Partida Rol por web

Todos respetaron su turno de habla, aunque pudo ver cómo Dimitri intentó cortarle varias veces para añadir algo.

-No sé si tú deberías volver, Darryl. -dijo con plena honestidad-. Creo que yo debería llevarles el mensaje junto a Chris, que cuenta con tu versión y la suya propia. ¿Estabas presente cuando la chica de Ogden dijo todo eso?

Chris negó con la cabeza.

-Pero hablé con ella y puedo poner la mano en el fuego diciendo que todo eso es cierto. -Miró brevemente a Darryl-. Aun así, creo que Darryl es el más indicado para transmitir su mensaje. Él lo escuchó de su boca y conoce los detalles.

La mesa se quedó en silencio durante unos instantes. Dimitri miró a Maxwell como pidiendo su opinión. Este, con la mano frotándose el mentón parecía estar debatiéndose entre una postura u otra.

-Sinceramente no lo sé. No creo que sea tanto nuestra elección como lo que decida el Club entero. Deberíamos esperar a que Mark y Eliot se levantasen por la mañana. Pero hay un problema, y es que mañana por la noche nosotros tenemos la entrega.

-Es cierto -apuntó Dimitri cayendo en la cuenta-. Varios miembros de la manada vendrán mañana por la noche para proteger el Club durante el supuesto intercambio. Pero el resto estaríamos haciendo la entrega. Y creo que si se va a firmar la paz deberíamos estar presentes todos. ¿Crees que se podría arreglar para pasado, quizá? Así también le damos algo de tiempo a ellos para pensar y aclararse la cabeza.

¿Por qué coño no estaba convencido de que el ghoul debiera volver? Darryl enarcó una ceja, suspicaz, pero Chris intercedió por él y no quiso añadir nada más. Aunque era cierto que si la manada sospechaba y decidía meter el hocico en la conexión que había entre Roxane Ogden y él... aquello era una mierda.

Esperó a que Maxwell opinara y sus palabras le parecieron bastante coherentes. - Tienes razón. Lo hablaremos mañana, y respecto a la entrega... tengo un número de contacto para concretar los detalles con uno de los criados de Ogden. Llamaré para decir que si puede ser la reunión pasado mañana, esperemos que no haya ningún problema con ello. - odiaba las casualidades, y que la entrega provocase el retraso de la firma un día más le ponía muy nervioso

No había mucho más que añadir; todos coincidieron en que se necesitaba la opinión del resto, pero se les veía con otra cara. Aquella era la primera posibilidad real y tangible de solucionar y acabar con el problema de una vez por todas. Y había sido gracias a Darryl. Con palpable nerviosismo pero el cosquilleo de la victoria en la punta de los dedos, el ghoul se fue a dormir satisfecho por primera vez desde que había llegado.

Club House, Lake Atwood

12 de Septiembre, 2001 - 07:06 am

No fue la alarma quien le despertó. Ni tampoco el haber descansado. De repente la puerta se abrió sobresaltándole, dejándole pendido entre el desperar y el duermevela, con una falsa sensación de irrealidad.

-¡Eh! ¡Walter ha despertado!

El aviso le sacó de la cama como si sonaran las sirenas de aviso de un bombardeo, pero cuando se encontró fuera del abrazo de las sábanas se quedó ahí, plantado y en calzoncillos durante unos pocos segundos antes de reaccionar.

- Joder. - consiguió decir con una amplia sonrisa en los labios. Cogió lo primero que tenía para vestirse de cualquier manera y salir a la parte de fuera, yendo hacia donde se encontraba Walter descansando pero sin entrar todavía para ver si había alguien más allí o era mejor dejarle descansar

El pasillo estaba concurrido, tanto que era imposible pasar a la habitación, que además estaba cerrada. Todos los members estaban allí reunidos, además de Janet, Laura y Oscar. Incluso habían sacado sillas y subido café que Oscar iba repartiendo en vasos de plástico. La hija de Walter era un mar de lágrimas, y entre Maxwell y Janet la estaban consolando. Entre sollozos, Darryl pudo apreciar una enorme sonrisa. Después de todos aquellos días había estallado.

Mark le palmeó el hombro al verle y le dijo que todavía no se podía pasar. El viejo se había despertado hace ya un rato y habían llamado a Abbie de inmediato, que estuvo en el Club en menos de cinco minutos. Ahora estaba dentro comprobando que todo estaba en orden, y les había despachado a todos con autoridad de médico. Se respiraba la alegría y excitación, y también los nervios, pero incluso el President sonreía, algo que Darryl no tenía claro que pudiese hacer. Christopher salió poco después de otra de las habitaciones para unirse al revuelo, y fue recibido con honores como “el que sobrevivió a los vampiros”. Las conversaciones se sucedían junto con los chistes, y tras cerca de veinte minutos en vilo, la puerta se abrió.

-Walter se encuentra en buenas condiciones, pero no convendría estresarlo ni agobiarlo. Todavía no está recuperado, ¿de acuerdo? Eso quiere decir que nada de asuntos del Club, y no más de tres personas en la habitación en cada momento. Ha sufrido mucho y se encuentra muy débil, y no conviene atosigarle. –Les apuntó con el dedo-. ¿Queda claro?

Laura fue la primera en pasar junto a Abbie, Oscar y Eliot –ellos se encargaban de los cuidados médicos al tener más experiencia. Después salieron los dos últimos y pasó Mark, que casi parecía a punto de llorar. Eso hacía casi una hora larga esperando, y al final Oscar los despachó ordenándoles que hicieran el favor de bajar al salón, que aquella no era la cola de la pescadería.

Todo aquello casi le embriagó de emoción, pero quizás por toda la marea de sensaciones que había vivido en tan pocos días le provocó una extraña sensación como de estar en una nube. Los lloros de Laura, la emoción contenida de Mark y la alegría general se sentía casi lejana, como si lo estuviera viendo desde fuera en una grabación. Cuando Oscar les largó de allí hizo casi sin rechistar, apenas asintiendo mientras volvía hasta el salón. Él prefería entrar solo para hablar con Walter, ya que de algún modo se sentía en necesidad de agradecerle, personalmente, no haber votado a favor de recuperar su parche de Member.

Tenía que tratar todo el asunto de la reunión y la entrega, pero la buena noticia de Walter podía trastocarlo todo más. ¿Para bien o para mal? Pronto lo descubriría. - Esperaré a que entréis todos los que queráis para hablar con el viejo. - le comentó a Dim, Chris, Max y todo el que quedase por entrar

El garou se sentó en la mesa de los más jóvenes (Max, Dimitri y Darryl), y dijo que él podía pasar antes. Aunque hubiese dado su vida por Walter, no es que tuviesen una relación muy extensa (todavía), pero por supuesto se alegraba de que estuviese bien. Poco después bajaron Laura y Abbie, que se sentaron junto a Janet. La hija del VP parecía otra a pesar de las persistentes ojeras y el aspecto descuidado.

-Ey.- Christopher si inclinó hacia Darryl mientras los otros dos Brothers iban a echar una partida a los dardos-. ¿Crees que es un mal momento para intentar hablar un poco con Abbie?

- Umh... - el ghoul lanzó una mirada de soslayo a la Parentela antes de volver a mirar al garou. Quizás ella estuviese cansada o algo por el estilo, pero no le cabía duda que estaría también alegre por su paciente y eso era algo que Chris podría aprovechar - Creo que es un momento perfecto. Oye. Cuando hablamos en el túmulo, me ofendí cuando dijo que no era capaz de hacer cosas importantes y le remarqué que le había salvado la vida a Walt. Eso pareció animarla un poco, pero ahora tiene mucho más motivo como para considerarlo un éxito, así que no te olvides de dejárselo claro -

Le dió una palmada en el brazo, esbozando una sonrisa. - Al lío. -

Chris esbozó una media sonrisa y le devolvió la palmada.

-No te preocupes. Tengo una idea sobre cómo abordar el tema.

Vació el vaso de café y se levantó para acercarse a la mesa, inclinándose ligeramente al lado de Abbie. Dijo algo y las tres sonrieron y respondieron con asentimiento mirando a la Parentela, que quedaba de espaldas a Darryl. Poco después se levantó y acompañó a Chris a la cocina donde les perdió de vista.

El teléfono sonó y Oscar se puso al auricular casi al mismo tiempo en que Mark bajaba por las escaleras. Parecía otro.

- Un momento. - les dijo a Dim y a Doggy antes de levantarse al ver a Mark bajar. Se acercó al President con una calmada sonrisa en los labios y mirando de arriba a abajo al otro Parentela. Realmente parecía otra persona, era cierto.

- ¿Cómo te encuentras? -
 

El President compartía las mismas marcas de cansancio y preocupación que el resto, como si se hubiesen corrido la juerga padre durante una semana entera. Probablemente ni eso les habría dejado tan tirados y hundidos como entonces. Pero Mark, igual que el resto, había recuperado algo inapreciable a simple vista que solo los hombres desesperados podían apreciar: esperanza. No era por la sonrisa ni el buen ánimo, sino aquel tintineo en el fondo de las pupilas, más allá de las palabras.

-Listo para patear culos. Ese viejales es inmortal -Respuesta simple y directa. Le pasó el brazo por los hombros zarandeándolo ligeramente-. Me han dicho que tienes buenas noticias. Cuando hayáis visto a Junior quiero escucharlas de tu boca.

Posiblemente de entre todos los miembros del Club, junto a Laura, ver así a Mark le hacía muy feliz, ya que posiblemente fuese el que más peso cargaba sobre sus hombros con todo el tema de la manada. Ahora parecía que iban a poder darle carpetazo también a ese asunto, dejar aquel error atrás y comenzar una nueva etapa con Walter y con Travers de vuelta.

- Te han informado bien. Vete ejercitando esos músculos de la cara, porque vas a recordar cómo se hace eso de 'sonreir'. - aprovechando que tenía el brazo de Mark en sus hombros le dió un par de palmadas en la parte baja de la espalda - Sea como sea, pronto también estará aquí Travers para celebrarlo. Voy a aprovechar para colarme y ver al viejo mientras estos juegan. -

Sin mucho más que decirle a Mark, con Chris charlando con Abbie y con el Treasurer y el Sgt at Arms jugando a los dardos, el ghoul aprovechó para ir hasta la sala donde Walter descansaba.

Desde la parte de arriba solo llegaba el eco de la celebración. Por lo demás, reinaba un frío silencio que ejercía de barrera entre el mundo real y todo lo demás. Darryl golpeó la puerta con los nudillos por respeto para después asomar la cabeza. Olía a cerrado y a viejo, una mezcla agria que se acentuaba en lo alto de la nariz bajo un olor acuciante a hierba. Allí, recostado en la cama con el torso desnudo y semivendado, respiraba con agudos gaspidos el viejo que le había mantenido a duras penas con el culo a salvo. La ventana solo dejaba colar algunas rendijas de luz amarillenta que le daban un aspecto enfermizo y un tono a su piel como de papiro. Su piel estaba cubierta de sudor, y junto a la mesita había una jarra de agua ya casi vacía y varios botecitos etiquetados de medicina, además de varios cuencos tapados con papel transparente con algún tipo de ungüento que debía ser cosa de Abbie.

-Me alegro de volver a verte, hijo -balbuceó Walter forzando una sonrisa desganada pero sincera. Estaba vivo, decían, pero había quedado reducirdo a mucho menos de lo que él era, y verlo consumido en una cama luchando por respirar, le quitaba a uno las ganas de seguir luchando-. ¿Cómo vas?

Verle allí postrado le arrancó de un plumazo toda la energía recuperada, pero en vez de dejarle vacío y triste únicamente quedó en Darryl una incómoda sensación de alegre cansancio. El ambiente era agobiante pero posiblemente aquel encierro tan estricto había sido uno de los factores clave en su recuperación. Abbigail había sido intransigente al respecto desde el primer día y eso la hacía una muy buena médico, aun sin tener titulación alguna. ¿Habría aceptado uno de esos dones de Gaia como le habían dicho o quizás había sido únicamente sus aptitudes?

- Y yo de verte a ti, viejo. - se colocó a su lado, pero prefirió no tocarle para no perturbar absolutamente nada más de lo que ya lo hacía su presencia allí. No pudo evitar verse en su lugar, pero en vez de lleno de vendas con sangre por todas partes, tirado entre la vida y la muerte fuera de una licorería cualquiera de Tucson. La sangre de Raven le había salvado pero a la vez le sentenció a aquella vida a la que no había podido renunciar: había sido el camino fácil. Por esa y por otras tantas razones Walter era muchísimo más fuerte que él - Te seré sincero: estaría mejor con algún que otro sabio discurso, pero Doggy no tiene pelo para que le salgan canas y Mark ha estado muy ocupado pegando gritos, así que necesito que te recuperes. -

Le devolvió la sonrisa, una sonrisa que por un momento se dejó empujar por todo el peso que había cargado aquellos días, bastante más del que inicialmente se esperaba cuando entró por primera vez en la sala de reuniones. - Espero poder darte una buena ristra de buenas noticias cuando te recuperes del todo, así que he estado dando el callo desde la otra noche. - el ghoul torció el gesto y abrió de nuevo la boca cuando algo se le pasó por la cabeza - Escucha, Walt... gracias por no levantar la mano en la reunión. Me costó mucho aceptarlo, pero hiciste lo correcto como siempre. Gracias. -

Walter emitió una risotada ronca, y en aquellos ojillos que luchaban por mantenerse abiertos le dieron las gracias.

-Alguien debería mirar por el bien de este Club sin estar atado con una correa -balbuceó-. Cuando tú tengas tantas canas como yo verás las cosas con más perspectiva. Los jóvenes siempre piensan que todo gira en torno a ellos como si fuesen el ombligo del mundo. Es la maldición de la juventud.

Y tenía razón, porque en aquel momento era imposible llevare la contraria.

-¿Cómo está Laura?

- Bueno, bien podríamos darle una chupa y un parche, porque ha demostrado tener más cojones que muchos de los moteros que he conocido hasta hoy. Es una mujer muy dura, más de lo que se ve a simple vista... ahora que estás mejor no tienes que preocuparte en absoluto. - buscó una banqueta o algo así para tomar asiento, recordando su última conversación con ella. Laura parecía no estar dispuesta a aguantar más que su padre siguiese en aquella vida. Darryl le había prometido ayudarla a sacarle de allí si las cosas no se solucionaban, pero aunque parecían haberse solucionado...

- Quizás no sea el mejor momento para hablar de ésto, pero lo ha pasado muy mal desde que lo que te ocurrió, y aun así ha aguantado como una jabata. Traigo buenas noticas para el Club y puede que muy pronto todo se solucione, así que si eso ocurre... me gustaría que te plantearas tu vida. Con ella. Si todo sale bien como creo que saldrá no deberías hacer tanta falta como hasta ahora... y harías a tu hija muy feliz. De verdad. -

Walter sonrió como lo haría cualquier padre orgulloso de sus retoños al saber que les iba bien en la vida, aunque aquel gesto se ensombreció con la segunda parte de su discurso. Era pena, decepción y culpa al haber puesto a su pequeña en aquella tesitura. Darryl no era padre (que él supiera) pero el desvivir de Laura por Walter era tan evidente y humano que era imposible de ignorar.

-Nah... Los hijos vuelan del nido. Ella debería olvidarse de este viejo carcamal y de esta vida, y buscarse un buen chico y ser una abogada excelente. -Resopló mirándose las manos-. Yo no puedo aportarle nada más que dinero para que pueda hacer lo que quiera, pero yo no tengo lugar en su vida. Ella es buena, Darryl, y nosotros somos hombres malos manchados del pecado. Mi sitio es este. Mi sitio es morir como un perro viejo.

- Te volveré a dar la brasa con esto en otro momento. La maldición de la juventud es muy real, pero también lo es la de la vejez. No dejes que agarrarte a ese pensamiento te aleje de tu hija, Walter. Además... puedes dejar de ser un pecador en cuanto salgas de esta vida de pecado. Dios no va aparecerse ante ti para ejecutar un castigo divino... y si lo hace algún dia, al menos que hayas disfrutado de tu hija y de una vida normal hasta que llegue ese día. - intentó ser lo más persuasivo posible, pero tampoco quería abusar de las circunstancias - Sólo piénsalo, ¿vale? Será mejor que vuelva abajo: tenemos que reunirnos. Me alegro otra vez de que hayas despertado, hermano. -

-Je. Procúrate tú una buena vida y no te preocupes tanto por los viejos. No cometas los mismos errores que todos los demás. Dile a Doggy que mueva el culo aquí arriba: tengo algo que decirle.

Alargó la mano para darle un suave apretón en la muñeca y le dijo que se cuidase, como siempre. Parecía un totem de protección.