...

Para entonces ya será muy tarde. Estaréis todos muertos. Se escuchó de fondo el sonido de un mechero. Vuestro linaje está acabado. Roxane no os va a sacar de esta: No ni tan lista como Anthony ni tan víbora como tú.

Maeve no dijo nada, y los siguientes minutos del vídeo mostraron cómo aquel cabrón se deleitaba amputándole diferentes dedos después de rompérselos.

En la sala, Ronal permanecía en su sitio con una botella de licor casi acabada, bebiendo como si fuese agua. Tanto él como Roxane soltaban lágrimas de vez en cuando, mascullando improperios y apartando la vista. Cassidy parecía sencillamente horrorizado, y permanecía en silencio porque Roxane le había amenazado con empalarle si no cerraba la puta boca. Al final, se había levantado con la mandíbula desencajada sin parecer llegar a comprender qué demonios estaba pasando.

Entonces algo se escuchó en el vídeo. Una mezcla entre una carcajada y un gruñido que siguió de un aullido lleno de jolgorio. Maeves levantó la cabeza mirando hacia algún punto más allá de la cámara. Era difícil distinguir su expresión, o qué se le podía estar pasando por la cabeza.

¿Has tenido problemas para traerla? preguntó una voz femenina y agradable.

Maeves emitió un sonido irreconocible que bien podría tratarse de un esfuerzo por seguri respirando. Lo hizo varias veces hasta que logró escupir.

Traidor... Traidor... ¡Traidor! gritó, dejando caer la cabeza de nuevo tras el esfuerzo de escupir aquellas palabras. Lobos... sollozó Eres... un traidor... 

Se llama superviviencia, hija.

Veo que se resiste.

Sí. Es pequeña pero aguanta.

No... tienes derecho... a... Nada... de lo que hagas te... salvará de esta, Brian...

-¿Brian? -musitó Roxane.

-No tengo ni idea de quién es -admitió Ronal con el ceño fruncido.

Cassidy negó con la cabeza desde la parte de atrás, mordiéndose el pulgar con insistencia.

No me hace falta. Para cuando se den cuenta ya será demasiado tarde, Maeves. Lo siento.

¿Acabamos con esto, por favor? pidió la voz femenina, que no parecía muy contenta con todo aquello.

Vamos. Di adiós, Maeve. Seguro que tienes ganas de reunirte con tu padre.

¡No! Maeve se removió como pudo, algo que le arrancó más quejidos. Las dos figuras se acercaron entrando en escena. Una de ellas portaba algo y de repente todo se iluminó por las llamas del fuego que abrasaban directamente el cuerpo de Maeve.

En algún punto, el dolor fue tal que desfalleció, y Ronal apagó la tele.

Maeves Ogden no significaba nada para él y hasta prácticamente aquel momento la hubiese preferido muerta que andando. Pero aquel video sencillamente fue demasiado para él y aunque mantuvo la vista el mayor tiempo posible no pudo evitar que los ojos se le llenaran las lágrimas. No era empatía, no era lástima, era pura angustia de sentir la impotencia de que se les había escurrido entre los dedos, la única persona que podía haber arrojado algo de luz en aquel asunto se había desintegrado en una de las furgos de los Brothers of Mayhem.

Pero aun así, y con unas ganas tremendas de vomitar todo lo que había cenado y todo lo que había bebido no dejaba de fijarse en todo: el lugar, las voces, cada ruido que pudiese notar y le indicara cualquier información que le llevara hasta los hijos de puta que estaban tras la cámara. Había una mujer, el tipo corpulento y quizás alguien más, pero estaba claro que al tipo era alguien a quien habían intentado ocultar bien... y su hombre. Tenía que ser su hombre.

Cuando el fuego comenzó a consumir a Maeves y el video fue parado por Ronald, Darryl bajó la cabeza para apoyar los brazos en las rodillas y taparse el rostro con las manos. Aquel jodido video iba a perseguirle en sus peores pesadillas y aunque posiblemente fuese lo más crudo que había visto nunca... no podía desfallecer, pues si lo hacía corría el riesgo de que Raven pasara por el mismo destino que aquella cría y eso sería algo que jamás podría soportar.

- No... no tengo ninguna prueba... pero ese tipo corpulento, el de la voz muy distorsionada... me ha recordado a Paul. - soltó, con la vista perdida en algún punto del suelo - Es obvio que tienen a un perro con ellos y... dudo que sea alguien de fuera. Tiene que ser él, o Merten. No se me ocurre otra cosa... -

El silencio prevaleció durante algo más. Fuese o no fuese, en aquellos momentos no estaban en una situación donde fuesen capaces de actuar, y eso fue lo que Ronal puso sobre la mesa una vez vació el vaso del todo.

-Ellos son... ¿cuántos? ¿Cinco? No tenemos nada que hacer hasta que la Hermandad no esté aquí... Si llega -explicó en tono sombrío, levantándose con un leve desequilibro para alcanzar otra botella.

-Deja de beber, Al -pidió Raven con un hilo de voz. Seguía hundida en el sofá, completamente inmóvil y más pálida que de costumbre. Por las mejillas le quedaban rastro del maquillaje.

-¿Y qué hago entonces? No hay nada que hacer. -Descorchó y empezó a servirse más.

Para Cassidy, que no tenía lealtad ni obedecía del todo, aquello era una encrucijada muy fea. Se sentó de nuevo con un pie bajo las nalgas.

-No tengo mucha idea de qué es la Hermandad. ¿Son como la caballería?

-Ojalá. -bufó Al.

-Aunque lo fuesen... sin pruebas contundentes no arremeterían contra una manada entera. Es... estamos con las manos vacías.

- No creo que la manada al completo esté implicada. - dijo Darryl con seguridad en sus palabras. No tenía pruebas, no, pero era una corazonada - Sea lo que sea, tiene que estar haciéndolo a espaldas del resto... -

¿Cómo podían descubrir si realmente era él quien estaba tras todo aquello? La simple idea de que así fuera le aterrorizaba, pero no tenían mucho más.

- La Hermandad puede estar ya aquí o no. Sea como sea, hay que solucionar este asunto y no esperar al puto Espíritu Santo para que solucione este marrón. Al, deja la puta bebida de una vez o vas a acabar como Maeves... y además te lo merecerás, por imbécil. - quedarse lamentándose no era ni por asomo lo que el ghoul haría en ninguna situación. Se levantó para no estar sentado como un carcamal y dió par de pasos por la sala - Tenemos una matrícula, tenemos una empresa de envíos y un número de seguimiento. Siento de verdad lo que le ha pasado a Maeves, pero lamentaos de lo ocurrido cuando no tengáis la jodida Espada de Damocles encima de vuestras cabezas no-muertas. Si no actuamos seguiremos bailando su juego y hará lo que quiera con todos nosotros, hay que ir un paso por delante. -

Ronal iba a decir más que un par de cosas, pero Roxane levantó la mano. No habló; en su lugar guardó silencio con las manos cruzadas bajo la barbilla. Seguía pareciendo igual de consternada, y lo estaba, pero tenía que ponerse en funcionamiento y en aquel momento era sencillamente incapaz.

-Quiero que os vayáis. Todos. -Y no era una petición, precisamente-. No estamos seguros aquí, y necesito pensar cómo vamos a llevar esto. Cassidy, no tienes permiso para largarte como si nada y si lo haces me encargaré personalmente de perseguirte y cortarte la cabeza. Dijíste que estabas al servicio: demuéstralo. -Se levantó-. Los Refugios no nos valen, y este local tampoco. Buscaros otro sitio donde pasar la noche y los próximos días.

- Entendido. - aquella sí era una buena idea, y se alegró de que Raven reaccionara por fin. Sacó su teléfono para enviarle un sms a Doggy y Dimitri para indicarles que saldría para allí en cosa de cinco minutos y que había noticias. La cosa estaba muy, muy cruda... pero al menos la mierda comenzaba a salir del agujero. - Intentaré descubrir algo con lo que he visto en el video... pero ahora mismo nuestra relación con la manada tampoco es como para tirar cohetes. -

Sacó un cigarrillo y se lo llevó a la boca, pero no lo encendió por el momento. Buscó la vista de Raven antes de echar a andar para salir de allí y salir por la puerta de las cocinas para coger la moto. - Tened cuidado. -

-Te acompaño fuera. Esperad aquí -les dijo a sus compañeros mirándoles brevemente antes de echar a andar hacia la puerta tras Darryl.

El ghoul podía sentir como poco a poco iba alzando aquella muralla sin la que ahora mismo le resultaría imposible sobrevivir. Todos tenían demasiado en aquel momento como para reaccionar con propiedad, y las cosas no parecían ir a mejor de ninguna de las maneras. Era un castillo de naipes deshaciéndose, y todavía no sabían quién estaba soplando.

Fuera, el local ya estaba cerrado de modo que las luces del pasillo estaban apagadas y en silencio, y lo mismo ocurría con la cocina, por donde iban a salir. Raven dio la luz y le hizo una seña para que esperase.

-Darryl. Me da igual si quieres como si no. Si pasa algo, quiero que tengas todas las posibilidades de salir con vida -empezó a decir mientras habría varios armarios hasta dar con una bolsa de plástico de la que sacó un botiquín. De él extrajo el equipo necesario para extraer sangre: aguja todavía en su envoltorio, varios frasquitos, etc. Le miró de reojo mientras se remangaba, seria y esperando una réplica.

En aquel momento el ghoul no podía recriminarle que formara aquella coraza a su alrededor para seguir adelante: era necesario por su bien, por el de él mismo y por el de su gente, así como por todo lo que había estado haciendo desde que llegó a Arizona.

Cuando ella le pidió que esperase se quedó parado con la cabeza ladeada, atento a ver qué quería. Cuando dijo aquello y sacó el botiquín frunció el ceño, aunque no se quejó. - ...de acuerdo. Lo último que quiero es ser tu talón de Aquiles, Raven. Gracias por ésto. - dijo respecto a la sangre, acercándose un poco pero dejándole espacio para la extracción - Pero por lo que más quieras... tú también sal con vida de esto, ¿quieres? -

Raven asintió a falta de algo más que decir. Claro que no quería morir ni pretendía dejarse cazar, pero ya no dependía tanto de ella como de lo listos que fuesen todos sus aliados... y sus enemigos. Con destreza, se ajustó una goma en el brazo preparó la aguja, palpándose la vena hasta dar con ella. Parecía haberlo hecho mucho, aunque para Darryl era la primera vez. Desde el primer momento, Darryl había bebido de su propia carne, no "en botella". Pero aquella noche ya había ocurrido suficiente como para divagar sobre ese asunto: así era más fácil para ambas partes y ligeramente más impersonal.

El proceso tardó algo más de un minuto hasta tener el botecito lleno. Después cogió un algodón para limpiarse la marca, aunque ya no había herida, y le tendió el frasco.

-Estaré pendiente del móvil. Si se me ocurre algo esta noche te avisaré. Hum. Llámame cuando llegues, solo para saber que estás bien.

- Lo haré. - dijo, cogiendo el frasco y parte de su mano y acercándose a ella para darle un breve pero sentido beso en los labios antes de separarse, impotente ante la imposibilidad de quedarse con ella. Sabía que sería una carga para ella y que en un apuro ella quizás pudiera huir a toda prisa, pero él no. - Te quiero. -

Y con el frasco entre las manos giró para salir de allí y coger la moto, deseando que aquella no fuese la última vez que la veía. Tal y como estaban las cosas aquello podría ser perfectamente verdad y no había sentido tanto miedo desde hacía dias. Salió por la puerta de servicio para llegar hasta la moto, montarse en ella y arrancarla para tomar camino al Clubhouse de Lake Atwood. No quería ni imaginarse lo que podría pasar a lo largo del día siguiente.

Contra todo pronóstico, Darryl llegó sin ningún altercado hasta el Club House, desde donde avisó a Raven de que había llegado sin problemas. Igual que hacía varios días, la alarma había saltado y varios de los conocidos estaban en el local ocupando el salón y el comedor. Algunos dormían como podían y otros estaban reunidos charlando en voz baja. De los members, tan solo Maxwel y Mark estaban presentes, acompañados por Oscar y Lena, que fumaba tranquilamente, en una de las mesas junto a la cocina. También localizó a Christopher de casualidad, tirado en una butaca durmiendo la mona en una posición bastante incómoda.

Doggy le hizo una señal para que se acercase.

-Me alegro de verte entero -comentó Oscar, palmeándole el costado.

-¿Cómo se han quedado las cosas? -quiso saber Max, aunque con Oscar y Lena delante no se podía decir mucho.

Allí las cosas parecían estar calmadas y era un gran alivio, pues estaba claro que el cabrón que estaba tras todo aquello también quería joderles a ellos de alguna manera. La explosión del almacén era un durísimo golpe para el club y de ese modo la alegría por ver a Travers de vuelta se había esfumado junto a todas las armas que poseían.

- Gracias, Oscar. - le sonrió algo cansado tras pasar toda la tensión del viaje. La paranoia se había instalado también en su cerebro y temía que a cada caso cualquier cosa se le abalanzara encima - Bueno... jodidas. -

Se sentó en el hueco que hubiera libre, cerrando los ojos y apoyando la espalda en el asiento como si no parado en semanas: aquello iba a matarle de agotamiento. - Aun así creo que tenemos alguna pista más de lo que ha pasado. Todo se verá. -

-Vaya...

Mark les miró a ambos, y después a Lena, quien enseguida entendió que su presencia sobraba allí.

-Si no os importa, voy a llevar a Christopher a su habitación. -Apagó el cigarrillo en el fondo del vaso que ya se había terminado-. Luego tengo que regresar a ver a mis chicas.

-Te acerco yo. Despiértame si estoy durmiendo -ofreció Mark. La madame asintió y le dio un beso en la mejilla antes de acercarse a la butaca donde el garou había caído muerto-. Por cierto, Travis se ha escapado. Bueno, "escapado". Alguien lo ha debido de soltar del almacén con todo el follón de la explosión...

- Joder. Pues... otro problema más a la ya gruesa lista de marrones que tenemos encima. Deberíamos buscarle: por un lado puede ayudar más a los que nos quieren ver jodidos, pero por otro no deberíamos andar mucho por ahí sin llevar cuidado. Mierda. - ahora pensaba que deberían habérselo cargado de inmediato

El viejo negó con la cabeza.

-Siéntate, anda. ¿Quieres algo para comer? Te traeré algo.

Y esa era la forma de mostrar apoyo de Oscar, procurando que los chicos tuviesen cubiertas las necesidades básicas ante cualquier tipo de situación.

Max negó con la cabeza al tiempo en que se pasaba las manos por la nuca resoplando.

-Lo que le he comentado a Mark es, ¿y si lo querían para algo?

-Yo creo que han aprovechado el golpe. Pero no creo que alguien como Travis le sea de utilidad a nadie. Es una rata traidora -dijo el President-. Igualmente, mañana pondré a Eliot a rastrear contactos. Pero no podemos esperar mucho y... No sé qué vamos a hacer sin armas.

- Gracias, Oscar. - no le vendría mal algo para el cuerpo, sobretodo porque no podía permitirse que le fallaran las fuerzas si las cosas se ponían peliagudas de verdad. Cuando el hombre se fue miró a Mark con gesto preocupado. - Yo sí creo que sirve para algo... quien sea que nos está jodiendo quiere cargarse a Ogden y a todo su linaje. Travis bebía de ella... y puede tener información. -

- Voy a avisar de inmediato, por si las moscas. - cogió el teléfono allí mismo y escribió un mensaje a la vampiro. Ellos no iban a quedarse en ningún refugio conocido, así que no estaban en un peligro inmediato... o eso le gustaba creer.

"Alguien ha liberado a Travis Preston cuando explotó el almacén. No sé lo que sabía de vosotros, pero creo que tenías que estar informada." fue todo lo que puso antes de dejar el móvil sobre la mesa y suspirar - Enviaron al Iridium un video... donde torturaban a esa cría. Había una voz distorsionada... que aullaba. Me temo lo peor. -

Mark frunció el ceño ante algo que dijo, pero no añadió nada dejándole espacio para mandar el mensaje.

-Entonces... -empezó Max, después de que mencionase lo del vídeo y tras una mueca asqueada-. ¿Crees que es la manada? ¿Que están empeñados en destruir ese linaje?

-Mira, Darryl. Sea o no sea, la están tomando con nosotros porque somos el punto débil aquí. No te va a gustar esto, pero si se han empeñado en ir a por ella y los suyos deberías pensarte entregarla antes de que todos acabemos muertos.

-¡Mark! -protestó Max.

-¿Qué? ¿Crees de verdad que tenemos una posibilidad en todo este montón de mierda? A veces hay que saber darle una patada a los sentimientos y hacer lo que te mantiene con vida. A ti y a los tuyos.

- Creo que la manada en si no tiene nada que ver... pero tengo mis dudas sobre si Paul o Merten pueden quererlo a título personal. Especialmente el primero. -

Las palabras de Mark, contra todo pronóstico, no sacaron de él aquella vena rebelde y de sangre caliente que normalmente una proposición así hubiera suscitado. Cuando Max protextó el ghoul alzó la mano en dirección al Treasurer, negando con la cabeza. - No pasa nada, Max. Tiene razón. Aunque ahora mismo te dijera que sí, no tendría manera de entregarla. No sé qué usan como refugio y aunque lo hiciera, antes ella ordenó a todos que se escondieran en sitios nuevos. Sé que ella confía en mi, pero dudo que pueda engañarla como para algo así y... ¿cómo cojones podemos hacerle llegar a ese cabrón el mensaje, si no sabemos quién es ni tenemos una pista sobre él? -

Resopló por la nariz, altamente frustrado por aquello. No, jamás entregaría a Raven, pero Mark le había dado una idea muy interesante. Quizás fingir una traición y entregarle a Raven en bandeja de plata... o al menos que eso creyera para hacerle caer en algún tipo de trampa y no solo descubrir su identidad, si no quizás acabar con él. Aunque la idea no era mala... dudaba que ni Raven ni Ronald o Cassidy estuvieran dispuestos a arriesgarse así.