Partida Rol por web

acierto pero no es crítico.

para la próxima, como me quedaré solo, esquivaré y atacaré.

¿Se suponme que con un acierto en la esquiva, evito todos los ataques de un mismo blanco, verdad?

esquivo.

próximo ataque y esquiva.

como veo que se pira y no me va a atacar, cojo un cuchillo de los mios y se lo lanzo, cuando deje de estar a distancia de cuerpo a cuerpo, en plena huida.

La sangre fluía con profusión sobre el rostro de don Nuño. Bajaba, oscura y pesada, por su frente  hasta adentrarse bajo la armadura empapando su pecho. La bestia le había dado un tremendo golpe pero éste, orgulloso y obstinado, no pensaba abandonar completamente aquella lid hasta que acabara con la muerte del engendro o la suya propia.

─¡Aprisa Trancredo! ¡Seguidla! ¡non debe escapar! ─alentaba el de Barriuso mientras intentaba cargar apresuradamente la ballesta.

La bestia al parecer se había dado por satisfecha dejando mal herido al guerrero y, viendo que la agilidad del bandido era tremenda, se dispuso a huir apresuradamente perdiendose entre la fronda.

lanzo y fallo.

cuando se pase el susto y pueda hacerlo sin peligro, marcho a buscar el cuchillo lanzado y perdido.

me quedo con Nuño, doliendome de mis heridas, y sin perseguir, de momento, al bicho.

Don Nuño trastabilló y cayó exausto. ─Insensato. Habéis dejado escapar a la bestia. ─se quitó la celada mostrando así una fea herida en la testa ─al menos fazed algo útil et registrad la gruta de la criatura.

Nuño se mostraba molesto por que no hubieras salido tras la presa. Ballesta en mano te miraba desafiante esperando que acataras su mandato.

No era mal acosa esa de investigar una gruta, sin el bicho dentro no deberia de haber peligro¿ o si?.

dicho lo cual guardó sus armas, saco su cuchillo, y mirando a Nuño le dijo sin mirarle:

necesitare antorcha. ¿ vendra vuesa merced ad me, o debere entrar solo?

Mirad allí ─dijo señalando un zurrón tendido en el suelo que había dejado atrás uno de los soldados en la repentina huida. Y en efecto, dentro de aquella roida tela había una antorcha, un odre de agua y dos mendrugos de pan duro.

─No estoy para explorar grutas y cavernas. Vos esperaré fuera ballesta en ristre no sea que torne la bestia.

Pillo el zurron con todo su contenido, prendo la antorcha y me adentro.

Tras sortear la pequeña abertura oculta tras numerosos arbusotos, te sorprende lo amplio y la facilidad de acceso de la caverna. Al revisar la gruta ves que allí ha vivido una “mujer” además del monstruo, pues hay ropas y útiles diversos, como peines, cazuelas... Y también hay un pequeño “laboratorio”, en el cual parecen haberse preparado sus pócimas, brebajes, amuletos... Parece un lugar de trabajo de alguien que conoce las sutilezas de la magia o la brujería. Por último, la luz de la antorcha ilumina un pequeño cuarto cerrado. Dentro hay una muchacha, que ha muerto asfixiada por el humo que creó Don Nuño al encender la hoguera y que parece claro que estaba retenida por las marcas de cuerdas en las muñecas. Además, la puerta estaba cerrada desde fuera...

intento saquear lo que encuentre de valor por ahi.

ademas saco a la muchacha muerta al exterior.

Cuando sales ves a Nuño envolviendo con cuidado su candil con un trapo y guardandolo en su zurron. Te mira sorprendido cuando te ve arrastrando el cuerpo de la mujer muerta.

─Decidme pues que nuevas traéis de la gruta.

Lentamente se incorpora ayudandose del cabo de su maza, pues se hallaba descansando sentado sobre una roca mientras te esperaba.

Parece ser que andaba la bestia habitando con una bruxa, bruxa que marchó. aquesta la tenian presa en un cuarto y el tu humo axfixiola. Si quereis ojos de lagarto y patas de gallo entrad  pues in que hay de feso.

─¡Bah! ─el de Barriuso hizo un gesto de desagrado con la mano cuando mentaste patas de gallo y ojos de lagarto. ─Tornemos a Villasana, pues non habemos más de fazer aquí, empero arrojad antes a la moza a las brasas et avivad el fuego, non sea que hállese contaminada de bruxerias.

Comenzó entonces el hombre del barón a reajustar las correas de sus pertrechos mientras esperaba que acataras el mandato para seguidamente encaminarse de vuelta hacia donde debían estar las cabalgaduras.

Antes de arrojar a la joven a las brasas y de reavivar el fuego la registro y me aseguro de que en verdad esta muerta.

Recojo el cuchillo que lancé intento rapiñar algo que pueda encontrar( cosas que dejaron los guardias....) y vuelvo conNuño.

Ya estabais dispuestos a tornar cuando el fuego de la hoguera hizo sonar la carne en un grotesco y nauseabundo crepitar. Pronto el olor a carne quemada acompañó la orquesta convirtiendo aquel pequeño claro arropado por la niebla en lo más parecido a un infierno blanco...

En ese momento Nuño se derrumbó. Sus rodillas se clavaron en el frío suelo. Soltó su maza y se dejó caer hasta quedar sentado de lado sobre el lecho de hojas secas que crujían al compás del cuerpo de la moza...

─¡Perdoname Dios! ¡Vos he fallado! ─rompió a llorar el de Barriuso. ─¡Perdóname! ─Aquello te descolocó.

El de Barriuso sollozaba mientras pedía clemencia al altísimo repitiendo una y otra vez su arrepentimiento ante tantos pecados cometidos...

-Paresce que el Cortalenguas non ha llegado a tempo... -dijo Diego con pesadumbre, pues agora la situación complicábase bastante-. Habemus de entretener a aquestos jinetes et fablar con la Dorotea antes de que el Inquisidor pueda facerlo, pues a buen seguro tienen órdenes de non dejar que nadie acérquese a la mujer, mas non sé qué tipo de distracción pudiere alejar la atención de cinco jinetes de la su prisionera el tiempo suficiente para que vos o yo mesmo pudiéremos fablar con ella el tiempo suficiente...

Quedóse el Urraca pensativo, pues el suyo ingenio jugábale una mala pasada.

-¿Creéis que las vuestras... armas de mujer pudieren volver a ayudarnos?