Partida Rol por web

Su corazón ya palpitaba con fuerza, pero al ver aquella monstruosidad asomar por la puerta, sintió como el órgano que bombeaba la sangre por todo su cuerpo se desbocaba como un caballo perdido. - ¿¡¿¡Pero qué cojones!?!? -

Aquella valentía se esfumó por un instinto de supervivencia que le instó a darse la vuelta y a salir huyendo como alma que lleva el diablo.

La bestia rugió con la fuerza de cien tambores, atraída por el movimiento de una figura cercana y lanzándose a por ella.

Darryl siguió su instinto de supervivencia moviendo las piernas tan rápido como el viento por aquel pasillo infinito. Estuvo seguro en todo momento de que aquella bestia iba a arrancarle la cabeza, podía sentir su aliento en la nuca y el pasillo se acababa, pero en el último momento le ganó la distancia suficiente como para precipitarse fuera de la tienda cerrando tras de sí. Un pequeño instante de seguridad antes de que la cristalera se rompiese en mil pedazos.

Sin tiempo que perder, el motero apretó el paso para ir a toda pastilla hacia su moto, buscando a Rose con la mirada para comprobar que se encontraba allí antes de subir a la burra y arrancarla todo lo rápido que pudiese. No sabía de cuánto tiempo disponía desde que aquella cosa saltara por el cristal para alcanzarle y no estaba dispuesto a darse la vuelta para comprobarlo. Aunque llevaba el arma en la mano, se había olvidado incluso de usarla.

Cuando miró hacia ella, apenas pudo distinguir una mancha borrosa cruzando a su lado hacia donde había venido. Sí, era Rose corriendo hacia lo que fuera que venía detrás.

Aquello que estaba viendo era algo totalmente fuera de lo normal, pero con lo extraño y sobrenatural que estaba siendo todo aquello, más que caer de culo por la sorpresa (que es lo que habría ocurrido en cualquier otra circunstancia), Darryl frenó en seco unos pasos más allá y giró con fuerza clavando la parte trasera de las botas en el asfalto para girarse hacia la joven y estirar el brazo hacia ella ante la idea de que pudiese estar sacrificándose por él.

- ¡¡ROSE, NO!! - exclamó el motero, casi con los ojos fuera de las órbitas

Sacrificándose o por un ardid de locura, la chica placó contra la bestia con tal arrebato que la hizo trastabillar y rodar por el suelo. Darryl sabía, por historias y por experiencia propia, que en momentos cruciales un ser humano podía realizar proezas de fuerza que casi debían recibir el título de milagros. Aquello debía serlo.

La forma peluda rugió agazapada en el suelo como un animal dispuesto a saltar a la carga. Lo peor es que Rose se colocó para hacerle frente. Le estaba defendiendo una chica a la que él doblaba en masa.

El instinto de supervivencia estaba teniendo una lucha contra el instinto protector en su interior, casi tan extraña como la que estaban teniendo aquella cosa tan delgaducha y esa bestia que parecía Michael Jackson cuando se transformaba en el videoclip de Thriller.

Pareció recordar de nuevo que tenía la pistola y apuntó hacia aquel bicho, pero Rose se interponía en su camino. Comenzó a recortar distancia, pero corrió en un círculo para intentar disparar, pero tenía miedo de darle a ella, así que pegó un disparo algo apartado a propósito con la esperanza de asustar a la bestia.

- ¡¡Fuera de aquí!! - gritó antes de apretar los dientes con fuerza debido a la tensión. No sabía como realmente estaba consiguiendo moverse, pero ver a Rose hacer todo aquello Dios sabía como le daba todavía más fuerzas

La repercusión del disparo hizo que ambos se encogieran un segundo y que el perro, o lo que fuera, le considerase un objetivo potencialmente más dañino. Se volvió emitiendo un gruñido profundo, y al verlo de frente pudo reconocer ciertas facciones humanas en el rostro y el resto del cuerpo entre la mata de pelo y los retazos de ropa. Fue un segundo de lucidez antes de que saltase, pero el impacto no llegó a producirse porque Rose arremetió contra él rodando ambos por el suelo a escasos metros del motero.

Se mordió el labio inferior hasta hacerse sangre mientras se guardaba la pistola en el cinto y sin pensar se lanzaba sobre el batiburrillo que habían formado Rose y la bestia, intentando quitarle de encima a aquel monstruo. Posiblemente era un locura, pero no podía permitir que ella estuviese jugándose el tipo por ayudarle y él dedicarse a correr alrededor de ambos como un pollo.

Se lanzó encima, buscando cogerle como si fuese un saco y tirar de él hacia atrás, pero se movía demasiado y no era capaz a abarcarle como era debido sin que se le resbalara. Quizás no tenía la fuerza suficiente o quizás no era la posición más adecuada, pero siguió intentándolo para ayudar a la joven de algún modo.

Le fue imposible alcanzarle, o al menos apartarle de ella. Estaban enzarzados rodando y el suelo empezaba a llenarse de sangre y la noche de alaridos. Rose le había dado una dentellada importante en el hombro, pero el otro respondió con un zarpazo que se le llevó parte de la chaqueta.

-¡Sal de aquí! -aulló forcejeando por mantener al monstruo bajo ella.

Aquello que estaba viendo (y viviendo) no tenía ningún tipo de sentido, desafiando a cualquier ley de la lógica por la que pudiera regirse su cerebro. Sin embargo, la adrenalina ya recorría su torrente sanguíneo a toda velocidad y la idea de abandonar a Rose alli, por mucho que ella le acuciara a largarse, no entraba dentro de lo que estaba dispuesto a hacer.

Haciendo acopio de todas sus fuerzas e intentando aprovechar la extraña pelea que estaban teniendo ellos dos, volvió a intentar agarrar los costados de la bestia para lanzarla hacia atrás o un lado al más puro estilo de la lucha libre, en un intento de suplex para darle algo más de tiempo a Rose. Dios sabía lo que estaba haciendo aquella joven, pero parecía estar o demasiado loca o saber de alguna manera lo que estaba haciendo.

Darryl logró quitárselo de encima a Rose, pero eso hizo que la bestia se volviese hacia él tratando de morderle. Sin embargo, él lo vio venir y fue capaz de apartarse dejando como un arañazo lo que podía haber sido quedarse sin costado. La chica, aprovechando que Darryl acaparaba la atención, saltó sobre la espalda de la bestia hundiendo el rostro en su cuello con tal ferocidad que la sangre empezó a salir a borbotones. Con un movimiento brusco y entre aullidos desgarradores, la bestia le clavó las garras en la espalda y la lanzó con todas sus fuerzas estrellándola contra un coche como sólo ocurría en las películas de acción haciendo saltar la alarma y los cristales.

Al ver como aquella bestia cogía a Rose como si fuese de papel (y para un monstruo de su envergadura no le sorprendía que lo fuera), sacó el arma de nuevo de pura inercia. Sin embargo, no sintió como la verdadera ira comenzaba a hervir en su estómago y a subir hasta su boca cuando la vió volar por los aires y estrellarse contra el coche.

No había manera de que hubiera podido sobrevivir a eso y, de estar viva, la cantidad de huesos rotos que debía tener en algún momento más lo lejos que debía estar la posible ayuda significaban que la joven estaba sentenciada, al menos a los ignorantes ojos de Darryl.

Casi cegado por la rabia, apuntó al hombre lobo con el arma y comenzó a disparar a bocajarro.

El disparo de tan cerca impactó de pleno en el pecho, y Darryl juraría que directo al corazón -de tener uno-. Pudo ver claramente como algo se apagaba y encogía en el fondo de sus pupilas, aterrado y dolorido por las heridas. Pero solo duró un instante: la Rabia emergió de la nada asestándole dos garrazos. El primero le arrebató la pistola de las manos casi llevándose la diestra también, desgarrando el antebrazo con un crujido espeluznante. El segundo golpe se clavó en su pierna y el dolor llegó como un latigazo extendiéndose a todas partes desconectándole de la realidad en un momento crucial.

-¡Darryl! -El grito llegó a sus oídos como un eco lejano y frío.

Raven se levantó usando su esencia sobrenatural para reponerse al impacto y a las heridas, y vigorizada de nuevo por el efecto de la sangre cargó una última vez arrebatándole la vida. No era lo que quería. No era justo. Pero había que elegir.

El cuerpo del lupino se tambaleó y cayó junto al motero retomando lentamente a su forma original: un muchacho que no pasaba la veintena con un agujero en el pecho del que todavía brotaba sangre. La vampiro se arrodilló junto a Darryl observando el percal con el rostro compungido.

-Joder... -Evaluó rápidamente la gravedad de sus herdias, y casi le dio ganas de llorar-. ¿Por qué no has corrido? Esto te iba grande...