Partida Rol por web

Iridium; Tucson

13 de Septiembre, 2001 - 08:56 am

Aún en sueños y resistiéndose a despertar, Darryl notó una presencia a su lado que lentamente lo trajo de vuelta a la realidad. Le costó ubicarse varios segundos con la sensación de que Raven era un efecto de sus persistentes sueños (o pesadillas). Pero no, estaba ahí, junto a él, observándole con calma y una tibia sonrisa en los labios.

-Perdona. Te están llamando -dijo, alzando el teléfono que no dejaba de vibrar. Se inclinó para besar su frente y se lo dejó al lado de la cama. Después se levantó regresando al escritorio, donde tenía varios volúmenes abiertos y estaba tomando nota.

En la pantalla del teléfono vio el nombre de Doggy.

- ¿Umh? - abrir los ojos fue en parte desagradable y liberador. Se encontraba algo aturdido, aún recuperándose de la pérdida de sangre y aunque estaba bastante mejor le supo algo mal mirar el teléfono y darse cuenta que tenía que volver a la realidad. Ya casi eran las 9 de la mañana... debería haberse ido ya de allí, pero su cuerpo pedía otra cosa.

Con una sonrisa agradecida que dedicó a la vampiro, cogió el teléfono y se volvió a tumbar en la cama poniendo el aparato en su oreja. Recordaba a la perfección cómo Doggy le había mirado y algo le decía que si le llamaba... no eran buenas noticias. - Hey Max. ¿Qué ocurre? - quizás se equivocaba pensando que había pasado algo, pero prefirió adelantarse

Hubo un momento de duda al otro lado.

-Um... Nada. Es solo, ¿podríamos vernos? Las cosas ayer se calentaron bastante y, mira, eres mi hermano. Me gustaría escuchar de tu boca qué ha pasado. Si puedes.

No pudo evitar suspirar de alivio y dar una vuelta en la cama. Good ol' Doggy. - Claro, tío, siempre tengo un hueco para ti. Además te debo una explicación. ¿Dónde quieres que nos veamos? No estoy en Lake Atwood, pero puedo estar donde me digas en una hora. - le dijo manteniendo un tono afable, mientras observaba a Raven hacer lo que fuera que estuviese haciendo

-Pues... Estoy en casa y estoy esperando a Kitty -Kitty había desaparecido de su cabeza por completo, pero tenía el don de siempre volver para dejarle un regusto amargo en cuanto a Doggy-. Si quieres puedes pasarte por aquí, o cuando hable con ella te echo otra vez el teléfono y vemos a ver. Por cierto, el encargo salió bien. Esta tarde sacarán a Travers de la cárcel y esta noche se hará una fiesta. Supongo que entre medias haréis la negociación Mark y tú.

- Me alegro de oir eso, hace falta que vuelva para que los ánimos se vengan arriba. La reunión será esta noche a las 10, le enviaré un mensaje a Mark ahora para que lo tenga en cuenta y avise a la manada. Llámame cuando termines con Kitty, así volveré al hotel para darme una ducha y todo eso. Hablamos luego, socio. Un abrazo. - le dejó un hueco para responder antes de colgar, resoplando por la nariz y estirándose por completo en la cama

- No quiero moverme de aquí... pero me temo que tengo que mover el culo. - dijo en voz alta hacia Raven

Ella se giró en la silla para mirarle.

-Deberías ducharte. Te lo iba a decir a noche, pero te quedaste dormido enseguida -Hizo un gesto señalando su cuello-. ¿Te encuentras mejor?

- A medias, pero sí, me encontraré mejor con una ducha y unas horas de descanso, así que volveré al hotel a darme esa ducha y cambiarme de ropa. - se levantó para acercarse hasta su ropa, la cual encontró ordenada al pie de la cama, y comenzar a vestirse - Ya tienes mi número, así que estaré ahí para lo que me necesites. -

Se acercó hasta donde estaba, ya con los pantalones colocados y la camiseta al hombro. Inclinándose a su lado cogió su mentón para girar la cabeza de Raven y robarle un beso que alargó durante unos segundos más. - ...siempre. -

El ghoul se puso ahora la camiseta que necesitaba un lavado urgente, pero no iba a hacer ninguna parada antes del hotel así que no había mucho problema. - Oye... aunque sé que da igual no me acaba de gustar que tus empleados me vean aparecer de la nada saliendo de aquí. ¿Hay alguna salida que pueda tomar para evitarme de miradas indiscretas? -

Raven sonrió.

-Son las nueve de la mañana: estamos cerrados. No hay nadie en el local que no sepa ya que estás aquí. Puedes salir por la cocina sin problemas -abrió un cajón y sacó la llave que le tendió-. Abre y déjala dentro. Luego subiré a cerrar.

Tomó su rostro entre sus manos y le besó echándole los brazos al cuello.

-Gracias por quedarte -susurró, y supo que detrás de aquella frase había mil cosas más que no merecía la pena vocalizar. Su mirada y aquella noche hablaban por sí mismas.

- Oh, si es así... - eso no le gustaba. Rezó por que Rose no estuviera allí para enterarse, aunque algo le decía que lo acabaría descubriendo por boca de sus compañeros. Le había dicho que su relación con Raven era únicamente de negocios... y era posible que se sintiera engañada.

Pero cuando Raven cubrió su cuello con los brazos se olvidó por completo de la pelirroja y sonrió como un tonto. Frunció un poco el ceño, intentando ponerse serio. - Ha sido todo un placer, señorita Ogden. - dijo con rentintín, sonriendo y dándole un último beso en la comisura de los labios antes de separarse de ella - Si no hablamos antes te veré en la reunión como muy tarde, ¿eh? -

Aunque le gustaría quedarse más, ella tenía trabajo que hacer y él también. Tras despedirse del todo con un gesto de mano y una sonrisa salió con la llave en las manos para salir por la cocina, intentando ser lo más discreto posible aunque todos supieran que estaba ahí. Al llegar a la puerta abrió para dejar la llave donde Raven le había dicho y salir por la puerta, buscando la moto y arrancándola para dirigirse camino a Lake Atwood.

Con una sensación de plenitud, Darryl se alejó del limbo poniendo rumbo a su habitación de hotel para volver a ser persona. De camino sobre su nena, aquella sensación de saciedad empezó a disolverse, transformándose en la duda del advenimiento, como si unas nubes negras empezasen a cernirse sobre su día. Incluso, para ilustrar aquel temor, el cielo le acompañaba soplando de poniente, arrastrando consigo una más que probable tormenta.

Al llegar al su habitación, Darryl pudo mirarse en el espejo para descubrir los restos de sangre que recorrían su cuello y parte del hombro. Apreció también el lugar donde Raven había clavado sus colmillos, aunque resultaba muy complicado de detectar si no sabías lo que estabas mirando: se distinguían como dos manchas ligeramente más oscuras, parecidas a viejas cicatrices que mimetizaban con la piel. Por alguna razón, eso le hizo sonreír recuperando parte de aquel buen ánimo, y no pudo evitar mirar el teléfono como un adolescente por si tenía alguna novedad. De allí saltó a la ducha, deshaciéndose del olor a sudor y sexo que, aunque no fuese muy evidente para él, si lo sería para los demás. Especialmente los garous con aquel excepcional olfato. Pensó que incluso con el jabón, tal vez quedasen restos que ellos pudiesen identificar, lo que le hizo volverse algo paranoico y restregar con más fuerza la pastilla de jabón. Al salir, vio que Maxwell le había escrito diciendo que fuese cuando quisiera, de modo que sin prisa terminó de vestirse (poniéndose la ropa sucia, dado que el resto de su macuto estaba en casa de Maxwell) y marchó hacia allí.

La casa de Max quedaba bastante cerca, así que se plantó en la puerta en menos de diez minutos. Se percató de que el viejo Ford de Kitty seguía en la puerta, pero no había más motos ni señales de que alguno de los otros Brothers estuviesen allí. Fue por la parte trasera, algo que solían hacer los conocidos, y golpeó varias veces la puerta. Por la ventana de la cocina ya había visto a la "pareja" sentados en la mesa.

-Ey. Pasa, hermano. Kit se marchaba ya.

La muchacha se levantó de la mesa saludando con la cabeza y echándose el bolso al hombro.

-Sí. Esta noche te veo entonces.... Hasta luego.

Su tono no había sido especialmente agradable pero tampoco descortés: más bien tristón. No hubo contacto físico entre ellos, aunque Max la acompañó hasta la salida donde Darryl les perdió de vista unos segundos. Escuchó unos breves susurros y la puerta cerrarse. Después, el tesorero regresó a la cocina ofreciéndole asiento y algo de beber (café, cerveza o agua).

Todo había sido un caos desde que volvió a Lake Atwood y seguía siéndolo: no sólo tenía que ver con el club, la manada y los vampiros, si no hasta el hecho que se hubiera olvidado por completo de su macuto evidenciaba el jaleo que había en su cabeza en los últimos días.

Pero tras una larga sesión de ducha (aun con la ropa sucia) se sentía un hombre nuevo y se encaminó a la casa de Max, dejando la burra cerca para entrar por la parte de atrás. Saludó al Treasurer con un gesto de mano y sonrió a la chica. - Hey, Kitty. - fue todo lo que le dijo, dejándola irse sin interrumpir más y esperando a que él volviera. Cara a cara sin la presencia de Eliot o Mark le resultaría mucho más fácil mantener un perfil bajo y que Max creyese en su historia, así que de aquel momento dependía que se alzara una nueva voz a su favor dentro del Club... cosa que realmente empezaba a necesitar.

Se sentó y pidió algo de agua, ya que necesitaba hidratarse tras la tremenda noche que había pasado. - Gracias por llamar, Max. - fue lo primero que le dijo con una sincera sonrisa - ¿Cómo te encuentras? -

Maxwell sacó una jarra de agua fría de la nevera y puso dos vasos sobre la mesa. Se sentó frente a él, y después se dio cuenta de que había dejado el paquete de tabaco en la encimera, levantándose a por él de nuevo.

-Bien. Fue una buena noche, después de todo lo que ha pasado. -Prendió la colilla-. Sienta bien que salgan las cosas como tienen que salir, por una vez. Y Kitty... en fin.

Tomó asiento de nuevo llenándose el vaso y dándole un sorbo. Después le miró, primero de soslayo y después fijamente.

-Siento lo de ayer. Creo que se nos fueron las cosas de las manos bastante.

- Y que lo digas... - murmuró, sacando él mismo un cigarro cuando Doggy prendió el suyo. Las cosas con Kitty y él siempre habían sido tensas y muy inestables y no sabía hasta qué punto quería saber de qué se trataba aquella vez - Y sobre Kit, si hay algo en lo que pueda ayudarte sólo pídelo, ¿eh? -

Una vez ambos estuvieron sentados, le dejó hablar mientras le daba una larga calada al cigarrillo, poniendo el vaso entre su pulgar e índice y haciéndolo girar lentamente. - Soy yo el que tiene que disculparse, tío. Me comporté como un capullo, perdí los nervios cuando Eliot comenzó a acusarme como si fuese igual que Travis y ya no supe centrarme en lo que había pasado. Sé que se merece lo que le va a ocurrir, pero temía que se fuese a la mierda todo el asunto del trato con la manada. - exhaló un suspiro para darle otra calada al cigarro - Imagino que no me querrán ver ni en pintura. -

-Tampoco es eso... -Lo que vino a ser un "Más o menos sí", pero cortés-. Es que no era el momento de ponerte como te pusiste. Parecías desesperado, y eso nunca es buena señal, Darryl. Una explicación calmada habría funcionado mejor. -Le dio una calada al cigarro-. Travis será sometido a Mayhem, seguramente mañana. Creo que deberías venir esta noche a la bienvenida de Travers para limar asperezas. Dimitri quería estar aquí, pero ha tenido que ir con Chris a lidiar con los garous.

- Lo sé, y lo siento. Han sido unos días muy intensos, para mi y para todos... y sobre esta noche, me pasaré para saludar a Travers, pero tampoco me quedaré mucho si veo que no quieren que esté ahí. - realmente no sabría como tratar con Mark o cómo hablar con Dimitri del tema y si Eliot volvía a acusarle de aquel modo se pondría de mala ostia. Otra vez. - Además, Doggy... no sé muy bien qué va a pasar conmigo cuando todo esto acabe. El viejo no levantó la mano en mi votación y creo que lo hizo porque sabe más que todos nosotros juntos. -

Doggy sonrió y asintió. Más razón que un santo.

-Mira, Darryl. Tengas o no el parche, todos te quieren como un hermano más. Mark, Eliot, y Dimitri. Pero cuando llegaron los problemas en vez de acogerte al parche escondiste el rabo entre las piernas y te hiciste Nomad, y eso... -Max negó con la cabeza y se señaló el pecho-. Eso, sobre todo los viejos, no lo olvidan. Creen que lo harás otra vez, porque es lo más fácil. Es fácil llegar aquí como el salvador, que sí, te lo pedimos nosotros y lo hicimos muy mal. Pero jamás te habríamos llamado si no te respetásemos, tío. Culpa nuestra por no dejarlo claro, lo sé. Pero tú no viste morir a George o a David. -Su tono se volvió más sombrío. Miró hacia la nada dándole otra calada-. Yo no creo que seas un traidor, Darryl. Nunca lo pensé, pero tampoco siento que seas tan leal al parche como nosotros. No has llorado como nosotros por los caídos, y eso resiente.

Aunque no le gustaron un par de cosas de lo que dijo, Darryl sabía que el Treasurer tenía razón. Pensar en lo de George y David le daba pena, pero no lo sentía como un dolor propio, algo que le pesara en el alma... y eso era preocupante. - Siento no haber estado aquí. Realmente me gustaría poder haber aliviado parte de la carga... pero quizás tu nunca me consideraras como tal, pero cuando las cosas se fueron a la mierda y me quedé solo yo sí me sentí como un traidor, al menos durante un tiempo. - y aunque su voluntad se había sobrepuesto a los deseos de Raven y se había negado a actuar en contra del Club...

- No pude volver, no podía volver como si nada, esperando a que me recibiérais con unas palabras de reproche pero un abrazo de bienvenida. Sentí que ya había cometido mi pecado y que debía acarrear con las consecuencias... no esperaba que las cosas se torcieran aquí de esta manera. - apoyó la cabeza sobre la mano, dándole un trago largo al agua fresca y fumando un poco más - Todavía no lo sé, pero... quizás lo deje todo una vez todo el asunto de la manada y las sanguijuelas esté solucionado. Mark dijo que no merecía sentarme en la mesa... y aunque me reviente, creo que tiene razón. -

El tresurer se llevó la mano a la cabeza, pasándosela hasta la nuca con un suspiro agobiado.

-No, tío... Mark no lo decía en ese sentido, era por la situación. Has hecho mucho por el Club, y si todo esto sale bien, ¿qué mierdas importa Travis o Ogden? Todo quedará saldado, podríamos hacer borrón y cuenta nueva. Mark está que se sale por lo de Walter, y lo está pagando con quien puede. Como tú o Laura. Sabes que habla más que piensa, pero eso no quiere decir que no seas un Brother of Mayhem de pleno derecho.

Maxwell alargó la mano y le palmeó la muñeca.

-Todo se arreglará esta noche, Darryl.

- Ya... Espero que tengas razón. - murmuró, no muy convencido de ello - Hablando de la reina de Roma... tengo que ver a Laura. ¿Cómo estaba cuando la encontrasteis? Me gustaría intentar calmarla un poco, darle un poco de apoyo para que no haga ninguna tontería... ya sabes. Cosas de mujeres. -

Se apoyó con ambos brazos en la mesa, pensativo. Aun con las buenas noticias y con Walter despierto veía el Club altamente inestable y cualquier llama podría hacer prender un fuego que sería muy difícil de sofocar.